Supuesta
crisis humanitaria e intervención militar del imperio en Venezuela
Carlos
E. Lippo
Desde
finales del siglo pasado y a todo lo largo del presente, la pretendida prestación
de asistencia humanitaria ante crisis generadas por fenómenos naturales o de cualquier
otra índole, así como la supuesta prevención de las mismas, ha sido al parecer
la excusa predilecta de los EE.UU para tratar de justificar la incursión de sus
tropas en el territorio de una cantidad importante de países soberanos a todo
lo largo y ancho del planeta. Pruebas de ello, en el caso de Nuestra América,
lo constituyen la invasión de Haití, en el 2010 y la frustrada incursión en
Venezuela en diciembre de 1999.
En
el caso de la invasión de Haití ejecutada en enero de 2010, que vino a ser la
cuarta de las perpetradas por el imperio en ese país en menos de un siglo, ya que
antes lo había invadido en los años 1915, 1994 y 2004, justificada por la
necesidad de prestar “ayuda humanitaria”
en ocasión del terremoto acaecido días antes, es necesario registrar como
agravantes los siguientes hechos: que un reporte preparado por la Flota Rusa
del Norte indicó en su momento que el terrible sismo que devastó a Haití fue el
claro resultado de una prueba realizada por la Marina Estadounidense con una de
sus “armas generadoras de terremotos” (el
proyecto HAARP); que la asistencia humanitaria prestada por las tropas del
imperio ha sido casi inexistente, ya que este país sólo ha logrado sobrevivir dignamente
gracias al esfuerzo de su estoico pueblo, a la asistencia médica prestada por Cuba
y Venezuela, y a su oportuna afiliación al proyecto Petrocaribe, ideado e
implantado por el Comandante Chávez; y finalmente, que la malhadada ocupación imperial
habrá de mantenerse, por medio de la infausta MINUSTAH, al menos hasta octubre
del presente año.
En
el caso de la frustrada invasión a Venezuela intentada en ocasión de la crisis
generada por el deslave de la cadena montañosa del Guaraira Repano, que
modificase de manera irreversible toda la topografía del estado Vargas, a causa
de las extremadamente intensas lluvias caídas en la región el 15 de diciembre
de 1999, día en el que se celebraba el referendo de aprobación de la nueva Constitución
Nacional, es necesario y conveniente resaltar que la misma, que fue iniciada
con base en la “invitación”
inconsulta de un egresado de la Escuela de Las Américas, el general Raúl
Salazar, quien fungía de ministro de la defensa del Comandante Chávez, fue
oportunamente detenida por éste, en medio de las quejas y lamentos de la
contrarrevolución de la época, que es la misma que en la actualidad sigue pidiendo
a gritos la intervención. También considero oportuno señalar que aunque el
deslave del Guaraira Repano parece ser un fenómeno natural cíclico, con una
frecuencia de ocurrencia de más o menos 50 años, éste de 1999 es el más intenso
del que se tenga registro y que la celeridad demostrada por la armada
norteamericana para asistir en “nuestro auxilio”,
da pie para pensar que pudo ser también un evento climático provocado por el
HAARP.
Esta
propensión del imperio a utilizar la excusa de la prestación de “ayuda humanitaria”, para tratar justificar
sus futuras incursiones armadas en nuestra región también se pone de manifiesto
por ser ésta, junto a un supuesto apoyo logístico para investigaciones
científicas y tecnológicas, la casi única función declarada de las más recientes bases
militares de cuya construcción se tiene conocimiento; tal es el caso de:
- Una base militar actualmente en construcción en el Perú, departamento de Amazonas, prevista para ser terminada en agosto de 2018, bautizada con el eufemístico nombre de “Centro de Operaciones de Emergencia Regional” (COER) de Amazonas, en la que según información proveniente del gobierno cipayo de dicho país se dispondrá de un “almacén de ayuda humanitaria” de 1.000 m2, junto a las instalaciones militares propiamente operativas (2).
- Una base cuyas instalaciones preliminares se están construyendo en la ciudad brasileña de Tabatinga, en el estado Amazonas, que haciendo frontera con Leticia (Colombia) y Santa Rosa (Perú), dista unos 700 km. de la frontera de Brasil con Venezuela, en ocasión de la ejecución de las maniobras conjuntas denominadas AmazonLog, a celebrarse entre el 6 y el 13 de noviembre próximos, con la participación de las fuerzas armadas de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay, Estados Unidos y Canadá (3).
- Dos bases autorizadas en la Argentina por el gobierno de Macri, a ser construidas en la triple frontera ( Argentina, Brasil y Paraguay), en las inmediaciones del acuífero Guaraní y en la ciudad Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego, cuyos límites provinciales se extienden hasta la Antártida, la mayor reserva de agua dulce congelada en el mundo (4).
No obstante, lo anteriormente dicho no significa en modo
alguno que el imperio haya desechado aquellas argumentaciones falaces tales como:
la necesidad de proteger la vida y los bienes de sus nacionales; la necesidad
de garantizar su seguridad interior; la necesidad de promover los derechos
humanos, así como la defensa contra el comunismo, el terrorismo, el
narcotráfico y la delincuencia organizada, que en su momento le han permitido “justificar” más de medio centenar de
intervenciones armadas, directas o encubiertas, en nuestros países, desde que
en 1846 invadieran a Méjico por vez primera (5);
excusas que le permitido además el establecimiento de bases militares de
variadas dimensiones y usos, a todo lo largo y ancho de nuestra región, que
según Atilio Borón, reconocido politólogo de origen argentino y amigo comprobado
de la revolución bolivariana, llegarían ya a las 80 (6).
Entrando
ya en materia sobre las probabilidades de una intervención militar gringa en Venezuela
basada en razones de carácter humanitario, es necesario decir que en fecha ya
tan lejana como el 22 de octubre de 2015, el general John Kelly, a la sazón
comandante en jefe del Comando Sur, declaró a CNN lo siguiente: “… lo que me mantiene despierto en la noche
con respecto a Venezuela es que si hay alguna crisis humanitaria importante, es
decir, un colapso de la economía al punto de que necesiten desesperadamente
alimentos y medicamentos, entonces podríamos reaccionar a eso. Y lo haríamos”,
para agregar a continuación: “Sólo si se
nos pidiera desde organismos como la ONU y la OEA” (7).
Siendo
necesario recordar que en apoyo a este planteamiento de Kelly, una de las
primeras acciones de la Asamblea Nacional de mayoría contrarrevolucionaria
electa en diciembre de 2015, fue la declaratoria de una supuesta “crisis humanitaria en el sector salud”, hecha
en la sesión del martes 26 de enero, alegando la escasez de medicinas e insumos
sanitarios que sus propios partidarios habían inducido (8).
Y es que la supuesta crisis humanitaria
en Venezuela, negada de plano por la FAO en diferentes oportunidades,
falsamente apoyada en la natural escasez de insumos importados derivada de las
acciones de la guerra de cuarta generación en sus variantes diplomática, económica
y financiera, que nos vienen aplicando, viene siendo materia de cuanta reunión
ha propiciado el imperio en organismos multinacionales (ONU, OEA y MERCOSUR) en
contra de nuestro país, así como en cuanta audiencia ha sido dada por las máximas
autoridades de los gobiernos cipayos del mundo a los vendepatria voceros de la
contra local.
La
inminencia de una intervención militar propiciada por el imperio y el hecho de que
ésta habría de tener como excusa la “asistencia
humanitaria”, es puesta nuevamente en evidencia por unas amenazantes declaraciones
del presidente Trump, proferidas el día de ayer, luego de reunirse con su
secretario de Estado, Rex Tillerson; su asesor de seguridad nacional, H.R. Mc Master;
y su embajadora ante la ONU, Nikki Haley (9),
según las cuales, a juicio suyo, “La gente (en Venezuela) está sufriendo y
muriendo”, y que para intentar solucionar
tal crisis “… tenemos muchas opciones,
incluyendo una posible opción militar,
en caso de ser necesario”.
La
circunstancia de no haber logrado un pronunciamiento favorable a la invasión,
ni en la ONU, ni en la OEA, por más que lo han intentado en diferentes
oportunidades, aunada al hecho de que desde hace algún tiempo ha optado por querer
compartir los costos financieros y políticos, determina que el imperio no asuma
en solitario la invasión, sino que lo haga con el concurso de algunos de sus países
aliados en la región, como aquellos que bajo sus órdenes se reunieron en Lima, Perú,
hace algunos días, bajo la vergonzosa supervisión de Canadá, esto es: Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá y
Paraguay, para aprobar una extremadamente injerencista y vergonzante
declaración en contra de nuestro gobierno. La participación de las fuerzas armadas de la
gran mayoría de estos países en las maniobras militares conjuntas denominadas AmazonLog,
a celebrarse en Tabatinga, Brasil, del 06 al 13 de noviembre de 2017, hace de
dicha cita una ocasión ideal para intentar satisfacer esta profecía auto realizada
del imperio.
Debo
decir para finalizar, que más les valdría no intentarlo, pues tengo la más
absoluta convicción de que habremos de derrotarlos con base en el desempeño de nuestra
poderosísima unión cívico militar y el apoyo de las potencias amigas.
¡La actual coyuntura nos ha
permitido demostrar nuevamente que somos un pueblo de paz, pero si se atreven a
venir por nosotros no tendremos más remedio que propinarles su segunda derrota
militar en América!
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, agosto 12 de
2017
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