¿Cuál
corredor humanitario? ¡No los aguantaron más de cuatro días!
Carlos E.
Lippo
Cuando
pensaba que ya nada podría sorprenderme viniendo del estado forajido colombiano
y su narcoparamilitar gobierno, me tocó leer con verdadero estupor unas
declaraciones de su cancillera María Angela Holguín desplegadas en la portada
de “El Nacional” (1), el pasado 7 de
julio, con motivo del paso de un grupo de mujeres opositoras venezolanas que ataviadas
de blanco, a la mejor usanza de las gusanísimas “Damas de Blanco” cubanas, cruzaron el Puente Internacional Simón
Bolívar en dirección a Cúcuta, el martes 5 de julio. El objetivo declarado de estas
rollizas y sobrealimentadas señoras que alegaban estar pasando hambre, era comprar
los alimentos y medicinas “inexistentes”
de este lado de la frontera, sin embargo su agenda oculta consistía en
desarrollar una estrategia de propaganda, planificada por la dirigencia de la contra,
en un intento por seguir proyectando la falsa imagen de que estamos padeciendo
una crisis humanitaria de serias proporciones, destinada a promover y
justificar una intervención extranjera.
Con
su cara muy lavada y haciendo gala de una elevadísima dosis de cínico
histrionismo decía esta cachaca de uña en el rabo, palabras más, palabras menos, lo siguiente: “Nosotros
no vamos a dejar que nuestros hermanos venezolanos pasen problemas de hambre o
necesidades de medicamentos. Si hay que ampliar el corredor humanitario,
lo ampliaremos”.
Es
evidente que esta señora, de manera muy poco prudente y nada diplomática, al
ofrecer por su cuenta algo que forzosamente tenía que haber sido acordado por
ambos gobiernos, no sólo es que estaba poniéndose activamente del lado de la
contrarrevolución venezolana, sino que la estaba incitando a reaccionar
violentamente en contra de una decisión legal y legítima de nuestro gobierno
cual es el mantener vigente el cierre de la frontera decretado el 20 de agosto
de 2015.
A
quienes pudiesen estar pensando que es destemplado el tratamiento que estoy
dando a las declaraciones de la señora Holguín debería bastarles con analizar
someramente en qué consiste un verdadero corredor humanitario y con este
propósito pasaré a presentarles la definición que hace “Campus Stellae”, un instituto educacional europeo especializado en
derechos humanos y protocolos internacionales, de esta figura del derecho
humanitario internacional aplicable a los conflictos bélicos, según la cual un
corredor humanitario es una zona segura creada para garantizar la asistencia y
la llegada de medios de subsistencia a la población civil afectada por un
conflicto bélico (2); siendo un caso ilustrativo
actual, el corredor humanitario de Nasib, en la frontera entre Jordania y el
sur de Siria, utilizado por el Programa Mundial de Alimentos, de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pero
es que además, ampliando su definición, el mencionado instituto señala que este
tipo de zona de seguridad tiene su elemento clave en el acuerdo entre las
partes, puesto sin él no existirán
garantías de respeto a las zonas delimitadas, siendo además, una condición de
respeto hacia los principios de soberanía nacional e integridad territorial del
Estado en que se realicen. Entonces, ¿de qué se trataba queridísima
hermana? Es evidente que se trataba de un descarado acto de injerencia en
nuestros asuntos internos.
En implícita
admisión de que esa excursión hacia Cúcuta protagonizada por unas menos de
quinientas “damas de blanco gochas”, no
era más que una burda operación de propaganda desarrollada por la contra, la
diputada opositora de Acción Democrática (AD), Laidy Gómez, señalada de
organizar la manifestación, escribió en su cuenta de Twitter el mismo día 5: "hoy la Frontera Táchira #Capachos
#Ureña salieron sin miedo por #Comida"; pero además, el innegable
carácter político de la operación queda palmariamente demostrado por el hecho
de que la misma fue ejecutada de modo que antecediese en muy pocos días a una
visita de la cancillera Holguín a los municipios de frontera programada para el
día 07, durante la cual produjo las
infelices declaraciones que resumo en los párrafos iniciales (3).
“La Opinión”,
reseñó la noticia de la extremadamente publicitada excursión con el sugestivo título
“Mucho ruido y pocas bolsas”, y es que ese diario de Cúcuta
señaló que “las féminas que cruzaron a
pie hasta los comercios de esa ciudad regresaron a Táchira con una compra
pequeña, ya que a pesar de la nutrida oferta
en el vecino país, los productos de primera necesidad no están subsidiados como
en Venezuela” (3). Pero
para mayor escarnio de los organizadores, tal como pudo verse en las fotos
difundidas hasta por muchos medios escuálidos, esas pocas bolsas contenían en
su gran mayoría rollos de papel higiénico, paquetes de toallas sanitarias y
pañales desechables. ¡Curiosa forma de saciar el hambre, esta que
muestran los escuálidos!
El
domingo 10 de julio se produjo otra excursión, esta vez previamente autorizada
por las autoridades venezolanas ya que la del 5 de julio se produjo a partir de
una apertura permitida sobre la marcha para evitar que se generase una situación
de violencia generada por aquellas señoras que supuestamente acuciadas por el
hambre mostraban signos inequívocos de sobrealimentación; esta vez la excursión
contó con la incorporación de opositores venezolanos de todo el país, inclusive
de Caracas, en confirmación de que de lo que se trataba era de una operación de
propaganda dirigida al público internacional.
El
paso a Colombia con el propósito de adquirir con abultados sobreprecios los
productos subsidiados por el gobierno revolucionario, que aquí escasean porque
son pasados para allá de contrabando para ser comercializados impunemente por las mafias
narcoparamilitares, parecía haberse convertido en el tour de moda entre los
opositores de todo el país, que pasaron en unas cantidades bastante similares a
las que eran habituales antes del cierre, durante el fin de semana del 16 y 17
de julio. El amplio despliegue dado por los medios serios del país y hasta por
algunos medios furiosamente opositores hace innecesario que me extienda en
documentar los altísimos precios, así como la inocultable procedencia de estos
productos que fueron gustosamente a comprar los escuálidos a su “hermana república”. Y puedo decir con
toda propiedad que se trataba de escuálidos porque un grupo de compatriotas que
vestían gorras o franelas alusivas al chavismo fue rechazado por las “diligentes y muy eficaces” autoridades
migratorias colombianas, tal como lo reseña El Nacional, en su edición digital
del día 16 (4) y lo atestigua de manera implícita la
diputada adeca Laidy Gómez, quien evidentemente estuvo al frente de esta “inenarrable gesta” de la contra.
El
martes de la semana que hoy termina, la inefable cancillera Holguín declaró a
Caracol Radio (5) que: "hemos
tomado la decisión que no se va a repetir una jornada adicional como las dos
que han pasado los fines de semana, vamos a trabajar para que la próxima sea
una apertura definitiva así que el próximo fin de semana no habrá paso sino que
vamos a trabajar para que tengamos una frontera lista para abrir, una frontera
segura, que nos de tranquilidad y realmente controlemos", en unas
declaraciones en las cuales además se ufanó diciendo, palabras más, palabras
menos, que Colombia y Venezuela acordaron
no habilitar más el corredor humanitario que durante dos semanas funciono para
el abastecimiento de 160 mil venezolanos que llegaron a Cúcuta y municipios
fronterizos en busca de alimentos y medicamentos como también de otros
productos.
El
título de estas notas tiene su origen en lo que representa el contenido de los
dos últimos párrafos. No sólo es que no se trató jamás de la implantación de un
“corredor humanitario”, como
estúpidamente sigue vociferando la cancillera Holguín y quedó demostrado en los
párrafos iniciales que nunca lo fue, sino que efectivamente se trató de una
burda campaña comercial de los comerciantes mafiosos del norte de Santander,
promovida por el gobierno colombiano en connivencia con nuestra oposición
vendepatria con el único propósito de dar material audiovisual a la canalla
mediática internacional para que siga desarrollando la matriz de opinión de una supuesta crisis
humanitaria en nuestro país, requerida para justificar una eventual
intervención militar del imperio y/o sus aliados. ¡Allá la estupidizada audiencia
de estos medios, si sigue creyendo que estamos padeciendo hambre cuando lo que
se les ha transmitido es la imagen de unas señoras bien alimentadas, y hasta
sobrealimentadas algunas de ellas, adquiriendo productos a elevadísimos precios
en divisas; lamentablemente hambre y de la más ruda vienen padeciendo desde hace
años las grandes masas preteridas en ese país!
Pero
es que además, como era de esperarse, no fueron capaces de sostener la farsa
por más de cuatro días.
A
estas alturas me vienen a la memoria unas declaraciones de Juan Carlos Tanus, Coordinador
de “Colombianos y Colombianas en
Venezuela”, quien en unas declaraciones recogidas por mí en un artículo
anterior, de finales del año 2014, señalaba textualmente (6): "de los productos subsidiados por
Venezuela vive un tercio de la población colombiana, es decir, más de 16
millones de personas", a los cuales decía yo que habría que añadir a los
más de 5 millones que vivían entre nosotros por esos días.
¡Es
que acaso siguiendo el pésimo ejemplo de esta cachaca maluca deberíamos proferir
a los cuatro vientos que tenemos años brindándole a sus nacionales una super
autopista humanitaria, acuñando así de paso un nuevo concepto en el campo del
derecho humanitario internacional!
Por
mera deducción, tengo pocas dudas sobre que la reapertura de la frontera con
Colombia debe ser parte de alguna agenda propuesta por el gobierno gringo en el
marco de las negociaciones que ellos mismos recientemente han planteado; de no
ser así sus sumisos y diligentes cachorros no estuvieran tan alebrestados.
Pudiera ocurrir además que contando los pollos antes de nacer, el gobierno
colombiano esté contando con poder concluir muy exitosamente las conversaciones
que ahora ha iniciado, con un supuestamente negado gobierno de transición,
identificado ideológicamente con él.
En
cualquier caso, no podría finalizar estas líneas sin antes señalar, como tantas
veces lo he hecho, mi firme oposición que se flexibilice la actual medida de
cierre o lo que es peor, se derogue el decreto de cierre sin que antes se haya
construido la frontera de paz de la que hablaba el Presidente Maduro en los
días en que decretó la vigente medida restrictiva.
Considero
responsablemente que nuestra cancillería no debería ni siquiera pensar en
sentarse a tratar el tema de la reapertura sin que antes el gobierno colombiano
no le haya ofrecido convincentes disculpas por haberse inmiscuido en nuestra
política interna con esta falacia del corredor humanitario, que ha contribuido
eficazmente a propalar en días recientes.
Considero
también que para sentarse a conversar, el gobierno colombiano debe mostrar que
ha alcanzado suficientes avances en la dirección de desmontar el andamiaje
legal actual que favorece el contrabando de extracción y el ataque a nuestro
signo monetario.
Ya
finalizando, considero oportuno citar nuevamente aquella nefasta sentencia del
ultraconservador político colombiano Laureano Gómez quien fuese presidente de
la república entre los años 1.950-51, que tal como he dicho en oportunidades
anteriores, constituye una verdadera doctrina en materia de relaciones
exteriores, que nos ha sido aplicada por los sucesivos gobiernos burgueses de
Colombia, con independencia de la mayor o menor simpatía que hipócrita y ladinamente
nos hayan manifestado: "Si un país se presenta en todo
momento dispuesto a ceder, listo a entregarse; si no tiene más tesis que la
conciliación a todo trance; si no tiene más palabras que la fraternidad, aun
cuando haya recibido los mayores agravios, ese país está destinado a
desaparecer a espaldas del derecho internacional” (7).
¡Para poder trabajar por la integración
estamos obligados a prevalecer!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
julio 24 de 2.016
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