El
imperio está promoviendo abiertamente un golpe militar en Venezuela
Carlos
E. Lippo
"Váyanse al carajo
yanquis de mierda que aquí hay un pueblo digno, aquí hay un pueblo digno,
yanquis de mierda,
váyanse al carajo 100 veces,
aquí estamos los hijos de Bolívar, de Guaicapuro y de Tupac Amarú.
Nosotros estamos resueltos a
ser libres".
Hugo Chávez
Para
nadie es un secreto la inmensa cantidad de golpes militares que ha promovido el
imperio a todo lo largo y ancho del planeta, para derrocar gobiernos legítimos
que se han negado a aceptar sus designios en forma sumisa y en su lugar
instalar gobiernos que le son afectos.
Sólo
en nuestrAmérica, sin contar las invasiones que de hecho llevan aparejado un cruento
golpe militar, y desde el nacimiento de la OEA en abril de 1948, el imperio ha
derrocado por medio de golpes militares, la inmensa mayoría de ellos orquestados
por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), a los siguientes mandatarios
legítimos: Rómulo Gallegos, de Venezuela en 1948; Jacobo Arbenz Guzman, de
Guatemala en 1954; Joao Goulart, de
Brasil en 1964; Salvador Allende, de Chile en 1973; Hugo Chávez Frías, de
Venezuela en el 2002; y Manuel Zelaya Rosales, de Honduras en el año 2009.
Es
necesario apuntar que para no abultar esta lista hemos dejado de incluir a
algunos mandatarios de discutible origen también defenestrados, y tampoco hemos
mencionado los golpes que no resultaron exitosos.
Nótese también que hemos estado hablando sólo de golpes militares en sentido
clásico, pero ¿quién podría dudar que detrás de los “golpes parlamentarios” de Fernando Lugo en Paraguay en 2012 y
Dilma Rousseff en Brasil, en 2016, se hubiesen camuflado golpes militares de
factura gringa?
En
Venezuela hemos padecido una larga cantidad de golpes militares promovidos y/o
apoyados por el imperio desde que en diciembre de 1908 éste apoyase, con dos
navíos de guerra surtos en el puerto de La Guaira, el golpe militar encabezado
por Juan Vicente Gómez aprovechando la ausencia del General Castro, quien había
tenido necesidad de ausentarse de la patria por motivos de salud.
En
efecto, desde que el capital petrolero norteamericano se estableció en el país
de forma en extremo ventajosa en detrimento del tesoro nacional, cada vez que
uno de nuestros gobiernos legítimo o no, intentó aumentar la participación del
país en los beneficios de la explotación de ese importante recurso natural, fue
defenestrado con la participación del gobierno de los Estados Unidos, como lo
demuestran los siguientes casos:
·
El golpe militar que derrocó
al presidente Isaías Medina Angarita en 1945, a causa de la promulgación de la
Ley de Hidrocarburos de 1943, que consagraba aumentos significativos de la
participación fiscal del estado.
·
El golpe militar que derrocó
a Rómulo Gallegos, presidente constitucional de la república, por no acceder a
la modificación de un decreto del gobierno anterior, promulgado el 31 de
diciembre de 1945, según el cual se elevaba al 50 % de los beneficios de las
empresas, el monto a pagar por concepto de impuesto sobre la renta; lo que se
llamó en ese tiempo el “fifty-fifty”
petrolero.
·
El magnicidio perpetrado en
la persona del presidente de la Junta Militar de Gobierno que sucedió a Rómulo
Gallegos, coronel Carlos Delgado Chalbaud, en noviembre de 1950, por haber
ordenado traducir al idioma farsi (persa) nuestra Ley Orgánica de
Hidrocarburos, que siendo asumida por el gobierno revolucionario iraní de
Mohammad Mosaddeq nacionalizando las reservas en 1951, provocó también su derrocamiento con la
participación de la British Petroleum Co., en 1953.
·
El golpe cívico-militar que
derrocó al general Marcos Pérez Jiménez el enero de 1958, que a pesar de
tratarse de un gobierno despótico y complaciente con el imperio y el capital
transnacional, fue sacrificado por sus antiguos protectores en la búsqueda de
combinaciones más eficaces en la tarea de transformar los nexos de dependencia
económica en la colonización global de Venezuela.
·
El golpe militar de abril de
2002, que derrocó al presidente Chávez por un lapso de 47 horas y derogó la
constitución de 1999, generado por las disposiciones nacionalistas de la Ley de
Hidrocarburos del 2001, y en el cual la presencia comprobada de naves y
aeronaves estadounidenses en nuestro mar territorial y en nuestro espacio aéreo
es más que suficiente para demostrar la participación directa del imperio.
·
El paro-sabotaje petrolero
de 2002-03, con participación protagónica de una empresa vinculada a la CIA
llamada SAIC y de la llamada “meritocracia”
petrolera, surgida a raíz de la “nacionalización”
de 1975, subordinada a las transnacionales dentro de ese “estado dentro del estado” que era PDVSA, hasta la llegada de Hugo
Chávez a la presidencia y que generase pérdidas a la nación del orden de 20.000
millones de dólares estadounidenses.
Tomando
en cuenta este larguísimo historial de golpes militares es que no pueden
extrañar en modo alguno aquellas palabras del recientemente sustituido
secretario de estado Rex Tillerson, en aquel discurso en la Universidad de
Texas, previo a su gira latinoamericana diseñada para lograr consenso entre los
gobiernos más cipayos de la región en torno a una salida de fuerza en
Venezuela. Recordemos que este magnate petrolero prestado a la diplomacia del
garrote dijo textualmente: “En la
historia de Venezuela y otros países sudamericanos, muchas veces el ejército es
el agente de cambio cuando las cosas están tan mal y el liderazgo ya no puede
servir a la gente” (1),
en abierto llamamiento a los efectivos de la FANB a ejecutar un golpe contra el
presidente Maduro, que fue oportuna y enérgicamente rechazado por sus altos
mandos (2).
Que
la reciente destitución del secretario Tillerson, aparte de los conocidos
desencuentros con su jefe Trump (3),
tiene muchísimo que ver con su incapacidad para lograr el consenso necesario
para intervenir militarmente a Venezuela y más aún con su estrepitoso fracaso en
propiciar el surgimiento de un núcleo de efectivos militares golpistas, con
probabilidad de éxito, en el seno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB),
es algo perfectamente verosímil si se toma en consideración el currículo de la
persona designada para sustituirlo: Mike Pompeo, director de la CIA; y muy especialmente
si tomamos en cuenta el terrible prontuario de la señora Gina Haspel, que habrá
de sustituir a Pompeo en la dirección de la agencia.
En
efecto, Pompeo que es un ex congresista republicano con el cual Trump había
señalado tener muchas coincidencias, es también un gerente petrolero aunque de
mucho menor nivel que Tillerson, que ha sido financiado por la
Exxon Mobil en sus campañas políticas según datos suministrados por
OpenSecrets.org (4),
el sitio web del “Center for Responsive
Politics” (CRP), ente no partidista y sin fines de lucro que investiga las
contribuciones a las campañas políticas de los funcionarios de gobierno, lo que
implica haber ampliado sus nexos y vinculaciones con el negocio petrolero
estadounidense y sus intereses más allá de sus fronteras. En el caso de la
señora Haspel, toda una experta en operaciones encubiertas, de amplísimo
prontuario criminal, basta con observar las declaraciones de Pompeo cuando la
nombró “número dos” de la agencia: "Gina es una espía ejemplar y una
patriota devota que aporta más de 30 años de experiencia en la agencia. También
es una dirigente experimentada con una aptitud fantástica para realizar
proyectos e inspirar a los también une
la rodean" (4), para
saber de qué es capaz y a qué viene, como directora de la CIA.
Sabiéndose
como se sabe por unas declaraciones del mismo Pompeo, que la CIA bajo su dirección
desempeñó un rol preponderante en la definición de las sanciones
económico-financieras aplicadas a PDVSA y Venezuela, así como en las que han
recaído sobre varios militares leales de alta graduación (5),
viene a ser una verdad casi de Perogrullo el que su llegada a la cancillería imperial, al igual que la
promoción de la señora Haspel, sólo pueden determinar un endurecimiento
considerable de las ya insoportables relaciones con el imperio.
Tomando
en cuenta la dilatada experiencia de la CIA en materia de promoción de golpes
de estado, ya sabemos por dónde habrán de venir los proyectiles de mayor
calibre; el problema para poder definir con precisión el próximo tipo de
ataques que sin duda alguna nos habrán de propinar es que la CIA goza también
de gran experiencia en acciones terroristas encubiertas y/o invasiones, como lo
demuestran los casos de: Cuba, en los primeros años de la revolución,
especialmente la frustrada invasión de Bahía de Cochinos; y Nicaragua, con la
ilegal e inmoral guerra de agresión mercenaria contra la revolución popular sandinista
(6).
Sin
embargo, está absolutamente claro que la prioridad actual del imperio en
materia de agresiones contra la revolución bolivariana es el propiciar un golpe
militar; tres hechos recientes apoyan esta aseveración:
·
Los reiterados llamados a
golpe del encargado de negocios Todd Robertson, prácticamente desde que pusiese
pie en Venezuela, anunciando a través de su cuenta Twitter que él había venido a Venezuela con la
misión de que vuelva la democracia a nuestro país. Siendo los más descarados y
directos: el proferido en una entrevista que le hiciese el medio runrún.es,
publicada el 22 del pasado mes de febrero, en la cual en respuesta a una pregunta
del entrevistador sobre el llamado a los militares a intervenir en Venezuela,
hecho por el entonces canciller gringo, dijo sin pelos en la lengua: “… es evidente que el sector militar tiene
mucha influencia en el futuro del país y si ellos pueden ayudar, no vamos a
decir que no…” (7);
así como el formulado en la ciudad de Lecherías, tras participar el pasado día
15 en la inauguración de una curiosa sala denominada con el monroista título de
“Espacio Americano”, que no tiene
desperdicio: “Vamos a estar aquí siempre
y vamos a tratar de mejorar las condiciones, cambiar el país en un país más
abierto, más democrático” (8).
·
Unas recientes declaraciones
del escualidísimo abogado José Vicente Haro, según las cuales éste admitió que
existe un limbo constitucional en materia de aplicación de los artículos 333 y
350 como herramienta para intentar defenestrar al gobierno revolucionario,
haciendo uso de las siguientes palabras: “Sin
duda hay un vacío, porque si la Constitución dice que todo ciudadano investido
o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de la
Constitución, entonces deja en un limbo si los militares tienen luz verde
para tomar esa decisión” (9). ¡Toda una descabellada tesis jurídica que al igual que aquella del “vacío
de poder” que exculpó a los jefes militares golpistas del 11 de abril, no debe
contar con ninguna objeción en el llamado “Frente Amplio Venezuela Libre”, el
nuevo engendro contrarrevolucionario creado para tratar de enterrar a la
fallecida MUD!
·
Los motivos expuestos por el
comunicado del ministerio del poder popular para las relaciones interiores, justicia
y paz, mediante el cual se anuncia la captura de ese traidor, colaborador
convicto y confeso de la CIA (10),
que siempre ha sido Miguel Eduardo Rodríguez Torres: “un señor requerido por la justicia, al estar incurso en acciones
contra la paz y la tranquilidad pública, y en conjuras y complots que
perseguían la intención aviesa de atentar contra la unidad monolítica de
nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana“ (11).
No pongo en duda que en el seno de nuestra Fuerza Armada
Nacional Bolivariana, como en cualquier otra de las instituciones de este
extremadamente polarizado país hagan vida elementos de la contrarrevolución;
estimo sin embargo que éstos habrán de ser de la misma estirpe de aquellos que
el 11 de abril, en su momento de gloria, señalasen públicamente de manera
impúdica que sus armas había sido los medios de comunicación; o de aquel
general muy valiente actuando en gavilla que al ser detenido por su
participación en las guarimbas de 2014 se arrojase al piso “víctima de un ataque de pánico”. ¡Es que los militares que
sucumben ante el imperio al no resistir un “cañonazo de billetes verdes”, son todos iguales”.
No obstante, por considerar que en las actuales
condiciones ningún enemigo es pequeño ni mucho menos desestimable, celebro la
exitosa actuación de los organismos de inteligencia de nuestra revolución, que
ha permitido poner a buen resguardo para ser sometidos a juicio a no pocos
militares traidores en días recientes.
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, marzo 18 de 2018
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