Lorenzo Mendoza: del pozo cervecero al pozo
petrolero
Carlos E. Lippo
Según
la revista Forbes, en el 2014, año en el cual obtuvimos la nada honrosa
distinción de estar entre los diez primeros países del mundo que más gastaron en
cervezas, cada venezolano gastó por este concepto la considerable cantidad de 444,60
dólares estadounidenses (1); de
forma tal que si tomamos en consideración que para ese año éramos ya 29
millones de habitantes, se tiene que por consumo de cervezas se gastaron en
Venezuela durante ese mismo año, casi 13.000 millones de dólares. Del
dato anterior puede inferirse que en ese mismo año el monto de los ingresos de
la Cervecería Polar, sólo por la venta de las cervezas, ascendió a la
astronómica cifra de 10.000 millones de dólares estadounidenses.
Para
poder darnos una idea de lo que representa esta monstruosa cantidad de divisas
es conveniente compararla con la cantidad ingresada por PDVSA ese mismo año por
concepto de venta de sus productos (petróleo crudo, derivados, productos petroquímicos
y otros), la cual ascendió a 105.271 millones de dólares estadounidenses (2).
Es
decir, que en el año 2014 el ingreso de las empresas de Lorenzo, sólo por
concepto de venta de cervezas, representó casi el 9,5 % de los ingresos por
operaciones de nuestra empresa estatal petrolera.
Si
se toma en consideración que un barril de petróleo equivale a 159 litros,
podríamos decir que en ese mismo año 2014 del que hemos estado hablando, la
producción cervecera de Polar, que ascendió a la astronómica cifra de 1.600
millones de litros, fue equivalente a un poco más de 10 millones de barriles. ¡No
deja de tener sentido entonces aquella aseveración de sus áulicos de que
Lorenzo tiene un verdadero pozo cervecero!
Es
indudable que resulta realmente patético que con tal nivel de ingresos, Lorenzo
haya llorado tanto por haber tenido que solicitar en préstamo la cantidad de 35
millones de dólares, a uno de sus bancos relacionados, para aplicarlos a la
producción de las cervezas que tanto beneficio le reportan, a comienzos de este año y más patético aún que haya
pretendido que para pagar ese préstamo el gobierno le otorgase esa misma
cantidad de dólares a la tasa DICOM, como si el gobierno participase
directamente en este mercado, que como es sabido es un mercado de oferentes
privados. ¡Terribles miserias de este seudo empresario parásito, felón,
chantajista y embustero!
Ese
pozo cervecero, que algunos analistas económicos aseguran que es el sostén
básico del conglomerado Polar, lo dota de manera directa e indirecta, de una
extraordinaria liquidez monetaria ya que tanto las bebidas como los alimentos
son especies que se comercializan con pago en efectivo. Este exceso de
liquidez, que según un principio básico del capitalismo debe ser aplicado a
otro tipo de inversiones, ha llevado a La Polar a intentar conectarse
directamente al “chorro petrolero”, del
cual siempre ha dependido el crecimiento de nuestro empresariado privado
parasitario y felón.
Ya
en el año 1982, siendo Lorencito un mozalbete de 17 años, Polar comenzó a
succionar importantes recursos del sector de hidrocarburos, por medio de su
participación en Grupo Zuliano C. A., empresa privada propietaria junto con
Petroquímica de Venezuela S. A. (PEQUIVEN), de las empresas petroquímicas
productoras de polímeros y resinas plásticas denominadas: Estizulia, Polilago,
Plastilago y Resilín, ubicadas todas en el Complejo Petroquímico El Tablazo.
En
la actualidad, en el mismo sector petroquímico y por medio de Grupo Zuliano C.
A., Polar tiene participación accionaria en las siguientes empresas productoras
de resinas termoplásticas: Profalca, Provilven y Polinter; también es
accionista de Metanol de Oriente S. A. (METOR), junto con PEQUIVEN y Mitsubishi
y si no tiene participación directa en Fertilizantes Nitrogenados S. A.
(FERTINITRO), fue porque Lorenzo transfirió sus acciones a su empresa
testaferra Gambrinus Corporation, con el propósito de poder demandar al estado
venezolano de manera encubierta ante el CIADI, con motivo de la expropiación ordenada por el presidente
Chávez en el año 2008, tras los reiterados y comprobados abusos en materia de
precios y suministros por parte de dicha empresa (3).
¡Otra
de las miserias de este seudo empresario parásito, felón y embustero, que esta
vez salió con las tablas en la cabeza al ser desestimada su malhadada y absurda
demanda!
Finalmente
Lorenzo pudo ver satisfechas sus aspiraciones de comenzar a participar de
manera directa del chorro petrolero en el marco de aquella estrategia
descaradamente privatizadora de nuestros hidrocarburos que la PDVSA de Luis
Giusti y los meritócratas petroleros que dirigieron el paro sabotaje de
2002-2003, llamaron la “Apertura
Petrolera”, que comenzó con la privatización de las actividades de
exploración, explotación, distribución y comercialización de los mismos, en
abierta violación de la Constitución de 1961, la Ley de Hidrocarburos vigente
para aquellos días y la Ley Orgánica de la Administración Central, entre otros
instrumentos legales.
Como
se recordará, la dichosa “Apertura” debía
circunscribirse sólo a la autorización de convenios con empresas privadas nacionales
para la explotación de campos inactivos o marginales de PDVSA, pero
progresivamente, el Gobierno, el Congreso y las empresas privadas que
participaban fueron entregando al capital extranjero transnacional buena parte
de nuestros recursos naturales, incluidos el petróleo de la Faja Petrolífera Hugo
Chávez y el gas natural costa afuera, con el agravante de que el estado vería
reducida su cuota de participación en las ganancias derivadas de la explotación
de dichos recursos a niveles inferiores a los de la época de las operadoras
extranjeras, por la aprobación de un impuesto que en el mejor de los casos contemplaba
una participación del 35 %, y al propio tiempo hacía una ominosa entrega de
soberanía, ya que se aprobó que cualquier controversia surgida con motivo de la
interpretación de los contratos o de su ejecución sería resuelta mediante el
procedimiento de arbitraje establecido por la Cámara Internacional de Comercio
de París y no por la legislación nacional. ¡Afortunadamente llegó El Comandante y mandó
a parar, mediante el establecimiento un nuevo marco legal que garantiza una
auténtica soberanía petrolera!
Volviendo
al tema que nos ocupa es oportuno apuntar que es a mediados de 1997, en el
marco de la tercera ronda de convenios operativos de la “Apertura”, que Lorenzo pudo ponerle las manos a una parte de
nuestro petróleo, por medio de su participación en un consorcio conformado por las
siguientes empresas: Atlantic Richfield Company (ARCO), empresa gringa con
operaciones en USA, Indonesia, el Mar del Norte y el Mar Meridional de China; Inemaka, S. A. empresa
filial de Inelectra C. A., ambas empresas venezolanas y Empresas Polar, al que
fueron acreditados los campos colindantes de Kaki y Maulpa, situados al sur de
Anaco, en el estado Anzoátegui, con una superficie de más de 305 km2.
Siendo oportuno apuntar que según el plan operativo diseñado por Inemaka,
empresa que pasó a dirigir las operaciones, se aspiraba a producir 7.500
barriles diarios, en una primera etapa y 13.000 barriles a mediano plazo.
Para
poder darnos una idea de cuánto representa este volumen de producción es
conveniente tomar en cuenta que el Zumaque-1, que fue el pozo con el cual se
inició la producción comercial de petróleo en el país, tenía una producción de apenas
245 barriles por día. Entonces, no puede haber duda alguna en
relación a que la participación protagónica de Lorenzo en el paro sabotaje,
como explotador petrolero y como procesador y distribuidor de alimentos y
bebidas, tuvo su principal motivación en la perspectiva cierta de no poder seguir
aumentando, ni tan sólo seguir conservando, esta grosera apropiación de un bien
que por ley es propiedad de todos los venezolanos.
A
finales del año 2005 y en el marco de la nueva legislación de hidrocarburos,
Polar acordó formar parte de la empresa mixta Petro Kaki, con arreglo a la
siguiente composición accionaria: Corporación Venezolana del Petróleo (CVP),
filial de PDVSA, un 60 %; Inemaka S. A., un 22,6 % e Inversiones Polar C. A.,
un 17,3 %, para operar en campo Kaki, con una producción inicial de 900
barriles diarios y 37 millones de pies cúbicos diarios de gas líquido asociado (4);
de igual forma se constituyó Petro Maulpa, para operar el campo del mismo
nombre. En ambos casos se trata de una participación sustancialmente mayor del
estado venezolano, que según el antiguo régimen de convenios operativos de la “Apertura”,
no podía participar en ningún caso con más del 35 %.
Como
es sabido, Lorenzo Mendoza Giménez ha seguido aumentando su participación en el
mercado nacional de alimentos y bebidas, logrando detentar auténticos
monopolios en varios rubros, lo que le ha permitido ocupar la tercera posición
entre los hombres más ricos del país según el ranking de la revista Forbes del
2015, con una fortuna calculada en USA $ 1.500 millones (5);
sin
embargo, como sigue aspirando a una mayor participación directa en la renta
petrolera y sabe que ello no es posible con arreglo al marco legal vigente, no
deja de conspirar, siendo uno de los actores protagónicos confesos de la guerra
económica, ya que aspira a ser presidente de la república.
Si se
vinculan las desmedidas aspiraciones de Lorenzo en relación a la industria
petrolera nacional a su coincidencia con Ricardo Hausmann en relación a que
para “reconstruir” el país a la
manera neoliberal, haría falta obtener del FMI y otras fuentes crediticias
internacionales, préstamos por un orden de USA $ 60.000 millones (6),
es muy fácil llegar a la conclusión de que se pretendería que el pago de tales
préstamos se hiciese a expensas de la privatización de PDVSA, lo cual sería una
razón más que suficiente para evitar que este bandido tenga el más mínimo
chance de asumir la presidencia de la república. Esto último plantea, como ya lo
señalásemos en nuestro artículo anterior (7),
la necesidad imperiosa de acabar con los mitos de La Polar y de Lorenzo Mendoza
Giménez, de una buena vez.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
diciembre 03 de 2016
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