domingo, 21 de agosto de 2016



¡Un alto ya, a la apertura de la frontera!
Carlos E. Lippo




El cierre progresivo de los pasos fronterizos legales iniciado el 19 de agosto del pasado año, fue una decisión compartida por una inmensa mayoría en Venezuela, incluyendo buena parte de los colombianos que hacen vida entre nosotros. Sólo aquellos que se oponen a ultranza a cualquier decisión gubernamental, así ésta les beneficie, como es el caso de la dirigencia opositora agrupada en la MUD y sus seguidores más fanatizados, criticaron abiertamente la medida.


En Colombia las fuerzas progresistas agrupadas en el Partido Comunista y en el movimiento “Marcha Patriótica” de Piedad Córdoba, al igual que los combatientes de las FARC-EP y el ELN, emitieron sendos documentos en los cuales a la vez que condenaban los brutales ataques diplomáticos que nos propinase el gobierno colombiano en rechazo a la medida de cierre, reconocían su justeza así como el incuestionable derecho que asistía al gobierno revolucionario para haberla tomado.


En su momento el Presidente Maduro justificó la medida de cierre por la elevadísima cantidad y diversidad de delitos cometidos en la frontera (contrabando de extracción de combustibles, medicinas alimentos y todo cuanto se fabricase o importase en el país con divisas preferenciales; invasión de las  “Zonas de Seguridad Fronteriza”, con diversos fines delincuenciales; ataque desmedido a nuestra divisa; violencia paramilitar expresada en forma de sicariato y extorsión; narcotráfico y tráfico ilegal de personas, entre otros), todo lo cual había conformado una verdadera hemorragia que estaba desangrando al país haciendo necesaria la aplicación de un torniquete (1). En la misma ocasión señaló que la frontera sólo sería reabierta después de ser convertida en una frontera de paz.


Poco tiempo después de haberse implantado el cierre de los primeros pasos fronterizos el gobierno colombiano por boca de la cancillera María Angela Holguín, como siempre con su cara muy lavada, señaló que no existían paramilitares en la frontera y que la única manera que ellos tenían de frenar el contrabando de extracción era que Venezuela eliminase los subsidios sobre aquellos productos de primera necesidad que han permitido elevar el nivel de vida de las grandes masas populares (2). Señaló también en la misma oportunidad la citada funcionaria que ellos no estaban dispuestos a derogar una reciente ley, única en su especie a nivel planetario, que legitima el contrabando por debajo de ciertas cantidades en dinero o en especie y que tampoco derogarían la resolución 2000-8 en favor de las casas de cambio de la frontera, en interpretación de la cual se establece el “Dólar Cúcuta”, base declarada del funesto “Dólar Today”, principal causante de la de la gigantesca ola especulativa que tanto nos agobia.


Pero no sólo se quedó en declaraciones este narcoparamilitar gobierno, sino que montó un gigantesco “falso positivo”, acusando al gobierno revolucionario de violar los derechos humanos de la caterva de delincuentes colombianos que tuvieron que ser deportados durante los primeros días del cierre, llevando el caso hasta la OEA, donde tuvimos que propinarle una estrepitosa derrota (3) y hasta nos amenazó de manera rocambolesca con llevarlo también a la inefable CIDH y hasta a la mismísima Corte Penal Internacional.


En lo personal, después de haber escrito no menos de media docena de artículos solicitando que se tomase una medida de esa naturaleza, desde mediados del año 2013, la consideré acertada aunque bastante tardía en atención a la abrumadora cantidad de delitos cometidos hasta esa fecha aprovechando la impunidad que ofrece una frontera de tales dimensiones y un mal entendido y peor ejecutado respeto a los derechos humanos de los delincuentes: paramilitares, sicarios, narcotraficantes, contrabandistas, extorsionadores y demás exponentes del lumpen delincuencial de ambos lados de la línea fronteriza. No obstante, como más vale tarde que nunca, experimenté un gran regocijo y albergué fundadas esperanzas en relación a la efectividad de la medida.


En un reciente artículo titulado “¡Por ahora no, a la pretendida reapertura de la frontera con Colombia!”, publicado en este mismo portal (4), señalábamos, con base en fuentes colombianas de conocidísimo  perfil y comportamiento anti revolucionario, que el cierre había demostrado ser sumamente efectivo para combatir el contrabando de extracción, pero que sin embargo a raíz de su implantación se ha incrementado el accionar delictivo de los ejércitos paramilitares que su gobierno eufemísticamente ha dado en llamar BACRIM (bandas criminales emergentes), tales como “Las Agilas Negras”, “Los Rastrojos” y “Los Urabeños”, descendientes directos de aquellas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ampliamente promovidas por Uribe Vélez, organizaciones que según ellos han pasado a controlar en forma exclusiva lo que queda del contrabando de extracción. En resumen, que la medida de cierre estaba siendo efectiva para controlar aquello que en parte depende de nosotros, pero que tiene nula efectividad sobre aquello que sólo depende de la voluntad del gobierno colombiano, que tendría que comenzar por reconocer la inocultable existencia de las bandas paramilitares, llámenlas  como  las llamen, que las más de las veces operan con su consentimiento y para su provecho.


A pesar del comprobable éxito de la medida de cierre los gobernadores revolucionarios (¿!) de los dos  estados fronterizos más poblados, Táchira y Zulia, a escasos seis meses de la implantación de la medida en sus respectivas jurisdicciones comenzaron a abogar por una apertura gradual de la frontera. Es así, que tanto José Gregorio Vielma Mora (Táchira), a comienzos de febrero (5), como Francisco Arias Cárdenas (Zulia), el 04 de marzo (6), anunciaron que plantearían al Presidente Maduro un apertura gradual de la frontera, con el muy manido argumento de intentar mejorar “la economía” de sus respectivas regiones. Curiosa propuesta la de estos militares de carrera retirados, que privilegiando el beneficio económico de unos cuantos productores de pendejadas, porque no es otra cosa lo que presuntamente producen para exportar, se arriesgan a poner en riesgo la seguridad y la vida de sus gobernados y hasta la propia soberanía de la patria, ante el incremento experimentado durante esos últimos seis meses por la actividad paramilitar, algo a lo que no hacen referencia ni siquiera de manera tangencial.


En verdad que acostumbrado como estoy a escuchar hablar a estos gobernadores del potencial productivo de sus respectivos estados, sin que ello se traduzca en realizaciones concretas, más aún en momentos en los que tenemos la imperiosa necesidad de producir para el consumo interno, fue muy escasa la atención que presté a la propuesta de estos gobernadores, llegando al extremo de considerarlas de muy improbable aceptación, más aún después de haberme  percatado de que el Presidente Maduro no había hecho ningún anuncio sobre el tema en el acto de ascensos militares celebrado el día 09 de julio como, tal como lo había adelantado horas antes, con mucho entusiasmo el gobernador del Táchira. Sin embargo debo confesar el haberle pasado por alto a unas declaraciones del mismo funcionario dadas a YVKE Mundial el pasado 07 de julio  en las cuales señalaba: “… ha sido Venezuela, específicamente el mandatario Nicolás Maduro quien desde el pasado 23 de junio, solicitó a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, el diálogo para abrir este canal que une a ambos países” (6).


En suma, que no solamente ocurre que el narcoparamilitar gobierno colombiano que durante todo el tiempo transcurrido desde la implantación de la medida no ha cesado de inmiscuirse en nuestro asuntos internos con cualquier pretexto, como en el conocido caso de las “damas de blanco gochas”, planificado en connivencia con la contrarrevolución activada en el estado Táchira; el mismo que no ha dejado de votar en contra nuestra en cuanta maniobra turbia ha urdido el cipayo secretario Almagro en el seno de la OEA y que además no parece haber hecho el menor esfuerzo para controlar una situación que es lesiva a todos nosotros así como a una parte importante de su propia población, ni siquiera ha solicitado hablar con nosotros para tratar de reabrir los pasos fronterizos legales, sino que hemos sido nosotros los que lo hemos solicitado. ¡Resulta entonces imposible una mayor coincidencia con el mundo al revés del que hablaba el inmortal Eduardo Galeano!


A partir del pasado 5 de julio los hechos favorables a la apertura de la frontera se han ido sucediendo con una rapidez inusitada, como si fuesen jalados por una todopoderosa “mano peluda”, siendo además recibidos con gran complacencia por la contrarrevolución y los gobernadores Vielma y Arias, como podrá observarse en esta brevísima cronología:


  • El 05 de julio: paso a Colombia de un grupo de mujeres vestidas de blanco, que decían estar padeciendo de hambre en Venezuela, en contradicción con su aspecto físico de personas sobrealimentadas, promovido por el gobierno colombiano, en complicidad con la dirigencia de la contrarrevolución en el Táchira y sin autorización previa del gobierno venezolano que para evitar mayores daños cedió a último momento (7). Siendo oportuno señalar que a partir de esta acción el narcoparamilitar gobierno del país vecino intentó desplegar el falso positivo de que estaba estableciendo un corredor humanitario para ayudar a paliar la hambruna en Venezuela.
  • El 10 de julio: nuevo paso a Colombia del mismo contingente de damas opositoras tachirenses, junto a algunas venidas de otros puntos del país, para ir a comprar a Cúcuta, productos contrabandeados desde Venezuela a precios exorbitantes. Acción que fue previamente autorizada por el gobierno venezolano y que el gobierno colombiano anunció como de continuidad del “corredor humanitario” (7).
  • Fin de semana del 16 y 17 de julio: nuevo paso autorizado de personas para ir a de compras en Cúcuta; frustración de los compradores venidos esta vez de todo el país y fin anunciado del falso “corredor humanitario” (7).
  • El 11 de agosto, reunión Maduro-Santos en Puerto Ordaz en la cual se acordó que la primera fase de apertura peatonal de la frontera a implantarse el día sábado 13, se hará a través de cinco puntos: San Antonio y Boca del Grita (Táchira), Paraguachón (Zulia), Puente Páez (Apure) y Puerto Ayacucho (Amazonas) (8). Siendo imposible dejar de reseñar que ese mismo día, probablemente a la misma hora, Colombia votaba en nuestra contra en Washington, como parte de en una burda maniobra en el seno de una reunión celebrada fuera de la sede de la OEA en ausencia de nuestro representante, aunque tuvo que salir con las tablas en la cabeza (9).
  • El 20 de agosto, el Presidente Maduro en Consejo de Vicepresidentes anunció la próxima apertura de nuevos pasos peatonales en la frontera colombo-venezolana, luego de que sostenga una reunión con Santos, con el fin de avanzar hacia una nueva fase, pues a su juicio la fase actual “ha funcionado de manera perfecta”; así mismo, reiteró la voluntad de su Gobierno de avanzar en la construcción de una nueva "frontera de paz, armónica, que vaya tomando un dinamismo nuevo", y donde las relaciones económicas y comerciales de ganar-ganar se establezcan sobre bases sólidas (10). ¡O sea, que el proceso de apertura de la frontera está andando a millón y a lomos de la “economía”!

Presidente Maduro, con todo respeto, Usted tiene que saber que una inmensa mayoría de los conciudadanos que apoyamos su decisión de cerrar la frontera el pasado mes de agosto, abrigamos una fuerte duda, más que razonable, sobre que estemos en vías de lograr esa anhelada “frontera de paz”, que en su momento Usted mismo puso como condición sine qua non para poder abrir la frontera. Si Usted tiene el convencimiento de que ya la hemos logrado o estamos cerca o en vías de lograrla, por favor, exponga ampliamente sus argumentos para ello, que somos todo oídos.


Considero que en ningún caso, pero mucho menos estando en juego la pervivencia de la revolución, despiadadamente atacada por el gobierno del país vecino en cumplimiento del mandato del amo imperial, una agenda revolucionaria para la apertura de la frontera debe estar signada por el hecho económico, como lo vienen sosteniendo los gobernadores Vielma y Arias con un empeño digno de una causa más noble.

No es nada equitativo ni mucho menos revolucionario el anteponer al beneficio de las grandes mayorías de las regiones fronterizas y en general de todo el país, el afán crematístico de unos cuantos habitantes de la frontera, la mayoría de ellos con doble nacionalidad, que hacen vida a ambos lados de la línea fronteriza y mucho menos el de unos seudoindustriales que deberían estar produciendo para el consumo interno en las actuales circunstancias, en lugar de estar intentando exportar a Colombia por vía terrestre. Pienso que si sus productos son realmente competitivos en el mercado colombiano, bien podrían exportarlos por vía marítima a través del puerto de Maracaibo.


En relación a tema de las exportaciones a Colombia considero que el estado debería dar el ejemplo, exportando los combustibles por esa misma vía y vendiéndolos a precios internacionales, como se hace con los pueblos del acuerdo Petrocaribe, que bien leales están demostrando ser en las escaramuzas con la contra nacional e internacional en el seno de la OEA. ¡Está bueno de estar dándole beneficios extraordinarios a las burguesías del vecino país y a su narcoparamilitar gobierno!


Estimando que estamos aún a tiempo para rectificar es que escribo con grandes expectativas unas  líneas, a las que he asignado tan apremiante título.


¡De pie o muertos, nunca de rodillas!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!


Caracas, agosto 21 de 2016


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