¡Alerta con lo
que pueda salir de la VIII Cumbre de las Américas en perjuicio de Venezuela!
Carlos E. Lippo
“La OEA es el Ministerio de
Colonias de los Estados Unidos”
Raúl Roa, primer canciller
de la Revolución Cubana
Es
un hecho comprobado que la Organización de Estados Americanos (OEA), desde su
propia creación en 1948 como instrumento de la Doctrina Monroe, ha a poyado, ya
sea por acción o por omisión, todas las intervenciones militares que el imperio
ha perpetrado sobre los países latinoamericanos; y ello a pesar de que siempre
ha tenido entre sus postulados básicos el principio de no intervención de
ningún estado en los asuntos internos de otro.
Para
poder apoyar abiertamente al imperio en sus invasiones creó el mecanismo de la
intervención militar multinacional y en prueba de ello podemos citar como
ejemplos los siguientes casos: la invasión a Guatemala, en junio de 1954; el
bloqueo naval a Cuba, en octubre de 1962; un proyecto invasor norteamericano,
formulado mas no ejecutado, con el propósito de intervenir militarmente en Venezuela
en noviembre de 1962; y la invasión a la República Dominicana, en mayo de 1965.
Entre
los principales casos en los cuales este ministerio de colonias gringo, de
manera vergonzante ha volteado a mirar para otro lado mientras las tropas
imperiales perpetraban la invasión, podemos citar los siguientes casos: Granada,
en octubre de 1983, con una fuerza invasora de 1900 infantes de marina, desplegados
con el propósito de apoyar a los golpistas que derrocaron y asesinaron al
primer ministro Maurice Bishop, acusado de promover la propagación del
comunismo; Panamá, en diciembre de 1989 cuando más de 26 mil soldados
estadounidenses dotados con recursos de artillería pesada de última generación,
las criminales municiones de uranio empobrecido entre ellos, invadieron por
tierra y mar a Panamá con el propósito declarado de hacer preso al general
Manuel Antonio Noriega quien era requerido por la justicia norteamericana por
presuntos delitos de narcotráfico (1);
Haití, en 1994 para devolver el poder al presidente legítimo Jean-Bertrand
Aristide; Haití, en el 2004 para expulsar a Aristide del poder; y Haití, en el
2010 con pretendidos propósitos humanitarios a raíz de un terrible terremoto.
Siendo oportuno y necesario señalar que estas invasiones a Haití fueron
previamente aprobadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por
considerarlo imprescindible y de gran interés para poder desarrollar el tema
que nos ocupa, pasaremos a describir en detalle los casos en los cuales la OEA
apoyó las invasiones de manera más o menos abierta:
·
Guatemala, 1954
Jacobo Arbenz Guzmán, un militar de brillante carrera que
fue electo presidente en 1950, entró en curso de colisión con el imperio por
haber instaurado una efectiva política de reforma agraria y haber nacionalizado
a la United Fruit Co. (UFCO), un “gigante
bananero” de profundas vinculaciones con la CIA y el departamento de
estado.
La decisión de apoyar la invasión fue tomada en la X
Conferencia Interamericana celebrada en Caracas entre el 01 y el 28 de marzo de
1954, aunque lo que realmente se sometió a votación y fue aprobado en esa
instancia, con el voto en contra de Guatemala y las abstenciones de Méjico y la
Argentina, fue una condena al comunismo internacional y una convocatoria a una
Reunión de Consulta de Cancilleres para la adopción de medidas concretas.
En una de las sesiones celebrada en el Aula Magna de la
recién inaugurada Universidad Central de Venezuela (UCV), John Foster Dulles,
secretario de estado, antiguo abogado de UFCO y hermano de Allen Dulles, socio
de la misma empresa y director de la CIA, no tuvo el menor empacho en golpear
la mesa con el puño para arrancar la bendición del organismo para perpetrar la
invasión, que recibió el decidido apoyo de los dictadores de entonces en:
Venezuela (Marcos Pérez Jiménez); República Dominicana (Rafael L. Trujillo);
Nicaragua (Anastasio Somoza) y Honduras (Manuel Gálvez), quienes aportaron
recursos humanos y materiales, así como campos de entrenamiento, emisoras de
radio y aeropuertos a la que llamaron “Operación
Guatemala” (2).
Laureano Vallenilla Lanz, a la sazón ministro de
relaciones interiores de Venezuela, ofrece un testimonio de excepción en
relación a lo dicho en el párrafo anterior, al señalar que en un almuerzo
privado en la embajada de los Estados Unidos en Caracas al cual asistió por
invitación de John Foster Dulles, comprometió a Venezuela con el aporte de un
avión DC-3, que sería entregado por conducto del dictador Somoza (3)
y que como explicaremos más adelante, tuvo una importante participación en el desarrollo
de la invasión.
La operación que posteriormente se supo que tuvo el
nombre clave de “Operación PBS-Success”,
fue autorizada por el presidente Dwight Eisenhower y ejecutada a través de la CIA
consistió básicamente en: una amplísima campaña de desprestigio nacional e
internacional, con participación protagónica de la jerarquía eclesiástica
guatemalteca; una serie de bombardeos sobre objetivos definidos como tanques de
combustible y de ametrallamiento de civiles, ejecutada por efectivos militares gringos
con total impunidad puesto que Guatemala carecía de fuerza aérea; y una
invasión de mercenarios hondureños y efectivos del ejército gringo, comandados
por el coronel Castillo Armas, quienes se concentraron en una hacienda de la
UFCO ubicada en la frontera hondureña a la espera del momento oportuno para
entrar en acción.
La desolación creada por los bombardeos, en la mayoría de
los casos, y el soborno en otros casos
hizo que las tropas que debían defender el gobierno se entregaran sin combatir;
Jacobo Arbenz entonces renuncia y sale de Guatemala. Es oportuno señalar que Inició
su discurso de renuncia con las siguientes palabras: “Desde hace quince días se ha desatado una guerra cruel contra
Guatemala, de la cual aparentemente no hay ningún gobierno responsable. Esto no
quiere decir que no sepamos quién ha desatado la agresión contra nuestra
querida patria. La United Fruit Company,
los monopolios norteamericanos, en connivencia con los círculos gobernantes de
Norteamérica, son los responsables de lo que nos está ocurriendo”.
·
Bloqueo Naval a Cuba en Octubre de 1962
El 23 de octubre, una vez anunciado el bloqueo naval norteamericano de Cuba, tras
haber demostrado la instalación de bases de misiles balísticos soviéticos de
medio rango en la isla, se reunió el Órgano de Consulta de la OEA, ante la
insistencia de los Estados Unidos, de discutir una resolución que respaldara dicho
bloqueo. La participación en el bloqueo fue aprobada ese mismo día por 17 votos
a favor, ninguno en contra y una abstención (Uruguay). La resolución exigía el
desmantelamiento inmediato y la retirada de las armas con capacidad ofensiva de
Cuba y recomendaba que los estados miembros, basándose en los artículos 6 y 8
del Tratado de Río de Janeiro, tomaran las medidas individuales y colectivas,
incluido el uso de la fuerza armada, para evitar que Cuba pudiera continuar
amenazando la paz y la seguridad del continente (5)
Según Edwin Lieuwen, un antiguo funcionario gringo muy
amigo de Rómulo Betancourt, “Nueve
naciones latinoamericanas adoptaron actitudes de cooperación: Argentina ofreció
dos destructores; Honduras y Perú ofrecieron tropas; Costa Rica, Nicaragua
(Somoza), Panamá (Roberto Chiari), República Dominicana (Bonnelly), Guatemala
(Idígoras) y Venezuela (Betancourt), ofrecieron el uso temporario de sus bases”.
No obstante, al final la participación latinoamericana en el bloqueo se
redujo a Argentina y Venezuela, cada uno con dos destructores que accionaron
bajo el mando gringo; los demás no concurrieron (6).
Se trató de la primera fuerza
multiestatal latinoamericana conformada por la OEA para actuar en contra de un país
de la región.
·
Proyecto invasor
norteamericano de Venezuela en noviembre de 1963
Se trataba de un proyecto destinado a invadir
militarmente a Venezuela inmediatamente después de las elecciones del 1° de
diciembre de 1963, en el caso de que éstas fracasaran a consecuencia de la
política abstencionista promovida por la izquierda insurreccional o sus
resultados no fuesen favorables al partido de Rómulo Betancourt, quien es el
que vergonzantemente lo solicita a los gringos. El proyecto abarcaba tres
subproyectos, de los cuales dos se ejecutaron totalmente: la “Operación América”, consistente en unas
maniobras navales conjuntas de las armadas de Estados Unidos y todos los países
bolivarianos ejecutadas en el puerto de colombiano de Tolú, a unos 250 Km. en
línea recta de la frontera con Venezuela; y las Maniobras UNITAS IV que se
desarrollaban en el golfo de Morrosquillo (Caribe Colombiano), con las cuales
se hizo coincidir la “Operación América”,
conformándose una fuerza de tarea denominada “Task Force 137”, con buques de la armadas de Estado Unidos,
Argentina, República Dominicana y Venezuela. El otro subproyecto, que no llegó
a desplegarse en su totalidad estaba previsto de ser desarrollado por miles de
marines desde Quantico y Pensacola hasta Vieques y Panamá, con suficiente apoyo
aeronaval, todo ello adicional a los recursos de las otras dos operaciones,
conformando el que “era el ejercicio de
mayor magnitud de este tipo intentado hasta el presente”, en opinión del
vocero del Comando Sur, coronel Churchville. El profesor Simón Sáez Mérida
describe magistralmente este proyecto en su libro “La cara oculta de Rómulo Betancourt”, ya reseñado e las
referencias.
·
Invasión a República
Dominicana en 1965
En abril de 1965 desembarcaron 23.000 “marines yanquis” (la mitad de la fuerza
desplegada en ese momento en Vietnam) en la República Dominicana, para impedir
la inminente victoria del movimiento popular constitucionalista sobre las
fuerzas de la reacción militarista. Ante esta situación la OEA envió a la
capital dominicana a su Secretario General, el uruguayo José A. Mora, con el
aparente propósito de obtener una tregua entre los beligerantes, mientras la X
Reunión de Consulta Ministros de Relaciones Exteriores, actuando a
requerimiento de Estados Unidos, después de dar tiempo a que las fuerzas del
imperio controlasen la situación a su favor, adoptó la decisión de crear una
Fuerza Interamericana de Paz (FIP) en la que participarían tropas de varios
países de la región.
A favor de la Resolución que creó la FIP votaron
Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Colombia, El Salvador, Estados Unidos,
Guatemala, Honduras, Haití, Nicaragua, Panamá, Paraguay, que junto al voto del
ilegítimo representante de la propia República Dominicana, conformaron precaria e ilegalmente mente la
mayoría calificada necesaria de 14 votos. Votaron en contra México, Chile,
Ecuador, Perú y Uruguay. Venezuela se abstuvo (7).
Siendo oportuno apuntar que la FIP, si bien no fue la primera fuerza
multiestatal creada por la OEA, si fue la primera en invadir el territorio de un
país hermano.
Pasaremos
ahora a entrar en materia, después de este extenso aunque necesario prólogo, diciendo
que la VIII Cumbre de las Américas a celebrarse en Lima, Perú, los días 13 y 14
de abril, a la cual asistirá el presidente Trump, a pesar de haber sido
convocada para tratar el tema del combate a la corrupción en los gobiernos de
nuestra región, y de que en todo evento internacional al que asiste el
magnate-presidente tiene que tratarse el tema comercial, habrá de tener como
punto central de la agenda “la ampliación
de la respuesta regional ante la crisis en Venezuela”; tal como lo revelara
una fuente no identificada del departamento de estado y lo difundiera la
mismísima “Voz de América”, que es el
servicio de radio y televisión internacional del gobierno de los Estados Unidos
(8).
En
el mismo despacho de esta agencia, pariente cercano de la CIA, se señala que fuentes
oficiales cercanas al mandatario
informaron que si bien no se conoce la totalidad del discurso presidencial se
sabe que pondrá especial énfasis en la situación por la que atraviesa el pueblo
venezolano. Se espera que el mandatario agradezca a los gobiernos cipayos de la
región por apoyar, dentro de sus posibilidades, las acciones estadounidenses
para “presionar legalmente a Venezuela” y
además se reiterará la importancia del liderazgo de EE.UU. y sus aliados para
defender la democracia en el país sudamericano, ya que “… la situación en Venezuela no es sostenible y es una afrenta a la
democracia en la región y el mundo”.
Los
mismos funcionarios indicaron que “esperan
que el presidente Maduro no se presente en la cumbre” y aseguraron que
Trump no se reunirá con la delegación venezolana, aunque si sostendrá
encuentros bilaterales con los presidentes más cipayos de la región: Macri y
Peña Nieto, entre ellos.
Dicho
sin ambages y con menos retórica, el emperador acudirá a este aquelarre sumisa
y diligentemente montado por la secretaría general de la OEA, no sólo para
intentar consensuar la aplicación de sanciones económicas similares a la
impuesta recientemente por Panamá, para lo cual él mismo ha señalado que se
trataría de ayudar a los países de la región a redactar las leyes que les
otorguen jurisdicción para llevar a cabo este tipo de sanciones si así lo
desean (9), sino
para intentar aprobar la intervención militar que anunciase en agosto pasado, un objetivo
que no fue posible de alcanzar por sus recientes enviados a la región: Mike
Pence, vicepresidente; Rex Tillerson, anterior secretario de estado; y Kurt
Tidd, comandante en jefe del comando sur.
En
el caso de que lograsen alcanzar la mayoría calificada de 23 votos, algo muy
poco probable porque en la cumbre estarán participando nuestros aliados del
ALBA-TCP y en la última reunión del consejo permanente sólo lograron sumar 19
votos para una tímida exhortación a Venezuela de posponer la fecha de las
elecciones presidenciales del 20 de mayo, no tenemos duda alguna de que
aprobarían una intervención militar colectiva en Venezuela, similar a la
aprobada ilegalmente en contra de la República Dominicana por la X Reunión de
Consulta Ministros de Relaciones Exteriores en 1965, basada esta vez en supuestas
razones de “carácter humanitario”, aun
en contra de nuestro gobierno.
De
no obtener la mayoría calificada, considero que actuarían de manera similar a
como actuaron en contra de Guatemala en 1954 en la X Conferencia Interamericana
de Caracas, un evento muy parecido por cierto a la VIII Cumbre, intentando aprobar
oficialmente cualquier tipo de condena al gobierno revolucionario por su
supuesta responsabilidad en la “crisis
humanitaria” que estaríamos padeciendo y que tanto impactaría a los países
vecinos, pero actuando soterradamente para lograr al menos la complicidad pasiva
en el apoyo a una invasión desde la vecina Colombia, que se llevaría a cabo por
paramilitares colombianos y efectivos del ejército gringo comandados “formalmente” por un general venezolano
disidente, de la misma ralea que el general Miguel Eduardo Rodríguez Torres,
agente de la CIA, que estando actualmente detenido e imputado por conspiración,
podría muy bien ser sustituido por el general Cliver Alcalá, acérrimo detractor
de la revolución bolivariana desde que dejó el gobierno, promocionado hasta el
cansancio por la contrarrevolucionaria “Marea
Socialista”, por medio de su leído portal www.aporrea.org.
En
apoyo de esta hipótesis podríamos señalar la presencia desde ya y por 18 días, de
más de 500 efectivos militares gringos en el Perú, cuando lo acostumbrado es
que el presidente de los Estados Unidos sea custodiado por personal de su
servicio secreto en sus viajes al exterior; presencia que fue aprobada por la
comisión de defensa del congreso peruano y que consiste en 114 integrantes del ejército
y 454 efectivos de la fuerza aérea gringa, con todo su armamento y equipo
militar correspondiente incluyendo dos helicópteros, según precisa un comunicado
oficial al respecto (10);
siendo oportuno y necesario señalar que ya se encuentran en Panamá otros 415
miembros de la fuerza aérea gringa, autorizados para portar armas y gozando de
privilegios diplomáticos, en el marco de las maniobras conjuntas “Nuevos Horizontes”. Resultando evidente
que tales contingentes, junto a los acantonados permanentemente en las bases de
Colombia, podrían conformar el componente gringo de la invasión, sin tener que
hacer movilizaciones desde el norte cuyos movimientos serían más fáciles de
prever y de detectar.
Decimos
para finalizar, que
el llamado de alerta implícito en estas
notas es sólo para recordar que guerra avisada también mata soldados.
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
(2)
https://lahistoriadeldiablog.wordpress.com/2011/06/20/en-1954-estados-unidos-bombardeo-a-guatemala/
(3)
Laureano Vallenilla Lanz, “Escrito de Memoria”, Lang Grandemanage
S. A., Paris, Página 417.
(6)
Simón Sáez Mérida, “La cara oculta de Rómulo Betancourt: El proyecto invasor de Venezuela
por tropas norteamericanas”, Fondo Editorial Al Margen, página 292.
celippor@gmail.com
Caracas, abril 08 de 2018
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