Una vez más hemos derrotado al
imperio en el seno de la OEA
Carlos E. Lippo
“En relación a Venezuela hay una narrativa que
se quiere imponer, es la narrativa del estado fallido.
Fabrican el problema de la
migración para “securitizar” un problema social y económico, esa es la nueva
narrativa”
Samuel
Moncada, representante permanente de Venezuela ante la OEA
La
existencia de una crisis humanitaria en Venezuela ha venido siendo una profecía
autocumplida compartida por el general
John Kelly, anterior jefe del Comando Sur de los Estados Unidos y por el
almirante Kurt Tidd, actual jefe de ese comando unificado de seguridad que es responsable
de velar por los intereses del imperio en 31 de las naciones que conforman la América
del Sur, la América Central y el Caribe; siendo oportuno recordar que una
profecía autocumplida o autorrealizada es una predicción que, una vez hecha, es
en sí misma la causa de que se haga realidad.
La
intensificación de la guerra de cuarta generación en sus variantes económica,
financiera, monetaria y psicológica que el imperio nos viene aplicando desde
hace más de una década, al haber asumido niveles de altísimo impacto desde
finales del 2015, cuando el general Kelly lanzase su profecía, así como la
emisión de sanciones económico-financieras sobre Venezuela que representan un
auténtico bloqueo, después de que el almirante Tidd también la hiciese suya,
demuestran bien a las claras los extremadamente grandes esfuerzos que ha venido
haciendo el gobierno del imperio por cuidar la reputación de estos dos de sus
grandes operadores militares, en lo que a Venezuela se refiere.
En
fecha ya tan lejana como el 27 de enero de 2016, la Asamblea Nacional de
Venezuela de abrumadora mayoría opositora, actualmente en condición legal de
desacato sancionado por el Tribunal Supremo de Justicia, siguiendo el guion
impuesto por su verdadero jefe, que no era otro que el general Kelly, decretó
la crisis humanitaria en Venezuela en el sector salud (1),
con base en una proposición del médico y diputado José Manuel Olivares, como si
una crisis de cualquier alcance y mucho menos una de esta naturaleza pudiese
ser instaurada en un país por medio de un decreto parlamentario.
Afortunadamente,
a poco menos de 3 años del lanzamiento de la profecía de Kelly, aún no se ha
producido la anunciada y promovida crisis humanitaria en nuestro país, y ello no
por falta de empeño de las autoridades del imperio, ya que: en agosto de 2017
emitieron una serie de sanciones de carácter financiero que en opinión de Peter
Koening (2), economista y
analista geopolítico de origen estadounidense, ex funcionario del Banco
Mundial, “… son las más amplias sanciones
económicas de la historia, son representativas de una guerra financiera directa
que prácticamente debería paralizar a Venezuela y constituyen además un crimen
de guerra, ya que ponen en peligro y amenazan las vidas del pueblo venezolano”;
paralelamente coordinaron un brutal ataque a nuestro signo monetario que casi ha
logrado pulverizarlo por completo, obligando a convertir nuestro Bolívar Fuerte
en el Bolívar Soberano, resultante de la eliminación de cinco ceros; emitieron
nuevas sanciones económico-financieras el 21 de mayo de este año, al día
siguiente de la reelección del Presidente Maduro (3);
y finalmente, han presionado descaradamente a media humanidad para que también
nos sancionase. A pesar de todo lo cual siguen acusando impúdica y falazmente
al Gobierno Revolucionario de ser el causante de esta curiosísima situación de “no crisis”.
Sin
embargo, el impacto de estas agresiones ha sido tal que aun no habiendo podido
generar la buscada crisis humanitaria, debido fundamentalmente al altísimo
grado de conciencia alcanzado por el pueblo revolucionario y no en mucho menor
grado a las medidas proteccionistas dictadas por nuestro gobierno, se ha
producido un innegable deterioro del nivel de calidad de vida que habíamos alcanzado
después de 17 años de revolución, lo cual ha llevado a algunos exponentes de
las capas medias opositoras a emigrar hacia los países vecinos.
Aun
cuando las autoridades de Colombia y en menor grado las de Brasil, países
limítrofes con Venezuela, así como las de Perú, Ecuador y Chile, no paran de
hablar abiertamente de que se trataría de una verdadera avalancha de refugiados
venezolanos la que está cruzando sus fronteras, ninguna de ellas ha aportado
cifras oficiales de tan inusitado movimiento migratorio y ello a pesar de
habérseles solicitado en más de 40 notas en las últimas semanas, según lo ha señalado
esta semana Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva de la república en unas
declaraciones (4) en las cuales señaló
además que Venezuela es el segundo país receptor de migrantes de Suramérica,
mientras que Colombia, nuestro mayor
detractor en ésta y otras muchas materias, sigue siendo el país suramericano
con el mayor número de desplazados internos y migrantes de la región.
Lo
que realmente está ocurriendo es que desde hace meses, y con mayor intensidad
durante las últimas 4 semanas, Venezuela ha venido siendo víctima de una
poderosísima campaña propagandística desarrollada por el imperio y sus aliados,
dirigida a imponer la narrativa de la existencia de una "crisis de refugiados" como producto de la inusitada emigración
venezolana que se encuentra en desarrollo. Siendo tan corrosiva y falaz esta
campaña que se ha llegado al extremo de asegurar impúdicamente, sin la más
mínima ponderación, que la “crisis
migratoria” venezolana podría llegar a superar a la de Siria, el hermano
país árabe que desde el 2011 está resistiendo estoica y exitosamente los desmanes
de una guerra mercenaria, de naturaleza y composición terrorista, financiada
por los Estados Unidos y la OTAN.
Unos
datos aportados a comienzos de esta semana por el vicepresidente de
comunicación, cultura y turismo, Jorge Rodríguez, servirán para ilustrar suficientemente
esta situación; a este respecto ha dicho Rodríguez (5),
que durante los últimos 30 días la frase “crisis
humanitaria”, relacionada con Venezuela ha sido mencionada en la red social
Twitter, sólo en sus versiones en español e inglés, en unas 140.599
oportunidades; mientras que en relación a Siria, la misma frase sólo ha sido
mencionada 29.989 veces, algo que el mismo funcionario ha calificado de "brutal, absurdo e increíble".
Algunos
datos estadísticos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) y de la Organización Internacional para las migraciones (OIM),
recogidos por el prestigioso portal web misionverdad.com (6),
habrán de servirnos para colocar el supuesto “éxodo masivo” de venezolanos, en una más justa dimensión.
Es
el caso que un reporte de ACNUR fechado en junio de 2018 refleja que sólo 5.661
venezolanos habían sido reconocidos como "refugiados"
por los principales países receptores de la región; si se compara este dato con
el de la migración venezolana en general reconocida por la misma ACNUR desde el
año 2014 (1,5 millones de venezolanos en promedio), quedarían satisfactoriamente
despejadas todas las dudas sobre si Venezuela se encuentra inmersa en una "crisis de refugiados" similar
a la de Siria, Libia o Myanmar, como se ha querido hacer ver con la funesta campaña
orquestada por el imperio, ya que estaríamos hablando de que sólo una cantidad
mucho menor del 1 % de los migrantes totales habría sido reconocida como
refugiados en los países de acogida.
Otro
informe situacional presentado a mediados de agosto de 2018 por la OIM, refleja
que desde 2015 hasta 2018, sólo 600 mil solicitudes de visados temporales u
otros mecanismos de regularización han sido presentados por los venezolanos en
los países receptores de América Latina y el Caribe; dato que conduce a pensar
que las cifras anteriormente presentadas por ANUR y la ONU sobre la cifra total
de emigrantes venezolanos (de 1.5 millones a 2.3 millones, aproximadamente) podrían
ser mucho menores, echando por tierra la narrativa de un "éxodo masivo" de venezolanos, que se quiere implantar.
Pero
lo más resaltante es que tanto ACNUR como la OIM, reconocen que la migración
venezolana está motivada por razones económicas, factor que poco o nada tiene
que ver con la condición de "refugiados" que se intenta proyectar
hacia el mundo.
Antes
de entrar en el tema medular del presente trabajo debo decir que otro tema
compartido por el anterior y el actual jefe del Comando Sur, es el de que la
pretendida intervención militar multilateral sobre Venezuela debería ser
ejecutada bajo los auspicios de la Organización de Estados Americanos (OEA) y/o
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), siendo en procura de tal apoyo
que el departamento de estado gringo ordenase la celebración durante esta
semana de una sesión extraordinaria del consejo permanente de la OEA, el día
miércoles 5, con el propósito de declarar la “crisis migratoria” venezolana como un caso violatorio de la
seguridad regional y la de los propios Estados Unidos, que ameritaría una intervención militar conjunta.
Previa
a la reunión del consejo permanente de la OEA, el ahora “modocito” Ecuador de Lenin Modero accedió por órdenes del imperio a
convocar una supuesta reunión de carácter técnico bautizada con el más que pomposo
nombre de "Reunión regional sobre
movilidad humana de ciudadanos venezolanos en las Américas", a la cual
asistieron además del anfitrión nueve de los más conspicuos miembros del Cartel
de Lima (Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Chile, México, Panamá,
Paraguay y Perú), países amigos como Bolivia, y otros como la República
Dominicana y Uruguay, que han venido siendo al menos neutrales en los últimos
tiempos. Después de dos días de “cantinfléricas”
deliberaciones, no pudieron abordar a conclusión práctica alguna, pues los
representantes del Cartel, cual mesa redonda de borrachos peleándose por una
botella vacía, no pudieron ponerse de acuerdo en la cuantía de la ayuda a
solicitar al imperio para poder echarse al hombro el “bacalao” de la “migración venezolana”;
y es que a estos redomados cipayos se les olvida que sólo países totalmente
incondicionales como Israel y Colombia, califican para recibir una ayuda de
esta naturaleza.
Unas
destempladas declaraciones del Carlos Trujillo, el mandado incondicional del
senador “Narco” Rubio y representante
permanente de Estados Unidos ante la OEA, referidas el día lunes 3 por nuestro
representante permanente, Samuel Moncada (7),
en las cuales este pichón de halcón ofendía a los hermanos gobiernos del
Caribe, miembros del ALBA-TCP y signatarios del acuerdo Petrocaribe,
tildándolos de corruptos sólo porque se siguen negando a aceptar las órdenes de
agresión dictadas por el imperio, daba a conocer que el imperio, por enésima
vez, no contaría con los 24 votos necesarios para condenarnos.
En
lo adelante la sesión extraordinaria convocada por el secretario Almagro para
condenarnos, esta vez con la excusa de que la supuesta crisis “migratoria venezolana” comportaba un
severo peligro para la seguridad regional perdió toda su importancia, al punto de
que el inefable Trujillo ni siquiera se hizo presente en ella para no ser
testigo de la clamorosa victoria venezolana apuntalada en las firmes
convicciones antimperialistas y en la lealtad de nuestros valientes aliados del
ALBA-TCP y Petrocaribe.
La
derrota del imperio fue de tal magnitud que no le fue posible proponer
resolución alguna en contra de Venezuela; siendo necesario señalar que tal
hecho tuvo su principal causa, a juicio de William Castillo, viceministro de comunicación internacional de
nuestra cancillería, en las profundas diferencias surgidas entre los miembros suramericanos
del Cartel de Lima sobre la forma de manejar los fondos a ser aportados por EE
UU y Europa para la gestión de la supuesta “crisis
migratoria” (8). Y es que entre los
gobiernos de estos países no existe nada en común como no sea el odio hacia la
Revolución Bolivariana, existiendo además profundas diferencias inspiradas por
los celos en sus relaciones con el imperio.
Finalmente
y para intentar no perderlo todo, al secretario Almagro no le quedó más remedio
que nombrar, a título personal, un “grupo
de trabajo sobre la migración venezolana” (9), con la pretendida misión
de elaborar un informe y captar fondos para el “auxilio” de los supuestos migrantes. El dichoso grupo habrá de ser
dirigido por David Smolansky, el exalcalde terrorista del municipio El Hatillo (Caracas)
que se encuentra prófugo de la justicia y es agente del sionismo internacional,
siendo uno de sus miembros el diputado José Manuel Olivares, el mismo que
intentó decretar la crisis humanitaria en el sector salud a finales de enero de
2016. En relación a dicho grupo nuestro representante permanente en la OEA,
Samuel Moncada, ha dicho que se trata de un grupo intervencionista con el cual
se estaría tratando de imponernos la aceptación de un “canal humanitario”, iniciativa que hemos rechazado y seguimos
rechazando por considerar que facilitaría la invasión al permitir la entrada de
fuerzas militares extranjeras en nuestro territorio.
Esta
nueva victoria diplomática no debe envanecernos, pues si bien debe servir para
posponer por algún tiempo la inminente invasión, al haber evidenciado la
falsedad de la supuesta crisis migratoria venezolana y sus supuestas implicaciones
sobre la seguridad regional, no la conjura en modo alguno, ya que seguirán
insistiendo con el mismo tema en el seno de la OEA y también en la ONU, donde
el tema será llevado por Estados Unidos de manera informal al consejo de
seguridad el próximo lunes 10, según ha declarado Nikki Haley (10).
Y es que en el caso de que se llegase a agotar el tema, gracias a iniciativas
como la de la promoción de la vuelta a
la patria de los migrantes que lo soliciten, adelantada exitosamente por el
Gobierno Revolucionario en los últimos días (11),
el imperio tiene a mano otros temas para intentar justificarla, como lo es el
del “falso positivo colombiano”, ampliamente
referido en trabajos anteriores.
Que
la amenaza de invasión está muy lejos de haber sido conjurada es algo que queda
demostrado por unas declaraciones del representante permanente de los Estados
Unidos en la OEA, Carlos Trujillo, el día de ayer, cuando trataba de hacer “control de daños” en relación a la
derrota y a unas más que infelices declaraciones que hiciese a comienzos de la
semana, en el marco de una entrevista concedida a la agencia France Press. El
caso es que al ser interrogado sobre si está descartada la opción de una
intervención militar en Venezuela, este “pichón
de halcón” disfrazado de diplomático respondió casi automáticamente: “La Casa Blanca y el presidente han dicho en
varias ocasiones que todas las opciones están sobre la mesa”.
Es
por ello que aprovechando esta aparente tregua no declarada y aun estando
plenamente convencido de la mayor capacidad y disposición del pueblo
revolucionario y la FANB para enfrentar la invasión, me voy a permitir hacer
las siguientes recomendaciones:
- A
los partidos integrantes del Polo Patriótico y los Movimientos Sociales de
la Revolución: que coordinen con sus
homólogos de los países aliados el alistamiento de unas brigadas de
voluntarios internacionales dispuestos a venir a nuestro territorio para
acompañarnos en la lucha.
- Al
más alto gobierno: que aun entendiendo que
nosotros podemos no tener la misma importancia estratégica que Siria para
la Federación de Rusia, se gestione el apoyo militar de ese país amigo al
más alto grado posible; gestiones que deben hacerse extensivas también al
resto de las potencias amigas, tales como China, Irán y Turquía.
¡Ha llegado la hora de
luchar para defender la integridad de la Patria!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
septiembre 08 de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario