martes, 20 de junio de 2017



NO AL “ENTINTADO” DEL MEÑIQUE EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES PARA LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE
Carlos E. Lippo
 



Uno de los atavismos de nuestro sistema electoral, que aun adoleciendo de él sigue siendo el mejor de la bolita del mundo, es la inmersión del dedo meñique en tinta indeleble como señal inequívoca de haber votado.

Con esta extravagante medida se pretendía evitar que una misma persona votase más de una vez; intento fallido, pues no eran pocos los adecos de uña en el rabo que como un vecino mío de Sabana Grande, que disfrutaba diciéndome que habiendo votado temprano en la mañana, votaría en la tarde en Charallave, lograba desprenderse la dichosa tinta indeleble con los recursos caseros más variados.

Durante la Cuarta República, cuando la constitución de 1.961 consagraba la aberración de que el voto era a la vez un derecho y un deber, siempre se intentó aplicar sanciones como la prohibición de salida del país o de presentar documentos en registros y notarías, a quienes no hubiesen cumplido con el “sagrado deber de votar”, por lo que no tener el dedo entintado durante toda la semana siguiente al día de las elecciones, garantizaba el tener que “bajarse de la mula” para poder ejercer tan elementales derechos.

Desde el Referendo Revocatorio de 2004, la aplicación de la “captahuellas” como única forma de activar la máquina de votación, garantiza que una persona no pueda emitir su voto más de una vez, por lo que es absolutamente innecesario seguir recurriendo el entintado del meñique que, por lo demás, nunca sirvió para un carajo.

Consideramos que para el acto comicial del 30 de julio el mantener esta absurda práctica podría constituirse en una auténtica e innecesaria amenaza para la integridad física de aquellos camaradas que tienen necesidad de acudir a votar en los centros de votación de las zonas “dominadas” por la contra, o en todo caso en una potencial fuente de perturbación en un día en el cual la unidad cívico-militar está obligada más que nunca a esforzarse por garantiza el mantenimiento de la paz.

En el marco de las consideramos anteriores pensamos que la histérica disposición de la Rectora García Márquez (1), que por sabotear el proceso constituyente ha sido capaz hasta de dejar de lado temporalmente sus habituales intereses crematísticos, debe ser aprovechada para matar dos pájaros con el mismo tiro: poniéndole un “parao” a este furioso exponente de la contra terrorista y ayudando a salvaguardar la paz interior de la república.


Por todo ello proponemos a las máximas autoridades del CNE, que se proscriba por atávica e innecesaria para garantizar el principio de “1 elector = 1 voto”, la aplicación del entintado del dedo como señal de haber votado.
¡En beneficio de la paz, no al entintado del meñique el próximo 30 de julio!

Caracas, junio 19 de 2017

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