sábado, 17 de junio de 2017



¿Hará implosión la OEA en su 47° Asamblea General?
Carlos E. Lippo




El próximo lunes 19 se dará inicio en el balneario de Cancún, Méjico, a la 47° Asamblea General de los Estados Americanos (OEA), que habrá de sesionar durante dos días; curiosa organización ésta que a pesar de su nombre acoge en su seno al Canadá y a una serie de países del área del Caribe (Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Trinidad & Tobago), que por pertenecer a la Mancomunidad Británica de Naciones, tienen como jefe de estado a la mismísima Isabel II de Inglaterra, soberana del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.  

Será ésta la primera ocasión en la que esta instancia hemisférica no se reúne en la capital del país sede, Ciudad Méjico, que en este caso era la sede originalmente aprobada; el cambio inusitado de sede se aprobó el 10 de mayo a solicitud del representante permanente de Méjico quien adujo, al momento de solicitarla,  que la nueva sede ofrecía mejores condiciones de carácter logístico. Algunos inconvenientes que ya se han presentado antes de la instalación, derivados de que la inmensa mayoría de las capitales americanas no tienen vuelos directos a Cancún, al poner en entredicho esas supuestas ventajas logísticas argumentadas para solicitar el cambio, ponen en evidencia que debieron ser otras las verdaderas razones que tuvo el impopular gobierno de Peña Nieto. ¿Acaso la verdadera razón para el cambio habrá sido el temor a no poder controlar, aún con los métodos ilegales que ellos acostumbran aplicar, las manifestaciones populares que lógicamente habrían de provocar la presencia del secretario de estado del imperio y la actitud extremadamente cipaya de la representación mejicana?

Como corresponde al país anfitrión, Luis Videgaray, canciller mejicano propuso que el tema de la 47° Asamblea General fuese: “Fortaleciendo el diálogo y la concertación para la prosperidad”; propuso también que parte importante de la agenda fuese buscar la forma para que se facilitasen las discusiones entre los participantes y se pudiese abrir un espacio a los sectores privado y social, así como a países observadores (1).

Curioso tema para una reunión en la que se sabe a ciencia cierta que lo que se pretende fundamentalmente, como se ha venido pretendiendo en todas las instancias previas (Consejo Permanente y Reunión de Cancilleres), es sancionar a Venezuela por el único “delito” de negarse a aceptar el tutelaje que quieren imponerle el imperio y su corte de 13 países cipayos.

Pero más curioso aún es el que una organización que diciendo ser de estados americanos pero que desde hace más de un cuarto de siglo ha venido acogiendo en su seno a países cuyo jefe de estado se encuentra al otro lado del Atlántico, pretenda ahora acoger en la categoría que sea, a representantes privados no estadales, presumiblemente ONG, partidos políticos y otros sujetos de derecho público privado, sin duda alguna que probadamente proimperialistas, y hasta a países extracontinentales, por supuesto que afectos al imperio, con el rango de observadores.

Considero que con la primera de las propuestas antes citadas se trataría de darle piso legal a  participaciones del tipo de las que ha intentado promover Almagro, con sus “invitaciones” a reconocidos opositores al gobierno y al estado venezolano. Es presumible que detrás de la segunda propuesta se pretenda meter de contrabando en nuestra región latinoamericana y caribeña, declarada zona de paz por la cumbre de la CELAC celebrada en La Habana en el año 2014, a esa formidable organización terrorista que es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como expresión de esa verdadera “obsesión fatal” que al parecer tiene con nuestro país, al asignar una gran importancia a la 47° Asamblea General y en abierta y descarada acción injerencista, solicitó este jueves 15 de junio a su secretario de Estado, Rex Tillerson, insistir en promover un debate sobre Venezuela en el seno de la misma. Así lo declaró el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, al señalar: “El presidente sigue enormemente preocupado sobre la situación que enfrenta el pueblo de Venezuela y ha instruido al secretario Tillerson a colaborar con los países de la región para que avancen las discusiones sobre Venezuela en este importante encuentro” (2).

Considero que a pesar de haber designado a su máximo representante diplomático, quien habrá de estrenarse en ese foro, el imperio no las tiene todas consigo en eso de lograr aprobar la medida intervencionista contra nuestro país que viene buscando desde hace tiempo; y ello a pesar de seguir contando con su corte de los trece países cipayos (Canadá, Méjico, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil) y que con su política de “la zanahoria y el garrote” haya podido lograr agenciarse algunos votos más, a partir de invitar a participar a algunos países caribeños en las maniobras militares "Tradewinds 2017", que debieron concluir hoy en aguas territoriales de Trinidad & Tobago, y/o de haberle disparado un cañonazo de billetes verdes, en calidad de préstamo por supuesto, a cualquiera de los otros “países díscolos”.

Es más, a partir del hecho de que el “grupo de los 13 + 1”, no haya logrado que le aprobasen la convocatoria de la reunión de cancilleres que insistían en realizar el día de hoy, para “cocinar” una resolución condenatoria en contra de Venezuela, debiendo contentarse con celebrarla el próximo lunes, como antesala de la Asamblea General, es clara indicación de que la correlación de fuerzas en contra de Venezuela y a favor del imperio, a pesar de todo su empeño, no ha podido ser aumentada.

A mediados de esta semana, Delcy Rodríguez, nuestra digna cancillera, ha denunciado que existe un "plan intervencionista" contra el Gobierno de Nicolás Maduro que estaría liderado por Estados Unidos y se ejecutaría a través de gobiernos "de la derecha" y de la OEA, pero al mismo tiempo ha transmitido a través de su cuenta twitter, que no podrán con Venezuela: "Ni la @OEA_oficial ni @Almagro_OEA2015 ni la derecha de la Región alentada por EE.UU. podrá con la #VENEZUELA soberana”.

Al recordar que nuestra cancillera ha sido instruida por el Presidente Maduro para asistir a la 47° Asamblea General, con el propósito de reiterar las razones por las cuales nuestro país ha solicitado su salida de esa organización, no nos queda más remedio que augurar la celebración de un vibrante debate, si es que el funcionariado cipayo no lo inhibe como ha venido siendo su costumbre, entre los representantes de los países hermanos que no apoyan la intromisión descarada en nuestros asuntos internos ni mucho menos una intervención militar y los países afectos al imperio, empeñados en imponernos algún tipo de tutelaje.

En relación a la pregunta que sirve de título a este artículo debo decir que muy a mi pesar esta implosión no va a ocurrir en esta oportunidad. Y no ocurrirá en esta oportunidad a pesar de la considerable carga explosiva que le está colocando en sus bases el inefable grupo de los catorce, al persistir en su intolerancia ideológica y en su intención de alterar la actual correlación de fuerzas con la inclusión de sujetos ajenos a los estados y países extraños a la región, debido a la lamentable actuación de los “pesos pesados” de la región latinoamericana (Méjico, Brasil y Argentina), junto a algunos otros que como ellos se encuentran sumidos, circunstancial y temporalmente, en la tétrica noche neoliberal, buena parte de ellos como producto de golpes de estado promovidos por el imperio y avalados o al menos no condenados por la organización.


Debo decir para finalizar, que considero que mucho más temprano que tarde este engendro pseudo integracionista que es la OEA, habrá de ser abandonado por todos los países de la Patria Grande, por portar en su genoma el gen de la traición, siendo como efectivamente lo es, el fruto de la traición al proyecto bolivariano de integración de las naciones latinoamericanas, frustrado desde su inicio por la participación de los Estados Unidos en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1.826, al ser convocados por Santander en contravención expresa de las órdenes impartidas por El Libertador.

¡Con el imperio y sus acólitos, ni un tantico así!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!



celippor@gmail.com
Caracas, junio 17 de 2017

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