NO
AL “ENTINTADO” DEL MEÑIQUE EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES PARA LA ASAMBLEA NACIONAL
CONSTITUYENTE
Carlos E. Lippo
Uno
de los atavismos de nuestro sistema electoral, que aun adoleciendo de él sigue
siendo el mejor de la bolita del mundo, es la inmersión del dedo meñique en
tinta indeleble como señal inequívoca de haber votado.
Con
esta extravagante medida se pretendía evitar que una misma persona votase más
de una vez; intento fallido, pues no eran pocos los adecos de uña en el rabo que
como un vecino mío de Sabana Grande, que disfrutaba diciéndome que habiendo
votado temprano en la mañana, votaría en la tarde en Charallave, lograba
desprenderse la dichosa tinta indeleble con los recursos caseros más variados.
Durante
la Cuarta República, cuando la constitución de 1.961 consagraba la aberración de
que el voto era a la vez un derecho y un deber, siempre se intentó aplicar
sanciones como la prohibición de salida del país o de presentar documentos en
registros y notarías, a quienes no hubiesen cumplido con el “sagrado deber de votar”, por lo que no
tener el dedo entintado durante toda la semana siguiente al día de las
elecciones, garantizaba el tener que “bajarse
de la mula” para poder ejercer tan elementales derechos.
Desde
el Referendo Revocatorio de 2004, la aplicación de la “captahuellas” como única
forma de activar la máquina de votación, garantiza que una persona no pueda
emitir su voto más de una vez, por lo que es absolutamente innecesario seguir
recurriendo el entintado del meñique que, por lo demás, nunca sirvió para un
carajo.
Consideramos
que para el acto comicial del 30 de julio el mantener esta absurda práctica podría
constituirse en una auténtica e innecesaria amenaza para la integridad física
de aquellos camaradas que tienen necesidad de acudir a votar en los centros de votación
de las zonas “dominadas” por la
contra, o en todo caso en una potencial fuente de perturbación en un día en el
cual la unidad cívico-militar está obligada más que nunca a esforzarse por garantiza
el mantenimiento de la paz.
En
el marco de las consideramos anteriores pensamos que la histérica disposición
de la Rectora García Márquez (1),
que por sabotear el proceso constituyente ha sido capaz hasta de dejar de lado temporalmente
sus habituales intereses crematísticos, debe ser aprovechada para matar dos
pájaros con el mismo tiro: poniéndole un “parao”
a este furioso exponente de la contra terrorista y ayudando a salvaguardar la
paz interior de la república.
Por
todo ello proponemos a las máximas autoridades del CNE, que se proscriba por atávica
e innecesaria para garantizar el principio de “1 elector = 1 voto”, la aplicación del entintado del dedo como
señal de haber votado.
¡En beneficio de la paz, no
al entintado del meñique el próximo 30 de julio!
Caracas,
junio 19 de 2017
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