domingo, 13 de noviembre de 2016


Posibles impactos de la victoria de Trump sobre USA, Latinoamérica y Venezuela
Carlos E. Lippo



1.
Considero necesario comenzar estas notas diciendo que Donald Trump no sería el actual presidente electo de los Estados Unidos, de no ser porque esa nación que se precia de ser excepcional y de estar al frente de todas las innovaciones sociales, económicas, políticas, científicas, tecnológicas y militares del mundo actual, mantiene aún un arcaico sistema de elección presidencial de segundo grado que data de finales del siglo XVIII. Y es que se trata, nada más y nada menos, de que la verdadera ganadora del proceso electoral celebrado el pasado día martes ha sido Hillary Clinton. Que la diferencia a favor de la Clinton haya sido los 560.000 sufragios que señala la innombrable cadena televisiva CNN (1), los 150.707 votos que dice el brillante analista político cubano residente en Méjico, Angel Guerra Cabrera (2) o cualquier número mayor que cero que se les antoje, es irrelevante; lo importante es que esta nación que lleva más de dos siglos tratando de imponer “su democracia” a sangre y fuego, hasta en los más recónditos rincones del planeta, en su propio territorio desconoce un principio tan fundamental de la democracia como lo es aquel que consagra que en toda elección: “una persona, un voto”. ¡Hay que ver que la falsedad de los gringos es grande!
2.
Después que según ellos el daño ya está hecho, los partidarios de la exsecretaria de estado de Obama, lejos de prepararse para impulsar un mecanismo constitucional que permitiese subsanar esta importante deficiencia para futuros procesos electorales, han anunciado que se aprestan a violentar tan aberrante sistema con una aberración aún mayor, cual es la de hacer presión para inducir una ruptura del compromiso de alguno de los 290 miembros del Colegio Electoral comprometidos a votar por Trump el próximo 19 de diciembre, para sumar sus votos electorales a los 232 ya obtenidos por Hillary. Como en algunos estados este cambio de voto, que representaría un auténtico fraude en contra de los electores de dicho estado, acarrearía una pequeña multa, los partidarios de la señora Clinton se han apresurado a declarar que gustosamente se las pagarían. Dicha campaña, descaradamente promotora de un gigantesco fraude electoral, se está realizando a través de la plataforma “change.org” y hace un par de días contaba ya con unos tres millones y medio de adherentes. A la luz de esta destacada propensión al fraude electoral, que los lleva a aceptar las reglas del juego democrático sólo cuando ganan una elección, se puede comprender muy fácilmente la amplia identificación que la dirigencia de la oposición venezolana tiene con la clase política de la nación del norte.
3.
Por el solo hecho de haber resultado electo, sin siquiera haber renovado aún ninguna de sus rudas promesas de campaña en materia de política interna atribuibles a muchos de los defectos personales que se le imputan (misoginia, homofobia, racismo, narcisismo, fascismo, etc.), ni mucho menos haber comenzado a promover alguna iniciativa en esa dirección, Trump ha generado fuertes movilizaciones de protesta en las grandes capitales como Nueva York, Chicago y los Angeles, así como severos motines en ciudades como Portland (3), que se han prolongado por varios días después de la elección. Sin embargo, no son éstas las mayores amenazas que se ciernen sobre este imperio en decadencia, ya que su formidable estructura represiva no tardaría mucho tiempo en neutralizarlas a sangre y fuego; el caso es que se ha generado un incremento importante de las actitudes separatistas de los dos estados más extensos y ricos de la Unión Americana: California y Texas. En efecto, tras conocerse la victoria de Trump ha resurgido el movimiento independentista de California llamado “CalExit” (4), que busca separarse como estado y constituirse como un país soberano que pasaría a ser el sexto país más rico del mundo. También se ha generado un crecimiento importante del TNM (Movimiento Nacionalista de Texas), que promueve la secesión del segundo estado más grande de la Unión y que en caso de lograr su objetivo pasaría a constituir el doceavo país más rico del planeta (5). El caso de California es más que explicable por ser éste un estado tradicionalmente “progresista” en el cual Hillary más que duplicó la votación de Trump; el caso de Texas, en donde este último ganó cómodamente, perdiendo sólo en las grandes ciudades como la capital Austin, es indicativo de que el imperio pudiera haberse enrumbado en un lento pero irreversible camino de decadencia. Recordemos que los grandes imperios, como enseña la historia, no son derrotados por enemigos externos, sino por el desgaste interior que con el tiempo los conduce al descalabro y los deja inermes ante sus enemigos externos.
4.
La recuperación de una cantidad importante de puestos de trabajo en el territorio estadounidense, que fuese una de las principales promesas de su campaña, obligará a Trump, al menos, a revisar los tratados de libre comercio existentes, tanto en nuestra región como en la región del Asia Pacífico y a dejar de suscribir otros nuevos en lo inmediato, lo cual impondrá severos límites a la globalización económica neoliberal. Desde luego que aunque se lo propusiese, lo cual no creo que sea su intención, no podrá suprimir esos tratados ni podrá abolir significativamente la política globalizadora en beneficio del crecimiento económico interno ofrecido, puesto que el gobierno real y efectivo del imperio habrán se seguir detentándolo el capital financiero representado en Wall Street, el complejo militar industrial y el 1 % más rico de la población. Si acaso Trump a causa de su exagerado narcisismo se llegase a creer “Trump” e insistiese en implementar algunas de las medidas ofrecidas tales como: la anulación de los tratados de libre comercio suscritos, el aumento de los impuestos a los corredores de fondos financieros de alto riesgo y la implementación de nuevos mecanismos regulatorios de las actividades financieras, ya se encargará el gobierno real del imperio de meterlo en cintura, aplicándole diferentes grados de presión, pudiendo llegar hasta a aplicarle el mismo tratamiento que ha aplicado históricamente a los cuatro presidentes que han osado retarlo, que no es otro que el magnicidio.
5.
Esta evidente desaceleración de la aplicación de la política de la globalización económica neoliberal necesariamente habrá de impactar de forma negativa tanto a aquellos gobiernos latinoamericanos cipayos que ya han suscrito tratados de libre comercio con los Estados Unidos (los de Méjico, Colombia, Chile, Perú y Paraguay), como a aquellos que arden en deseos por firmarlos: Argentina, Brasil y Uruguay; los dos primeros víctimas de recientes gobiernos neoliberales y el último, que aunque es teóricamente de izquierda, no aguantaría dos pedidas para prostituirse y arrojarse a los pies del amo imperial. De esta manera podríamos decir que se ha abierto una ventana de oportunidades para las fuerzas progresistas de la región, que habían venido siendo cercadas por la reacción, fuertemente apoyada por el imperio, especialmente durante el último año. Habrá que ver cómo reaccionan ante este descalabro del neoliberalismo, los miembros del Mercosur que se han empeñado en aislarnos y desplazarnos de la presidencia temporal de ese organismo para poder adherirse con tranquilidad e impudicia a los infames tratados de libre comercio impuestos por la potencia del norte.
6.
Con arreglo a las estimaciones de algunas fuentes internacionales especializadas en temas de inteligencia y contrainteligencia, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) será una de las más importantes instituciones que se verán sometidas a una gran reforma cuando el presidente electo Donald Trump asuma el poder. Esto podría paralizar el trabajo de dicha agencia durante un tiempo indeterminado, a la vez que podría originar una serie de conflictos internos, según el portal ruso Vzgliad (6). Si a esto agregamos que de su discurso de campaña (7) se desprende que él no cree en las agencias de cooperación extranjera responsables de la entrega y supervisión de uso de los fondos de ayuda entregados a gobiernos extranjeros, tales como la USAID, la NED y otras agencias dependientes del Departamento de Estado que son mamparas de la CIA, es más que razonable la inquietud de aquellos gobiernos latinoamericanos que son grandes receptores de este tipo de ayuda, en especial el gobierno de Colombia que incluso aspiraba a recibir de la administración Obama en el 2017, unos 450 millones de dólares como cooperación en el marco del inconcluso proceso de paz con las FARC-EP (8). Desde luego que también habrán de tener grandes incertidumbres sobre el tema de la continuidad en la recepción de fondos en divisas contantes y sonantes, todas las organizaciones contrarrevolucionarias de la región, la MUD entre ellas.
7.
El largo gobierno de Obama, en el cual la señora Clinton tuvo una participación importante ha sido particularmente pródigo en golpes de estado exitosos en nuestra región: Honduras, Paraguay y Brasil, así como también en varios intentos de golpe fallidos en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Adicionalmente, en el caso nuestro, como es sabido por todos, Obama ha intensificado a extremos intolerables la guerra no convencional iniciada por Bush tan pronto como el Comandante Chávez decretó el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana a mediados del año 2004, habiendo llegado a emitir una infamante Orden Ejecutiva que representa en opinión de muchos, yo incluido entre ellos, una tácita declaración de guerra. Por todo ello es más que evidente que un gobierno de la señora Clinton no sólo hubiese representado una continuidad absoluta de esta deleznable política, sino su fuerte y decisiva intensificación en procura de un inmediato resultado favorable. La llegada de Trump representa al menos una discontinuidad temporal en su aplicación, que en el caso nuestro, que estábamos a un paso de ser invadidos, debe ser cabalmente aprovechada para continuar el proceso de profundización de nuestra revolución y de mejoramiento de  nuestro nivel de apresto operacional para la defensa de la patria. No debemos bajar la guardia ya que no hay lugar a confusiones; el imperio, por más deteriorado que esté, sigue siendo el imperio y cada vez estará más ávido de ponerle la mano a nuestros ingentes recursos naturales.
8.
Es indudable que nuestra contrarrevolución ha recibido un duro golpe con la derrota de la señora Clinton, ya que necesariamente habrá de ver temporalmente suspendido el flujo de billetes verdes que se le ha hecho tan necesario para poder activar, como el oxígeno para la inmensa mayoría de los seres que hacen vida en nuestro planeta. También es previsible que vean temporalmente suspendidas las órdenes y directrices provenientes del imperio, que aunque erráticas en su gran mayoría, le han servido para contener la implosión de la MUD y poder mantener esa precaria unidad que les ha permitido cosechar algunas victorias electorales. Que la contra se siente severamente golpeada por la victoria de Trump es algo que queda demostrado por las parcas y desatinadas declaraciones de sus más conspicuos dirigentes, de las cuales considero conveniente señalar apenas las del habitualmente locuaz presidente de la Asamblea Nacional, quien señaló parcamente (9): "Mi opinión sobre la victoria de Trump es que el pueblo norteamericano eligió libremente al presidente que quiso y eso hay que respetarlo", máxima que no acostumbra aplicar en Venezuela, y "Una reflexión: la política exterior de las grandes potencias suele continuar igual de un gobierno para otro. Cambia solo en algunos matices", con la cual acusa el terrible golpe que les ha infligido la derrota de Hillary y exterioriza su ilusión de que se mantenga el imprescindible apoyo del imperio.

¡A aprovechar el momento, haciendo implosionar a la MUD en mil pedazos!
¡De pie o muertos, nunca de rodillas!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Caracas, noviembre 13 de 2016

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