La inexorable invasión imperial y la Operación
UNITAS LVII - Fase Atlántico
Carlos E. Lippo
De
todos los escenarios probables de invasión que hemos formulado en dos artículos
anteriores publicados en este mismo portal (1)
(2), el que ha
adquirido a juicio nuestro una mayor probabilidad de ocurrencia desde la última
evaluación realizada a comienzos de julio, es el que hemos llamado “Escenario República Dominicana 1965”.
En un
intento por definir este escenario debo decir que en aquel entonces ocurrió que
Estados Unidos auspició una revuelta interna en contra de Juan Bosh, quien
había sido electo presidente constitucional por considerar que su gobierno
detentaba “posiciones inamistosas”
hacia ellos. En medio de tal revuelta invadió con un reducido contingente de
tropas de élite, con la excusa de proteger la vida y los bienes de sus
ciudadanos residentes en la isla y una vez controlada la situación solicitó a
la OEA la conformación de una fuerza militar multinacional, 100 veces mayor que
el contingente inicial, integrado en su mayoría por tropas estadounidenses,
dando al traste con la naciente democracia de la porción oriental de la Isla de
Santo Domingo.
En nuestro
caso, las tropas de élite requeridas, representadas por la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” y la “Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur-Jiatfs”, acantonadas en
la Base Aérea de Palmerola en Comayagua (Honduras), están en condiciones
operativas para este propósito desde el mes de enero de este año, según pudo
comprobarlo personalmente el almirante Kurt Tidd, Jefe del Comando Sur, en una
visita a las instalaciones. Dichas fuerzas actuarían apoyadas por las bases
militares de “control y monitoreo” localizadas
en Aruba (Reina Beatriz) y Curazao (Hato
Rey) así como por algunas de las localizadas en Colombia (Arauca, Larandia,
Tres Esquinas, Puerto Leguízamo, Florencia y Leticia), todas con proyecciones
sobre la región central de Venezuela donde se concentra el poderío
político-militar de la nación. También debe estar plenamente operativo desde
hace algún tiempo, tal como se ordenaba en el punto 8 del documento del Comando
Sur que tantas veces hemos citado (3), el
“Primer Batallón 228 del Regimiento del
Aire” con sus 18 aviones y los helicópteros UH-60 Blackhawk y CH-47, en las
instalaciones de Hato Rey en Curazao.
Que
esta invasión ya ha comenzado, al menos en lo que respecta a las acciones de vigilancia
e interceptación electrónica, es algo que puede comprobarse de la lectura del
mismo documento, en el cual se señala textualmente al final del mismo punto 8: “… debemos mantener la vigilancia
electrónica sobre esta zona de influencia, sobre todo en la fachada atlántica, manteniendo las incursiones de los RC-135
COMBAT equipados con sistemas electrónicos que han permitido recientemente
recolectar inteligencia, interceptar y bloquear comunicaciones, tanto del
gobierno como de contingentes militares. (Ver informe confidencial
respectivo)”.
Inscritas
en estas mismas directrices, las violaciones de nuestro espacio aéreo en las
fachadas atlántica y caribeña se han hecho frecuentes. Afortunadamente han
podido ser detectadas y neutralizadas por nuestra aviación militar, como lo
demuestran estas recientes declaraciones del ministro Padrino López: “… una aeronave militar tipo DASH-8
perteneciente a la Guardia Costera de los Estados Unidos, procedente de la base
militar estadounidense en Hato Rey, Curazao, violó la Región de Información de
Vuelo (FIR) asignada a Venezuela para realizar labores de inteligencia a 130
millas náuticas de la isla de Margarita, donde se realizaba en ese momento la
XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL). La aeronave fue
interceptada por cazas venezolanos y regresó a la base militar de donde
procedió” (4). Pero
no es éste el único caso, ya que en las mismas declaraciones el ministro también
señaló: “No es sólo este caso; son 32 violaciones a nuestra Región de
Información de Vuelo que se han registrado en lo que va de 2016”.
En
resumen, está demostrado que la invasión está rigurosamente planificada y ensayada
y si todavía no han procedido al menos con la primera parte del plan es porque
a los gringos, a pesar de sus constantes y rudas amenazas, sólo les atrae
invadir de manera directa con sus propias fuerzas, cuando se trata de países
militarmente débiles o que se hayan desarmado voluntariamente, lo cual no es
nuestro caso; y además, porque a pesar de todas las amenazas y pataletas del
cipayo Almagro, el imperio no ha contado con la mayoría calificada de 2/3 de
los estados miembros de la OEA (23,33 miembros), quorum que será imposible de alcanzar
mientras los 11 países miembros del ALBA-TCP que tienen voto en la organización
mantengan su actual respaldo a la revolución bolivariana y a ellos se sume al
menos otro país que, tal como están las cosas, podría ser El Salvador o algún
país miembro del Convenio Petrocaribe que no fuese miembro del ALBA.
La
consideración de que la correlación de fuerzas en la OEA podría estar cambiando
en nuestra contra, derivada de la votación con la que derrotamos la propuesta
del Paraguay en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, 88 votos contra 21 (5),
todos presumiblemente países americanos, y el hecho comprobado de que el
imperio podría estar preparándose para disparar sus cañonazos de billetes
verdes en contra de algunos países débiles de la región, como ya lo hizo
exitosamente en el caso de la expulsión de Cuba en 1962, son los factores que
nos han llevado a asignar una alta probabilidad de ocurrencia a este escenario
en el corto plazo.
Así
mismo, tres hechos nos llevan a considerar que en caso de alcanzar la
correlación de fuerzas requerida en el seno de la OEA, la proyectada invasión
pudiera tener lugar a mediados del próximo mes de noviembre, tales hechos son:
las elecciones presidenciales norteamericanas, la anunciada visita de Henry
Ramos Allup a Washington para reunirse con el secretario Almagro y
presumiblemente con otros funcionarios del imperio y la celebración de la Fase
Atlántico de la Operación UNITAS LVII.
Por
razones obvias es poco probable que la administración Obama, por más
dependiente que sea del Pentágono y las Agencias de Seguridad, se atreva a
tomar tan grave decisión antes del 08 de noviembre, día en que se celebrarán
las elecciones presidenciales estadounidenses.
El
Presidente de la Asamblea, a pesar de haber declarado pomposamente como es su
costumbre que: “Vamos a presentar una
relación pormenorizada y más actualizada de los hechos, porque todo se ha
agravado desde julio cuando estuvimos allá, para que, a consecuencia de ese
agravamiento, se utilicen y apliquen otros mecanismos establecidos en la Carta
Democrática” (6),
lo
que representa una clara invitación a que nos intervengan el país, no ha anunciado
la fecha, aunque es altamente probable que sus reuniones hayan sido programadas
para unas fechas posteriores al día de las elecciones.
Los
Ejercicios Navales UNITAS han sido siempre una oportunidad que el imperio no ha
desaprovechado para emplazar elementos importantes de su equipamiento aeronaval
en las cercanías de nuestras aguas territoriales, en momentos de gran
trascendencia política para el país, con innegables propósitos de carácter
injerencista de todo tipo. En prueba de ello podemos señalar los siguientes
casos:
· La
celebración de la UNITAS LIII, en aguas del Caribe Occidental entre los días 17
y 28 de septiembre de 2012, a escasos días de las cruciales elecciones
presidenciales del 07 de octubre, en la cual según declaraciones del comandante
de la Cuarta Flota norteamericana se desarrollaron escenarios de guerra de alta
gama, con importantes elementos de “Guerra
Electrónica”, a los cuales pudo estar asociada la inmensa cantidad de
intentos de ataque cibernético que sufrió el sistema del CNE por esos días,
incluso el propio día de las elecciones.
· La
presencia muy próxima a nuestras aguas territoriales, a pocos días y durante
las elecciones legislativas del 06 de diciembre del 2015, del USS George
Washington (CVN-73), portaaviones estadounidense de propulsión nuclear de la
clase Nimitz, una auténtica fortaleza flotante con una tripulación de 3.200
efectivos, 2.480 efectivos de tropa, 90
aeronaves, entre aviones y helicópteros y equipado con modernos dispositivos de
guerra electrónica (7);
siendo oportuno y necesario decir que esta valiosísima pieza de la panoplia
militar gringa que regresaba de los Ejercicios UNITAS LVI, fase Atlántico,
celebrados en las costas brasileñas entre los días 13 y 27 de noviembre, tuvo
que retirarse ante la inminente llegada a aguas del Caribe del portaviones Kuznetsov,
importante componente de la armada de la Federación de Rusia (8).
Lo
que me lleva a vincular las próximas maniobras UNITAS LVII 2016, en su fase correspondiente
al océano Atlántico, a una eventual invasión de nuestro país, es que en total
contradicción con lo que ha venido siendo la costumbre, el país anfitrión y la
fecha de realización se han mantenido en secreto hasta el momento de escribir
estas líneas; siendo oportuno señalar a manera de ejemplo, que en el caso de
las UNITAS LVII en su fase del océano Pacífico, celebradas en Panamá entre el
18 y el 28 de septiembre del presente año, toda la información general relativa
a las mismas estuvo en la red, al alcance de todos, desde por lo menos el mes
de marzo de 2016.
Extrema
suspicacia nos causa también el hecho de que lo único claro en relación a estas
funestas maniobras es que como es costumbre que el país anfitrión no se repita
y las del año pasado, como ya hemos visto se celebraron en Brasil, ellas
podrían celebrarse en cualquier momento a partir de ahora, en Colombia o la Argentina,
países extremadamente genuflexos frente a los dictados del imperio y francamente
adversos a nuestra revolución o en el Uruguay que es un escabroso país que recientemente
demostró cuán fácilmente se podía poner a favor del imperio, al cambiar
escandalosamente su posición en el caso de la presidencia de Venezuela en el
MERCOSUR.
Sabiendo
que el desarrollo de la invasión con arreglo a este escenario requiere que
exista en el país un estado de conmoción o de violencia generalizada tal como
el que se propone generar la contrarrevolución local, según confesión de sus
más conspicuos voceros, en el más que seguro caso de que el Referendo
Revocatorio no sea convocado para este año, nuestra principal tarea actual es
evitar a todo trance que tengan éxito en este intento.
Pero
como mantener a raya a la contrarrevolución local no basta para frenar la
eventual invasión, pues siempre el imperio podrá inventarse una acción de falsa
bandera en su contra o en contra de un país vecino que le sirva de
justificación, no nos queda otra opción que prepararnos para resistirla eficazmente,
potenciando la unión cívico-militar y el apoyo de nuestros aliados
internacionales.
Como
tantas veces hemos dicho en estas notas, somos un país pacífico, pero si el
imperio se empeña en venir por nosotros no tendremos otra opción que enfrentarle
y en este caso no tengo duda de que habremos de propinarle su segunda derrota
militar en América.
¡De pie o muertos, nunca de
rodillas!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
octubre 15 de 2.016
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