sábado, 26 de marzo de 2016



Notas sobre la visita a Cuba de Barack Hussein II
Carlos E. Lippo

Me uno a la inmensa mayoría de opinadores políticos que han considerado que la reciente visita oficial a Cuba del actual presidente de los Estados Unidos sea un hecho digno de pasar a la historia. Sin embargo, me creo en la obligación de decir que sólo lo considero así por ser ésta la primera y única oportunidad a nivel planetario en la cual el gobierno legítimo de un país le confiere libremente tal honor al primer mandatario del país que le ha venido haciendo una guerra despiadada durante el último medio siglo y como si esto fuera poco, pone a su disposición todo el aparato comunicacional del estado para que el inefable huésped tenga oportunidad de desarrollar libremente una sofisticada operación de marketing político que le permitiese, entre otras cosas, exponer de una manera banal y vergonzosamente parcializada las (sin)razones de esa guerra y las abismales diferencias de todo orden existentes entre los sistemas imperantes en ambos países, así como para realizar una descarada labor de proselitismo político dirigida hacia los opositores locales del gobierno anfitrión. ¡Mayor demostración de democracia participativa es imposible!

No pretendo intentar hacer en este artículo un análisis de las motivaciones que pudo haber tenido el gobierno de un país hermano que respeto y admiro, para extender invitación a semejante personaje; mucho menos intentaré hacer un juicio de valor sobre esa libérrima y aparentemente muy popular decisión pues considero que el hacerlo entrañaría un acto de injerencia muy poco diferente de tantos de los que hemos venido siendo víctimas desde hace tantos años.

Creo simplemente que la visita de Obama es congruente con el diseño de la política anunciada por ambos gobiernos el 17 de diciembre de 2.014 y soy un convencido de que el gobierno revolucionario cubano tiene claros los  límites de lo que es ética y políticamente correcto dentro del desarrollo de su revolución; me preocupa sí que el pueblo cubano en su natural aspiración de superar tantas carencias materiales como las que le ha tocado padecer y considerando que sus conquistas sociales, económicas y políticas son del todo irreversibles, se precipite y dentro de algún tiempo se vea precisado a repetir a manera de excusa y como tantos “pecadores arrepentidos”, que una cosa llevó a la otra y a la otra y… que de esta forma, “sin querer queriendo”, terminaran siendo protagonistas de una “revolución de colores tropical” o de una “primavera caribeña”.

Al concluir este preámbulo debo decir que las notas que incluiré a continuación, sin orden de prelación alguno, están basadas en la lectura de la más emblemática prensa digital cubana y latinoamericana de los días previos y posteriores a la visita:

  • No he leído ninguna noticia, declaración ni artículo de opinión que sostenga que la visita de marras ha generado logros adicionales a los que ya se habían obtenido a partir  del desarrollo de la política de “normalización” de relaciones aplicada por ambos gobiernos a partir de diciembre de 2.014, logros que estimo de singular importancia y entre los cuales debo destacar: un reconocimiento explícito de la institucionalidad revolucionaria cubana; un reconocimiento explícito de los logros sociales de la revolución y de la ayuda solidaria de Cuba hacia otros pueblos del mundo; una aceptación explícita de que las decisiones sobre los cambios y los modelos socioeconómicos en Cuba corresponden exclusivamente a los cubanos, en lo que compete al accionar revolucionario; así como: una declaración del abandono de la opción militar y subversiva; un reconocimiento del fracaso de las políticas hostiles contra Cuba de las administraciones precedentes; un reconocimiento del sufrimiento que el bloqueo ha causado al pueblo cubano y un reconocimiento público de que los Estados Unidos estaban aislados en América Latina y en el mundo por su política hacia Cuba, en lo atinente al accionar de ese país. Si me tocase señalar algún logro atribuible a la visita podría decir que éste sería, el haber puesto en evidencia una vez más, para quien así lo quiera ver, el carácter profundamente democrático de esta revolución.

  • Más allá de lo expresado en sus floridos discursos y declaraciones por el jefe del imperio, los resultados más o menos concretos obtenidos en los quince meses transcurridos desde que se anunciase la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, no parecen ser más que los señalados por el Presidente Castro en sus declaraciones en el Palacio de la Revolución (1), los cuales paso a resumir a continuación: reanudación del correo postal directo y firma de un acuerdo para restablecer los vuelos regulares; suscripción de memorandos de entendimiento sobre protección del medio ambiente y áreas marinas, sobre mejoramiento de la seguridad de la navegación marítima y sobre cooperación en la agricultura, este último a ser firmado durante la visita; negociación de otros instrumentos bilaterales de cooperación en materia del enfrentamiento al narcotráfico, la seguridad del comercio y de los viajeros y la salud; identificación de posibles operaciones comerciales que se pudieran concretar en el marco aún restrictivo de las regulaciones en vigor, de las cuales se han materializado algunas en el área de las telecomunicaciones (mejoramiento del acceso a la Internet) y un avance en las negociaciones para la adquisición de medicamentos, equipos médicos y equipamiento para generación de energía y protección del medio ambiente, entre otras. Muy lejos estamos de minimizar la importancia de estos logros, sin embargo no es posible dejar de apuntar que en su inmensa mayoría son anteriores a la visita que, según las mismas declaraciones, sólo habría servido para perfeccionar uno de tales acuerdos.

  • De la lectura de las declaraciones oficiales de ambos magistrados desde el Palacio de la Revolución, no queda claro si se trató o no durante esta visita “el tema venezolano”, pues mientras Obama decía con su desenfado habitual: “… también hablamos de Venezuela. Yo pienso que toda la región tiene interés en un país que arrastra sus retos comerciales, que responde a las aspiraciones de su pueblo y que es fuente de estabilidad en la región. Ese es el interés que yo pienso todos debemos compartir” (¿!), el Comandante Castro señalaba en la misma oportunidad: “… especialmente estaba previsto y no hubo tiempo para concluirlo, el abordar nuestra preocupación por la situación de desestabilización que se intenta fomentar en Venezuela, lo cual es contraproducente para el ambiente en el continente, pero lo expreso en esta ocasión”. Sobre este tema debo decir que me hubiese gustado ver que algunos de los 3 millones de hermanos cubanos que firmaron el año pasado en contra del “Decreto Obama”, aprovechasen la oportunidad que les daba la visita para exigirle personalmente su derogatoria, pues como se decía en los lejanos tiempos de mi juventud, “lo cortés no quita lo valiente”.

  • Percibo como una manifestación preocupante del comportamiento de la sociedad cubana actual durante esta visita, el que no se haya registrado ninguna manifestación de rechazo a la criminal política intervencionista gringa, ni siquiera para casos como los de Irak, Libia y Siria, que son de la absoluta responsabilidad del inefable visitante, mientras que al mismo tiempo si se producían manifestaciones de simpatía por parte de elementos de la contrarrevolución. Podría convenir en que por cortesía política y por ser hechos basados en decisiones de administraciones anteriores a la de Obama no se le haya repudiado por el genocidio de niños cubanos causado por el bloqueo, o por la voladura del avión, o por tantos actos de terrorismo perpetrados en contra de su revolución a lo largo de los últimos 58 años, pero me pregunto: ¿a dónde habrá ido a parar la solidaridad internacional de un pueblo que tanta solidaridad ha recibido?

  • En verdad que dan pena ajena dos piezas seudo humorísticas del que presumo sea un extremadamente popular comediante de nombre Luis Silva, quien representa un sufrido jubilado llamado Pánfilo. Para ahorrarme su descripción invito a los interesados a leer las noticias y ver los videos en las direcciones señaladas en (2)  (conversación telefónica con Obama) y (3) (visita de Obama a la casa de Pánfilo). Qué lamentable coincidencia con las actuaciones de aquellos vulgares payasos de la CMQ de La Habana, que recalaron en nuestras costas a raíz del triunfo de la revolución, traídos por el inefable Diego Cisneros para Venevisión. Cuánta nostalgia me produce evocar la figura de Virulo, aquel simpático humorista que acompañaba a la “Nueva Trova Cubana” en sus presentaciones de los años setenta. Por fortuna el proverbial humorismo cubano logró reivindicarse con aquella genial salida de Raúl en la conferencia de prensa conjunta ofrecida desde el Palacio de la Revolución (4), quién ante la muy trillada pregunta de por qué no liberaba a los presos políticos, preguntó a su vez al impertinente periodista en medio de una sonrisa socarrona: ¿a quién pregunta, a él (Obama) o a mí?, antes de darle la respuesta apropiada.

Pudiéramos seguir por largo rato pues la visita de marras da para esto y mucho más; sin embargo, considerando que ya tendremos otras oportunidades, quisiera concluir con una pregunta doble: ¿hasta dónde habrá de llegar el pueblo cubano y su gobierno con esta política de “normalización de relaciones”, cuando ellos tienen que estar plenamente conscientes de que para el imperio las únicas relaciones normales con otros países son las que implican una irrestricta sumisión a sus designios?; ¿será que están pensando de manera temeraria que ellos pueden ser la excepción?

¡Latinoamérica unida y soberana si, yanquis no!

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!


Caracas, marzo 26 de 2.016

domingo, 20 de marzo de 2016



¿Hasta dónde habrá de llegar Mister Obama en su bronca en contra de Venezuela?
Carlos E. Lippo


El primer día de la semana que hoy termina Barack Obama perpetró su más reciente acción injerencista en contra de Venezuela, al ofrecer a ese esperpento mediático que es la cadena CNN en Español, unas infamantes declaraciones en las cuales destacan frases como éstas (1): "Francamente, ahora mismo estamos preocupados por el estado de su economía (la de Venezuela)", diciendo más adelante, "… eso está directamente conectado con los desafíos de la gobernabilidad, y cuanto antes pueda el pueblo venezolano determinar un Gobierno que ellos confíen en que es legítimo y que pueda comenzar a implementar políticas económicas que los saquen de la espiral en el que están, mejor será para todos nosotros".

Resulta oportuno destacar la gravedad que encierra en sí mismo el hecho de que el primer mandatario de un país que oficialmente no está en guerra con el nuestro y que por más señas fue electo para su segundo mandato en 2.012 con un porcentaje de votos populares similar al que eligió a nuestro presidente en el 2.013, se permita arrojar dudas sobre su legitimidad de origen y se atreva a promover su derrocamiento con tanto desenfado. Tanto más grave resulta este hecho si se toma en consideración que tan sólo hace una semana el mismo personaje, en su condición de presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, renovó por un año la orden ejecutiva que cataloga a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de su país.

Sin embargo, considero que para poder apreciar el real impacto que podrían tener ambas acciones sobre la estabilidad y la integridad de nuestro país es conveniente intentar un pequeño análisis acerca del alcance de las mismas, así como un breve recuento histórico:

  • La declaración de emergencia nacional por “inusual y extraordinaria amenaza” es una categoría  contenida en el cuerpo legal estadounidense dedicado a Poderes Económicos de Emergencia Internacional. Luego de que un país es declarado amenaza a la Seguridad Nacional, se activan las atribuciones legales del presidente que le permiten establecer restricciones y prohibiciones comerciales y financieras e inclusive hasta de confiscación de los activos de los nacionales de dicho país que se encuentren en jurisdicción estadounidense (2); en suma, que le permiten  decretar hasta un bloqueo económico, financiero y comercial, similar al de Cuba, en contra del país objeto de la declaración. No obstante, en nuestro caso no ha sido necesario decretar formalmente un embargo financiero amparado en la orden, pues su sola emisión ha bastado para impedir que el país y PDVSA tengan acceso a los mercados internacionales para obtener dinero fresco, así como para impedir que se haya podido lograr una reestructuración de la deuda que permita aliviar su carga.

  • En años recientes Estados Unidos ha calificado como “amenaza para la Seguridad Nacional” a los siguientes países: Irán, Birmania, Sudán, Rusia, Zimbabue, Siria, Bielorrusia y Corea del Norte; e históricamente la misma legislación ha sido utilizada contra Irak (1.990), Afganistán (1.999 a 2.002), Liberia (2.001), Sierra Leona (2.004), Libia (1.986 a 2.004),  Yugoeslavia (1.992 a 2.003), Nicaragua (1.985 a 1.990), Haití (1.991 a 1.994) y Panamá (1.988), entre otros países. Siendo necesario establecer que la Ley de Emergencia Internacional de Poderes Económicos  permite al presidente sólo aplicar sanciones económicas, por lo que en aquellos escenarios en los cuales ha habido intervención militar, ha sido necesario llevar a cabo otros pasos legales y procedimientos diferentes.

  • El 26 de febrero de 2.011 Barack Obama, en una conversación telefónica sostenida con Angela Merkel, ampliamente difundida por la oficina de prensa de la Casa Blanca, aseguró que el Coronel Gadafi, líder indiscutible del valiente pueblo libio, debía abandonar su país, utilizando para ello las siguientes palabras: "… cuando el único medio que tiene un líder para mantenerse en el poder es el uso de la violencia contra su propio pueblo ha perdido la legitimidad para gobernar y debe hacer lo que es correcto para su país marchándose ahora" (3). Es un hecho comprobado que eso que Obama llamaba “su propio pueblo”, eran mercenarios extranjeros que pasando a través de la frontera con Egipto habían logrado tomar grandes sectores de Bengasi y se aprestaban a seguir rumbo a la capital Trípoli. Apenas 21 días después comenzaron los ataques navales y aéreos de los países de la OTAN que en menos de seis meses sirvieron de marco al infame asesinato del Comandante, a manos de mercenarios extranjeros, y redujeron a escombros al país más próspero e igualitario de todo el continente africano.

  • El 18 de agosto de 2.011, antes de iniciar unas vacaciones en un exclusivísimo balneario de la costa este, Obama pidió por primera vez la salida del mandatario de Siria, Bashar Al Assad, al considerar que se había convertido en un “impedimento para la transición democrática” en su país, a la sazón invadido por ejércitos mercenarios a través de todas sus fronteras terrestres. En este caso las palabras usadas fueron: “… hemos dicho consistentemente que el presidente Assad debe conducir la transición democrática o hacerse a un lado. Por el bien del pueblo sirio es tiempo de que el presidente Assad se vaya” (4). Después de más de cuatro años de heroica resistencia del pueblo sirio, el presidente Al Assad continúa en el poder, sin embargo la furia criminal de los mercenarios criados y mantenidos por el imperio ha generado más de 250.000 víctimas mortales así como la destrucción de casi toda la infraestructura física de ese hermosísimo país.

Considero que en nuestro caso particular no se trata de que Obama tenga hacia nosotros una suerte de fijación psicótica, se trata si de una explicable reacción ante el hecho de que como nunca antes el imperio se ha visto amenazado de perder el férreo control que desde hace casi un siglo ha venido detentando sobre los países de Nuestramérica, cuyo territorio llama petulantemente “su patio trasero”, gracias a la irrupción por vía de elección popular de un conjunto de gobiernos de carácter progresista de distinta naturaleza, entre los cuales destaca el nuestro, empeñado en construir el socialismo en momentos en los cuales en el norte industrializado pretendían estar acudiendo al fin de la historia, así como también gracias a la presencia en nuestra región de dos grandes potencias mundiales extra continentales, Rusia y China, que han logrado establecer estrechas vinculaciones con estos gobiernos a través de un sinnúmero de proyectos de desarrollo económico de  mediano y gran alcance y de no pocas alianzas de carácter militar.

Se trata también de que Mister Obama envalentonado por los fraudulentos triunfos electorales alcanzados por las fuerzas locales que le son incondicionales en Argentina, Bolivia y en nuestro propio país, que sus áulicos se adelantan a considerar arrogantemente como el fin de lo que han dado en llamar “el ciclo progresista latinoamericano” y en medio de la angustia que le genera el saber que sus días en la presidencia si están irremediablemente contados, tiene prisa por lograr que sus cipayos locales logren la defenestración del Presidente Maduro por vías seudo constitucionales; logren crear el clima violencia generalizada que haga posible la acción exitosa de las fuerzas paramilitares enquistadas desde hace años en nuestro país, procedentes de Colombia; o que de una vez se declaren como lo incompetentes que efectivamente son, para poder dar luz verde a las fuerzas multinacionales que bajo sus órdenes vendrían a “socorrernos” en medio de la artificiosa crisis humanitaria que han intentado promover desde la Asamblea.

No es desestimable tampoco el considerar que con este significativo aunque no inusitado apoyo a nuestra contrarrevolución Obama esté pretendiendo levantar su menguada popularidad en el seno de la fauna variopinta de Miami, disgustada por sus iniciativas de “normalización” de las relaciones con Cuba, ya que su voto es más que importante para asegurar el triunfo de su ex secretaria de estado en las elecciones primarias del partido demócrata y para poder lograr un eventual triunfo sobre el candidato neofascista republicano Donald Trump.

En cualquier caso, la respuesta inequívoca a la pregunta que sirve de título a estas notas, es que Mister Obama o su sucesor o sucesora en la presidencia del imperio, habrán de estar intentando el quebrarnos el espinazo hasta que, bajo un supuesto negado, logren su propósito o hasta que en una clamorosa acción conjunta con todos los pueblos dignos de Nuestramérica logremos derrotarlos y reducirlos al interior de sus vastas fronteras.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!


Caracas, marzo 20 de 2.016




lunes, 14 de marzo de 2016



El visible contubernio entre la contrarrevolución y la economía criminal
Carlos E. Lippo

Considero que la palabra contubernio, que la Real Academia Española de la Lengua define en una de sus acepciones como liga o alianza de carácter ilícito y deshonroso, describe apropiadamente esa abominable relación de la contrarrevolución venezolana con factores de la criminalidad nacional y transnacional, que efectos tan perversos ha tenido sobre nuestra vida cotidiana durante los últimos años. Considero además que para situar el tema en un marco de referencia adecuado se requiere presentar un breve resumen descriptivo de la naturaleza y alcances de éste auténtico superpoder mundial.

Comenzaremos entonces por decir que desde hace ya bastante tiempo el volumen de la economía criminal a nivel mundial, o lo que es lo mismo, la suma de todos los ingresos provenientes de las principales actividades delictivas tales como el tráfico de drogas, personas, animales silvestres, órganos humanos, armas y materiales nucleares, así como por los servicios controlados tradicionalmente por las mafias (prostitución, trabajo clandestino, secuestro, extorsión, juego y cambio de monedas) viene alcanzando el orden de los billones (millones de millones) de dólares anuales.

Según datos de la ONU correspondientes al año 2.009 (1), 1 billón seiscientos mil millones de dólares provenientes de actividades criminales entraron en el sistema financiero mundial para ser “lavados” durante ese año y casi todos se quedaron en él, puesto que sólo algo más de 300 millones, fueron descubiertos e incautados. Y que conste que a partir de esta astronómica cifra que representaba un 2,5 % del PIB mundial de ese año, estimado por el FMI en unos 63,8 billones de dólares, podría estimarse en 2,12 billones de dólares el monto total de la economía criminal generado en ese mismo año, lo cual representaba el 3,3 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Y todo apunta que desde esa fecha para acá este porcentaje ha aumentado de manera significativa.

Ante esta pavorosa e incontrovertible realidad, la inmensa mayoría de los gobiernos de los países capitalistas a nivel planetario, no sólo es que no se han ocupado de alistarse en una gran cruzada para combatir el crimen organizado, como lo ha demando infructuosamente la ONU en numerosas oportunidades y lo siguen exigiendo mayoritariamente sus pueblos, sino que acostumbrados como lo están a convivir simbióticamente con él, se disponen a sacarle el mayor provecho económico posible.

Tal es el caso de las grandes y de las no tan grandes potencias capitalistas neoliberales agrupadas en la Unión Europea, así como de no pocos países de nuestra región, entre los cuales se encuentran los que mantienen las mayores relaciones de sumisión con el imperio y frecuentemente nos son puestos como ejemplo a seguir en materia económica por nuestra oposición vende patria: Méjico, Colombia y Perú, entre otros.

Es sabido que en la Unión Europea, países tenidos como amplios y tolerantes en materia social y que normalmente muestran bajos índices delictivos, tales como Suecia, Noruega y Finlandia, incluyen los ingresos provenientes de la economía criminal en el cálculo de su Producto Interno Bruto (PIB) desde hace varios años, al igual que Austria (2); otros como Reino Unido, Italia, Irlanda, España y Portugal, se encontraban trabajando sobre el tema a mediados del 2.014, siguiendo directrices de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat) y para este año 2.016 cada uno de los veintiocho miembros de la UE deberán contemplar el monto de la economía criminal para el cálculo del PIB, con arreglo a la nueva normativa de Eurostat a ese respecto, aprobada en el 2.014.
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En verdad que da pena ajena ver a los organismos de estadística económica de los países europeos estimar, con mal disimulado entusiasmo, el incremento que producirá la integración de la economía criminal en el PIB de sus respectivos países, que sitúan entre un nada desestimable 0,7 %, en el Reino Unido, hasta un elevadísimo 10,9 % en el caso de Italia.

Jeannine Aversa, vocera de La Oficina de Análisis Económico de los Estados Unidos, institución que calcula el PIB de ese país, ha declarado con la doble faz que les es característica que: “no tienen planes por ahora de incluir gastos en actividades ilícitas”. Sin embargo señala que el PIB estadounidense crecería cerca de 3% si se adoptaran todos los cambios de la Unión Europea, de acuerdo con las normas de cálculo de Eurostat, lo cual permitiría ubicar el monto de la economía criminal en el gigante del norte en  un astronómico medio billón de dólares, para el presente año 2.016.

Para muchos analistas es claro que esta inmensa masa de dinero sucio cubre gran parte de déficit comercial de los Estados Unidos, que alcanza varios centenares de miles de millones de dólares anuales. Sin este dinero sucio la balanza de pagos de la economía norteamericana sería absolutamente insostenible; los niveles de vida de la población caerían; el dólar se debilitaría aún más; la inversión y disponibilidad de capital de préstamo se reducirían y Washington no sería capaz de sostener su imperio global.

Un informe del Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas (3), divulgado hace algunos años, caracterizaba la situación de la economía criminal mundial por medio de estas dramáticas palabras: “La reestructuración de la economía, el comercio y las finanzas en un mundo dominado por el neoliberalismo ha provocado la globalización del crimen. Mientras los sistemas estatales se desmoronan bajo el peso de la crisis financiera, el crimen organizado comienza a jugar un papel dominante en la economía y la política de los estados, a la vez que aprovecha la desregulación del sistema financiero internacional para lavar su dinero mal habido. El crimen se ha transformado, de esa forma, en parte integrante del sistema económico internacional, con trascendentales consecuencias sociales, económicas y geopolíticas”.

En el caso de Nuestramérica el referido informe señala más adelante que en países como Colombia “los carteles de la droga invadieron el aparato estatal y se integraron al partido político gobernante”, señalamiento que queda ampliamente demostrado por el hecho de que en 1.995 más de una docena de miembros del congreso, el contralor, el fiscal general y el ministro de defensa fueron procesados por aceptar pagos del Cartel de Cali. Pero si quedase alguna duda sobre los señalamientos oficiales de esta dependencia de la ONU a este respecto, ella debería quedar plenamente despejada por la ascensión a la  presidencia de ese país de Alvaro Uribe Vélez (a) “El Narcotraficante # 82”, antiguo mandado de Pablo Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín, en el año 2.002, quien se mantuvo en el cargo hasta el año 2.010 y continúa detentando un poder casi omnímodo en ese vecino país férreamente controlado por el narco paramilitarismo.

Un informe basado en datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Policía Nacional de Colombia, divulgado a mediados del 2.014 (4), mientras señalaba que están tipificadas unas 44 modalidades vinculadas al lavado de activos y la economía ilegal, sostiene que tales  actividades delictivas pueden estar aportándole al PIB del país más del 2,3%, algo así como unos 13.600 millones de dólares. Sin embargo, si tomamos en consideración que sólo el contrabando de extracción procedente de Venezuela reportaba a sus gestores colombianos a mediados de 2.015 una cantidad estimada entre los 8 mil y los 12 mil millones de dólares anuales, es evidente que el aporte de la economía criminal al PIB de este sufrido país debe estar varias veces por encima de esa estimación oficiosa.

Existiendo como efectivamente existe un amplio consenso entre los investigadores parlamentarios estadounidenses, los ex banqueros y los expertos bancarios internacionales sobre el hecho de que los bancos estadounidenses y europeos lavaban ya en el año 2.001, entre medio billón y un billón de dólares de dinero sucio anualmente y que la mitad de ese dinero iba a dar a los Estados Unidos (5), resultaría más que iluso pensar que la “gran banca privada venezolana”, con sucursales y bancos corresponsales en ese país y en numerosos paraísos fiscales del Caribe no haya tenido y continúe teniendo una participación importante en esta funesta actividad criminal.

Una evidencia irrefutable de esta participación está constituida por el hecho de que no pocos altos ejecutivos de bancos privados venezolanos fueron apresados en territorio norteamericano y acusados de estas actividades durante la década de los noventa del siglo pasado; también la constituye algo que es un secreto a voces en relación a que ha sido como producto de este tipo de actividades, que un joven ejecutivo bancario venezolano ha logrado convertirse en el segundo hombre más rico del país.

No hay duda alguna en relación al hecho de que hasta hace pocos años esta actividad de lavado de dinero por parte de la “gran banca privada nacional”, constituía el mayor aporte del país a la economía criminal mundial. Sin tener evidencia alguna de que tal situación haya cambiado, pienso que el contrabando de extracción de hidrocarburos así como de bienes e insumos producidos en el país o importados por el gobierno nacional para llevarlos al pueblo a precios considerablemente más bajos que los del mercado internacional; la extracción y comercialización ilegal de metales preciosos y otros minerales de carácter estratégico como el coltán (niobio y tantalio), así como el cambio vil de nuestra divisa por la divisa colombiana en las casas de cambio de la frontera bajo la presión generada por los narcoparamilitares y al amparo cómplice de la legislación criminal de ese país, están haciendo aportes significativos a ese monstruo que amenaza con destruir a la humanidad entera.

La existencia de esa abominable alianza de la contrarrevolución con el crimen organizado nacional y transnacional a la que se refiere el título de estas notas queda plenamente demostrada por hechos como los que paso a resumir a continuación:

·       Su renuencia permanente a apoyar las iniciativas del gobierno tendientes a combatir el crimen organizado transnacional, como es el caso del cierre de fronteras y los estados de emergencia decretados en los municipios de la frontera occidental a partir de agosto de 2.015, como una medida para combatir el contrabando de extracción y una inmensa gama de delitos que se venían cometiendo en esas apartadas regiones.

·       Su actitud de saboteo a las OLP (Operaciones de Liberación del Pueblo) desarrolladas por el gobierno revolucionario desde mediados del pasado año, con el propósito de combatir la acción criminal de delincuentes comunes de formación paramilitar, que venían acabando con la tranquilidad de las barriadas populares de nuestras grandes ciudades.

·       El evidente financiamiento que han recibido y continúan recibiendo tanto de la “gran banca privada nacional”, como de sus casas matrices y relacionadas de la banca privada internacional.

·       La utilización que han hecho y continúan haciendo de elementos de la “delincuencia común”, de origen nacional y extranjero, para motorizar sus acciones terroristas de calle (guarimbas); para perpetrar acciones de sicariato (Eliécer Otaiza y Robert Sierra, entre otros); y como espalderos de sus principales líderes (el descuartizador Pérez Venta como espaldero de Leopoldo López y jefe de seguridad de PJ y ABP), entre muchos otros.

·       Su oposición y saboteo en la calle de toda medida gubernamental que tienda a atenuar el impacto del desabastecimiento inducido y la especulación en la venta de bienes esenciales por vía de los llamados “bachaqueros”, tales como la implantación de días de compra en atención al número terminal de la cédula y el uso de captahuellas en los supermercados públicos y privados.

·       La evidente relación de dependencia política de dos de sus más conspicuos líderes (Capriles y López) del jefe indiscutible de la narcoparapolítica colombiana y gran capo de la economía criminal mundial, Alvaro Uribe Vélez.

·       La existencia de una cantidad importante de funcionarios públicos electos en sus planchas (alcaldes, gobernadores y asambleístas), actualmente imputados y/o denunciados por actividades de lavado de dinero, contrabando de extracción, desabastecimiento inducido de productos y explotación y comercialización ilegal de oro y minerales estratégicos.

·       Finalmente, la que viene a ser la madre de todas las complicidades, que es el intento de decretar la impunidad absoluta para toda clase de delitos bajo la excusa de haber sido cometidos para oponerse al gobierno revolucionario, por vía de la “Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional”, aprobada ya por su fracción parlamentaria en primera discusión.

Este evidente contubernio, plenamente demostrado como lo hemos hecho, nos da una razón adicional  para combatir a esta contrarrevolución delincuente y vendepatria, que no es otra que el evitar que el país, como algunos infelices países de Nuestramérica, pueda caer en las garras del crimen organizado transnacional, corrupto en sí mismo y corruptor de nuestros pueblos.

La lucha en primera instancia es contra esa “contrarrevolución” pero no podemos olvidar que ella está apoyada por el los gobiernos del imperio y sus países aliados y lo que es más importante, por todo el entramado criminal que sirve de sustento a esos gobiernos.

Quiero terminar estas notas tomando prestadas unas frases del estimado camarada zuliano Yldefonso Finol, escritas al final de un brillante artículo titulado “De la economía informal a la economía criminal” publicado hace ya algún tiempo, cuando la sangre aún no llegaba al río (6): Le corresponde al Estado impedir que continúe el imperio de la economía criminal; para lograrlo tiene dos tareas: dar el ejemplo y aplicar la justicia. Sería la mejor política económica”.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

                
Marzo 13 de 2.016