Cuidado, que
los gobiernos gringos están acostumbrados a mentir con cinismo e impudicia
Carlos E.
Lippo
Desde
los propios inicios de la nación norteamericana, a finales del siglo XVIII, la
mentira ha sido un arma de uso común utilizada por sus diferentes gobiernos
para poder lograr sus propósitos, tanto a nivel nacional como a nivel
internacional.
En
el ámbito nacional y tal como es conocido por muchos, la gran mayoría de los
llamados “padres fundadores” al
propio tiempo que se mostraban públicamente como fervorosos abolicionistas,
tenían a su servicio personal una buena cantidad de esclavos africanos. Así
mismo, el final de aquella brutal matanza de aborígenes norteamericanos,
inmortalizada por Hollywood como una gran epopeya para la conquista de la porción
occidental del subcontinente, determinado por la rendición de los últimos jefes
y el abandono de sus ricas tierras ancestrales para disponerse a vivir en
aquellos campos de concentración que llamaban reservaciones indígenas, bajo la
prometida protección gubernamental, fue también una inmensa mentira que sirvió
para rematar el exterminio de casi toda las etnias originarias.
En
el plano internacional, al menos desde el siglo XIX, todas las guerras y
agresiones que han generado los gringos han estado precedidas de algún tipo de
operaciones de “bandera falsa”, que son
operaciones encubiertas ordenadas por ellos, diseñadas para que aparenten haber
sido ejecutadas por otros gobiernos u organizaciones, que han demostrado ser
junto con las dosis apropiadas de propaganda e ignorancia la mejor receta para
desatar una guerra sin fin, y como muestra vayan los siguientes ejemplos:
· La
Batalla del Álamo en 1836, en la que el Presidente
Santana comandando las fuerzas gubernamentales propinase una cruenta y
aplastante derrota a los rebeldes separatistas tejanos, gracias
fundamentalmente a la negativa del General Houston de enviarles ayuda, derrota
que fue usada como excusa para invadir Méjico y despojarle de más de la mitad
de su territorio.
· El
hundimiento del acorazado norteamericano “Maine” en 1898, en
la bahía de La Habana, atribuido a las fuerzas coloniales españolas, utilizado luego
como pretexto para declarar la guerra a España y despojarle de Cuba, Puerto
Rico, Guam, Hawai y Las Filipinas.
· El hundimiento
del RMS Lusitania, ocurrido frente a las costas de Irlanda en mayo de 1915, a
causa del ataque de un submarino alemán, en el que murieron centenares de
ciudadanos estadounidenses, propiciado por la negligencia criminal de los
gobiernos inglés y norteamericano, con el propósito de precipitar el ingreso de
los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial.
· El
ataque japonés a Pearl Harbor (Hawai) en 1941, cuya
preparación e inicio se ocultó a los Comandantes de aquella Base Naval, con el
propósito de precipitar la entrada de los Estados Unidos en la II Guerra
Mundial.
· El
inexistente ataque de patrulleras vietnamitas al USS Maddox en 1964, en
aguas internacionales del Golfo de Tonkin, que marcó el inicio de una guerra no
declarada que causó más de 2 millones de bajas vietnamitas.
· El
ataque a las Torres Gemelas del WTC de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001, con
su increíble versión oficial de los hechos, atribuyendo la autoría intelectual
a un árabe enfermo, escondido en las cuevas de las montañas de Afganistán
(Osama Bin Laden) y la ejecución, a militantes del grupo presuntamente liderado
por él (Al Qaeda), entrenado y financiado anteriormente por ellos para combatir
a las tropas soviéticas en Afganistán; con consecuencias políticas,
económicas y militares que todavía padecen, su propio pueblo y todos los
pueblos árabes no sumisos del oriente medio.
Adicionalmente,
como grandes mentiras de los gobiernos estadounidenses de su época, altamente
demostrativas de la idea que estamos desarrollando, vale la pena mencionar las
siguientes:
· La
promesa hecha a Mijaíl Gorbachov en 1990 (George Bush, padre), de
que la OTAN no avanzaría hacia el este en dirección a la URSS, para que éste
autorizase la reunificación alemana y el total retiro de las tropas soviéticas
de la República Democrática Alemana.
· La
denuncia de que Sadam Hussein contaba con armas de destrucción masiva, en 2003
(George Bush, hijo), que fue utilizada para invadir a este
país hasta llevarlo a su total destrucción, después de la cual pudo comprobarse
de forma fehaciente que no existían tales armas.
· La
falsa denuncia de que el gobierno de Bashar Al Assad estaba atacando a los
civiles opositores con armas químicas, en agosto de 2012 (gobierno de Barack
Obama), que pretendió ser utilizada como pretexto
para invadir ese hermano país; pudiendo demostrarse posteriormente que quienes
utilizaron en verdad las armas químicas fueron los paramilitares opositores que
combatían al legítimo gobierno sirio.
Debe
servir este larguísimo preámbulo para alertar a aquellos compatriotas que
puedan estar abrigando esperanzas de que se pueda lograr una paz honorable con
el imperio a partir de la nueva etapa de diálogo con el gobierno de los Estados
Unidos anunciada por el Presidente Maduro, a mediados de la semana que hoy
termina (1), según
fuese acordado en la reunión celebrada por nuestra canciller Delcy Rodríguez y
el secretario de estado norteamericano John Kerry en el marco de la reunión de
cancilleres de la OEA celebrada en República Dominicana, para el inicio de la
cual se anuncia la próxima visita al país del subsecretario Thomas Shannon.
Como
lo demuestran algunas de sus fuentes, la derecha internacional se ha apresurado
a interpretar esta propuesta de diálogo formulada por el gobierno de Obama como
una sorprendente “tendida de mano” hacia
el gobierno revolucionario, al mismo tiempo que ha visto en la rápida
aceptación de nuestro gobierno una clara demostración de debilidad de un
gobierno que según esas mismas fuentes se
encontraría aislado y confrontando una tremenda crisis económica y de
insolvencia financiera.
Un politólogo
de nombre Javier Corrales, catedrático del Amherst College de Massachusetts,
considerado como “experto en el tema
venezolano”, citado por una de estas fuentes (2), ha
señalado en relación a este hecho que el segundo gobierno de Obama es el de la
normalización. Ha hecho las paces con todos los países, con Brasil, con
Argentina, con Cuba. El único país que queda es Venezuela. "Lo que pasa es que hacer
las paces con Venezuela no es tan fácil, es una situación con muchos
agravantes, tanto para los venezolanos como para sus vecinos“. ¡Oh cuánta
sabiduría!, puede verse que este ilustre venezolanólogo, no ha hecho un uso
abusivo de su capacidad de análisis.
Mientras
tanto la contrarrevolución vendepatria venezolana, no ha emitido respuesta alguna
sobre esta nueva etapa de diálogo, presumo que por estar sumida en la mayor
desesperación al ver fracasar las tentativas del imperio de aplicarnos la
inefable carta democrática de la OEA y por estar avocada en su totalidad a
tratar de generar el anhelado estado de violencia generalizado que justifique
la intervención militar extranjera en la cual se empeñan en basar su triunfo,
como si ellos no fuesen a verse afectados en el supuesto negado de que tal
intervención se produjese.
Personalmente
considero que lo que está intentando ejecutar el gobierno gringo con su nada
novedosa propuesta de diálogo es una clásica operación de control de daños,
nada distinta de las que ha montado cada vez que ha visto frustrados sus
intentos y los de la contrarrevolución que tutela y sustenta, por defenestrar
al gobierno revolucionario.
Así
ha ocurrido, sin resultado práctico alguno, en los siguientes casos: en junio
de 2013, poco después de las elecciones presidenciales, por medio de una reunión
del mismo Kerry con nuestro entonces canciller Elías Jaua Milano, después de
que el recién electo Presidente Maduro lograse conjurar las acciones
terroristas promovidas por el candidato perdedor que produjeron once víctimas
mortales del lado nuestro; en marzo de 2015, con el envío del mismo Thomas
Shannon, a raíz del apoyo recibido por nuestra revolución de una inmensísima
mayoría de las naciones que hacen vida en la ONU, en contra de la funesta Orden
Ejecutiva de Obama que nos declaró como amenaza de seguridad nacional para su
país y
más
recientemente durante el desarrollo de la Cumbre Presidencial de la OEA en
Ciudad de Panamá, en abril de 2015, por medio de una reunión celebrada entre
Maduro y Obama, ante nuestra clamorosa victoria diplomática en el seno de la
citada reunión.
En
ninguna de estas ocasiones, el gobierno gringo ha dicho que va a reconocer la
legitimidad y la legalidad del mandato del Presidente Maduro, lo cual encierra
en sí mismo una contradicción importante, puesto que nadie se propone dialogar
con quien no reconoce, y lo que es peor, ni siquiera insinúa la posibilidad de
dejar de inmiscuirse en nuestros asuntos internos. En esta nueva oportunidad no
sólo es que reincide en esas actitudes sino que ha llegado al extremo de
continuar interviniendo en Venezuela al reiterar sus planteamientos de
solicitar la celebración del referéndum revocatorio, como si se tratase de un
derecho absoluto de los opositores y en la liberación del monstruo de Ramo
Verde y los otros delincuentes condenados o en proceso, como si no se tratase
de terroristas convictos y confesos en buena parte de los casos.
Prueba
irrefutable de que el imperio persiste en su accionar descaradamente
injerencista en contra de Venezuela lo constituye un reciente documento
dirigido a Luis Almagro, firmado por 33
expresidentes de la región entre los cuales se encuentran joyas del calibre de Alejandro
Toledo (Perú), Jorge Quiroga (Bolivia) y Laura Chinchilla (Costa Rica), para
solicitar la aplicación a Venezuela de la Carta Democrática de la OEA (3),
iniciativa que tales cipayos no pudieron haber tomado por su cuenta, sin contar
con la anuencia del amo imperial.
Estos
antecedentes recientes nos impiden tener las más mínimas expectativas sobre la
posibilidad de que pueda alcanzarse algún acuerdo honorable con el gobierno
gringo a partir de estas negociaciones, pero en el supuesto negado de que se
alcanzase algún resultado por modesto que fuese, persiste aún la reserva sobre
que el gobierno gringo lo cumpla, a la luz de la larguísima cadena de mentiras
e incumplimiento de compromisos que señalásemos al comienzo de estas notas y
con arreglo a la opinión del más antiguo canciller del planeta, Serguéi Lavrov
de la Federación Rusa, quien ha referido en diferentes oportunidades que el
gobierno de Barack Obama no ha cumplido con la mayoría de los acuerdos
alcanzados en la mesa de negociaciones en los casos recientes de Ucrania, Siria
e Irán.
Debo
decir que considero que el gobierno revolucionario no debe negarse a sentarse
en una mesa de diálogo con cualquier interlocutor válido para tratar temas de
tan alta transcendencia. Creo sin embargo que para diferenciarse de manera
inequívoca de interlocutores tan poco confiables y de tan bajo nivel ético, como
lo es el gobierno de Obama debe hacer públicas las reservas que tiene que tener
con base en todos los antecedentes mencionados, que obviamente han de ser de su
conocimiento detallado.
Finalmente,
debo decir que considero poco felices unas palabras del Presidente Maduro en la
misma ocasión en que anunció que autorizaba el inicio de las conversaciones con
el gobierno norteamericano que paso a citar a continuación: "Yo le propongo al secretario John
Kerry, vamos a designar embajadores. Yo estoy listo a designar embajador en
Washington nuevamente, estoy listo y normalizar relaciones porque ustedes
tienen embajadores en Beijing, en Vietnam y en La Habana y no tienen embajador
en Caracas", pues no creo que nuestro Presidente deje de estar al
tanto de hechos tan significativos como lo son: que el bloqueo económico-comercial
a Cuba se ha incrementado desde que reanudaron las relaciones diplomáticas; que
el que tengan relaciones diplomáticas con China no les impide provocarlos
militarmente con sus embarcaciones ejecutando constantes maniobras en sus mares
y que el establecimiento de relaciones diplomáticas con Vietnam ha sido
utilizado para tratar de utilizar a ese heroico país en contra del gigante
asiático.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
junio 19 de 2016
clippor@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario