¡Alerta
con las intentonas secesionistas
de
los estados occidentales!
Carlos
E. Lippo
Escrito en mayo del año 2014
Su
negativa a suscribir el 5 de julio de 1.811 el “Acta de Declaración de Independencia” junto a siete de las diez
provincias que conformaban la Capitanía General de Venezuela y su confirmada
adhesión al imperio español, fue la primera acción secesionista exitosa de la Provincia
de Maracaibo, actual estado Zulia, en contra de la recién creada República de
Venezuela. Esta acción, inspirada por las oligarquías comerciales y agrarias de
dicha provincia, basada en los mismos argumentos economicistas que esgrimieron
para protestar ante la Corona Española su incorporación a la Capitanía General
de Venezuela en 1.777, fue determinante en la pérdida de la “Primera República” en 1.812, pues fue desde
allí que los ejércitos españoles invadieron nuestro territorio y organizaron su
nueva ocupación. ¡Que demostración tan clara y temprana de la voluntad de sumisión a un imperio
extranjero, por parte de sus élites dirigentes!
Casi
10 años más tarde, el 28 de enero de 1.821, cuando deciden declararse
independientes de España, con el apoyo decisivo del Libertador y del General
Rafael Urdaneta, aunque pretenden incorporarse a la Gran Colombia como un
departamento independiente, al mismo nivel que Venezuela, Quito y Cundinamarca,
terminan por adherirse a Venezuela. Posteriormente en 1.831 cuando ocurre la
desintegración de la Gran Colombia aspiraban a constituir la República del
Zulia sólo que por razones fundamentalmente pragmáticas, por encontrarse en
medio de dos grandes naciones en conflicto, deciden integrarse a una de ellas, Venezuela.
¡Es
el caso de decir que para las oligarquías zulianas se trató desde un principio
de un “matrimonio de conveniencias”, ello a pesar de que aún en esa lejana
época, ninguna diferencia insalvable de idioma, religión, tradición ni
costumbres separaba a un zuliano de cualquier otro venezolano, teniendo todos
además los mismos orígenes indígenas, africanos y europeos!
A lo
largo de toda la “Cuarta República”,
tienen lugar numerosas intentonas secesionistas, promovidas por las mismas
oligarquías regionales, bajo la inspiración y con el apoyo del imperio
británico primero y del imperio norteamericano, más tarde, siendo oportuno y
conveniente destacar las siguientes:
- La encabezada por el entonces Presidente Constitucional del Estado Zulia, Venancio Pulgar en 1.869, quien “debido a la clara intención del poder central de ejercer el control aduanal y político de Maracaibo” decide la separación del Zulia de la unión nacional, pone en pie de guerra el Estado e invade a Coro para asegurar las fronteras zulianas. El Presidente José Ruperto Monagas declara al Zulia "en sublevación a mano armada contra las instituciones políticas que se ha dado la nación", reconquista Maracaibo y pone en fuga a Pulgar, quien se refugia en un navío de guerra británico que “por pura casualidad”, observaba el alzamiento. ¡Qué duda puede caber de que esta intentona guardaba estrecha relación con el inicio de la explotación de los grandes depósitos de brea del Golfo de Maracaibo, descubiertos por la Sociedad Geológica de Londres, pocos años antes!
- El intento promovido por los intereses petroleros norteamericanos en el año 1.927, siendo Presidente del Estado Zulia Vicencio Pérez Soto, motivado por la apreciación de las grandes compañías norteamericanas de que el gobierno de J. V. Gómez favorecía los intereses petroleros británicos, desactivado por la rápida acción del gobierno central, el acuerdo entre británicos y norteamericanos para repartirse los yacimientos y mercados a nivel mundial y por el otorgamiento de concesiones a compañías norteamericanas en el lago de Maracaibo.
El
sentimiento secesionista se mantuvo en estado de latencia durante los cuarenta
años del “Puntofijismo” dándose el
caso de que las oligarquías regionales, a pesar de su impúdica participación en
el reparto de la renta petrolera de entonces, no dejaban de presionar al
gobierno nacional para la obtención de prebendas que eventualmente pudiesen
favorecer nuevas intentonas.
Tal
es el caso de la aprobación de una sucursal del Banco Central de Venezuela para
la ciudad de Maracaibo, decidida por sus máximas autoridades presididas por
Benito Raúl Losada, auténtico zar de las finanzas públicas durante el período
de Raúl Leoni, en junio de 1.968, según dice la propia información del
Instituto, “por estar convencidas de que
una dependencia de tal naturaleza podría cumplir importantes funciones, y dejando
expresa constancia de que el Zulia representaba una situación especial en
cuanto al desarrollo de sus indicadores económicos y financieros, con lo cual
se cumplían las expectativas que se habían venido formando en ese sentido” (1).
¿A
qué tipo de expectativas estaría haciendo referencia este documento?
Para
entender cabalmente el significado de esta decisión de las autoridades del BCV
de la época es necesario decir que normalmente un banco central dada la
naturaleza de sus funciones, no tiene sucursales. Sin embargo, era tal la
importancia que se asignaba a este “engendro”
creado en el Zulia que su Gerente ocupaba el tercer lugar de preminencia según
el protocolo regional, sólo detrás de las máximas autoridades militares y
eclesiásticas. Es oportuno señalar que en la actualidad no existe la sucursal
del BCV en Maracaibo, sino una Subsede, con funciones reducidas a la distribución de especies monetarias,
la investigación y las estadísticas económicas en la región zuliana y las
relaciones institucionales, funciones que a juicio mío podrían realizarse cabalmente
desde la Sede de Caracas.
Sin
embargo no es el BCV la única institución en el país con sucursales que sólo
existen en el Zulia, ya que la inefable Embajada de los Estados Unidos de
América cuenta en Maracaibo con la única Agencia Consular, abierta en el año
2.006 por el entonces embajador William Brownfield, instalada en un inmueble de
un millón de dólares, comprado por él en una de sus habituales visitas a la “República Independiente del Zulia”,
como gustaba de llamar al estado durante su permanencia en el país.
Como
era de esperarse la oligarquía terrateniente y
genocida del Zulia, la misma que se apropió de las mejores tierras
agrícolas del país después de casi llevar a la extinción a las etnias
aborígenes de la zona (Wayúu, Barí y Yukpa), cuyos sobrevivientes fueron
expulsados a las tierras más altas y agrestes de la Sierra de Perijá, no tardó
en entrar en curso de colisión con la Revolución Bolivariana y ha retomado la
cruzada secesionista con renovados bríos. Ello a pesar de que la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, promulgada y refrendada en el año de
1999, establece en su preámbulo los principios de la soberanía e integridad
territorial, y en el Título II, Capítulo 1, Artículos 10 al 13, se afirma que
ni el territorio, ni alguna parte del mismo podrá ser desmembrado, ni arrendado
o enajenado por parte de ninguna nación o potencia extranjera, así como sus
recursos naturales, siendo más que oportuno señalar que una muy significativa proporción
del electorado zuliano (66,82 %) votó a favor de nuestra constitución en el
referéndum consultivo del 15 de diciembre de 1.999 y un nada desestimable 53,14
% del electorado, lo hizo a favor del “No” en el referéndum aprobatorio del
2.004.
Para
tener una idea de la intensidad y el alcance de esta auténtica cruzada
secesionista basta con acceder a Internet por medio de cualquiera de los
navegadores más usuales, con frases como “Secesión
del Zulia”. De esta manera se podrá obtener la más variada relación de los
actuales movimientos secesionistas y las más sesudas argumentaciones en favor
de su separación de Venezuela. Por considerarlo de interés mostraré a
continuación algunos resultados obtenidos después de una brevísima “navegación”:
1
·
En el año 2.002, pocos meses
antes del “Golpe de Abril”, por decreto del entonces Gobernador Ramón Rosales,
el mismo que suscribió el famoso Decreto Carmona en representación de los
gobernadores de estado, se instituyó el 28 de enero, fecha conmemorativa de la
independencia de la Provincia de Maracaibo del imperio español, como “Día de la Zulianidad”, con el carácter
de día feriado regional. ¿Acaso no les da pena celebrar el haber
permanecido bajo el yugo español por 10 años más que el resto de lo que hoy es
nuestra Venezuela?
·
Durante buena parte del año
2.006, precisamente el año de mayor
presencia en la “República Independiente
del Zulia” del inefable William Brownfield, tuvo lugar en medio de un gran despliegue
propagandístico a nivel nacional e internacional, el relanzamiento de un oscuro
movimiento neoliberal y filo fascista llamado “Rumbo Propio”, cuyas vallas mostrando el mapa del estado Zulia
segregado del resto del país tapizaron buena parte del territorio zuliano antes
de ser recogidas por orden de las autoridades competentes.
·
El pasado 23 de febrero,
apenas iniciado el golpe continuado actualmente en desarrollo, un
autodenominado Movimiento Autonomista de Derecha Liberal en Venezuela (MDL)
convoca, con carácter de urgencia, a un
proceso secesionista en los estados Táchira, Mérida, Lara, Carabobo, Nueva
Esparta y Zulia, para, según palabras textuales de un documento titulado
“Comunicado Secesionista No. 1”: “contener
y poner fin a las masacres que se han sucedido y las que el régimen tiene
intenciones de acometer, mediante plebiscito autonomista-secesionista,
organizado por cortes electorales de cada estado, en plena autonomía y sin
intervención de entes ilegales e ilegítimos como los fabricados por el actual
régimen”(2). ¡Habrase
visto un mayor nivel de histeria y esquizofrenia secesionista!
Este
larguísimo preámbulo antes de entrar en materia ha tenido como propósito el
demostrar, como ha dicho ya el Maestro Luis Britto García, que el secesionismo zuliano no es
chiste ni exageración: es un plan constante de las oligarquías que sueñan
engrandecerse empequeñeciendo su Patria.
Para entrar en materia debo comenzar diciendo que
considero que la secesión inducida del estado Zulia, junto a la de estados como
Táchira y Mérida que cuentan con un significativo electorado oposicionista
podría ser la próxima carta que pase a jugar el imperio para intentar ponerle
la mano a nuestros recursos naturales, habida cuenta de que su último intento
de promover un gobierno nacional afecto a sus intereses por medio de una intentona
militar golpista ha fracasado, al
menos por ahora.
Para
tratar de implantar la mencionada secesión promoverían un recrudecimiento importante
de las acciones terroristas en Maracaibo, San Cristóbal y Mérida, ciudades que
ya fueron objeto de acciones terroristas de baja y mediana intensidad durante
los pasados meses de febrero, marzo y abril. Bajo esta hipótesis las acciones
terroristas serían ejecutadas tomando como base fuertes contingentes de
mercenarios que serían introducidos al país desde Colombia a través de la
frontera y que contarían con el apoyo de
una “quinta columna” criolla, conformada por los nacionales que han venido
siendo entrenados en tácticas paramilitares dentro y fuera del país así como
por el “lumpen” que ha venido recibiendo adiestramiento práctico en las
acciones de calle previas, actuando como mercenarios.
El
escenario ideal para el imperio, al cual concedo una escasísima probabilidad de
ocurrencia, pasa porque este variopinto ejército debidamente apoyado desde
Colombia, logre controlar las instancias del poder regional, Gobernación y
Consejo Legislativo, dando paso a la formación de un gobierno secesionista que
se apresuraría a solicitar y obtener el reconocimiento de los gobiernos “amigos” del imperio y del imperio mismo.
¡De
producirse este escenario totalmente negado, sería necesario ejecutar acciones
de comando, apoyadas en los trabajadores revolucionarios de PDVSA, para impedir
la extracción de petróleo de los más importantes de los yacimientos activos!
Estimo
que el escenario de mayor probabilidad de ocurrencia en el marco de esta
hipótesis es muy parecido al escenario sirio pues dado el abierto apoyo operacional
y logístico del imperio y de la “hermana
república”, materializado en financiamiento, hombres y armas de la más
reciente tecnología, es poco previsible una rápida y definitiva victoria de las
fuerzas de la revolución.
En
apoyo de esta hipótesis de la secesión inducida, que espero firmemente que no
se convierta en una profecía auto realizada, considero conveniente señalar los
siguientes hechos:
·
La información contenida en
un informe recientemente publicado por el diario “Los Angeles Times”, recogida en un artículo del comprometido
escritor argentino Atilio Borón (3),
según la cual la estimación del potencial de producción del mayor de los
yacimientos de petróleo de esquisto de los Estados Unidos, ubicado en
Monterrey, California, 13.700 millones de barriles, era errónea, pues realmente
dicho yacimiento sólo garantizaría unos 600 millones de barriles, cantidad que
siendo 96 % menor resulta insignificante si tomamos en consideración que sólo
alcanzaría para cubrir las necesidades energéticas en USA correspondientes a 33
días.
·
El hecho de que si bien la
producción actual del Zulia alcanza apenas a 800.000 barriles diarios, lo cual
representa menos de la tercera parte de la producción nacional, el potencial de
producción del estado es de 26.000 millones de barriles, cantidad que es
superior a la suma de las reservas probadas de Méjico, Ecuador, Colombia y
Argentina y que representando casi el doble del potencial que se atribuía
erróneamente al yacimiento de esquistos bituminosos que mencioné en el punto
anterior, sería suficiente para satisfacer las necesidades energéticas de USA
en el corto plazo (4).
·
La circunstancia de contar en
el Zulia con reservas estimadas de gas del orden de 7.500 Mmbpe (barriles de
petróleo equivalente), reservas de carbón de 1.100 TM, en la Guajira,
suficientes para 150 años de producción, las mayores de Suramérica, así como importantes
reservas por determinar de otros minerales tales como oro, níquel y uranio (5).
Para
finalizar quiero decir que a pesar de todas las campañas adelantadas en las
diferentes épocas, la secesión del Zulia jamás ha sido un sentimiento del
pueblo zuliano sino una bastarda aspiración de sus oligarquías vendepatria y
genocidas, por lo que cualquier intento por implantarla será oportunamente
derrotado por las fuerzas de la revolución. Lo mismo se puede decir de los
recientes llamados a secesión de los estados andinos (Táchira, Mérida y
Trujillo) y de los estados Lara, Carabobo y Nueva Esparta, apoyados neciamente
en el hecho de que las alcaldías de las ciudades de mayor población dentro de
sus respectivos territorios hayan sido ganadas por la oposición en las
elecciones del pasado diciembre.
¡Hasta la Victoria
Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
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