sábado, 28 de julio de 2018


Alerta, a los “Cascos Blancos Argentinos” presentes ya en nuestra frontera habrán de sumarse sus homónimos sirios
Carlos E. Lippo

"… Estamos muy agradecidos por todo el trabajo que los Cascos Blancos (de Siria) continúan haciendo en nombre del pueblo de su país
y en nombre del Gobierno de Estados Unidos y de todas las fuerzas de la coalición".
Hearher Nauert, portavoz del Departamento de Estado estadounidense




Hace algunas semanas, en un artículo que publicásemos con el título de  ¿Qué han venido a hacer los “Cascos Blancos” de Argentina a nuestra frontera con Colombia? (1), dábamos cuenta de la llegada de sendas misiones de dicha organización, adscrita formalmente al ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la república Argentina, a las poblaciones colombianas de Cúcuta (Norte de Santander) y Maicao (La Guajira), fronterizas con Venezuela y enclavadas en dos regiones totalmente abandonadas por el estado colombiano desde el punto de vista sanitario, al extremo de que en la última de ellas cerca de 400 niños menores de cinco años han fallecido de hambre en los últimos años, proyectándose una cifra de 64 fallecimientos durante el presente año, en caso de que no se logre revertir la tendencia actual (2).

En el mencionado artículo decíamos que la misión médica argentina llegada a sus sitios de trabajo el pasado 23 de junio, para permanecer en ellos hasta diciembre próximo, ya había comenzado a desarrollar su agenda visible, que al parecer y con base en las declaraciones dadas por algunos de sus miembros,  incluye además de las tareas de asistencia médica el contribuir a seguir posicionando la matriz mediática de la supuesta “crisis humanitaria” en Venezuela.

También señalábamos que era necesario desvelar la agenda oculta de la misión, dada la natural suspicacia generada por la extrema animadversión hacia nosotros exhibida por el gobierno de Macri en escenarios como la OEA y el “Grupo de Lima”, así como por su extrema sumisión a los dictados del imperio y su probada disposición a sumarse en la primera línea de la tan anunciada intervención militar.

Ocurre sin embargo, que algunos hechos que hemos conocido con posterioridad a la publicación del citado artículo contribuyen de manera significativa a desvelar dicha agenda, al propio tiempo que aumentan considerablemente nuestra suspicacia; entre tales hechos podemos mencionar:

  • Unas altamente reveladoras declaraciones ofrecidas por el extitular de “Cascos Blancos”, Gabriel Fucks al diario “Tiempo Argentino” (3), señalando entre otras cosas: que la misión en la frontera colombiana "tiene más que ver con una política de presión hacia Venezuela en sintonía con la posición que tiene el gobierno argentino en la OEA que a la necesidad de montar una acción de asistencia sanitaria"; que “… cuando los “Cascos Blancos” intervienen sobre todo en países de América Latina, en general se articula con todos los países afectados y no con uno solo", como está ocurriendo en este caso; y que "Si acá existiera una crisis humanitaria de una migración incontrolable que necesitara de la presencia de los “Cascos Blancos”, sería importante que la Cancillería argentina articulara con los dos países y pudiera tener una participación en ambos lados de la frontera". En las mismas declaraciones el exfuncionario diplomático, atestiguando el extremo cipayismo del gobierno Macri, señalaba que existe riesgo de intervención militar del imperio en Venezuela, aunque "No inmediato, porque Estados Unidos lo que quiere es mantener una presión permanente. Pero la Argentina siempre sobreinterpreta estas cosas, y el señalamiento de la crisis humanitaria es como una espada de Damocles que puede permitir en algún momento la intervención".

  • Que la pretendida operación humanitaria de autoría presuntamente argentina, actualmente en desarrollo es realmente una operación en la que participan también el Consejo Noruego de los Refugiados y la Cruz Roja colombiana (4), la misma que aceptó sin mayores reclamos el uso ilegal de su logotipo por parte del ejército colombiano para engañar a unos guerrilleros de las FARC que iban a liberar a Ingrid Betancourt y otros secuestrados, como parte de una operación humanitaria debidamente coordinada por el gobierno del Comandante Chávez, con el gobierno de Uribe Vélez en el 2008; lo cual le da el carácter de una operación internacional multinacional.

  • Que este delicado carácter internacional, es confirmado por otros que señalan que la operación se viene desarrollando con el acompañamiento de la Cruz Roja Internacional y ACNUR (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) (5), instituciones que teniendo la obligación de haber coordinado con nuestro gobierno, ni siquiera han intentado hacerlo aún.

  • Que aunque “Cascos Blancos” es una organización adscrita al gobierno argentino recibe financiamiento de numerosas instituciones argentinas de carácter privado tales como: la OSDE, que es la primera red de servicios médicos asistenciales de Argentina; el CEMIC (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas de Argentina); la ALAMI (Asociación Latinoamericana de los Sistemas Privados de Salud; y el CSIS (Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales; así como también de B´Nai B´rith Internacional, una ONG de presunto carácter filantrópico, de confesión judaica fundada en Nueva York (5). Siendo el caso de que como es ampliamente conocido este tipo de organizaciones privadas jamás da “puntada sin dedal”.

  • Que algunos de los elementos que integran este tipo de organizaciones, adicional a sus conocimientos sanitarios también son duchos en el arte de matar o apañar a asesinos en otros países, así como además en perpetrar “falsos positivos” y ataques de bandera falsa, como ha ocurrido en Siria. Siendo oportuno y necesario recordar que el grupo llegado de Argentina, bajo la bendición del presidente Mauricio Macri y en contubernio con el saliente mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, como parte de una farsa montada en el aprovechamiento de la próxima asunción de Iván Duque, tiene por fuerza que contar con aquiescencia y protección de las fuerzas militares norteamericanas acantonadas en las bases de la OTAN desde la época de Uribe Vélez, quien aprobase el establecimiento de las primeras siete.

Resulta evidente que hechos como los anteriormente reseñados no hacen más que afianzar la hipótesis que formulásemos en el artículo citado a comienzos de estas notas, consistente en que la operación de “asistencia” internacional de la que hemos estado hablando tiene una altísima probabilidad de estar asociada a la intervención militar multiestatal de Venezuela, asomada de manera explícita por Donald Trump en agosto de 2017, y en la cual según opinión de las insignes compañeras de origen argentino Stella Calloni, periodista y analista geopolítica y Adriana Rossi, directora del “Observatorio Geopolítico de los Conflictos”, la Argentina de Macri ha decidido colocarse en la primera línea de ataque junto a las fuerzas armadas del imperio, así como las de Colombia, Perú, Panamá y Brasil.

Comenzando ahora a abordar el tema central de estas notas es necesario decir que la organización conocida con el nombre de “Cascos Blancos” de Siria, que se anuncia fraudulentamente como la organización de defensa civil de ese atribulado pero heroico país hermano, es una “ONG humanitaria” que tiene como propósito declarado la protección y asistencia de civiles en las zonas controladas por los distintos “grupos rebeldes” opuestos al gobierno legítimo de Bashar Al Assad, en el marco de la invasión imperial eufemísticamente llamada por las potencias occidentales, la guerra civil de Siria.
Se trata de una organización creada y dirigida por James Le Mesurier, un oficial del MI6 inglés, distinguido en 2016 por la reina Isabel II con el rango de Oficial del Imperio Británico, que se ha dedicado fundamentalmente  a publicar en internet videos con imágenes sangrientas que supuestamente muestran los “crímenes del régimen de Al Assad” y de los que se ha demostrado que están realizados con actores y con fines de propaganda; para el logro de sus fines cuenta con un generoso financiamiento de Estados Unidos a través de la USAID, así como de algunas de sus principales potencias aliadas: Alemania, Dinamarca, Francia, Japón, los Países Bajos y el Reino Unido. Tan espléndido financiamiento les ha permitido disponer de equipos de filmación de la más alta tecnología y hasta lucir cascos de afamadas marcas, más aptos para la práctica de deportes extremos que para su utilización en un frente de combate. El gobierno francés llegó al extremo de proponerlos al Premio Nobel de la Paz, cuando realmente debió hacerlo al Premio Oscar de Hollywood en la categoría de documentales de “guerra ficción”.
Es un hecho comprobado que siempre han estado detrás de los ataques con armas químicas, reales y ejecutados como ataques de falsa bandera, o ficticios, pero siempre atribuidos a las fuerzas de Al Assad; sin embargo también han participado en no pocos combates al lado de los terroristas, muchos de ellos debidamente documentados por el ministerio de defensa de Rusia, que por ello los ha calificado como muy cercanos a Al Qaeda.
Su participación en la que ha sido sin duda alguna la más terrible de las acciones terroristas perpetradas a lo largo de este cruento conflicto a punto ya de terminar favorablemente a las fuerzas de Al Assad, cual es la contaminación de las aguas del río Barada en diciembre de 2016, fuente del preciado líquido para los más de 7 millones de habitantes de la capital Damasco, ha quedado plenamente comprobada por la suscripción de la llamada “Acta de Barada”, junto a seis de los grupos yihadistas invasores, en la que amenazaban con impedir la ejecución de las tareas de saneamiento y recuperación de las aguas, si el gobierno legítimo de Al Assad no se rendía (6); siendo oportuno señalar que esta única acción es más que suficiente para calificarlos de terroristas al servicio del imperio y sus potencias aliadas.

Desde el fin de semana pasado este inefable grupo ha vuelto a ser noticia de alcance planetario debido a la evacuación de alrededor de 800 de sus miembros, entre activistas directos y familiares, a cargo de las fuerzas de ocupación del estado sionista de Israel, a través de la frontera sur-occidental de Siria, con destino a Jordania.
Aunque mucho se ha especulado sobre la razones para haber ejecutado esta operación calificada de criminal por las legítimas autoridades sirias, es un hecho cierto que la misma fue ejecutada con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Jordania, Alemania y Canadá, lo que viene a comprobar sus estrechos vínculos con el terrorismo yihadista, tantas veces negados, y por solicitud directa y expresa del presidente Trump, el primer ministro Trudeau del Canadá, y “otros grandes líderes mundiales” según ha informado el premier israelí (7); todo lo cual viene a comprobar la necesidad de evacuarlos para mantener ocultas las muchas otras atrocidades cometidas por ellos a lo largo del conflicto y lo que es más importante, la participación de sus mentores, que obviamente saldrían a la luz pública tras los interrogatorios a las que habrían sido sometidos por las autoridades sirias después de su captura. La necesidad de preservar este “valioso” grupo de mercenarios terroristas para su utilización por parte del imperio y sus aliados en cualquiera de los otros escenarios de guerra que mantienen vigentes a nivel planetario pudiese ser otra de las razones para haber acometido con prontitud semejante tarea.

A su salida de Siria, pasando por los territorios ocupados por Israel, los evacuados fueron llevados a Jordania donde presuntamente permanecerán por breve tiempo ya que el gobierno jordano sólo dio el permiso de acceso después de que Gran Bretaña, Alemania y Canadá hicieran una promesa jurídicamente vinculante de reasentarlos en sus propios países dentro de un período específico.

Realmente me preocupa muy poco el caso de los evacuados que puedan ser reasentados en Alemania y la Gran Bretaña, pues siendo terroristas los gobiernos de esas naciones, entre terroristas ya encontrarán la manera de entenderse; me preocupan si los que habrán de ser asentados en el Canadá, unos 250, de los cuales 50 son “socorristas”  y el resto sus parientes (8), una curiosa proporción que demuestra que forman parte de una curiosa fauna que gusta de invadir países para hacer la guerra acompañados de sus propios familiares. Y digo que me preocupan porque siendo el Canadá uno de los más rabiosos miembros del llamado Grupo de Lima, nada tendría de extraño que terminaran asentándolos en Colombia, país miembro de la OTAN al igual que el resto de los países occidentales involucrados en la operación de evacuación.

Resulta más que evidente que su traslado a Colombia se haría para ser incorporados junto a sus homónimos argentinos a las tareas de apoyo: mediático, operacional y eventualmente sanitario, a la intervención militar multiestatal de Venezuela, que a juicio nuestro sigue teniendo el mes de septiembre y las maniobras aeronavales conjuntas UNITAS LIX, como la fecha y el escenario de más probable ocurrencia.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Caracas, julio 28 de 2018

sábado, 21 de julio de 2018


Al parecer no todo está perdido en la vecina Colombia: las FARC-EP están vivas y el ELN se mantiene firme y expectante
Carlos E. Lippo

"…  jamás aceptaré desbaratar en una mesa de negociación el ejército popular que hemos construido a base de tantos y tan prolongados sacrificios"
Pedro Antonio Marín (a) Manuel Marulanda Vélez o Tiro Fijo”, fundador de las FARC-EP




Como el bolivariano amante de la “Patria Grande” que soy, siempre vi con gran escepticismo y no poca aprensión el llamado “Proceso de Paz en Colombia”, y una media docena de artículos publicados sobre el tema así lo atestiguan. Nunca pude entender como la dirigencia de ese aguerrido y glorioso ejército que llegaron a ser las FARC-EP, sin ninguna razón de orden militar ni político que augurase una derrota ni siquiera en el mediano plazo, atendiese solícitamente a mediados de 2011, la invitación a negociar de Juan Manuel Santos, aquel asesino lombrosiano que dirigiese el asesinato alevoso del comandante Raúl Reyes en el 2008 siendo a la sazón ministro de defensa de Uribe Vélez, y quien ya como presidente en el 2010 debió dar la orden para sepultar a Jorge Briceño Suárez, “Mono Jojoy”, con más de un cuarto de toneladas de bombas inteligentes lanzadas por unas 78 aeronaves de combate de distintos tipos (1).

Me pareció ingenuo y a la vez prepotente de esa dirigencia el que no pareciesen prestar la más mínima atención al desenlace final de anteriores procesos de paz fallidos, en especial a la extremadamente dolorosa y aleccionadora experiencia de la Unión Patriótica, partido  político colombiano de izquierda, fundado en 1985 como parte de una propuesta política legal de varios grupos guerrilleros que se desmovilizaron, entre ellos el Movimiento de Autodefensa Obrera (ADO) y los frentes Simón Bolívar y Antonio Nariño, del ELN y las FARC, con participación además del Partido Comunista de Colombia, cuyo primer Consejo Directivo fuese encabezado por el secretariado de las FARC de entonces; experiencia que terminase con el exterminio físico y sistemático de más de 5.000 de sus dirigentes y militantes de base a manos de las fuerzas de seguridad del estado (ejército, policía secreta, inteligencia y policía regular), grupos paramilitares y narcotraficantes, y que además obligase a que muchos de los sobrevivientes al exterminio se vieran obligados a abandonar el país (2).

En aquellos días me resultaba sumamente difícil dejar de creer que cuando Santos ordenase la realización de los primeros contactos con las FARC-EP para iniciar los diálogos de paz, a mediados del año 2.011, no lo hubiese hecho por indicaciones del departamento de estado norteamericano, o que al menos no hubiese solicitado su aprobación para hacerlo; entonces me preguntaba insistentemente: ¿por qué razón aquellos camaradas que habían llegado a la máxima dirección de tan formidable ejército popular tras la desaparición física de su líder fundador, Manuel Marulanda Vélez (2008), muerto por causas naturales, así como la de un grupo de sus más efectivos y emblemáticos dirigentes, muertos en violentas acciones militares que tuvieron como factor común la traición y/o la delación, tal como los camaradas antes mencionados a los cuales habría que añadir a Iván Ríos en el 2008, asesinado por su guardaespaldas y Alfonzo Cano, quien sustituyó a Marulanda en la Comandancia General en el 2011, traicionado por sus escoltas que le dejaron solo después de denunciarlo a las fuerzas gubernamentales, habiendo logrado sobreponerse a tamaños descalabros, se mostraban ahora tan condescendientes con los verdugos y sus mandantes nacionales y  extranjeros, por más que su objetivo declarado fuese  “buscar la paz con justicia social por medio del diálogo”, según palabras de Iván Márquez, jefe del equipo negociador?

Escribí en noviembre de 2015 que "Infortunadamente, el Secretariado de las FARC-EP estaba a punto de hacerle un inmenso favor al imperio", después de que el hasta entonces supuesto interés del imperio en una “ rápida y exitosa” culminación del proceso de paz se hiciese plenamente evidente a comienzos de ese año con el nombramiento por parte de Obama del enviado especial Bernard Aronson, "para ayudar a acompañar de cerca esas conversaciones"; funcionario éste que fue efusivamente congratulado por Santos, quien le ubicó casi al mismo nivel de los garantes del proceso (los representantes de Cuba y Noruega) y de los acompañantes (los representantes de Venezuela y Chile), en el acto realizado en La Habana el 23 de setiembre de ese año, con motivo de la firma del acuerdo para la creación de una “Jurisdicción Especial para la Paz”, que constituía  prácticamente el inicio de la recta final de las negociaciones, así como también por declaraciones expresas de apoyo al proceso por parte del secretario de estado Kerry y por la premura solicitada a las partes por la subsecretaria Roberta Jacobson, en aquellos mismos días.
Tras la firma de los acuerdos escribí días antes del plebiscito del 02 de octubre de 2015 en el cual resultase ganadora por escasísimo margen la opción de no refrendarlos, que el Acuerdo FARC-Santos era un supremo acto de desidia política y de alta traición a la patria latinoamericana (1).

Un supremo acto de desidia política porque juzgaba como indignante desde todo punto de vista el que el equipo negociador se refiriese con el mayor beneplácito a las condiciones tan extremadamente denigrantes alcanzadas por la organización insurgente, y no sólo denigrantes, sino totalmente contradictorias con un principio cardinal del líder fundador recogido en la cita presentada al inicio de estas notas, así como con una lapidaria advertencia al respecto del insigne comandante Jorge Briceño:  “... el fusil es el garante de los acuerdos que se firmen. Si uno los entrega, esto se acaba. Ni siquiera los periodistas vendrían a hablar con nosotros”.

Hablaba también de desidia política, cuando realmente quería decir burla y traición a la militancia, a causa de las grandes reservas que mantenía sobre la legitimidad revolucionaria de la muy publicitada “X Conferencia de las FARC” celebrada pocos días antes de la firma de los acuerdos con el gobierno, ya que en principio se dijo que reuniría a más de 1.000 combatientes, luego que serían 500 y finalmente se admitió que se reunieron un poco más de 200, además de que de ella prácticamente sólo trascendió que la cerraron con un concierto en el cual cantó Timochenco, además de otras trivialidades parecidas (3).

Hablaba de alta traición a la patria latinoamericana por el hecho de que las FARC-EP constituían con su sola existencia, aun sin proponérselo, un eficaz muro de contención en contra de cualquier invasión de Colombia sobre Venezuela o cualquiera de los otros países progresistas de la región; siendo muy poco probable que un gobierno burgués colombiano se atreviese a lanzar operaciones militares y/o paramilitares en contra nuestra mientras existiesen en la retaguardia de un eventual conflicto militar los más de 30.000 hombres en armas que habían llegado a mantener las FARC-EP y el ELN.

Hace pocos días, a poco menos de dos años de la firma de los acuerdos de paz, la Fiscalía de Colombia ha reportado el asesinato de 181 líderes sociales y defensores de los derechos humanos, así como el de 67 ex miembros de las FARC (4), siendo lo más grave el que de estos últimos 35 casos han ocurrido en lo que va de año, contra 32 de todo el 2017, lo que permite estimar una proyección creciente de estos infames crímenes, así como el hecho de que en opinión de Diego Mora, director de la Unidad Nacional de Protección (entidad gubernamental encargada de brindar protección y escolta a las potenciales víctimas), “La gran mayoría de los líderes sociales que están asesinando en los territorios hacen parte de juntas de acción comunal y consejos comunitarios y la población que compone ese tipo de organizaciones pueden ser 500 o 600 mil personas que están en riesgo en términos generales”; en suma, todo un auténtico genocidio en potencia, como tantos opinadores habíamos vaticinado.

Tales hechos, aunados a que según la Comisión Fiscalizadora de la ONU el vulnerable acuerdo pactado ha sido violado en tan alto grado por el estado y el poder oligárquico colombiano así como por los Estados Unidos, que sólo se ha cumplido en un 18% (5), me llevan a concluir como muchos otros que el proceso de paz en Colombia se ha agotado totalmente. Y es que mientras desde la firma de los llamados “acuerdos de paz”, si bien se ha alcanzado la “terminación del conflicto”, que era el objetivo declarado del gobierno, no sólo que está infinitamente lejos de ser alcanzada una “paz con justicia social”, que era el propósito de la insurgencia armada, sino que han aumentado de manera significativa los asesinatos y las agresiones a líderes sociales y defensores de derechos humanos.

Si alguien tuviese alguna duda sobre que el pretendido proceso de paz está totalmente agotado debe tomar en consideración el reciente encarcelamiento del comandante Jesús Santrich a quien se le sigue un proceso de extradición a los Estados Unidos, así como las amenazas en contra del jefe negociador de los acuerdos, Iván Márquez, todo ello en abierta violación de lo que se llamase la “Jurisdicción Especial para Paz” (JEP), cuyo acuerdo de suscripción fue firmado en La Habana hasta por un representante del gobierno de Obama en septiembre de 2015. Y si esto ha ocurrido durante el gobierno del “Premio Nobel de la Guerra”, que podrá esperarse del próximo gobierno de Duque, quien durante su campaña y siendo ya presidente electo declarase que hará “correcciones” a los acuerdos de paz, presumiblemente en relación a la JEP, duramente atacada por Uribe, él y el partido de ambos durante la campaña para el plebiscito de octubre de 2016.

Dando por agotado el infortunado “proceso de paz” y convencido como estoy de que no puede haber una salida política en Colombia mientras gobiernen las oligarquías y el país todo se encuentre bajo el yugo del poder del imperio norteamericano, es que he recibido con extremo beneplácito un comunicado conjunto Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo – Milicias Bolivarianas de Bogotá, fechado en junio del presente año y leído por el camarada Walter Martínez en la emisión de su programa “Dossier” del pasado 12 de julio (6), en el cual anuncian su decisión de reasumir la lucha armada.

Después de un preámbulo contentivo de la advertencia del comandante Jorge Briceño que presentásemos en párrafos anteriores, el comunicado se inicia señalando lo siguiente: “Los milicianos, guerrilleros, comandos urbanos y demás unidades que operan en las diferentes localidades de Bogotá, le extendemos un cordial, revolucionario y combativo saludo a todo el pueblo colombiano; así como manifestamos a toda la opinión pública nacional e internacional que continuaremos nuestra lucha armada como única vía para salir de esta encrucijada en la que nos puso el gobierno al  burlarse de la voluntad y el anhelo de paz del pueblo colombiano, todo esto bajo un falso proceso de paz negociado con los mandos del antiguo secretariado que vendieron sus principios y traicionaron el proyecto político  por el que tanto lucharon los camaradas MANUEL MARULANDA Y JACOBO ARENAS al igual que muchos otros que  ofrendaron sus vidas por construir una nueva Colombia” (7).

Continúa el comunicado con un análisis del escenario político actual de Colombia, junto a una estimación del escenario futuro, que los ha obligado a “… reactivar nuestro accionar en los campos y ciudades así como hacer un llamado al conjunto del pueblo Colombia a que unamos esfuerzos para hacerle frente a este estado asesino y opresor que una vez más nos ha dejado como única salida la lucha armada por una nueva Colombia”.

Concluyendo con este esperanzador mensaje: “Las farc-ep somos un pueblo en armas y seguiremos luchando por la defensa de los derechos y libertades del conjunto del pueblo colombiano, así como por nuestra Soberanía y nuestros recursos naturales”.

Es por ello que estamos diciendo que las FARC-EP continúan vivas a pesar de la traición de una circunstancial dirigencia que negoció la paz a espaldas de la militancia y este hecho aunado a la siempre consecuente actitud de la dirigencia del ELN, a la que nunca hemos visto dar señales de sumisión y acatamiento ante las autoridades gubernamentales y el mismísimo imperio; actitud que debe haber sido reforzada al mirarse en el espejo del proceso de paz negociado a nombre de las FARC, nos conduce a decir con todo entusiasmo que al parecer no todo está perdido en la Colombia hermana, para su beneficio propio y el de toda la Patria Grande.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Caracas, julio 21 de 2018

domingo, 15 de julio de 2018


Derrotas y notorios tropiezos del imperio durante la celebración del Mundial de Rusia
Carlos E. Lippo

"A veces torcemos el brazo a otros países para que hagan lo que queremos"
Barak Obama



Escribo estas líneas pocas horas antes del partido que por el campeonato mundial habrán de disputar las selecciones de futbol de Croacia y Francia, por lo que desde ya me atrevo a decir que hemos logrado sobrevivir al Mundial Rusia 2018, junto a un selecto grupo de países amigos: Yemen, Palestina, Corea del Norte, Irán, Siria y las provincias autónomas prorusas de Donetsk y Lugansk (Ucrania), que al igual que nosotros somos objeto de agresiones de todo tipo por parte del imperio por la única razón de insistir terca y dignamente en no aceptar su nefasto tutelaje.

Sin eufemismo alguno digo que hemos logrado sobrevivir porque tal como lo hemos mencionado en artículos anteriores sobre el mismo tema (1) y (2), no son pocos los países que han sido objeto, por parte del imperio y sus aliados, de acciones injerencistas destinadas a apoyar golpes de estado y hasta de  cruentas intervenciones militares, aprovechando la sordina mediática que impone a este tipo de infaustos eventos, el ambiente deportivo prevaleciente a escala planetaria durante todas las versiones anteriores del Campeonato Mundial de Futbol, no siendo la de Rusia una excepción; numerosos golpes de estado e intervenciones militares promovidas y/o ejecutadas por los EE UU desde el mundial de Suiza 1954 (invasión a Guatemala) hasta el anterior mundial de Brasil 2014 (cruentos ataques a Palestina y las provincias autónomas de Donetsk y Lugansk), así lo atestiguan de manera indubitable.

En esta ocasión, no sólo que el imperio no pudo aprovecharse del encubridor apagón mediático de un mes, asociado al Mundial, como había venido siendo su costumbre desde1954, sino que experimentó derrotas militares importantes en Siria y Ucrania; tropiezos de significación en Palestina y Yemen; así como importantes derrotas en el campo de la guerra mediática en Corea del Norte, Irán y Venezuela.

Lo anterior no quiere decir que el imperio haya sido derrotado de manera definitiva en ninguno de estos casos, ni mucho menos que habrá de desistir de seguir atacando a los pueblos y gobiernos de esos países en el corto plazo y en algunos de ellos ni siquiera en el mediano y largo plazo; significa sí, que en ninguno de ellos pudo avanzar e incluso que en algunos de ellos ha iniciado ya el largo camino de una segura y ominosa derrota. A continuación presentaré un breve resumen sobre lo acontecido en el último mes en cada uno de estos escenarios:

1.    Siria
A pesar del estrepitoso fracaso de EE UU y Francia con el intenso bombardeo masivo del 14 de abril pasado, no autorizado por la ONU y magistralmente neutralizado por los sistemas sirios de defensa aérea de fabricación rusa, lo previsible era que la coalición liderada por EE UU intensificase sus ataques aéreos en un esfuerzo por frenar el inexorable avance del ejército de Bashar Al Assad en su exitosa campaña de recuperación del territorio nacional, utilizando para ello la eterna excusa del uso nunca comprobado de armas ilícitas por parte de las fuerzas gubernamentales; tal cosa no ocurrió, a pesar de que tuvieron lugar varios ataques puntuales en diferentes lugares causantes de no pocas víctimas entre la población civil.
Mientras tanto, durante el mes de junio y lo que va de julio las tropas de Al Assad han recuperado la casi totalidad de la provincia sur occidental de Daraa, aproximándose a la porción siria de las Alturas del Golán que se encuentran en posesión de Israel desde la guerra de 1967, área que necesariamente habrán de penetrar con el propósito de neutralizar a los terroristas que buscaron refugio en esa zona con apoyo del sionismo; tal avance preocupa en extremo a las autoridades de Tel Aviv que temen, no sin razón, que si las fuerzas sirias recuperan totalmente el sur de su país, podrían avanzar hasta la frontera con los territorios palestinos ocupados.
La irreversible recuperación del territorio está comenzando a dar paso al necesario proceso de reconstrucción de este hermano país sometido al brutal ataque del imperio desde hace ya más de siete años, proceso que según presidente Al Assad tomará más de una década y demandará una inversión del orden de los 400.000 millones de dólares. El hecho de que expertos sirios hayan comenzado a restaurar las esculturas de Palmira, Patrimonio de la Humanidad, severamente dañadas por los yihadistas sin la ayuda de la UNESCO (3), es una prueba inequívoca de que la reconstrucción ya está en marcha.

2.    Donetsk y Lugansk
El envío a Ucrania de cuatro aviones de reabastecimiento en vuelo KC-135 Stratotanker de la fuerza aérea de los Estados Unidos junto con 150 efectivos para tripularlos, fue considerado como una evidencia cierta de que el gobierno títere de esa exrepública soviética planeaba lanzar ataques aéreos sobre estas provincias autónomas pro rusas, aprovechando que las fuerzas de inteligencia y seguridad rusas habrían de estar concentradas en la neutralización de eventuales ataques terroristas que pudiesen ser perpetrados en contra de los extranjeros asistentes al evento mundialista; ataques  que ya hicieron durante el Mundial pasado, cometiendo graves violaciones de los derechos humanos entre la población civil.
Una ruda advertencia del presidente Putin a Donald Trump, sobre las consecuencias que tales acciones acarrearían sobre Ucrania y los propios EE UU, transmitida por intermedio del general Gerasimov, Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, al Jefe del Estado Mayor Conjunto de los EE UU, general Joseph Dunford, debió impactar a tal grado a Trump, que no sólo ordenó abortar los pretendidos ataques sino que declaró en días recientes y para asombro de muchos que Rusia debería ser readmitida de inmediato en el G7 (4).

3.    Palestina
Como es su costumbre y haciendo caso omiso de la última resolución condenatoria de la Asamblea General de la ONU de fecha 13 de junio, el gobierno sionista de Israel continuó perpetrando unos ataques aéreos puntuales sobre blancos en la Franja de Gaza, justificándolos como respuesta a los ataques misilísticos de Hamas al interior de Israel y últimamente como respuesta a las “cometas incendiarias” lanzadas por el mismo grupo sobre los territorios palestinos ocupados,  creando un gran pánico entre los dirigentes israelíes; así mismo, durante la semana que hoy termina también perpetraron un ataque aéreo sobre una aldea en Cisjordania. No se perpetraron ataques masivos durante el último mes, como sí ocurrió durante el Mundial de 2014 y aunque es claro que el sionismo sigue y seguirá perpetrando este lento genocidio continuado, su dirigencia no ha podido ocultar sus temores a causa de la tenaz resistencia de Hamas, que proyecta comenzar a ejecutar ataques desde aeronaves no tripuladas (drones) sobre el interior de Israel (5), así como por la aproximación del ejército Sirio a las fronteras de los territorios palestinos ocupados en las alturas del Golán; ambos hechos sumamente auspiciosos y alentadores para la causa del pueblo palestino.

4.    Yemen
Según Nazanín Armanian, una politóloga de origen iraní residente en Barcelona de España desde 1983, Yemen es actualmente como Gaza, esto es, una gran prisión en la que millones de desplazados no pueden salir del país, ya que sus puertos y aeropuertos están bajo ocupación extranjera y la frontera que comparte con Arabia Saudita está totalmente amurallada; todo ello por efecto de la guerra genocida que en procura de su territorio, le ha impuesto el imperio desde el año 2015, utilizando como intermediarios a algunas de las más conspicuas potencias de la OTAN, así como a Arabia Saudita y a otras ocho naciones árabes.
De acuerdo a la misma autora la coalición liderada por el imperio ha provocado en Yemen la mayor crisis humanitaria del mundo, ya que: decenas de miles de yemeníes han sido asesinados; 21 millones de personas (80% de la población) están necesitadas de ayuda humanitaria; 15 millones no tienen acceso a la atención médica básica; y 3,2 millones han sido desplazados (6). En suma, todo un auténtico holocausto que ha sido silenciado a nivel planetario debido fundamentalmente al objetivo real de la conflagración que no es otro que ponerle la mano a un territorio dotado de una ubicación geográfica altamente estratégica, con puertos sobre el Mar Rojo y el Golfo de Adén, que separa Asia del Cuerno de África; y debido también al negocio mil millonario en armas que vienen realizando desde el inicio los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Rompiendo el bloqueo mediático denunciado por Armanian la televisora satelital yemení Al Masirah, difundió el pasado jueves 12 la auspiciosa noticia del muy exitoso lanzamiento por parte del movimiento de resistencia Ansarolá de un misil de fabricación propia, tipo Zilzal-1, contra la sede de fuerzas de reacción rápida de Arabia Saudí en Najran, moderna ciudad ubicada al sureste de su territorio (7), lo que me da pie para presagiar la posibilidad de un giro favorable a las fuerzas populares en medio de esta terrible guerra.

5.    Corea del Norte
Los “acuerdos” alcanzados en la reunión entre Kim Jong-un y Donald Trump, celebrada en Singapur pocos días antes del inicio del Mundial hacían poco probable una intervención militar del imperio en territorio norcoreano durante el desarrollo de éste, a pesar de su más que comprobada propensión a incumplir sus compromisos, dado que tal reunión se produjo fundamentalmente como consecuencia del altísimo grado de desarrollo del programa nuclear y misilístico de ese país amigo. A fines de la semana pasada el secretario de estado norteamericano Mike Pompeo viajó a Corea para tratar el tema de la “desnuclearización” de la península coreana, aspirando a reunirse con el propio Kim Jong-un, quien no lo atendió por estar de visita en unos sembradíos de papas (8); a la salida de la reunión con funcionarios de muy alto nivel, Pompeo la calificó como muy positiva, cuando resulta meridianamente claro que la ausencia de su máximo líder revela bien a las claras que Corea del Norte está muy lejos de cometer la locura de desarmarse totalmente de manera unilateral, como infaustamente lo hiciese en su momento el Coronel Gadafi, puesto que el imperio sólo respeta a los países con capacidad nuclear y sistemas de armas de alcance estratégico. Se trató entonces a mi juicio de una importante victoria coreana en el terreno de la guerra mediática.

6.    Irán
Irán es uno de los seis países señalados como “objetivos prioritarios” del imperio en un  memorándum oficial de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA) en el año 2007, siendo China, Corea del Norte, Irak, Rusia y Venezuela, los otros cinco países. Sin embargo, es oportuno señalar que mucho antes de esa misma fecha el gobierno sionista de Israel no deja de “pedirle su cabeza” diariamente al imperio, por considerarlo una especie de conciencia colectiva en el medio oriente; siendo así que la intervención militar del imperio en el país persa es algo que está permanentemente planteado.
Es un hecho comprobado que el imperio no ha dejado de imponer sanciones económicas a este pacífico país desde que Donald Trump anunciase el 8 de mayo su decisión de retirarse del acuerdo nuclear firmado entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China, junto con Alemania, que sigue mantenido por todos los demás. La más reciente de estas sanciones ha sido una “prohibición” de venta del petróleo iraní, que siendo rechazada inmediatamente por su gobierno, provocó la semana pasada un anuncio del alto mando de la Guardia Revolucionaria expresando su disposición de bloquear entonces el estrecho de Ormutz, para evitar el paso de los hidrocarburos procedentes de los demás países del Golfo (9). El elocuente silencio de Trump sobre el tema a partir de ese momento es una señal inequívoca de que el Irán le ha propinado una importante derrota en el plano mediático.

7.    Venezuela
La transición de gobierno que actualmente vive el vecino país de Colombia, único socio seguro del imperio en su intervención militar a Venezuela, la hacía a mi juicio muy poco probable durante la celebración del Mundial, y esto a pesar de la terrible neurosis de Trump en contra nuestra, plenamente demostrada en nuestro artículo de la semana pasada (10). Pero como el imperio no puede pasar mucho tiempo sin agredirnos en el marco de esta guerra de naturaleza múltiple, ese policía devenido en canciller que no es otro que Mike Pompeo, se apresuró a aprovechar el 5 de julio, día conmemorativo de nuestra independencia del imperio español, para señalar a través de un comunicado oficial de su embajada en Venezuela (11), que EEUU trabaja con sus socios regionales e internacionales para ayudar a alcanzar el futuro de paz, democracia y prosperidad que “nosotros nos merecemos”.
El amplio rechazo internacional a tan injerencista declaración; la admisión ese mismo día de que la opción militar sigue planteada para Venezuela, expresada por un vocero del Consejo de Seguridad Nacional (CSA), que es el máximo órgano encargado de centralizar la política exterior, militar y de inteligencia de Washington (10); y la excelente acogida que tuvo en el seno del Consejo de DDHH de la ONU la denuncia que sobre este particular hiciese nuestro embajador Jorge Valero el pasado día 8, son señales inequívocas de que al menos en estos momentos estamos ganando la guerra mediática.  
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Caracas, julio 15 de 2018, a las 07.00

viernes, 6 de julio de 2018


La muy peligrosa neurosis de Trump con Venezuela
Carlos E. Lippo

"Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario".
Donald Trump, agosto 11 de 2017





Un despacho de la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP), fechado en Bogotá, Colombia, este miércoles 04 de julio, profusamente replicado bajo los más sugerentes titulares por otras agencias noticiosas y por una gran cantidad de medios con diferentes líneas editoriales, da pie para argumentar de entrada que siempre hemos estado en lo cierto cuando hemos sostenido en numerosos artículos anteriores que ese inefable personaje que se cree a pie juntillas que es en realidad el máximo jefe del imperio, de nombre Donald Trump, ha estado resuelto a intervenir militarmente en Venezuela desde el mismo momento de su ascenso a la presidencia de los Estados Unidos.

El despacho en cuestión, firmado por Joshua Goodman, un viejo enemigo de la Revolución Bolivariana desde sus tiempos de director de la AP en Caracas, y elaborado según “El Nuevo Herald” con la colaboración de Jill Colvin, reportera de la agencia en la “Casa Blanca”, está basado fundamentalmente a decir de los autores, en las confidencias de un alto funcionario de gobierno que habló bajo condición de anonimato por lo delicado del asunto.

Sin más preámbulos pasaré a señalar los hechos inéditos reseñados en el despacho, según la versión del “Nuevo Herald” (1), por ser este pasquín, que es un reconocido enemigo de la Revolución Bolivariana, el único de los que leído que hace mención expresa de sus autores. He aquí los hechos:

  • Durante una reunión con sus principales asesores en política exterior, convocada para tratar sobre  las sanciones ya tomadas en contra de Venezuela así como las acciones por tomar, celebrada en la “Oficina Oval” en fecha 10 de agosto de 2017, según se deduce del texto, Trump hizo de improviso la siguiente pregunta: ¿por qué Estados Unidos no puede invadir el país sudamericano? Los atónitos asesores entre los cuales se encontraban Rex Tillerson y el general H.R. Mc Master, a la sazón secretario de estado y asesor de seguridad nacional respectivamente, argumentaron a su turno sobre las consecuencias negativas de una invasión, que le costaría a Washington el apoyo de los gobiernos latinoamericanos, ganado con gran esfuerzo, sólo para sancionar al presidente Nicolás Maduro “por llevar a Venezuela por la senda de la dictadura”. Se dijo también que pretendiendo fundamentar su pregunta, Trump citó los casos de Granada y Panamá, en la década de los ochenta del siglo pasado, como ejemplos de invasiones exitosas en la región.

  • Poco después, habló del mismo asunto con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, según dijo el mismo alto funcionario estadounidense, quien además agregó que tal hecho fue confirmado por dos altos funcionarios diplomáticos colombianos, que también hablaron bajo la condición de anonimato para evitar contrariar a Trump.

  • En septiembre del mismo año, en ocasión de la Asamblea General de la ONU, según dijeron las mismas tres fuentes anónimas antes mencionadas, Trump volvió más extensamente sobre el tema en una cena privada con Santos y otros tres presidentes latinoamericanos aliados, presumiblemente Temer, Varela y la vicepresidenta Gabriela Michetti, en representación de Macri, además de otros altos funcionarios y diplomáticos de otros países de la región. El caso es que Trump específicamente preguntó a cada uno si estaba seguro de que no quería una solución militar, recibiendo como clara respuesta, que sí, que estaban seguros de no querer la intervención militar.

En relación al primero de estos hechos debo decir que el mismo pone claramente en evidencia lo muy poco que tomaba en cuenta Trump a sus anteriores asesores en materia de política exterior, al menos en lo atinente al caso de las relaciones con Venezuela, no sólo por la naturaleza contradictoria de los hechos subsiguientes, sino por algunas decisiones que sobre el mismo tema tomase posteriormente, tales como:

·         Unas muy infelices declaraciones ofrecidas al día siguiente, 11 de agosto de 2017, en presencia de sus principales asesores en política exterior (Tillerson, Mc Master y su embajadora ante la ONU, Nikki Haley), según las cuales, a juicio suyo, “La gente (en Venezuela) está sufriendo y muriendo”, y  que para intentar solucionar tal crisis “…  tenemos muchas opciones, incluyendo  una posible opción militar, en caso de ser necesario” (2).

  • La inclusión del mismo tema de la “solución militar” en la agenda de la primera gira latinoamericana del vicepresidente Pence, que iniciándose en Colombia el día 13, lo llevaría a Argentina, Chile y Panamá.

  • La destitución, algún tiempo después, del secretario Tillerson y el asesor Mc Master, funcionarios que aunque no se oponían frontalmente a la intervención militar, si le plantearon el impacto adverso que tal decisión habría de comportar.

Al segundo de los hechos debieron responder unas declaraciones ofrecidas por el presidente Santos en ocasión de la primera visita de Mike Pence a la región, el 13 de agosto de 2017, según las cuales: "… la posibilidad de una intervención militar en Venezuela no debe ser contemplada (...) ni Colombia ni América Latina podrían estar de acuerdo" (3).

Resulta evidente que otras declaraciones de Santos, ofrecidas en Washington tras reunirse con Trump, junto con Temer, Varela y Gabriela Michetti, a un grupo de periodistas colombianos el día 18 de septiembre de 2017, en las cuales señalaba que: “Reiteramos al presidente Trump, se lo reiteré yo y los demás países también, que cualquier intervención militar no tendría ningún tipo de apoyo de América Latina” (4), responden cabalmente al tercero de los hechos señalados en el despacho de AP.

Aceptando la verosimilitud de los hechos señalados en el fulano despacho a partir del razonamiento antes esbozado, no deja de sorprenderme el que un periodista de la ralea de Joshua Goodman, magistralmente descrito en una nota del portal venezolano www.misionverdad.com (5), enemigo probado de la Revolución Bolivariana, sea quien lo haya elaborado. Admitiendo reconocer que ignoro cuáles han sido sus reales motivaciones al mostrar a su propio presidente como un hombre obsesionado con Venezuela y su revolución, empeñado en provocar un conflicto de tales proporciones aun en contra de las recomendaciones de sus más lúcidos asesores, no me queda más que pensar que el periodista intenta por esta vía levantar el ánimo de la alicaída y casi auto extinta contrarrevolución venezolana, cuya dirigencia toda lleva años clamando por esta intervención, bajo la absurda creencia de que los invasores gringos no sólo es que no les harían daño alguno, sino que les entregarían el poder después de su macabra labor de destrucción y muerte; en apoyo de esta hipótesis he de señalar que Goodman, desliza sibilinamente en su artículo el siguiente señalamiento falaz: “… pero en el asediado movimiento opositor venezolano, la hostilidad hacia la idea de una intervención militar ha empezado a ceder…”, cuando alguien como él, que la conoce a fondo, tiene por fuerza que estar enterado de que su dirigencia no sólo es que apoya la invasión sino que no se cansa de implorarla, de la manera más directa y rastrera, en todos los escenarios en la que es recibida.

Aunque Trump ha desistido hasta los momentos de ordenar lo que él personalmente debe considerar más apropiado para “resolver el problema Venezuela”, que no es otra cosa que ejecutar una intervención militar, evidentemente ha actuado así sólo porque su alto mando militar no estaría dispuesto a asumirla en solitario y porque ninguno de los gobiernos de los países de la región, ni aun los agrupados en el “Cartel de Lima”, ha aceptado integrarse a una fuerza militar conjunta.

Sin embargo, persistiendo en la idea de lograr la invasión no han sido pocas las medidas que en esa dirección ha ido tomando desde el mes siguiente al que formulase a sus asesores la malhadada pregunta a la que nos refiriésemos al comienzo de este artículo, plenamente demostrativas todas ellas de que su obsesión con Venezuela ya se ha hecho crónica, pasando a convertirse en una auténtica neurosis. Entre las medidas tomadas por Trump en contra nuestra durante los últimos meses merecen ser destacadas las siguientes:

·         La suscripción de tres Órdenes Ejecutivas contentivas de severas sanciones de carácter económico-financiero, destinadas a restringir en grado extremo el acceso de nuestro gobierno a las divisas requeridas para pagar las necesarias importaciones de alimentos, medicinas e insumos industriales, por lo que se han constituido en un auténtico bloqueo financiero de nuestro país, con las funestas consecuencias para nuestra población que una medida de esta naturaleza comporta.
·         El envío a varios países de la región del secretario de estado Tillerson y el vicepresidente Pence, en febrero de 2018,  con el propósito de convencer a sus gobiernos de integrarse a la pretendida fuerza militar multiestatal invasora, así como el envío del almirante Tidd, jefe del Comando Sur, en funciones de coordinación militar.

·         El intento de expulsar a Venezuela de la OEA, como paso previo a la invasión, tanto en la VIII Cumbre de las Américas (Lima, Perú) como en la 48° Asamblea General (Washington), intentos que resultaron frustrados debido al valiente comportamiento de nuestros aliados en el ALBA-TCP y Petrocaribe.

·         El nombramiento de Mike Pompeo, exdirector de la CIA, y principal promotor de las sanciones en contra de Venezuela (6), como sustituto de Tillerson en el departamento de estado, así como el del impresentable John Bolton, como asesor de seguridad nacional, en reemplazo del general Mc Master, siendo Bolton un “halcón republicano” de amplia trayectoria injerencista, que tuvo que abandonar la ONU por no ser ratificado por el congreso a causa de su extenso prontuario criminal, cuya opinión en contra de Venezuela, que él mismo se ha encargado petulantemente de divulgar (7), lo retrata como otro que está obsesionado con nosotros.

Pero si alguien aún pusiese en duda le existencia de esa neurosis de Trump en contra de este pequeño pero valeroso y digno país, que lo lleva compulsivamente a seguir insistiendo en hacerle objeto de una intervención militar, debería tomar en consideración las declaraciones emitidas el día de ayer por un vocero del Consejo de Seguridad Nacional (CSA), que es el máximo órgano encargado de centralizar la política exterior, militar y de inteligencia de Washington, en patética respuesta a la nota de AP cuyo análisis ha sido el objetivo central de este artículo. La nota del CSA reconoce que la invasión militar de Venezuela sigue sobre la mesa como una opción (8), tal como lo exige Trump en medio de su neurosis, aunque señala de manera vergonzante, que ellos no planificaron ninguna invasión a Venezuela en el 2017 (¿!).

Ya para finalizar, considero oportuno señalar el amplio respaldo brindado por nuestra aliada Rusia en esta compleja coyuntura, reflejado en unas declaraciones altamente auspiciosas del  director del departamento latinoamericano del ministerio ruso de exteriores, Alexandr Schetinin, fechadas el mismo día de ayer (9), en las cuales en obvia referencia al hecho de la planificación de la invasión señalado en la nota de AP, se señala textualmente: "Lo consideramos absolutamente inadmisible, en primer lugar, porque nos oponemos por convicción a la política de sanciones, limitaciones y restricciones respecto a un país soberano", y porque "Estamos profundamente convencidos de que la tarea de la comunidad internacional consiste en ayudar a los venezolanos interesados en el desarrollo constructivo y dinámico del país, a sentarse a la mesa de negociaciones en el marco del diálogo nacional al que llama el Gobierno".
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas, julio 06 de 2.018