martes, 13 de junio de 2017



Alerta con el intento de la contra de formar un gobierno paralelo
Carlos E. Lippo





Mucho se ha estado hablando en los últimos días de la designación de Luisa Ortega para presidir un hipotético gobierno de transición que habría de regir los destinos del país después de una supuestamente negada defenestración del Presidente Maduro.

Ignoro si el jefe máximo de la contrarrevolución, entiéndase el gobierno del imperio, le ha ofrecido tal designación como “premio” a su descomunal traición; lo que si tengo claro, por estar apoyado en hechos que son públicos, notorios y comunicacionales, como se acostumbra decir ahora, es que Misia Luisa se debe estar bregando ese cargo a brazo partido, en dura competencia con una caterva de aspirantes, lechuguinos y no lechuguinos, cada uno más cipayo y fascista que el otro.

Y es que Misia Luisa, desde que saltó pública e impúdicamente la talanquera el pasado 31 de mayo, cuando declaró que unas sentencias del TSJ violaban la constitución y por ende representaban una ruptura del hilo constitucional, no ha hecho otra cosa en lo atinente a sus responsabilidades como Fiscal General de la República que dejar de ejercer la acción penal en nombre del Estado así como la debida protección a las víctimas y testigos de hechos punibles tan graves como los crímenes de odio perpetrados por los terroristas de la contra en las últimas semanas, garantizando de esa forma su más absoluta y desmoralizante impunidad.

Así mismo, desde ese día, sus muy oportunas intervenciones públicas tanto con declaraciones de apoyo expreso a unas protestas pacíficas que sólo existen en su mediatizada mente opositora, como con condenas apriorísticas e infundadas a la actuación de las autoridades del orden público, todas ellas producidas en momentos en los cuales las acciones terroristas de la contra han estado en baja como producto del natural reflujo de las masas opositoras ante la inmensa cantidad de mentiras de las que han sido objeto por parte de sus voceros y/o algunas exitosas actuaciones de los organismos de seguridad, ponen de relieve que ella ha venido siguiendo un elaboradísimo guion cuyo fiel cumplimiento debe asumir que le acerca al apetecido cargo que presumiblemente le han ofrecido.

Si damos por buena la existencia de ese guion, es más que verosímil asumir que las últimas actuaciones públicas de Misia Luisa, consistentes en unas impugnaciones a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente ante dos de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia y en una cuasi histérica reacción, al no recibir del máximo tribunal la sentencia deseada, solicitando ante el mismo TSJ la destitución de 33 de los magistrados cuyo nombramiento ella misma avaló en diciembre de 2015, tengan un propósito más agresivo aún que el haber provocado las acciones terroristas de alto impacto registradas la tarde de ayer en el municipio Chacao: un nuevo ataque a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM); el saqueo y destrucción del mobiliario de una agencia del Banco Provincial y el asedio al personal, incluidos sus menores hijos, de la sede del MPP de Hábitat y Vivienda.

Ese propósito bien pudiese ser el desencadenamiento de una serie de acciones de índole paramilitar tendientes al establecimiento de una “zona liberada”, estratégicamente ubicada, para instaurar un gobierno paralelo ficticio, eufemísticamente llamado gobierno de transición, que procediese a solicitar sin tapujos la intervención militar extranjera, tal como se pretendió hacer en Cuba con la fracasada invasión de Playa Girón en abril de 1961, meses antes de que fuese expulsada de la OEA, en enero de 1962. Casi está sobrando el decir que la principal candidata a presidir ese gobierno paralelo ficticio, al cual le correspondería hacer el trabajo más “sucio”, no es otra que Misia Luisa, la nueva conversa, que de esta forma estaría pagando el noviciado.

En apoyo a la tesis de que los voceros de la contra están muy próximos a solicitar públicamente una intervención militar extranjera, sin la menor pudicia, podemos mencionar un señalamiento de Delsa Solórzano transmitido el día de ayer vía twitter, tan pronto como se produjo la sentencia de la Sala Electoral del TSJ en contra de Luisa Ortega, que es del tenor siguiente: “Bueno, con la decisión del TSJ, quedan formalmente cerradas las vías internas. Misión cumplida. Ahora a instancias internacionales” (1). Podemos mencionar también otro señalamiento más entreguista y vendepatria aún cual es el de Pablo Aure, conocido conspirador enquistado desde hace años en la Universidad de Carabobo, que en un artículo publicado ayer en www.noticierodigital.com, señalaba sin el más mínimo rubor que había llegado la hora de la intervención, refiriéndose obviamente a la intervención militar del imperio (2).

El escenario de tratar de formar un gobierno paralelo en una región estratégica del país, que fuese capaz de mantenerse al menos hasta que se produjese la intervención militar solicitada por él, fue formulado ya en un artículo que publicásemos en el mes de julio pasado en estas mismas páginas (3). En dicho artículo señalábamos, a partir de la ola de saqueos y ataques a establecimientos comerciales en varios puntos de la geografía nacional, generados por las bandas paramilitares de Voluntad Popular y Primero Justicia, desde primeros días del mes de marzo, disturbios que fueron particularmente prolongados y virulentos en Cumaná, estado Sucre, que ésta ciudad ofrecía un escenario ideal para el establecimiento de ese gobierno paralelo, por la circunstancia de ser la única capital de estado dotada con un puerto sobre el mar Caribe y de un aeropuerto internacional.

Consideramos que aquellos sucesos de Cumaná de marzo de 2016, al prolongarse por varios días, pusieron en evidencia debilidades importantes del gobierno local por lo que de haber sido un globo de ensayo de la contra, no hay más remedio que considerarlo exitoso; esperemos que tales debilidades  hayan sido superadas.

Lo que a nuestro juicio debe encender las alarmas es que en los actuales momentos este escenario de intentar hacer de Cumaná la sede de un pretendido gobierno paralelo ficticio, propiciador de la intervención militar extranjera, se ve extremadamente potenciado por la presencia de una fuerza militar coordinada por el Comando Sur de los Estados Unidos, que tantas veces nos ha bosquejado el escenario de la intervención militar apoyada por la OEA y/o la ONU, accionando en aguas territoriales de Trinidad y Tobago, a unos 1.000 km, de distancia, desde el día de hoy y hasta el próximo 17 de junio, en el marco de las maniobras militares "Tradewinds 2017" (4).

Para finalizar, debo decir que lo sustancial del análisis que hemos intentado hacer en este artículo es que consideramos que cuando los voceros nacionales y foráneos de la contra hablan de “gobierno de transición”, a la mejor usanza de aquel Consejo Nacional de Transición de Libia, que establecido en Bengasi en marzo de 2012 logró controlar esa ciudad hasta la invasión de las fuerzas de la OTAN, realmente se están refiriendo a un gobierno ficticio que teniendo un mayor o menor control sobre una pequeña porción del territorio, sea capaz de mantenerse durante el tiempo necesario para propiciar y recibir la intervención extranjera. Ellos saben de sobra que un verdadero gobierno de transición no está planteado porque el Camarada Maduro jamás habrá de renunciar y un golpe de esta exitoso es absolutamente inviable mientras éste mantenga el apoyo irrestricto de la unión cívico militar.

Para neutralizar la pretendida invasión con arreglo a este escenario se trataría entonces de evitar a todo trance la consolidación de cualquier grupo paramilitar de la contra, tanto en Cumaná como en cualquier otro lugar de la geografía nacional que pudiese servirles de cabeza de playa.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!

(5)       

celippor@gmail.com
Caracas, junio 13 de 2017

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