El innecesario riesgo de asistir a la VIII Cumbre
de las Américas
Carlos E. Lippo
“Mientras
los presidentes van de Cumbre en Cumbre, los pueblos de América Latina van de
abismo en abismo”
Hugo
Chávez
La
Cumbre de las Américas es una reunión de jefes de estado y de gobiernos de la
América, auspiciada por la inefable Organización de los Estados Americanos
(OEA) que viene celebrándose cada tres o cuatro años desde diciembre de 1994,
con el muy loable aunque siempre incumplido objetivo declarado de “diseñar una estrategia común para intentar
resolver los problemas del continente”. Hasta la VII Cumbre de Panamá
celebrada en el 2015 habían venido participando en esta instancia todos los
estados independientes de América, con la excepción de Cuba que fue expulsada
de la OEA en 1962, con el vergonzoso voto favorable de Venezuela, gobernada en
aquellos aciagos días por aquel cipayo de uña en el rabo, fundador del partido
Acción Democrática, que se llamó Rómulo Betancourt Bello.
Para
la VI Cumbre celebrada en Cartagena de Colombia en el 2012, no pudo asistir
Cuba pese a que su sanción había sido revocada en el 2009, ya que no fue
invitada por el cachaco Santos. Sin embargo, a la anterior Cumbre de Panamá
asistió el Comandante Raúl Castro en representación de Cuba, cuya invitación
fue promovida por el imperio en el marco de la intentada normalización de
relaciones diplomáticas con la Isla que estuviese adelantando Obama por
aquellos días, con el abyecto propósito de tratar de incidir negativamente en
las excelentes relaciones de todo orden que existían, existen y siempre habrán
de existir entre nuestros dos países. No habiéndose incorporado Cuba como miembro
de la OEA, por no haber aceptado hacerlo bajo sus actuales deplorables condiciones,
es claro entonces que el único requisito insustituible para asistir a la
dichosa Cumbre es contar con el aval del imperio.
Es
opinión de muchos, compartida por nosotros, que la cumbre de marras fue creada
con el propósito de lograr el consenso hemisférico para adelantar la
implementación de aquel engendro neoliberal que se llamó el “Área de Libre Comercio de las Américas”
(ALCA), con el cual se pretendía subordinar “legalmente”
las economías de todos nuestros países a las exclusivas necesidades del
imperio, sumiéndonos de nuevo en la larga noche neoliberal de la cual algunos
pueblos estábamos comenzando a salir y a la cual el imperio dedica tan
esfuerzos para regresarnos.
Como
decíamos en un artículo publicado en el 2015 (1)
en ocasión de la anterior Cumbre, si fue éste o no el propósito de su creación
no es lo relevante. Lo relevante es que fue en una de estas cumbres, la IV,
celebrada en Mar del Plata, Argentina, en noviembre de 2005, que se logró
enterrar para siempre el ALCA, por iniciativa de El Comandante Eterno, con el
decisivo concurso de aquellos auténticos gigantes políticos de Nuestra América:
Néstor Kirchner y Luis Inácio Lula Da Silva. Frescas están en la memoria
popular las encendidas palabras del presidente Kirchner en medio del debate: “…no aceptamos que vengan aquí a patotearnos…”, en alusión directa al
atropello que intentaban llevar a cabo las delegaciones de los Estados Unidos y
el Canadá, las cuales habían coleado el tema en la agenda con la lacayuna
complicidad de Méjico, Panamá y Trinidad & Tobago, así como la vertiginosa
huída del salón de sesiones del derrotado George Walker Bush, todo ello
transmitido por televisión en vivo y directo.
Tenemos
totalmente claro que estas reuniones al igual que otras instancias y mecanismos
de este “Ministerio de Colonias de los
Estados Unidos”, como dijo El Che que llamaban los pueblos a la OEA, en su
vibrante discurso ante la Asamblea General de la ONU de fecha 12 de diciembre
de 1.964 (2), estando como
efectivamente lo están, manejadas por el imperio, con el apoyo y la complicidad
del funcionariado profesional de la organización y unos cuantos estados débiles
y cipayos, han venido sirviendo para casi nada, como ha quedado evidenciado por
los pobres resultados de todas Cumbres siguientes a la de Mar del Plata: la V,
celebrada en Trinidad & Tobago 2.009, que sólo es recordada por el “yonofuísmo” de Obama quien suplicó
hipócritamente que no le cobrasen los desafueros de quienes le antecedieron en
el cargo y por el gesto entre folclórico e irreverente de Chávez al regalarle,
para muy buena suerte del Camarada Eduardo Galeano, un ejemplar del libro “Las Venas Abiertas de la América Latina”;
la VI Cumbre, de Cartagena de Colombia 2.012, que tuvo que terminar sin una resolución final de consenso; y la
VII, celebrada en Panamá a muy pocos días de que Obama suscribiese la infamante
Orden Ejecutiva que nos declarase una amenaza inusual y extraordinaria para la
seguridad interna de los Estados Unidos, que sólo será recordada por la
vergonzante, cínica e hipócrita “reculada”
del imperio, que en la persona del mismísimo Obama reconoció que no éramos tal
amenaza; debiendo quedar claro que tal actitud distó mucho de ser un
subproducto de la Cumbre y por ende de la OEA, puesto que sólo la oportuna y
firme respuesta dada por el pueblo y el gobierno revolucionario, apoyada
ampliamente por los nuevos mecanismos de integración regional de ingreso vedado
a los gringos, propuestos por El Comandante (UNASUR, ALBA-TCP y CELAC), por
instancias organizativas de nivel planetario (Movimiento de Países No Alineados
y G77 + China), por las potencias aliadas (Rusia y China) y por una inmensa
cantidad de movimientos sociales existentes tanto en los países amigos como en
los menos amigos, fue lo que determinó el aislamiento total del imperio en ese
foro.
Entrando
en materia debemos comenzar diciendo que la VIII Cumbre de las Américas a
celebrarse en Lima, Perú, durante los días 13 y 14 de abril del presente año,
ha tomado como lema “La Gobernabilidad
Democrática Frente a la Corrupción” y como tema central, señalado por el
gobierno anfitrión: “El tratamiento de
los efectos de la corrupción en la institucionalidad democrática, la
gobernabilidad y los objetivos de desarrollo sostenible adoptados por la
comunidad internacional en la Agenda 2030, a la luz del andamiaje normativo
internacional existente” (3),
algo que resulta tragi-cómico en un país en el cual el actual presidente, Pedro
Pablo Kuczynski anfitrión del evento, lleva meses procesado por corrupción en
el seno del congreso peruano y la corrupción de las élites dirigentes está tan
arraigada que hasta el diario limeño “Del
País”, de línea nada progresista, twiteaba hace pocos días que según
declaraciones de un alto ex ejecutivo de Odebrecht, Keiko Fujimori, Alan
García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y
Pedro Pablo Kuczynski, recibieron pagos de esa empresa para sus campañas
políticas entre 2006 y 2011. Esto es, los cuatro últimos presidentes de ese
pobre país pobre y una candidata presidencial hija de un expresidente procesado
por corrupción, serían también reos de ese oprobioso delito.
Todos
los países miembros de la OEA, incluyendo Cuba que no se ha incorporado al
organismo desde su injustificada suspensión, recibieron invitaciones del
gobierno peruano para asistir al evento; Venezuela la recibió formalmente,
según declaraciones del presidente Maduro (4)
y el ministro Jorge Rodríguez (5), el
pasado 14 de febrero, a pesar de que había sido emitida desde el 11 de
noviembre de 2017.
Las
citadas declaraciones del presidente Maduro, ofrecidas en una rueda de prensa
internacional, fueron tan contundentes a ese respecto, que en esa oportunidad
dijo enfáticamente que iría a la Cumbre, lloviese, tronase o relampaguease, en
clarísima respuesta a otras declaraciones de la canciller del Perú, Cayetana Aljovín,
avaladas por la reunión del “Grupo de
Lima” , celebrada el 13 de febrero, según las cuales y por instrucciones
expresas del presidente Kuczynski, se había retirado la invitación enviada al
presidente de Venezuela conforme a lo establecido en la “Declaración de Quebec” adoptada en la III Cumbre de las Américas
en 2001, que textualmente dice: “… cualquier
alteración o ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del
Hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación del
gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas" (6).
Tratando
de reforzar lo declarado por la señora Aljovín, la presidenta del consejo de ministros
del Perú, Mercedes Aráoz, señaló que tanto la invitación como el retiro de la
misma se realizaron dentro del marco legal de la OEA, siendo desmentida por Jean
Michel Arrighi, secretario de Asuntos Jurídicos de la OEA , quien explicó al
diario “El Comercio” de Lima, que las cumbres de las Américas "no son un órgano de la OEA" y
que por tal motivo "no se regulan
por las normas" de dicho organismo, siendo “decisión exclusiva del país organizador de cada cumbre"
invitar a los mandatarios, aclarando finalmente que lo citado por la premier
Aráoz pudo ser un "error de información o una confusión" (7).
Por su parte nuestra cancillería, en un comunicado divulgado en Twitter por el
canciller Arreaza señaló que, bajo el más riguroso sustento jurídico, "no existe impedimento de ninguna
naturaleza" para que Venezuela participe en la Cumbre (8).
En
medio de este absurdo enredijo jurídico-diplomático y tomando en consideración lo
señalado por la señora Aráoz en relación a que Maduro no podrá entrar al
territorio peruano ni sobrevolar su espacio aéreo para asistir a la VIII Cumbre
de las Américas (9) , nosotros que no
somos juristas ni mucho menos diplomáticos sólo tenemos claro que:
- Está
suficientemente demostrado que la juridicidad de la OEA es algo pastosa y
su legalidad es enteramente acomodaticia y sujeta a los caprichos del
imperio, lo que hace irrelevante cualquier discusión al respecto.
- Es
enteramente obvio que son los jerarcas del imperio, en el marco de su
agresivísima política en contra de Venezuela, quienes han ordenado no
recibir a Maduro en la Cumbre.
- Los
gobiernos del inefable “Grupo de
Lima” (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica,
Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú) son indubitablemente
los “perritos simpáticos” a los
que se refería Kuczynski cuando dijo vergonzantemente: “Estados Unidos se enfoca en aquellas
áreas donde hay problemas. Como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo
en América Latina pues es como un perro simpático que está durmiendo en la
alfombrita y no genera ningún problema” (10).
- El
actual gobierno corrupto y extremadamente cipayo del Perú ha dado
suficientes muestras de que no tiene la más absoluta disposición de
garantizar la seguridad física de nuestro presidente a lo interno de su
territorio.
Es
con base en estas consideraciones, en especial la última de ellas, que estimo altamente
riesgoso que el presidente Maduro acuda a esta Cumbre, ya que estaría poniendo
en juego su integridad física y hasta su propia vida, como resultado de un eventual
atentado alentado por esa extrema lenidad del gobierno peruano o por cualquier circunstancia
accidental derivada de un posible intento de hacerlo preso para evitar su
entrada.
Considero
también que es altamente riesgoso por coincidir íntegramente con unas
declaraciones ofrecidas a Sputniknews (11),
por la reconocida jurista revolucionaria Ana Cristina Bracho, actual jefa de la
“División de Atención a la víctima de
Tortura, Tratos Crueles Inhumanos y Degradantes de la Defensoría del Pueblo”,
según las cuales la idea de que se emita una orden de aprehensión contra Maduro
aprovechando su viaje a Perú es "jurídicamente
posible", debido al escenario internacional que se ha venido
construyendo desde el 2016 en el que se "están
utilizando términos como crisis humanitaria, que son conceptos del derecho
humanitario y el derecho del estatuto de Roma, puesto que se está hablando de querer ver a Venezuela desde la
óptica de los crímenes de lesa humanidad".
A
esta opinión añade la doctora Bracho en el mismo artículo algunos precedentes
como el apresamiento del entonces presidente de Sudán, Omar Hasán Ahmad al Bashir, cuya orden de
captura fue firmada por el inefable magistrado de la CPI Luis Moreno Ocampo, el
mismo que fuese comisionado por el secretario Almagro para instruir un caso en
contra de Maduro en esa instancia; y añadiríamos nosotros que también es el
mismo magistrado libró orden de captura contra el coronel Gadaffi en el 2011 (12),
así como también que otra inefable, la exfiscal Ortega Díaz, que ha dicho en
repetidas ocasiones que ha venido recabando pruebas en contra del presidente
Maduro para aportarlas a la CPI, anunció recientemente que lo denunciará por el
“homicidio” del terrorista confeso
Omar Pérez (13).
Sostengo
responsablemente que es innecesario que el camarada Maduro asista al evento de
marras, por estimar que en tan mediatizado foro y con la actual correlación de
fuerzas, es muy poco lo que se podría lograr, adicional a lo que pudiesen alcanzar
los compañeros del ALBA-TCP al lado de los representantes de los escasos
gobiernos latinoamericanos dignos que han confirmado su asistencia, y por
supuesto adicional al apoyo que sin duda tendríamos de los grupos sociales
amigos, si es que les permiten su acreditación.
Para
concluir quiero señalar que sólo una rectificación total de las autoridades
peruanas sobre el tema, otorgando las debidas garantías, haya sido auspiciada o
no por las gestiones diplomáticas y políticas que se comprometiese a realizar
el ALBA-TCP (14), en la misma
oportunidad que rechazó tajantemente la medida de exclusión en nuestra contra,
debiera hacer posible la asistencia de nuestro presidente a la VIII Cumbre. ¡A
nosotros debe bastarnos con el apoyo de los pueblos y de nuestros gobiernos
amigos!
¡Con el imperio y sus
acólitos, ni un tantico así!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(8)
http://www.chicagotribune.com/sns-bc-ams-gen-venezuela-cumbre-de-las-americas-20180218-story.html
celippor@gmail.com
Caracas,
marzo 12 de 2018
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