miércoles, 28 de diciembre de 2016



2017, el año de la verdad

Carlos E. Lippo




A juicio nuestro el agónico 2016 ha sido con mucho, el año más duro de la Revolución Bolivariana, esto es de este complejo, accidentado y altamente combatido proceso de refundación de la patria y de intento por instaurar el estado democrático y social de derecho y de justicia que habrá de conducirnos pacíficamente al socialismo y que arribará a la mayoría de edad el próximo 02 de febrero de 2017.

Duro y cruento fue el año 2002, con su golpe de estado de abril y su paro sabotaje petrolero de finales de año; duro fue también el 2013, por la prematura partida física de El Comandante y de aquellos mártires de la injustificada e histérica arrechera de Capriles R., al perder por segunda vez consecutiva la presidencia de la república; así mismo también fue duro en extremo el terrible 2014, con sus 43 víctimas mortales y el terrorismo casi sin fin, instigados por Leopoldo López Mendoza, el consentido agente de la CIA y mal llamado preso político, por cuya libertad clama hasta el paroxismo la derecha mundial en pleno.

Considero que en ninguno de estos años estuvimos tan en riesgo de perder todas las conquistas políticas, sociales y económicas logradas, como en este 2016 y es que desde el propio 06 de diciembre de 2015, fecha en la cual perdimos la mayoría de la Asamblea Nacional en unas elecciones en las cuales a juicio nuestro y de algunos analistas internacionales como Atilio Borón y Vicky Peláez, el pueblo no tuvo la oportunidad de elegir de manera libre, estando en medio de los embates de la guerra no convencional que nos impusieron y bajo la amenaza de invasión implícita en la Orden Ejecutiva de Obama y en las ejecutorias de aquel jefe del Comando Sur obsesionado con Venezuela, hemos estado bajo el fuego incesante de la misma coalición de nefastas fuerzas nacionales e internacionales ante las cuales perdimos el segundo de los 20 procesos  electorales celebrados a lo largo de estos casi dieciocho años.

En efecto en contra de nuestra revolución, siguiendo la estrategia diseñada por el Comando Sur y bajo la coordinación del Departamento de Estado estuvieron, accionando en nuestra contra durante todo el año: los gobiernos cipayos del continente y de la mayoría de los países de la OTAN; los organismos multinacionales acólitos del imperio (ONU, OEA y UE) y hasta el mismísimo Estado Vaticano, a pesar de las hipócritas bendiciones de Francisco; algunos de los “gigantes” del mudo financiero globalizado (Citi Group, J. P. Morgan, Standard & Poor, Moody´s…) y la canalla mediática, todos ellos en el plano internacional. En el plano nacional han sido actores de primera línea en este “todos en contra de la Revolución Bolivariana”, entre otros: la veintena de partidos y partiditos agrupados en la MUD, la mayoría de ellos organizaciones de maletín, que en medio de las zancadillas que se propinan entre ellos no cesan de conspirar, siempre “pacíficamente”; las organizaciones no gubernamentales generosamente financiadas por el imperio; el seudo empresariado criollo en su totalidad; la banca privada nacional, ejecutora del recientemente abortado golpe monetario; el lumpen delincuencial generosamente pagado con las contribuciones del imperio así como no pocos especímenes provenientes de las bajas capas medias que se han envilecido a tal grado que serían incapaces de ofrecerle a sus propias madres un paquete de harina de maíz a un precio decente, con tal de seguir disfrutando de las migajas que le deja caer por su eficiente “trabajo” de zapa, el usurero comercio local, controlado por inmigrantes europeos, asiáticos y árabes, descendientes de aquellos que hace años arribaron a este generoso país “con una mano adelante y otra atrás”.

A todos ellos los fuimos neutralizando a lo largo del año gracias a la acción conjunta del gobierno y el pueblo revolucionario, con una efectividad tal que no habiendo logrado aún reponerse del todo, parecen haberse resignado a dejarnos disfrutar en relativa paz los últimos días de esta temporada navideña, la misma que planificaron arruinarnos al dejarnos sin medios de pago físicos ni electrónicos. Los hemos neutralizado pero aún estamos muy lejos de haberlos derrotado, entre otras cosas porque hemos estado peleando a la defensiva, resistiendo, mientras lográbamos recomponer nuestras fuerzas.

Que este repliegue temporal de la contrarrevolución local, producido más por la falta de apoyo de sus bases que por nuestro propia accionar, a pesar de los recientes golpes que ha propinado el gobierno revolucionario a las mafias extractoras y acaparadoras del papel moneda y al comercio delincuente de vestidos, calzados y juguetes, habrá de durar sólo hasta los inicios del próximo año es algo que se desprende de su negativa de sentarse en la mesa de diálogo el próximo 13 de enero tal como estaba previsto, que fuese anunciada por el mesero  de la MUD en unas recientes declaraciones (1), así como de su contumaz actitud vendepatria, evidenciada en esas mismas declaraciones al solicitar la aplicación simultánea en contra de Venezuela de la “Carta Democrática”, por parte de la OEA y del “Protocolo de Ushuaia”, por parte del MERCOSUR.

También atestiguan que este repliegue ha sido sólo temporal, las dos nuevas embestidas que nos propinasen el día de ayer el Washington Post y el inefable Almagro. En efecto, el reputado diario insignia de la mismísima capital del imperio, al volver con el viejo estribillo de que el país se está cayendo a pedazos, arremete en contra del Presidente Maduro por el delito de “haberle quemado” las manos a los mafiosos que lograron desaparecer temporalmente nuestro billete de 100 (2), mientras que el secretario Almagro nos amenaza con desatar sobre nosotros la terrible ira del imperio si el gobierno revolucionario no reconoce a la próxima directiva de la Asamblea Nacional y no libera inmediatamente a los supuestos presos políticos, apelando en su exhorto, con extrema cursilería, a unas palabras que atribuye al Comandante Chávez (3).

Entonces, no puede haber dudas en relación a que el escenario inicial más que probable del venidero 2017, habrá de ser un escenario de confrontación de mediano y alto impacto, impuesto por la MUD, en el cual las fuerzas de la revolución tendrían el triunfo casi asegurado de antemano si se tratase de confrontar sólo con la contrarrevolución local, pero que habrá de exigir la más absoluta dedicación, tratándose de una pelea con la contrarrevolución internacional liderada por el propio gobierno imperial, en la cual la contra local sólo habrá de representar el papel de comparsa.

Es en el marco de estas consideraciones que hemos considerado oportuno plantear un conjunto de medidas cuya factibilidad de aplicación estaría garantizada por la evidente recomposición experimentada por el movimiento popular revolucionario a lo largo del año que ahora termina, la cual le permitiría desempeñar eficazmente su rol protagónico en el accionar de la unión cívico-militar, sostén irreemplazable de esta revolución.

Dichas medidas ya han sido propuestas de manera aislada en anteriores oportunidades y el hecho de proponerlas ahora de conjunto remite a la consideración de que sólo mediante su aplicación exitosa sería posible garantizar la necesaria consolidación de nuestra revolución que viene a ser lo mismo que garantizar la pervivencia de la patria libre y soberana por la que tantos hemos estado luchando en estos casi dieciocho años:

Sin más preámbulos, he aquí las medidas:

  1. Decretar un estado de conmoción interior, con arreglo al artículo 338 de la Constitución, tan pronto como la contrarrevolución reinicie su estrategia desestabilizadora y promotora de la intervención militar extranjera o en el mismo momento en que los órganos de inteligencia correspondientes aporten pruebas de que está próxima a iniciarla. A mi juicio el decreto propuesto tendría la virtud de facilitar el accionar de nuestros organismos de seguridad, civiles y militares, en contra de las fuerzas paramilitares de la contra, cuya participación es indetenible por vías pacíficas, a la vez que se constituiría en un eficaz disuasivo para promover la abstención de aquellos adherentes de la oposición que insistiesen en participar de manera violenta, o en todo caso neutralizarlos si es que persisten en hacerlo. Adicionalmente, el decreto podría servir para proveer el marco jurídico conveniente para la adopción de alguna de las otras medidas propuestas.
  1. Aplazar la celebración de cualquier tipo de proceso electoral de alcance nacional, regional o local, hasta tanto se pueda garantizar que el pueblo pueda elegir libremente sus candidatos, sin interferencia alguna de factores internos o externos. Y es que como decíamos en un artículo anterior titulado ¿Acaso fueron libres las pasadas elecciones parlamentarias?(4), nosotros no podemos permitirnos el detener el avance revolucionario por circunstancias similares a las que determinaron la derrota del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que perdieron el gobierno en unas elecciones celebradas en abril de 1.990, en medio de una cruenta guerra civil promovida por el imperio, a manos de aquel émulo de la MUD que se llamó la Unión Nacional Opositora (UNO), conformada por 14 partidos, que con el apoyo abierto de los Estados Unidos tenía como única promesa electoral el acabar con aquella cruenta guerra mercenaria. Jamás podemos perder de vista que lo que está en juego es la integridad y la soberanía de la Patria.
  2. Decretar un cierre indefinido de la frontera terrestre con Colombia, como medida que ha demostrado ser eficaz para combatir el contrabando de extracción y la penetración de elementos paramilitares mercenarios reclutados por la contrarrevolución para desestabilizar el país.
  3. Potenciar al máximo cualquier tipo de alianza estratégica de carácter militar con los países miembros del ALBA-TCP y con potencias mundiales como Rusia, China e Irán, algo que viene a ser inaplazable en momentos en los cuales no sólo que es totalmente imposible esperar algún tipo de ayuda de la mayoría de nuestros vecinos suramericanos, sometidos como lo están a gobiernos pro imperiales y fascistas, sino que por el contrario pudiera plantearse algún tipo de entente entre ellos para  atacarnos en conjunto, sólo para complacer al amo gringo. ¡Imposible además, no tomar previsiones en contra de la reciente suscripción del acuerdo soñado del “Premio Nobel colombiano de la Guerra”, con la sanguinaria OTAN!
  4. Decretar las medidas de nacionalización, estatización, confiscación y/o intervención de los establecimientos privados, en cualquiera de los sectores de la economía, que sean necesarias para neutralizar el desmadre de los más reconocidos actores de la contrarrevolución en el campo de la guerra económica, financiera y monetaria.

¡Prohibido fallarle a la Patria, prohibido fallarle a la revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

              
celippor@yahoo.com
Caracas, diciembre 28 de 2016

miércoles, 21 de diciembre de 2016



Es imperativo estatizar la banca privada

Carlos E. Lippo




En fecha ya tan lejana como los inicios del mes de febrero de 2015 el diario Panorama de Maracaibo, único medio de la derecha que me merece aún cierto grado de credibilidad, reseñaba algo así como que el “rebusque” de moda en aquellos días, en esa región era pasar la frontera para vender billetes de 100 bolívares a precios que oscilaban entre los 120 y los 140 bolívares (1); reseñaba también que los billetes de 50 se compraban a un precio entre 60 y 70 bolívares y que el pago se hacía por medio de transferencias electrónicas a las cuentas de los vendedores en Venezuela y en algunos casos con billetes de menor denominación. La reseña señalaba además que el insólito “negocio” se venía realizando desde hacía por lo menos cuatro meses, esto es, desde finales del año 2014.

En un artículo nuestro de fecha 23 de julio de 2015, publicado en éste y en algunos otros portales revolucionarios, titulado: “Contra el contrabando de extracción: ¡ruptura de las relaciones comerciales y cierre de la frontera, ya!” (2), al registrar este curioso fenómeno y su presencia también en la frontera tachirense, apuntábamos que “la fuga” de billetes de alta denominación  había alcanzado niveles tales en aquellos días, que había motivado una investigación especial a cargo de funcionarios de la Superintendencia de Bancos (SUDEBAN), comenzando por las entidades bancarias del eje fronterizo San Antonio-Ureña, señaladas por muchos de sus clientes de estar haciendo los correspondientes pagos en bolívares en billetes de las más bajas denominaciones. O sea, podemos ver que la propia SUDEBAN ya sabía desde aquellos días que algunos bancos estaban entorpeciendo la normal circulación de nuestros billetes.

En relación al uso que daban las mafias colombianas compradoras a este billete sobrevalorado se planteaban fundamentalmente dos hipótesis: la más generalizada, que decía que dichos billetes se utilizaban para pagar con mayor comodidad los bienes adquiridos en el país para ser pasados de contrabando al otro lado de la frontera y la otra, con menos apoyo, según la cual el billete era tratado mediante un proceso químico para luego utilizar su papel de seguridad para imprimir dólares falsos.

La primera de las hipótesis resultaba poco verosímil debido a la carencia de billetes de alta denominación, que ya era perceptible en todo el país a través de las limitaciones establecidas por la banca local sobre los montos a ser dispensados por los cajeros electrónicos, puesto que de ser cierta esta hipótesis no habría tanta escasez ya que el billete saldría de circulación temporalmente para luego reingresar al torrente monetario al ser realizadas las compras.

La segunda de las hipótesis que resulta muy difícil de comprobar debido a que los gringos serían reacios a reconocer tal posibilidad, más aún después de que han emitido nuevos billetes “super seguros”, según el Banco de la Reserva Federal, carecería de mayor verosimilitud aún que la primera por el daño que ella entrañaría para la economía imperio, que como veremos a continuación estaba detrás de los hechos.

Al día de hoy es un hecho comprobado que esta “fuga” inducida de nuestro papel moneda de mayor denominación obedecía a una macabra operación de guerra económica planificada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que es una copia casi al calco de la aplicada en contra del gobierno de Sadam Hussein después de la derrota en la primera guerra del golfo (3) y que guarda un gran parecido con la aplicada en Libia, cuya invasión por parte de las fuerzas de la OTAN tuvo una marcada motivación monetarista, como lo demuestra el que una de las primeras acciones de los “rebeldes”, estando reducidos al área de Bengasi y bastante lejos de recibir el poder de manos de los invasores, fue crear un nuevo banco central para emitir una nueva moneda (4).

Para poder desarrollar tan formidable agresión el imperio ha contado con operadores locales y extranjeros de distinta naturaleza entre los cuales destacan a nuestro juicio: gobiernos extranjeros, entidades bancarias locales, transportistas internacionales, delincuencia organizada transnacional, la contrarrevolución toda, unos funcionarios corruptos de la FANB y una quinta columna enquistada en algún banco público y en algunos organismos de gobierno como la SUDEBAN.

El objetivo inmediato de la operación, al restringir severísimamente la capacidad de pago en una época en la que las grandes masas populares disponen de ingresos adicionales por lo que tradicionalmente incrementan su adquisición de bienes y servicios, era inducir la protesta violenta, explicable y hasta cierto punto justificable, de esas mismas masas para que junto a algunos casos de violencia ejecutados por las fuerzas paramilitares de la contrarrevolución, similares a los de Guasdualito y de algunas localidades en el estado Bolívar, se generase un estado de violencia generalizado que produjese la caída del gobierno revolucionario o que en el caso contrario desatase una auténtica guerra civil capaz de justificar la intervención armada del imperio.

A mediano plazo la operación tenía un importantísimo objetivo crematístico que sin duda fue el mayor incentivo para incorporar a los operadores menos politizados (la banca privada, la delincuencia organizada transnacional y los demás corruptos de todo pelaje involucrados), y es que a la caía del gobierno o de la eventual ocupación del país por fuerzas extranjeras, los billetes serían vendidos a las autoridades usurpadoras a elevados precios en oro o divisas fuertes, para poder ser repatriados o simplemente devueltos al circuito monetario.

Tomando en consideración que con arreglo a información procedente del BCV (5), se había emitido un total de 6.111 millones de billetes de 100 bolívares, hay algunos datos aportados por el Presidente Maduro en su alocución del 17 de diciembre (6), en la oportunidad en la que anunció que se levantaba la medida de suspensión de circulación de dicho billete, vigente desde el día 15 y se prorrogaba su período de circulación hasta el próximo 02 de enero, que permitirán extraer algunas conclusiones en relación al destino de los billetes sacados ilegalmente del circuito económico venezolano y sobre la autoría material de tan monstruoso delito.

En efecto, decía el Presidente que producto de la operación estaba en circulación sólo el 5 % de los billetes emitidos (306  millones), o lo que es lo mismo, que estaba  retenido, fuera o dentro del país, el 95 % (5.805 millones de billetes); dijo también que en las 72 horas de canje se elevó la cantidad disponible al 70 % (4.278 millones), de lo cual se deduce que la cantidad de billetes retenida en el país y recuperada durante las tres jornadas bancarias de 7 horas (75.600 segundos) era como mínimo de 3.972 millones de billetes (4.278 – 306), lo cual daría un promedio de 52.540 billetes recuperados por cada segundo.

De estos primeros datos surgen dos conclusiones importantes: que la cantidad máxima de billetes sacados de nuestras fronteras podría ser de 1.833 millones de billetes, equivalentes a la astronómica cifra de unos 183.300 millones de bolívares; y que la inmensa mayoría del dinero recuperado estaba en las bóvedas de la banca comercial, las de algunas de sus empresas relacionadas y las de otras especialmente creadas para este propósito, ya que es físicamente imposible que el dinero canjeado hubiese sido entregado por el público a razón de 52.540 billetes por segundo.

Posteriormente, en su programa televisivo del día de ayer, el Presidente corrigió algunos de los datos que inicialmente había aportado, en el sentido de decir que sólo contábamos con el 2 % de los billetes de 100, para el momento en que toma la medida de sacarlos de circulación y que la cantidad de billetes recuperada con el canje era muy cercana a los 5.000 millones de billetes. Dichas correcciones no hacen más que evidenciar una mayor criticidad de la situación y una mayor participación de la banca privada nacional en esta abominable conspiración, que es precisamente la hipótesis que queríamos demostrar.

No sería ésta la primera vez que la banca privada nacional en pleno conspira en contra de la Revolución Bolivariana. Bastaría con recordar su participación, sin ningunas excepciones, en el golpe de abril de 2002, en el cual el BBVA Provincial, ligado a la familia de Lorenzo Mendoza, desempeño un rol protagónico, así como el restringidísimo horario de trabajo que impusieron a lo largo de los más de dos meses del paro sabotaje petrolero de 2002-2003, que se constituyó en un auténtico “corralito bancario”, con muy poco que envidiar al implantado por los últimos gobiernos neoliberales de la arruinada Argentina de la época anterior a la llegada de los Kirchner.

Y es que la banca privada nacional, parasitaria como todos los sectores del mal llamado aparato productivo privado del país, a pesar de tener ingentes ganancias derivadas fundamentalmente del  manejo legal y en algunos casos ilegal de las divisas preferenciales otorgadas por el gobierno, tiene grandes motivos de resentimiento con una revolución que cuando algunos de sus miembros quiebran, como ocurrió durante la crisis bancaria del año 2009, se avoca a auxiliar a los sufridos depositantes en lugar de auxiliar a los dueños felones, como era la práctica usual de los gobiernos de la cuarta república.

Considero que la crisis generada por esta terrible operación de obstrucción de los medios físicos de pago mediante la extracción de los billetes de mayor denominación, así como de los medios electrónicos de pago, mediante el auto sabotaje de la mayor plataforma tecnológica del país (CREDICARD), ha sido excelentemente manejada por el Gobierno Revolucionario; sin embargo, la crisis aún no ha terminado y de mantenerse las mismas condiciones nada impediría que se cumpla la profecía auto realizada del inefable economista Guerra (7), en el sentido de que se lleven los billetes del nuevo cono monetario y se vuelva a sabotear la plataforma de pago electrónico.

Para poder alcanzar la solución definitiva a esta crisis que sigue amenazando con dar al traste con nuestra revolución y con comprometer seriamente la soberanía del país, considero imprescindible proceder a una estatización de la banca privada y a una reestructuración a fondo de la Superintendencia de Bancos (SUDEBAN) y de la banca pública, en especial del Banco de Venezuela, instituciones éstas en las cuales sin duda alguna se ha enquistado una activísima quinta columna de nuestra revolución.

La estatización de la banca privada, propuesta por nosotros de manera razonada en varias artículos anteriores y cuya factibilidad y oportunidad fuese planteada en un reciente artículo publicado en este mismo portal, en fecha 19 de noviembre con el título “Urge aprovechar el momento para consolidar la Revolución Bolivariana” (8), debe ser ejecutada de manera progresiva, con arreglo a un esquema de prioridades que obviamente debe plantear en primera instancia la estatización de los bancos con mayor protagonismo en la actual coyuntura de guerra económica contra el país.

En atención a este criterio estimamos que la estatización debe iniciarse con las siguientes instituciones:
Banesco, actualmente investigado por su presunta responsabilidad en la retención y extracción de billetes del territorio nacional y BOD, investigado por la comisión del mismo delito y por su presunta responsabilidad en el auto sabotaje de la plataforma de CREDICARD; BANCARIBE, socio del Consorcio CREDICARD, junto al BOD y el Banco de Venezuela y con una fuerte participación del capital financiero extranjero a través de The Bank of Nova Scotia (Scotiabank), uno de los bancos más importantes del mundo (9); y finalmente Citibank y BBVA Provincial, entidades subsidiarias de bancos extranjeros (Citibank Group y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria), de conocida trayectoria conspirativa en contra de nuestro país.

Así mismo, considero necesario que se realice una reestructuración a fondo del estatizado Banco de Venezuela, cuyo comportamiento habitual y en el curso de esta crisis se ha diferenciado en muy poco del de los bancos privados de su mismo nivel; de igual forma debe procederse a una reestructuración aún más profunda del ente supervisor, puesto que es materialmente imposible que no estuviesen al tanto de lo que estaba ocurriendo en nuestro sistema bancario y que sabiéndolo no lo hayan evidenciado ni mucho menos hayan arbitrado ninguna medida efectiva de carácter correctivo.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

(9)     http://economia.noticias24.com/noticia/140/confidencias-bancarias/

Caracas, diciembre 21 de 2016

jueves, 15 de diciembre de 2016



“Debemos tener cuidado con Barack Obama”

Carlos E. Lippo




El próximo Lunes 19, a menos que ocurra algo que nunca ha ocurrido a lo largo de los más de dos siglos de vida independiente de los Estados Unidos, Donald Trump deberá ser electo presidente de la república por una mayoría simple del Colegio Electoral. Ocurre que a pesar de que Hillary Clinton, según los resultados oficiales del proceso electoral del 08 de noviembre (1), le aventajó en un poco más de 2,5 millones de votos populares, obtuvo apenas 232 representantes al Colegio Electoral, contra 306 de Trump, que sólo necesita 270 votos de ese cuerpo electoral para imponerse. ¡Tremendas contradicciones  de la supuesta democracia más antigua del planeta!

No existiendo ley federal alguna que obligue a los representantes a sufragar por el candidato que haya hecho posible su incorporación al Colegio Electoral, no han  sido pocos los esfuerzos que los principales dolientes de la señora Clinton, capitaneados por las autoridades del partido demócrata, una inmensa mayoría de los medios escritos y radioeléctricos y Wall Street, han hecho por inclinar a su favor la votación de al menos 37 de los representantes comprometidos a votar por Trump. Muchos de estos esfuerzos tales como las manifestaciones callejeras de los primeros días siguientes a la elección, la recolección de firmas de electores a través de la internet, las solicitudes de reconteo de votos en los estados en los cuales ganó el candidato republicano y las acusaciones de que hackers rusos desarrollaron ciberataques a favor del mismo, han sido públicos y notorios, pero quién sabe que otros intentos habrán hecho a escondidas, favorecidos por las ventajas que le depara el continuar ejerciendo el gobierno, con una total ausencia de escrúpulos.

Como lo legal en el marco de este extremadamente arcaico sistema electoral es que se confirme la elección de Donald Trump, lo natural sería que esta administración estuviese focalizada en los temas asociados a una apropiada entrega del poder que tendría lugar el próximo 20 de enero, y que en consecuencia se estuviese absteniendo de continuar desarrollando políticas sobre las cuales el presidente electo ha declarado de una u otra forma que no les daría continuidad.

Si esto no ha ocurrido así, como queda demostrado por el descarado apoyo directo que sigue brindando la administración Obama a sus terroristas del ISIS o EIIL (Estado Islámico de Irak y El Levante), en todo el mundo, especialmente en Siria, y el constante hostigamiento a la Federación de Rusia en las fronteras orientales de la OTAN, qué otra cosa cabría esperarse de temas en los cuales estarían aparentemente de acuerdo, como lo sería la política guerrerista en contra de Venezuela; y es que se trata de que el entonces candidato Trump, en una de sus últimas manifestaciones de campaña, en el propio gueto de la gusanera cubano-venezolana de Miami, prometió entre otras cosas que si ganaba las presidenciales, su gobierno se solidarizaría abierta y fuertemente con los opositores a los gobiernos de Cuba y Venezuela (2).

Que la administración Obama cree a pie juntillas que Trump habrá de dar continuidad a su nefasta política hacia la América Latina es algo que se desprende de unas declaraciones del propio Obama en un encuentro con jóvenes en la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el marco de la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) celebrada en Lima, 19 de noviembre de 2016 (3), con las cuales se atrevió a señalar que no cree que su sucesor haga grandes cambios en la política del país hacia América Latina; pasando a señalar seguidamente, palabras más, palabras menos, que: “… ciertos gobiernos que sofocan a la oposición, no respetan el estado de derecho o la independencia de los jueces están destinados a caer con el tiempo”, y ya sabemos a qué gobierno en especial se habrá estado refiriendo.
Como señalásemos en un artículo anterior publicado el pasado sábado en este mismo portal (4), es un hecho comprobado que el gobierno de Obama está detrás de las brutales acciones de guerra económica y de bloqueo financiero de las que hemos sido objeto en los últimos días, entre las cuales sobresale de manera  dantesca la extracción de nuestro territorio más de 300 mil millones de bolívares en billetes de 100 bolívares, cantidad enorme que representa un poco menos de la mitad del papel moneda emitido por el BCV en esta denominación, procediendo de la misma forma como antes lo hicieron en Libia e Irak (5), como acciones previas a las cruentas invasiones que devastaron esos países, y que los han retrotraído en muchos aspectos a la Edad de Piedra.

Esa acción de extraer de nuestro país la mayor cantidad de papel moneda posible, que está inscrita en una estrategia diseñada por el Comando Sur de los Estados Unidos en una reunión celebrada en Miami, con la asistencia de importantes asesores económicos a finales del mes de agosto, tiene como propósito fundamental el de provocar la “ruptura civil del país”; así lo declaró uno de los expertos asistentes, de nombre Russell Dallen, jefe de un banco de inversión, quien señaló además que el Almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, preguntó: “qué sucedería si Venezuela se quedara sin dinero” (6).

El mismo Russell Dallen, líder de la firma Caracas Capital Markets, señaló en esa oportunidad que Tidd comparó esta situación con la que se hubiera presentado en Grecia si el Fondo Monetario Internacional (FMI) no hubiese salido al rescate de ese país cuando no podía pagar sus deudas. También comparó ese escenario con el de Somalia, donde las autoridades y “amigos” internacionales han batallado para restablecer las estructuras del estado tras varias décadas de una cruenta guerra civil.

El hecho de que la situación de impago (default) inducida por Citibank a mediados de noviembre, que fuese difundida ampliamente por JP Morgan, haya sido preanunciada en el mes de septiembre sin base económica ni financiera alguna, no mediante la publicación de algún medio o institución de naturaleza financiera, sino por una nota de prensa de la nefasta agencia privada de inteligencia y espionaje Stratfor (7), da suficiente apoyo para pensar que esta estrategia de guerra económico-financiera que nos han estado aplicando con extrema sevicia a todo lo largo del último trimestre del presente año, debiese constituir una tercera fase de la Operación Libertad Venezuela, del Comando Sur de Estados Unidos, la mismísima “Freedom Venezuela Operation 3”.

Afortunadamente, con medidas valientes y audaces como la salida de circulación de los billetes de 100 bolívares decretada por el Presidente Maduro el pasado domingo, con la cual se ha asestado un golpe formidable a las mafias delincuenciales aliadas del imperio en Colombia, Suiza, Alemania, República Checa, Ucrania y quien sabe cuál otro país cipayo, estamos enfrentando con elevadas probabilidades de éxito esta terrible amenaza.

Sin embargo, el hecho de que en la XV Conferencia de Seguridad de Naciones del Caribe (CANSEC) (8) que tuvo lugar en San Juan de Puerto Rico el pasado sábado, con asistencia de 22 naciones del ámbito americano, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Kurt W. Tidd, haya incluido en el temario junto al manido tema de la lucha contra el narcotráfico en la región, la necesidad de prever eventuales ataques de posibles células del EIIL, es algo que debe hacernos encender todas las alarmas, pues ya sabemos a quién responden estos sangrientos terroristas. Si la sola lucha contra el narcotráfico les ha servido para justificar dispositivos de control militar como el Plan Colombia y las numerosísimas bases militares que tienen diseminadas por todos los países complacientes de la región, imaginemos qué engendro bélico serían capaces de montar a partir de una supuesta lucha contra el terrible estado Islámico de Irak y El Levante (EIIL).

Soy un convencido de que Obama, que ha demostrado sentir una auténtica obsesión fatal hacia la Revolución Bolivariana, se resiste a tener que retirarse sin antes habernos puesto de rodillas, como ha sido su evidente intención desde que en marzo de 2015 firmase aquella infamante orden ejecutiva. Por ello será capaz de intentar hasta la agresión armada directa con tal de lograr su propósito.

Como he planteado en anteriores oportunidades es muy probable que Obama hasta se le haya ofrecido a Trump para ejecutarle este “trabajo sucio” antes de entregarle el mando, con la seguridad del supuesto negado de que con esa acción logrará doblegarnos. Uno de los más recientes nombramientos de Trump, el del anterior jefe del Comando Sur, John Kelly, como Director de Seguridad Nacional (9), no puede hacer otra cosa que darle mayor base de sustentación a ese planteamiento. Recordemos que Kelly es aquel general que en octubre del año pasado amenazó con brindarnos su “generosa ayuda humanitaria” sólo si se le solicitaba en medio de una crisis humanitaria, al tiempo que decía estar tan preocupado por el destino Venezuela que nos tenía presentes en sus oraciones diarias.

Con el optimismo que me insufla el estar convencido de que saldremos victoriosos de cualquier aventura militar gringa, ya sea directa o a través de alguno de sus países cipayos, gracias al apresto operacional de nuestra FANB de la cual forman parte los diferentes cuerpos de milicia y gracias al significativo aporte de las potencias amigas con las cuales hemos suscrito importantes acuerdos de defensa, no puedo dejar de insistir en mi recomendación de que el gobierno revolucionario comience a armar al pueblo desde ya, a través de sus organizaciones más conspicuas (CLAPS, Consejos Comunales, Comunas, partidos del GPP, etc.), de manera de poder sumarlos a un esfuerzo conjunto de defensa de la Patria.

No podría concluir estas notas sin antes decir que la frase que le sirve de título ha sido entrecomillada no por ser una frase de mi autoría, pues se trata de una frase del Comandante Fidel Castro Ruz, referida por el cineasta estadounidense Oliver Stone, amigo de nuestra revolución, quien en unas declaraciones en el marco del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, señaló: "Fidel predijo todo lo que ha sucedido desde 2001". "Tenía la capacidad de verlo todo muy claramente, de adivinar el futuro. Y en una de sus últimas reflexiones dijo que debíamos tener cuidado con Barack Obama" (10). ¡Entonces, a buen entendedor, pocas palabras!

¡De pie o muertos, nunca de rodillas!

¡Como efectivamente queremos la paz, tenemos que prepararnos apropiadamente para la guerra!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!


Caracas, diciembre 15 de 2016