lunes, 26 de febrero de 2018

Urge pararle el trote a la embajada gringa
Carlos E. Lippo



"Mientras presionaban a otros gobiernos para que rompieran con nosotros, utilizaban ellos la embajada para introducir aquí agentes conspiradores y terroristas; porque han estado dirigiendo el terrorismo amparados en la inmunidad diplomática"
Fidel Castro Ruz (1)



En estas casi dos décadas de revolución hemos tenido en Venezuela cinco embajadores gringos, cada uno más injerencista e irrespetuoso que el anterior: John Maisto (1997–2000), Donna Hrinak  (2000 –2002), Charles Shapiro  (2002–2004), William Brownfields  (2004–2007) y Patrick Duddy (2007–2010), así como incontables encargados de negocios, algunos actuando en los períodos subsiguientes al cambio de algún embajador y otros, desde el 2010 hasta esta fecha, por no haber sido nombrado un nuevo embajador. Un sexto embajador de nombre Larry Palmer, designado para sustituir a Duddy ostenta lo que debe ser todo un record mundial de imprudencia diplomática al haber señalado en el senado de su país, antes de venir a Venezuela, una supuesta “baja moral” de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y unos presuntos vínculos del presidente Chávez con los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (2), motivo por el cual no recibió el requerido beneplácito de nuestra cancillería, quedando inhabilitado para ejercer el cargo. A continuación presentamos algunas muestras del prontuario injerencista y en ciertos casos delictivo, de cada uno de estos funestos personajillos:

John Maisto, era todo un veterano en operaciones encubiertas y de inteligencia (3): en Bolivia había asistido a la CIA en la captura y muerte del Ché Guevara; había trabajado en inteligencia en Colombia y Costa Rica; en Filipinas había ayudado a derrocar al presidente Marcos; en Panamá manejaba la sección política de la embajada que preparó la invasión de 1989, y en Nicaragua a principios de los 90 ayudó a desmantelar el gobierno sandinista después de la victoria tutelada de Violeta Chamorro. En Venezuela, antes del triunfo electoral de Chávez en 1998, la embajada estadunidense tenía tiempo financiando una campaña mediática en su contra y a favor del candidato Henrique Salas Römer, al que lograron imponer a todos los partidos de la derecha al final de la campaña, defenestrando a los otros candidatos que tenían más de un año accionando como tales.

Donna Hrinak, venía de prestar servicios como embajadora en la República Dominicana y en Bolivia, países en los que solía tratar a los presidentes latinoamericanos con un dejo patronal. Quizás por ello se le facilitó el solicitar una audiencia personal a Chávez a raíz de que éste condenase el bombardeo norteamericano contra Afganistán que produjese numerosas muertes de civiles, en la cual siguiendo instrucciones de su cancillería intentó exigirle que no fuera tan crítico con los Estados Unidos como solía serlo. Es harto conocido que Chávez la interrumpió diciéndole “Ud. está hablando con el Jefe del Estado. Respecto de su posición, Usted no se comporta de manera apropiada, por favor, retírese ahora”. Algunas fuentes han sostenido que Chávez le permitió leer el mensaje hasta el final, lo cual a mi juicio no demerita en nada la posición tan digna y valientemente sostenida.

Charles Shapiro, era elogiado por su trabajo como agregado militar en Chile mientras preparaba el derrocamiento de Salvador Allende y también se había destacado durante la “guerra sucia” contra las guerrillas salvadoreña y nicaragüense en la década de los 80; por ello Washington confiaba en él para lidiar con el “problema Chávez”. Llegó a Venezuela un mes antes del golpe de abril de 2002, el cual obviamente contribuyó a financiar y en el cual participó de manera directa como lo demuestran las grabaciones de algunas transmisiones de radio cursadas por los golpistas durante el desarrollo de las acciones, así como su presencia junto a sus agregados militares James Roger y Ronald Mac Cameron, al lado de los generales golpistas en “Fuerte Tiuna” (sede del Ministerio de Defensa) los días 11 y 12 de abril; siendo necesario hacer notar el propio 13 de abril acudió a Miraflores, junto al embajador de España en Caracas, Manuel Viturro de la Torre, para entrevistarse personalmente con el presidente de facto Pedro Carmona Estanga, después que éste derogara la constitución de 1999 y disolviera los poderes públicos constituidos. Una semana después, sin duda tratando de tender una cortina de humo sobre su participación en estos hechos, Shapiro solicitó una reunión con Chávez; estando reunidos, Shapiro le informó sobre una conspiración para asesinarlo. Chávez le preguntó: ¿Qué es lo que Ud. exactamente sabe acerca de la conspiración? ¿Quién está detrás? Deme los nombres: Shapiro se encogió de hombros y dijo: “Las instrucciones que recibí no tratan ese tipo de información”. Unos años después Chávez comentó con unos periodistas acerca de su conversación con Shapiro describiéndolo como un “verdadero payaso pero no un embajador”: “Teniendo a la CIA al FBI y a otras agencias, ellos declaran no tener más informaciones sobre el problema”.

William Brownfield, cuya carrera diplomática se inició en 1979 como vicecónsul en Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, sede de importantes instalaciones petroleras, siendo un hecho comprobado que tradicionalmente todos los cargos en ese consulado son ocupados por agentes de la CIA o por funcionarios de inteligencia. Antes de ser asignado a Venezuela como embajador Brownfield participó en la preparación del denominado Plan Colombia y también supervisó las políticas relacionadas con Cuba en el Departamento de Estado. Aquí se dedicó intensamente a promover la secesión del Estado Zulia y estableció una sucursal de la embajada, no un consulado, en la ciudad de Maracaibo, ubicada en un costosísimo edificio. Es el autor de  un informe cifrado enviado desde la propia embajada, en noviembre de 2006, en el cual detalla cómo docenas de organizaciones no gubernamentales (ONG) de Venezuela reciben financiamiento del gobierno norteamericano por intermedio de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI). En dicho informe, el embajador proponía la siguiente estrategia: fortalecer a las “instituciones democráticas”; infiltrarse en la base política de Chávez; dividir el chavismo; proteger negocios vitales para los EE.UU.; y aislar a Chávez internacionalmente. Siendo oportuno y necesario señalar que tal informe, fue divulgado apenas en abril de 2013, como producto de un trabajo de contrainteligencia y de desclasificación de archivos secretos por parte de Wikileaks (4).

Patrick Duddy, continuó con el derrotero de su antecesor, aunque de manera más moderada, ayudado por su mayor prudencia y bagaje intelectual. Durante su gestión la contrainteligencia venezolana recibió informes de que la embajada norteamericana estaba preparando una “sorpresa” para las elecciones regionales del 2008, que sin embargo fueron ampliamente ganadas por el chavismo. En el mes de agosto del 2008 Chávez le dio un plazo de 72 horas para abandonar el país, en un gesto de solidaridad con el gobierno de Bolivia, que había expulsado al embajador Philip Goldberg y había cerrado la embajada, una valiente decisión digna de ser emulada por el evidente éxito que ha tenido hasta el presente. A su regreso a Caracas después de nueve meses, se dedicó a prodigar jugosos financiamientos a los medios opositores de divulgación de noticias, según informes de Wikileaks, que además dan cuenta de su descontento y frustración por el bajísimo rendimiento de tales financiamientos.

Desde la salida de Duddy no hemos tenido embajadores sino encargados de negocios, los cuales no han sido menos injerencistas e irrespetuosos que los embajadores, como lo ha puesto en evidencia el penúltimo de ellos, de cuyo nombre no vale la pena acordarse, al hacer una solicitud de otorgamiento de acceso consular en favor de cinco ex altos funcionarios corruptos de nuestra empresa CITGO (filial de PDVSA que opera en territorio de EE.UU), alegando su supuesta nacionalidad estadounidense. En efecto, con la prepotencia y la estupidez que les es característica, el citado funcionario ha señalado: “… pedimos al Gobierno venezolano que lo haga de inmediato de conformidad con la Convención de Viena sobre relaciones consulares” (5), “olvidándose” muy convenientemente de que se trata de ciudadanos venezolanos por nacimiento que a lo sumo estarán detentando una doble nacionalidad, y que lo sustancial del asunto es que han sido imputados y privados de libertad por el Ministerio Público en virtud de la presunta comisión de gravísimos hechos punibles en contra del estado venezolano (6).
El actual encargado de negocios, de nombre Todd Robertson, a su llegada a Venezuela el pasado 18 de diciembre, intentando presentarse a sí mismo como “la tapa del frasco”, tuvo el tupé de transmitir a través de su cuenta Twitter que él había venido a Venezuela con la misión de que vuelva la democracia a nuestro país, dejando ver de manera implícita, con la arrogancia e insolencia que les es característica, que ha sido enviado por el gobierno de Donald Trump, para conspirar y tratar de derrocar al gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro (7). El mismo funcionario, en una reunión sostenida con el canciller Arreaza y haciéndose eco de un comunicado del Departamento de Estado de fecha 14 de diciembre de 2017, ha pretendido ejercer una indebida presión para que se libere en forma inmediata a Joshua Holt, un terrorista convicto detenido en la residencia de su cónyuge (una vivienda popular construida por el gobierno revolucionario en el marco de la GMVV), en posesión de un amplio y variado arsenal de guerra, cuyo juicio por los delitos imputados por el Ministerio Público se había iniciado dos días antes; siendo oportuno apuntar que el citado Holt ha sido señalado por el Constituyente Diosdado Cabello como director de una red de espionaje gringa con alcance sobre toda Latinoamérica.

El summum del injerencismo de esta versión en negativo de Henry Kissinger encuadernada en rústica, ha tenido lugar a partir de una melosa entrevista que le hiciese la semana pasada el conocido “pitiyanqui” Pedro Pablo Peñaloza, para el escualidísimo medio digital www.runrun.es (8), tan cipaya y rastrera por parte del entrevistador y tan jactanciosa por parte del entrevistado, que no me resulta cómodo referirme a ella en detalle. Sólo mencionaré que el “diplomático” se dedicó a todo lo largo de ella: a proferir las amenazas de siempre; a jactarse de la efectividad de las sanciones impuestas y a preanunciar otras nuevas; a instigar a la FANB para que diese un golpe; así como a anunciar que él y su personal saldrán a la calle a hacer contacto con los miembros de la contrarrevolución, entre muchas otras acciones irrespetuosas e injerencistas. Para rematar respondiendo a la estupidísima pregunta de si tenía miedo a ser declarado persona no grata, de la siguiente forma: “No, no tengo ningún temor, no es una amenaza para mí”.

Es claro que en los actuales momentos no se trata de declarar persona no grata a este personaje, que rápidamente sería sustituido por otro de igual o peor calaña, sino de cortar por lo sano y ordenar la salida de todo el personal de la embajada norteamericana de una buena vez, pasando a manejar las mínimas relaciones que siempre sería necesario mantener con el imperio, a través de la embajada de un país amigo designado de común acuerdo.
Una medida de esta naturaleza, que podría parecerle drástica hasta a algunos camaradas bien intencionados, es a mi juicio cónsona con las únicas relaciones que pueden mantenerse con un país que, sin habernos declarado formalmente la guerra, nos tiene sometidos a una guerra no convencional en todas sus variantes: diplomática, mediática, económica, financiera, psicológica y cibernética, desde bastante antes que adviniese a la presidencia el camarada Maduro.

Una medida como la propuesta serviría para impedir o al menos dificultar en gran medida el apoyo logístico y financiero que actualmente y desde hace ya bastante tiempo viene prestando descaradamente el imperio a la contrarrevolución a través de su embajada, con base en la inmunidad diplomática.

Es por ello que en momentos como los que estamos viviendo, con un recrudecimiento apreciable de las acciones terroristas destinadas a sabotear nuestros principales sistemas prestadores de servicios públicos (hospitales, S/E eléctricas, centrales de comunicaciones y estaciones de los sistemas de transporte masivo), como las que han tenido lugar durante las últimas semanas  y ante los numerosos intentos de la contrarrevolución de iniciar una nueva escalada masiva de terror, en esta ocasión por vía de secuestros y asesinatos selectivos de personeros chavistas, una medida como la propuesta se hace inaplazable.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, febrero 26 de 2018

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