Posibles impactos de la victoria de Trump sobre USA,
Latinoamérica y Venezuela
Carlos E. Lippo
1.
Considero
necesario comenzar estas notas diciendo que Donald Trump no sería el actual
presidente electo de los Estados Unidos, de no ser porque esa nación que se
precia de ser excepcional y de estar al frente de todas las innovaciones
sociales, económicas, políticas, científicas, tecnológicas y militares del mundo
actual, mantiene aún un arcaico sistema de elección presidencial de segundo
grado que data de finales del siglo XVIII. Y es que se trata, nada más y nada
menos, de que la verdadera ganadora del proceso electoral celebrado el pasado día
martes ha sido Hillary Clinton. Que la diferencia a favor de la Clinton haya
sido los 560.000 sufragios que señala la innombrable cadena televisiva CNN (1),
los 150.707 votos que dice el brillante analista político cubano residente en
Méjico, Angel Guerra Cabrera (2) o
cualquier número mayor que cero que se les antoje, es irrelevante; lo
importante es que esta nación que lleva más de dos siglos tratando de imponer “su democracia” a sangre y fuego, hasta
en los más recónditos rincones del planeta, en su propio territorio desconoce
un principio tan fundamental de la democracia como lo es aquel que consagra que
en toda elección: “una persona, un voto”.
¡Hay
que ver que la falsedad de los gringos es grande!
2.
Después
que según ellos el daño ya está hecho, los partidarios de la exsecretaria de
estado de Obama, lejos de prepararse para impulsar un mecanismo constitucional
que permitiese subsanar esta importante deficiencia para futuros procesos
electorales, han anunciado que se aprestan a violentar tan aberrante sistema
con una aberración aún mayor, cual es la de hacer presión para inducir una
ruptura del compromiso de alguno de los 290 miembros del Colegio Electoral
comprometidos a votar por Trump el próximo 19 de diciembre, para sumar sus
votos electorales a los 232 ya obtenidos por Hillary. Como en algunos estados
este cambio de voto, que representaría un auténtico fraude en contra de los
electores de dicho estado, acarrearía una pequeña multa, los partidarios de la
señora Clinton se han apresurado a declarar que gustosamente se las pagarían. Dicha
campaña, descaradamente promotora de un gigantesco fraude electoral, se está
realizando a través de la plataforma “change.org”
y hace un par de días contaba ya con unos tres millones y medio de adherentes. A la
luz de esta destacada propensión al fraude electoral, que los lleva a aceptar
las reglas del juego democrático sólo cuando ganan una elección, se puede
comprender muy fácilmente la amplia identificación que la dirigencia de la oposición
venezolana tiene con la clase política de la nación del norte.
3.
Por
el solo hecho de haber resultado electo, sin siquiera haber renovado aún ninguna
de sus rudas promesas de campaña en materia de política interna atribuibles a
muchos de los defectos personales que se le imputan (misoginia, homofobia,
racismo, narcisismo, fascismo, etc.), ni mucho menos haber comenzado a promover
alguna iniciativa en esa dirección, Trump ha generado fuertes movilizaciones de
protesta en las grandes capitales como Nueva York, Chicago y los Angeles, así
como severos motines en ciudades como Portland (3),
que se han prolongado por varios días después de la elección. Sin embargo, no
son éstas las mayores amenazas que se ciernen sobre este imperio en decadencia,
ya que su formidable estructura represiva no tardaría mucho tiempo en
neutralizarlas a sangre y fuego; el caso es que se ha generado un incremento
importante de las actitudes separatistas de los dos estados más extensos y ricos
de la Unión Americana: California y Texas. En efecto, tras conocerse la
victoria de Trump ha resurgido el movimiento independentista de California
llamado “CalExit” (4),
que busca separarse como estado y constituirse como un país soberano que
pasaría a ser el sexto país más rico del mundo. También se ha generado un
crecimiento importante del TNM (Movimiento Nacionalista de Texas), que promueve
la secesión del segundo estado más grande de la Unión y que en caso de lograr
su objetivo pasaría a constituir el doceavo país más rico del planeta (5).
El caso de California es más que explicable por ser éste un estado
tradicionalmente “progresista” en el
cual Hillary más que duplicó la votación de Trump; el caso de Texas, en donde
este último ganó cómodamente, perdiendo sólo en las grandes ciudades como la
capital Austin, es indicativo de que el imperio pudiera haberse enrumbado en un
lento pero irreversible camino de decadencia. Recordemos que los grandes
imperios, como enseña la historia, no son derrotados por enemigos externos,
sino por el desgaste interior que con el tiempo los conduce al descalabro y los
deja inermes ante sus enemigos externos.
4.
La
recuperación de una cantidad importante de puestos de trabajo en el territorio
estadounidense, que fuese una de las principales promesas de su campaña,
obligará a Trump, al menos, a revisar los tratados de libre comercio
existentes, tanto en nuestra región como en la región del Asia Pacífico y a
dejar de suscribir otros nuevos en lo inmediato, lo cual impondrá severos
límites a la globalización económica neoliberal. Desde luego que aunque se lo
propusiese, lo cual no creo que sea su intención, no podrá suprimir esos tratados
ni podrá abolir significativamente la política globalizadora en beneficio del
crecimiento económico interno ofrecido, puesto que el gobierno real y efectivo del
imperio habrán se seguir detentándolo el capital financiero representado en
Wall Street, el complejo militar industrial y el 1 % más rico de la población. Si
acaso Trump a causa de su exagerado narcisismo se llegase a creer “Trump” e
insistiese en implementar algunas de las medidas ofrecidas tales como: la
anulación de los tratados de libre comercio suscritos, el aumento de los
impuestos a los corredores de fondos financieros de alto riesgo y la
implementación de nuevos mecanismos regulatorios de las actividades financieras,
ya se encargará el gobierno real del imperio de meterlo en cintura, aplicándole
diferentes grados de presión, pudiendo llegar hasta a aplicarle el mismo
tratamiento que ha aplicado históricamente a los cuatro presidentes que han
osado retarlo, que no es otro que el magnicidio.
5.
Esta
evidente desaceleración de la aplicación de la política de la globalización
económica neoliberal necesariamente habrá de impactar de forma negativa tanto a
aquellos gobiernos latinoamericanos cipayos que ya han suscrito tratados de
libre comercio con los Estados Unidos (los de Méjico, Colombia, Chile, Perú y
Paraguay), como a aquellos que arden en deseos por firmarlos: Argentina, Brasil
y Uruguay; los dos primeros víctimas de recientes gobiernos neoliberales y el
último, que aunque es teóricamente de izquierda, no aguantaría dos pedidas para
prostituirse y arrojarse a los pies del amo imperial. De esta manera podríamos
decir que se ha abierto una ventana de oportunidades para las fuerzas
progresistas de la región, que habían venido siendo cercadas por la reacción,
fuertemente apoyada por el imperio, especialmente durante el último año. Habrá
que ver cómo reaccionan ante este descalabro del neoliberalismo, los miembros
del Mercosur que se han empeñado en aislarnos y desplazarnos de la presidencia
temporal de ese organismo para poder adherirse con tranquilidad e impudicia a
los infames tratados de libre comercio impuestos por la potencia del norte.
6.
Con
arreglo a las estimaciones de algunas fuentes internacionales especializadas en
temas de inteligencia y contrainteligencia, la Agencia Central de Inteligencia
(CIA) será una de las más importantes instituciones que se verán sometidas a
una gran reforma cuando el presidente electo Donald Trump asuma el poder. Esto
podría paralizar el trabajo de dicha agencia durante un tiempo indeterminado, a
la vez que podría originar una serie de conflictos internos, según el portal
ruso Vzgliad (6). Si a esto agregamos
que de su discurso de campaña (7) se desprende
que él no cree en las agencias de cooperación extranjera responsables de la
entrega y supervisión de uso de los fondos de ayuda entregados a gobiernos
extranjeros, tales como la USAID, la NED y otras agencias dependientes del Departamento
de Estado que son mamparas de la CIA, es más que razonable la inquietud de aquellos
gobiernos latinoamericanos que son grandes receptores de este tipo de ayuda, en
especial el gobierno de Colombia que incluso aspiraba a recibir de la
administración Obama en el 2017, unos 450 millones de dólares como cooperación
en el marco del inconcluso proceso de paz con las FARC-EP (8).
Desde
luego que también habrán de tener grandes incertidumbres sobre el tema de la
continuidad en la recepción de fondos en divisas contantes y sonantes, todas
las organizaciones contrarrevolucionarias de la región, la MUD entre ellas.
7.
El largo
gobierno de Obama, en el cual la señora Clinton tuvo una participación
importante ha sido particularmente pródigo en golpes de estado exitosos en
nuestra región: Honduras, Paraguay y Brasil, así como también en varios
intentos de golpe fallidos en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Adicionalmente, en el
caso nuestro, como es sabido por todos, Obama ha intensificado a extremos
intolerables la guerra no convencional iniciada por Bush tan pronto como el
Comandante Chávez decretó el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana
a mediados del año 2004, habiendo llegado a emitir una infamante Orden
Ejecutiva que representa en opinión de muchos, yo incluido entre ellos, una
tácita declaración de guerra. Por todo ello es más que evidente que un gobierno
de la señora Clinton no sólo hubiese representado una continuidad absoluta de
esta deleznable política, sino su fuerte y decisiva intensificación en procura
de un inmediato resultado favorable. La llegada de Trump representa al menos
una discontinuidad temporal en su aplicación, que en el caso nuestro, que
estábamos a un paso de ser invadidos, debe ser cabalmente aprovechada para
continuar el proceso de profundización de nuestra revolución y de mejoramiento
de nuestro nivel de apresto operacional
para la defensa de la patria. No debemos bajar la guardia ya que no hay lugar
a confusiones; el imperio, por más deteriorado que esté, sigue siendo el
imperio y cada vez estará más ávido de ponerle la mano a nuestros ingentes
recursos naturales.
8.
Es
indudable que nuestra contrarrevolución ha recibido un duro golpe con la
derrota de la señora Clinton, ya que necesariamente habrá de ver temporalmente
suspendido el flujo de billetes verdes que se le ha hecho tan necesario para
poder activar, como el oxígeno para la inmensa mayoría de los seres que hacen
vida en nuestro planeta. También es previsible que vean temporalmente suspendidas
las órdenes y directrices provenientes del imperio, que aunque erráticas en su
gran mayoría, le han servido para contener la implosión de la MUD y poder mantener
esa precaria unidad que les ha permitido cosechar algunas victorias electorales.
Que la contra se siente severamente golpeada por la victoria de Trump es algo
que queda demostrado por las parcas y desatinadas declaraciones de sus más
conspicuos dirigentes, de las cuales considero conveniente señalar apenas las del
habitualmente locuaz presidente de la Asamblea Nacional, quien señaló parcamente
(9):
"Mi opinión sobre la victoria de
Trump es que el pueblo norteamericano eligió libremente al presidente que quiso
y eso hay que respetarlo", máxima que no acostumbra aplicar en
Venezuela, y "Una reflexión: la
política exterior de las grandes potencias suele continuar igual de un gobierno
para otro. Cambia solo en algunos matices", con la cual acusa el terrible
golpe que les ha infligido la derrota de Hillary y exterioriza su ilusión de
que se mantenga el imprescindible apoyo del imperio.
¡A aprovechar el momento,
haciendo implosionar a la MUD en mil pedazos!
¡De pie o muertos, nunca de
rodillas!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(5)
http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-06-27/texit-independencia-texas-inspiracion-brexit_1221112
Caracas,
noviembre 13 de 2016
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