¿Hará implosión
la OEA en su 47° Asamblea General?
Carlos
E. Lippo
El próximo lunes 19 se dará inicio en el balneario de
Cancún, Méjico, a la 47° Asamblea General de los Estados Americanos (OEA), que
habrá de sesionar durante dos días; curiosa organización ésta que a pesar de su
nombre acoge en su seno al Canadá y a una serie de países del área del Caribe
(Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente
y las Granadinas, Santa Lucía y Trinidad & Tobago), que por pertenecer a la
Mancomunidad Británica de Naciones, tienen como jefe de estado a la mismísima
Isabel II de Inglaterra, soberana del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda
del Norte.
Será ésta la primera ocasión en la que esta instancia
hemisférica no se reúne en la capital del país sede, Ciudad Méjico, que en este
caso era la sede originalmente aprobada; el cambio inusitado de sede se aprobó
el 10 de mayo a solicitud del representante permanente de Méjico quien adujo,
al momento de solicitarla, que la nueva
sede ofrecía mejores condiciones de carácter logístico. Algunos inconvenientes
que ya se han presentado antes de la instalación, derivados de que la inmensa
mayoría de las capitales americanas no tienen vuelos directos a Cancún, al
poner en entredicho esas supuestas ventajas logísticas argumentadas para solicitar
el cambio, ponen en evidencia que debieron ser otras las verdaderas razones que
tuvo el impopular gobierno de Peña Nieto. ¿Acaso la verdadera razón para el cambio habrá
sido el temor a no poder controlar, aún con los métodos ilegales que ellos
acostumbran aplicar, las manifestaciones populares que lógicamente habrían de
provocar la presencia del secretario de estado del imperio y la actitud
extremadamente cipaya de la representación mejicana?
Como corresponde al país anfitrión, Luis Videgaray,
canciller mejicano propuso que el tema de la 47° Asamblea General fuese: “Fortaleciendo
el diálogo y la concertación para la prosperidad”; propuso también que
parte importante de la agenda fuese buscar la forma para que se facilitasen las
discusiones entre los participantes y se pudiese abrir un espacio a los
sectores privado y social, así como a países observadores (1).
Curioso tema para una reunión en la que se sabe a
ciencia cierta que lo que se pretende fundamentalmente, como se ha venido
pretendiendo en todas las instancias previas (Consejo Permanente y Reunión de
Cancilleres), es sancionar a Venezuela por el único “delito” de negarse a aceptar el tutelaje que quieren imponerle el
imperio y su corte de 13 países cipayos.
Pero más curioso aún es el que una organización que
diciendo ser de estados americanos pero que desde hace más de un cuarto de
siglo ha venido acogiendo en su seno a países cuyo jefe de estado se encuentra
al otro lado del Atlántico, pretenda ahora acoger en la categoría que sea, a
representantes privados no estadales, presumiblemente ONG, partidos políticos y
otros sujetos de derecho público privado, sin duda alguna que probadamente proimperialistas,
y hasta a países extracontinentales, por supuesto que afectos al imperio, con
el rango de observadores.
Considero que con la primera de las propuestas antes
citadas se trataría de darle piso legal a participaciones del tipo de las que ha
intentado promover Almagro, con sus “invitaciones”
a reconocidos opositores al gobierno y al estado venezolano. Es presumible que detrás
de la segunda propuesta se pretenda meter de contrabando en nuestra región
latinoamericana y caribeña, declarada zona de paz por la cumbre de la CELAC
celebrada en La Habana en el año 2014, a esa formidable organización terrorista
que es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como
expresión de esa verdadera “obsesión fatal” que al parecer tiene con nuestro
país, al asignar una gran importancia a la 47° Asamblea General y en abierta y
descarada acción injerencista, solicitó este jueves 15 de junio a su secretario
de Estado, Rex Tillerson, insistir en promover un debate sobre Venezuela en el
seno de la misma. Así lo declaró el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, al
señalar: “El presidente sigue enormemente
preocupado sobre la situación que enfrenta el pueblo de Venezuela y ha
instruido al secretario Tillerson a colaborar con los países de la región para
que avancen las discusiones sobre Venezuela en este importante encuentro” (2).
Considero que a pesar de haber designado a su máximo
representante diplomático, quien habrá de estrenarse en ese foro, el imperio no
las tiene todas consigo en eso de lograr aprobar la medida intervencionista contra
nuestro país que viene buscando desde hace tiempo; y ello a pesar de seguir
contando con su corte de los trece países cipayos (Canadá, Méjico, Guatemala,
Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Argentina,
Uruguay y Brasil) y que con su política de “la
zanahoria y el garrote” haya podido lograr agenciarse algunos votos más, a
partir de invitar a participar a algunos países caribeños en las maniobras
militares "Tradewinds 2017", que debieron concluir hoy en aguas territoriales
de Trinidad & Tobago, y/o de haberle disparado un cañonazo de billetes
verdes, en calidad de préstamo por supuesto, a cualquiera de los otros “países díscolos”.
Es más, a partir del hecho de que el “grupo de los 13 + 1”, no haya logrado
que le aprobasen la convocatoria de la reunión de cancilleres que insistían en
realizar el día de hoy, para “cocinar”
una resolución condenatoria en contra de Venezuela, debiendo contentarse con
celebrarla el próximo lunes, como antesala de la Asamblea General, es clara
indicación de que la correlación de fuerzas en contra de Venezuela y a favor
del imperio, a pesar de todo su empeño, no ha podido ser aumentada.
A mediados de esta semana, Delcy Rodríguez, nuestra
digna cancillera, ha denunciado que existe un "plan intervencionista" contra el Gobierno de Nicolás
Maduro que estaría liderado por Estados Unidos y se ejecutaría a través de
gobiernos "de la derecha" y
de la OEA, pero al mismo tiempo ha transmitido a través de su cuenta twitter, que
no podrán con Venezuela: "Ni la
@OEA_oficial ni @Almagro_OEA2015 ni la derecha de la Región alentada por EE.UU.
podrá con la #VENEZUELA soberana”.
Al recordar que nuestra cancillera ha sido instruida
por el Presidente Maduro para asistir a la 47° Asamblea General, con el
propósito de reiterar las razones por las cuales nuestro país ha solicitado su
salida de esa organización, no nos queda más remedio que augurar la celebración
de un vibrante debate, si es que el funcionariado cipayo no lo inhibe como ha
venido siendo su costumbre, entre los representantes de los países hermanos que
no apoyan la intromisión descarada en nuestros asuntos internos ni mucho menos
una intervención militar y los países afectos al imperio, empeñados en
imponernos algún tipo de tutelaje.
En relación a la pregunta que sirve de título a este
artículo debo decir que muy a mi pesar esta implosión no va a ocurrir en esta
oportunidad. Y no ocurrirá en esta oportunidad a pesar de la considerable carga
explosiva que le está colocando en sus bases el inefable grupo de los catorce,
al persistir en su intolerancia ideológica y en su intención de alterar la
actual correlación de fuerzas con la inclusión de sujetos ajenos a los estados
y países extraños a la región, debido a la lamentable actuación de los “pesos
pesados” de la región latinoamericana (Méjico, Brasil y Argentina), junto a
algunos otros que como ellos se encuentran sumidos, circunstancial y temporalmente,
en la tétrica noche neoliberal, buena
parte de ellos como producto de golpes de estado promovidos por el imperio y
avalados o al menos no condenados por la organización.
Debo decir para finalizar, que considero que mucho más
temprano que tarde este engendro pseudo integracionista que es la OEA, habrá de
ser abandonado por todos los países de la Patria Grande, por portar en su
genoma el gen de la traición, siendo como efectivamente lo es, el fruto de la
traición al proyecto bolivariano de integración de las naciones
latinoamericanas, frustrado desde su inicio por la participación de los Estados
Unidos en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1.826, al ser convocados por
Santander en contravención expresa de las órdenes impartidas por El Libertador.
¡Con
el imperio y sus acólitos, ni un tantico así!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, junio 17 de
2017
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