El imperio está tratando de
aplicar en Venezuela el escenario “Libia-2011”
Carlos E. Lippo
“Los ataques contra nosotros
son constantes, despiadados y de toda índole. Y non son sólo económicos.
Por ejemplo, ahora, con las
fiestas de fin de año, han llegado desde afuera, cruzando la frontera,
decenas de comandos
terroristas especializados en los sabotajes eléctricos”
Nicolás Maduro Moros, enero
de 2019
Es
un hecho conocido que la invasión a Libia ocurrida entre marzo y octubre del
año 2011 fue una intervención militar encabezada por mercenarios extranjeros y
fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comandadas
por los Estados Unidos, en contra del Gobierno legítimo del Coronel Muamar Gadafi, quien después de haber derrocado
el corrupto gobierno monárquico del rey Idris cuarenta y un años antes, había unificado
la nación, declarando en 1977 la Yamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista,
que logró generar significativos avances en materia política, económica y
social, que hicieron de Libia el país con la menor desigualdad y con el mayor
ingreso per cápita de todo el continente
africano.
Oportuno
es señalar que una parte importante de los mercenarios a los que hemos hecho
referencia en el párrafo anterior eran de origen colombiano, tal como fue
puesto en evidencia por las voces en idioma español con marcado e inconfundible
acento colombiano, registradas en algunos videos del atroz linchamiento de
Gadafi ocurrido a mediados de octubre de 2011, que fueron profusamente
difundidos en aquellos días.
A
pesar de que el imperio y sus aliados repitieron hasta la saciedad en todos los
escenarios posibles, incluyendo el Consejo de Seguridad de la ONU, que el
objetivo de tan vasta y desigual operación militar era el establecimiento de la
“democracia” y la preservación de los
derechos humanos de unos supuestos rebeldes libios que ellos mismos armaron e
introdujeron al territorio libio a través de la frontera con Egipto, resulta
evidente que el objetivo real era tomar posesión de las reservas de petróleo, y
privatizar la industria petrolera del país, transfiriendo el control y la propiedad
de la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.
Se
ha sabido posteriormente que el intento de Gadafi de promover una nueva moneda,
el dinar libio respaldado por oro (1),
como divisa convertible en toda la Unión Africana, así como el plan de dejar de
vender el petróleo en dólares y empezar a comercializarlo por medio del dinar
de oro, fue lo que motivó su atroz asesinato, a causa de los devastadores efectos
que la aplicación de tales medidas hubiese causado sobre la economía estadounidense.
Una
serie de hechos ocurridos entre febrero y octubre de 2011 habrán de servir para
caracterizar apropiadamente la naturaleza y alcance de esta extremadamente
artera operación injerencista ejecutada por el imperio y sus aliados; a continuación
presentamos una breve reseña de tales hechos:
- Durante
el mes de febrero, una serie de funcionarios de alto rango del gobierno de
Libia decidieron desconocer la autoridad de Gadafi y sumarse a la “insurrección”, creando un presunto
gobierno paralelo que llamaron Consejo Nacional de Transición (CNT),
dirigido desde el exterior por Mustafá Abul Jalil, quien hasta el 21 de
febrero se desempeñaba como Ministro de Justicia de Gadafi. Esta instancia
espuria es la que solicita impúdicamente la intervención militar de su
país, siendo reconocida por la Asamblea General de la ONU como autoridad
legítima de Libia, sin haber formado gobierno alguno a mediados de septiembre,
y por la Liga Árabe, organización creada a instancias de Gadafi en el
2001, pocos días más tarde.
- A
comienzos de marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) pidió investigar a
Gadafi por supuestos crímenes de lesa humanidad por las acciones militares
emprendidas en las manifestaciones antigubernamentales y a estas
acusaciones se le sumó una de la Interpol, que consideraba que el líder
libio había ordenado bombardeos aéreos contra civiles indefensos. El 19 del
mismo mes, cuando el gobierno de Gadafi se encontraba a punto de derrotar
a los “rebeldes”, retomando las
zonas transitoriamente ocupadas al este del país, a la vez que estaba
intentando una solución política del conflicto con la intermediación de la
Unión Africana, las fuerzas militares de los Estados Unidos y Francia iniciaron
una brutal e injustificada serie de bombardeos sobre las fuerzas
gubernamentales, con la falsa excusa del establecimiento de la zona de exclusión
aérea que “ingenuamente” había sido
autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU.
- El
13 de junio, la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton “exigió” a los países miembros de
la Unión Africana que abandonaran al gobierno libio, cerraran sus
embajadas en Trípoli y reconocieran al Consejo Nacional de Transición como
gobierno legítimo, siendo oportuno señalar que en aquella oportunidad esa
instancia sostuvo que no era posible alcanzar una solución a la crisis en
Libia, sin que Gadafi formase parte de ella.
Sostengo
responsablemente que el imperio está tratando de aplicar en Venezuela un
escenario bélico de similares características al que instrumentó en el 2011 en
Libia, con la sola substitución de la OTAN por una fuerza multilateral regional
que llevan años tratando de conformar, porque es totalmente imposible que sean meramente
casuales las coincidencias y similitudes de hechos como los anteriormente
reseñados, con algunas de las acciones injerencistas que ha venido
desarrollando el imperio en los últimos días, con el propósito de defenestrar a
la Revolución Bolivariana; en este sentido podemos señalar, entre otras, las siguientes
acciones:
- El
desarrollo del plan denunciado por el Presidente Maduro el pasado 12 de
diciembre (2),
encomendado al secretario de seguridad nacional, John Bolton, con el propósito
de “llenar de violencia a Venezuela
y para buscar una intervención militar extranjera, un golpe de estado,
asesinar al Presidente e imponer lo que llaman ellos un consejo de gobierno
transitorio”, evidenciado por los siguientes hechos: el entrenamiento
de mercenarios colombianos y venezolanos en territorio colombiano y
estadounidense, en complicidad con el gobierno de Iván Duque, que en una
cantidad aproximada de 734
efectivos, se estarían aprestando para ejecutar acciones de falsa bandera
(falsos positivos), portando uniformes e insignias del ejército
venezolano, del lado colombiano de la frontera; el entrenamiento de fuerzas
de comando, en la Base Aérea Englin, al sur de la Florida (EE UU), con el
propósito de intentar una "agresión
quirúrgica" contra bases aéreas y navales venezolanas; siendo
objetivos prioritarios: la Base Aérea Libertador de Palo Negro (estado
Aragua); la Base Naval Agustín Armario, de Puerto Cabello (estado
Carabobo) y la Base Aérea de Barcelona (estado Anzoátegui); y el
entrenamiento de agrupaciones paramilitares destinadas a atacar a
Venezuela, en la Base Aérea de Tolemaida, ubicada en el municipio de
Melgar, en el departamento de Tolima,
una de las siete bases estadounidenses instaladas en Colombia desde
hace varios años.
- El
ingreso al país través de la frontera occidental, aprovechando las pasadas
fiestas decembrinas, de decenas de comandos terroristas especializados en
sabotajes a los sistemas eléctricos, de tratamiento y distribución de
aguas y de transporte público, así como en acopiar ingentes cantidades de papel
moneda para llevarlo a Colombia con fines de desestabilización económica,
tal como lo denunciase el propio Presidente Maduro en una entrevista
difundida el pasado 01 de enero (3);
siendo oportuno señalar que infortunadamente algunos de estos comandos ya
han actuado exitosamente sobre el sistema eléctrico en el estado Zulia,
como lo ha venido señalando el ministro de energía eléctrica, Luis Motta
Domínguez (4), mientras
que otros se han visto frustrados en sus intentos, como un grupo que
intentó sabotear la planta de llenado de gasolinas de Yagua, hace pocos
días.
- La
anunciada retirada de Siria de las tropas estadounidenses, que habrá de
dejar cesante a una cantidad importante de mercenarios que habían venido actuando
en combinación con ellas; teniendo en cuenta que muchos de estos
mercenarios son de origen latinoamericano, especialmente colombianos,
resulta más que probable que sean incorporados a la “aventura” bélica en Venezuela.
- Un
sinnúmero de intentos fallidos para instaurar un gobierno paralelo de
naturaleza espuria, apoyándose en decisiones inconstitucionales de la
Asamblea Nacional en desacato o del Tribunal Supremo de Justicia, también
espurio, al haber sido designado por esa asamblea estando en estado de
desacato, que impúdicamente viene sesionando en la sede del congreso de
Colombia. Dicho gobierno no ha podido ser constituido a pesar de que
llevan años intentándolo, debido a la profunda fragmentación por la que
vienen atravesando las fuerzas de la contrarrevolución, así como por su
imposibilidad de ser reconocido hasta ahora por la maltrecha OEA de Luis
Almagro; siendo evidente que, al igual que en la Libia del 2011, su primera
ejecutoria sería el solicitar la intervención militar del país.
- La
solicitud de investigación de supuestos crímenes de lesa humanidad y
abusos a los derechos humanos ocurridos en Venezuela desde el 12 de abril
de 2014 bajo el gobierno de Nicolás Maduro, introducida ante la Corte
Penal Internacional (CPI) a finales del mes de septiembre del pasado año
por los gobiernos cipayos de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay
y Perú (5);
siendo oportuno y necesario apuntar que hace pocos días, después de
reunirse con el secretario de estado Pompeo, el presidente Duque, en
lacayuno gesto que le retrata de cuerpo entero como el servidor incondicional
del imperio que es, exhortó a otros
países de la región a que se sumasen a dicha vergonzosa solicitud (6).
- Un
sinnúmero de reuniones del secretario de estado norteamericano, Mike
Pompeo, con cancilleres y jefes de gobierno de los países cipayos de la
región, todas ellas celebradas con el propósito de intentar la
conformación de una fuerza multilateral regional para intervenir
militarmente en Venezuela, así como para transmitirles de manera directa las
órdenes de su gobierno sobre la postura a asumir en ocasión del inicio del
segundo período constitucional del Presidente Maduro, el próximo 10 de
enero; siendo las más recientes: la celebrada en Brasilia con el canciller
del Perú, el pasado 1° de enero; la celebrada en Cartagena de Colombia con
Iván Duque, el día 2 de enero; y la celebrada vía videoconferencia con los
cancilleres del “Grupo de Lima”,
durante la reunión de ese esperpento diplomático celebrada el día 4, en la
cual, con la sola excepción de México, los gobiernos de 12 países de la
región y el del Canadá, han anticipado su desconocimiento al próximo
gobierno legítimo de Maduro a la vez que le instan a entregar el ejecutivo
en manos de la Asamblea Nacional en desacato (7).
- Unas
más que infelices declaraciones en las que a título personal pero
comportándose vergonzantemente como el “ministro
de colonias” del imperio, el inefable Luis Almagro llega mucho más
lejos que el autodenominado “Grupo
de Lima”, al decir sin el apoyo de la organización que en mala hora
preside, que la OEA reconocería a un eventual gobierno provisorio de
Venezuela, al decir textualmente: “Apoyamos
que la Asamblea Nacional asuma el poder de manera provisoria el 10 de
enero como ha sido debidamente estipulado por el Tribunal Supremo de
Justicia legítimo, ambos poderes legítimos y constitucionales” (8).
- Un
solapado llamamiento al golpe militar proferido por el nuevo presidente de
la Asamblea Nacional en desacato en la sesión inaugural del día de hoy, en
la que se pronunció por la instalación de un gobierno de transición el
próximo día 10, sólo que descargando en la FANB la principal
responsabilidad de crearlo (9).
La coincidencia del discurso de este pichón de neofascista con la posición
del imperio es tal, que me atrevería a decir que el mismo le fue redactado
en la embajada norteamericana.
Es
ante tal cúmulo de evidencias que he formulado la hipótesis de la aplicación
del escenario “Libia-2011” en
Venezuela. La única variante previsible sobre este escenario consiste en que no
habiendo logrado conformar la pretendida fuerza multilateral regional, según se
desprende de los acuerdos alcanzados en la última reunión del “Grupo de Lima”, y habiendo sido destituido
recientemente el belicoso presidente de Guyana, David Granger, los gringos
tendrán que jugársela sólo con el apoyo de las fuerzas armadas de Brasil,
Canadá y Colombia, a menos que otros gobiernos de la OTAN decidan sumarse en
apoyo de sus socios americanos.
Finalmente,
quiero decir que tengo el firme convencimiento de que Venezuela no es la Libia
del Coronel Gadafi, quien bastante antes de la invasión había materializado su
decisión de destruir todo su arsenal de armas estratégicas confiando
ingenuamente en las falsas promesas del imperio.
Y
es que si estúpidamente deciden venir por nosotros tendrán que enfrentarse a un
pueblo armado, que: entre soldados regulares, milicianos y voluntarios sumaría
más de 3 millones de combatientes que representan la mitad de la población total
de Libia en aquellos días; cuenta con modernísimos sistemas de armas, tales
como los mísiles S-300, conocidos como el terror de la aviación sionista
israelí; y que sin duda alguna habrá de recibir la solidaridad ofrecida por
todos los países del ALBA-TCP, así como de las potencias amigas de escala
planetaria: Rusia, China, Irán y Turquía.
¡Hasta la Victoria, Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(8) https://www.diariolasamericas.com/america-latina/almagro-llama-desconocer-el-regimen-maduro-n4169450
Caracas,
enero 05 de 2019