El
estrepitoso fracaso del imperio en el Consejo de DDHH de la ONU
Carlos
E. Lippo
“La
Comisión de Derechos Humanos de la ONU fue un organismo que fue debilitado
deliberadamente por parte de las grandes potencias,
que
lo debilitaron a través del doble rasero y del doble estándar de conducta”.
Fermín
Toro Rodríguez, ex embajador de Venezuela en la ONU
El
Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un organismo intergubernamental creado
por resolución de la Asamblea General en marzo de 2006, teniendo como objetivos
declarados: fortalecer la promoción y protección de los derechos humanos y
hacer frente a situaciones de violaciones de los derechos humanos a nivel
mundial; sesiona en la sede de la ONU en Ginebra durante tres períodos anuales,
teniendo un carácter casi permanente puesto que además puede reunirse en
cualquier momento por decisión de la mayoría de sus miembros. Está conformado
por 47 de los países miembros de la ONU, que son electos por votación secreta
de los miembros de la Asamblea General por períodos de tres años, pudiendo ser
reelectos hasta por dos periodos consecutivos.
El
Consejo, que sustituye a la anterior y muy desprestigiada Comisión de DDHH, ha
sido creado a proposición de los Estados Unidos y de las potencias de la Unión
Europea, se enmarca en el proyecto de la pretendida reforma de democratización
de la ONU y a juicio de Fermín Toro Rodríguez, nuestro embajador en los días de
su creación, mantiene entre su normativa una serie de principios y reglas que
son peligrosos, perjudiciales y nocivos para los estados débiles del sur del
planeta (1); siendo además el
caso que presentando un falso carácter de amplitud según el cual admite las
denuncias de violaciones de derechos humanos no sólo de todos los estados
miembros sino de algunas ONG acreditadas ante él, pretende erigirse en una
especie de tribunal global ad hoc en materia de derechos humanos, con capacidad
de sancionar a cualquier estado y hasta de ordenar su intervención con el
pretexto de que se trata de un estado violador de los derechos humanos.
Que
el Consejo de Derechos Humanos ha sido creado con la intención de convertirlo
en un instrumento más de dominación del imperio y sus aliados en contra de
países más débiles que no les sean afectos es algo que ya se anunciaba desde su
inicio, por el carácter decididamente mafioso y truculento de la votación que
le dio origen, en el desarrollo de la cual y para presionar el voto favorable
de los demás miembros, los EE UU que eran los principales proponentes de su
creación, optaron por votar en contra del proyecto de resolución junto a
Israel, Islas Marshall y Palau, sus eternos aliados en los casos de sus más
deleznables posturas en ese organismo multinacional; 170 países votaron a
favor; y 3 países: Venezuela, Irán y Bielorusia nos abstuvimos; siendo el caso,
según dijo nuestro embajador, que no votamos en contra simplemente por no
figurar como “comparsa” de los
Estados Unidos.
La
intención de convertirlo en un instrumento al servicio del imperio y las
grandes potencias queda demostrada además por el hecho de que habiéndosele dado
una mucha mayor jerarquía que la que tenía la Comisión, que dependía del
Consejo Económico y Social (ECOSOC), no sólo es que no se le hizo depender de
la Asamblea Nacional, lo que hubiese representado una importante reforma de
carácter democrático, sino que se aumentó su dependencia de la Oficina del Alto
Comisionado para los DDHH, quien siendo en la práctica el segundo funcionario
más importante de la organización, casi un subsecretario general, obviamente
tiene que contar con la anuencia y el apoyo del imperio y sus potencias
aliadas.
Quien
tenga dudas sobre este papel protagónico asignado por el imperio al Consejo para
la promoción de la intervención militar
de aquellos países que no le son afectos, debe recordar que la invasión de
Libia por parte de la OTAN en marzo de 2011, que fue justificada por medio de
una interpretación fraudulenta de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad,
la cual no determinaba una amenaza para la paz, quebrantamiento de la paz o
acto de agresión por parte de Libia, sino que sólo señalaba una preocupación
por la presunta violación de derechos humanos, fue emitida sólo después de que
ese hermano país fuese expulsado del Consejo de DDHH por la Asamblea General
con base en un informe totalmente sesgado elaborado por dicho organismo bajo la
coordinación de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay,
quien dirigió el debate, y que señalaba falsamente, entre otras muchas
atrocidades, que el Coronel Gadafi había incurrido en delitos de lesa humanidad
al ordenar el bombardeo aéreo de los “rebeldes” de Benghazi.
Por
otra parte, la falsa democratización en el tratamiento del tema de los derechos
humanos por parte del Consejo queda evidenciada por el hecho de que las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que logran ser acreditadas ante el organismo
son aquellas que tienen estrechas vinculaciones y/o una gran dependencia
política y financiera del imperio; tal es el caso de: “UN Watch” (2), una
organización no gubernamental con sede en Ginebra cuyo mandato es supervisar la
actuación de las Naciones Unidas según el criterio de su propia “Carta”, fundada en 1993 bajo la
presidencia de Morris B. Abram, antiguo embajador de los Estados Unidos ante
las Naciones Unidas, que además participa de forma activa en la ONU en calidad
de ONG reconocida como entidad de carácter consultivo especial ante el Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) y como ONG asociada con el
Departamento de Información Pública de la ONU (DIP); así como el de la ONG
venezolana de nombre “Programa Venezolano
de Educación-Acción en Derechos Humanos” (PROVEA), reconocida opositora de
nuestros gobiernos revolucionarios, que según denuncia del Presidente Maduro y
de muchos investigadores y analistas, recibe financiamiento de la NED (National
Endowment por Democracy) y de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional), así como de Rights & Democracy, fundada por el
parlamento canadiense, según el investigador Yves Engler (3).
Siendo además público, notorio y comunicacional pues aparece en su propia
página web, que es financiada y asesorada por entidades tales como: la embajada
británica, la Fundación Ford, la Fundación Open Society, de George Soros, la Unión
Europea (UE) y la Fundación Merck, una farmacéutica de procedencia alemana con gran
presencia en el mercado venezolano, que siendo de las que ha recibido mayor
cantidad de divisas preferenciales por parte del gobierno revolucionario ha
generado el mayor desabastecimiento inducido en rubros tan importantes como
anticonceptivos y antibióticos.
Tal
como había previsto nuestra cancillería que podría ocurrir al momento de su
creación y a pesar de ser miembros actual del Consejo de DDHH desde el año
2012, al igual que lo era Libia hasta su expulsión a comienzos de marzo de 2011,
hemos sido objeto de un fuerte asedio en dicho organismo desde el 2014, siempre
bajo la dirección del actual Alto Comisionado para los DDHH, el príncipe
jordano Zeid Ra'ad Al Hussein, un hombre de la más plena confianza del imperio
que llegó al altísimo cargo que ocupa con el apoyo de algunas ONG´s financiadas
por la CIA y el Departamento de Estado a través de la USAID, como “Amnistía Internacional” y “Human Rights Watch”, después de haberle
prestado importantes servicios como jefe diplomático de la UNOPROFOR (Fuerza de
Protección de las Naciones Unidas), entidad que fungió de agencia militar
aliada a la OTAN durante la guerra de Yugoslavia, para la supuesta "asistencia humanitaria", el "socorro de víctimas" y la creación
de "zonas de seguridad" en
aeropuertos y regiones fronterizas de lo que hoy conocemos como Croacia y Bosnia-Herzegovina
(4).
Siendo
el caso que este extremadamente linajudo “perro
fiel del imperio”, a pesar de que nuestro país ha aprobado con honores tres
“Exámenes Periódicos Universales”
consecutivos y ha contado con un apoyo mayoritario para neutralizar cuanta maniobra
en su contra ha urdido en el seno del Consejo de DDHH, ha sido autor y/o patrocinador
principal, entre otros, de los siguientes medios de ataque en contra nuestra:
- Innumerables
declaraciones públicas en defensa de los terroristas opositores cuyas
acciones generaron casi medio centenar de víctimas mortales, entre febrero
y mayo de 2014, en especial del agente de la CIA Leopoldo López, autor
intelectual de los hechos, desde que tomase posesión de su cargo a finales
de ese mismo año.
- Un
informe sobre el "deterioro de
los derechos humanos en Venezuela", que habiendo sido emitido en
el 2015, ha servido de matriz de opinión para los medios y laboratorios de
propaganda locales para intentar criminalizar
al estado venezolano (4).
- Un
informe emitido en el 2017 que da cuenta de “terribles violaciones” de los derechos humanos supuestamente ejecutadas
por nuestro gobierno en contra de aquellos “pacíficos” manifestantes opositores que de abril a agosto del
mismo año, llegaron al extremo de quemar vivos a no menos de 23 (5)
personas por la única razón de que presumían que eran chavistas a causa de
su fenotipo. Informe que sirvió de base para que la ONG “UN Watch”, mencionada en un párrafo
anterior, solicitase infructuosamente la expulsión de nuestro país del
Consejo de DDHH, ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2017
(6).
- Un
extensísimo apartado en su informe anual sobre la situación de los
derechos humanos en el mundo, presentado ante el Consejo de DDHH en marzo
del presente año, en el cual además de reiterar ampliamente las
acusaciones en perjuicio de Venezuela, llega al extremo de oponerse a la
celebración de las elecciones presidenciales convocadas para el 20 de mayo
(7);
tocando un tema de la exclusiva incumbencia de los venezolanos.
- Una
solicitud para la creación de una comisión especial de la ONU para investigar
las “violaciones” de los
derechos humanos en Venezuela, formulada el pasado lunes 18, durante la
sesión inaugural del Consejo de DDHH (8).
- Un
informe fechado hace dos días en el cual se sugiere una intervención de la
Corte Penal Internacional (CPI) para juzgar las “violaciones” de los derechos humanos en Venezuela (9);
informe que en opinión de Alfred de Zayas, experto independiente al
servicio de la ONU, “carece de
objetividad, ya que para su elaboración era fundamental escuchar a todas
las partes involucradas” (10).
En suma, una verdadera obsesión fatal la de este
funcionario, altísimo cipayo del imperio, que no parece haber encontrado ningún
otro estado violador de los derechos humanos en todo el planeta, que no sea el
estado venezolano.
He dicho y tengo la plena convicción de que el imperio ha
sufrido durante la semana en curso un estrepitoso fracaso en el seno del Consejo
de Derechos Humanos de la ONU por las siguientes razones:
·
A pesar de todo su pedigrí,
su formación académica y su experiencia en intervenciones militares de países
no afectos al imperio y a pesar de todo el empeño que ha puesto en ello, Zeid
Ra'ad Al Hussein, no ha podido lograr nuestra expulsión del Consejo de DDHH,
como si lo logró su antecesora, Navi Pillay, con Libia en el 2011, en los días
previos a la invasión de la OTAN. No lo ha logrado aún y es altamente probable
que no lo logre, habida cuenta de que según sus propias palabras sólo
permanecerá en el cargo hasta mediados del presente año (11).
·
Este 18 de junio Zeid Ra´ad Al
Hussein, en el marco de un discurso en la 38ª sesión del Consejo de Derechos
Humanos, el mismo discurso en el cual propusiese la creación de una comisión
para investigarnos, no pudo soslayar la obligación de instar a las autoridades
de EE.UU. a acabar con la práctica de separación forzada de niños de las
familias inmigrantes que entran ilegalmente en territorio estadounidense a
través de su frontera con México. Al Hussein describió esta práctica de la Administración
Trump como “abuso intolerable contra los
niños”, recordando que según la Asociación Estadounidense de Pediatría
(AAP, por sus siglas en inglés) “es
sancionada por el gobierno” y puede causar “daños irreparables para toda la vida” (12).
Siendo oportuno señalar que estas dos derrotas del
imperio en el seno del Consejo de DDHH, por vía de su “pupilo de oro”, Zeid Ra'ad Al Hussein, fueron antecedidas por otra
que tuvo lugar en la sesión del lunes 14 de mayo, en la que Al Hussein reclamó
que terminase la ocupación israelí de Gaza y dijo que los habitantes de la
Franja viven "enjaulados en un
suburbio tóxico" (13). Y
como si esto fuera poco, es necesario reseñar que a proposición del mismo
funcionario el Consejo decidió el envío de un equipo internacional a la zona
para abrir una investigación independiente por supuestos crímenes de guerra; dándose
el caso de que Estados Unidos y Australia fueron los únicos de los 47 estados
del Consejo que votaron en contra y que entre los 19 estados que se abstuvieron
estuvieron Reino Unido y Alemania, dos de sus más fieles aliados.
Para concluir, me es altamente placentero señalar que la
mayor demostración de que el fracaso ha sido realmente estrepitoso es la
renuncia del imperio a formar parte del organismo, tal como fuese anunciada por
sus más altas autoridades diplomáticas, con una mezcla de cinismo, prepotencia
y frustración, el día siguiente al de la 38ª sesión (12).
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, junio 23 de 2018
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