¡Alerta,
que en el día del plebiscito la aviación gringa estará ejecutando “maniobras” muy cerca de la frontera
tachirense!
Carlos
E. Lippo
Es
un hecho comprobado que la estrategia terrorista de la contrarrevolución, a 96
días de iniciada y con un pavoroso saldo
negativo de 107 víctimas mortales, casi un millar de heridos más o menos graves
e incuantificables daños al patrimonio de todos, ha demostrado ser un
estruendoso fracaso político que sólo les ha servido para haber minado significativamente
su base social. Esto último queda plenamente comprobado por la impresionante ausencia
de activistas a sus más recientes convocatorias de calle y además es puesto en
evidencia por algunas de las más
recientes encuestas de la empresa Hinterlaces, según las cuales casi 8 de cada
10 venezolanos considera que los responsables de esta orgía de sangre deberían
ir presos, al igual que casi 9 de cada 10 estarían de
acuerdo con un diálogo gobierno-oposición (1).
A
esta notoria derrota de la contra local se estaría sumando una nueva derrota
diplomática experimentada por el imperio y sus aliados en la reciente reunión
cumbre de mandatarios del CARICOM, quienes reiteraron su valiente posición de
no injerencia en los asuntos internos de Venezuela, a pesar de la fuerte presión
directa ejercida por el imperio, que envió a dicha cumbre a dos de sus pesos
pesados de la diplomacia regional: el subsecretario de estado para asuntos políticos,
Thomas Shannon y el secretario de estado adjunto para asuntos del hemisferio occidental
del país, Francisco Palmieri (2).
Es
en medio de este ambiente generador de la más profunda desesperación, que la
dirigencia de la MUD ha decidido convocar a sus presuntos adherentes a un
plebiscito, recurso comicial originario del Imperio Romano, asociado a las más
feroces dictaduras que ha padecido el continente y para colmos no previsto en
la legislación nacional, para el próximo día 16 de julio; siendo necesario
señalar que dicha convocatoria fue hecha suya por la Asamblea Legislativa Nacional
en desacato, en una espuria sesión realizada el pasado 5 de julio, casi
simultáneamente con el montaje de una vil provocación, que como falso positivo de un cruento ataque de “las turbas chavistas” al Capitolio,
estuvo ayer en las portadas de la inmensa mayoría de los pasquines de la
canalla mediática internacional (3).
Es
oportuno señalar que en este país de gracia quien convoque y promueva un evento
comicial al margen del Poder Público Electoral, se convierte en reo del delito
de usurpación de funciones públicas, previsto por el Código Penal en su
artículo 402, lo que convertiría en delincuente en flagrancia a la mismísima
Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), si es que como han dicho algunos
voceros de la contra, las iglesias católicas del país habrían de servir de
centros de votación para esa convocatoria, especie que sólo ha sido desmentida públicamente
hasta el momento por Mario Moronta, obispo del Táchira (4).
Es
un hecho cierto que tanto la dirigencia de la contra nacional, como los
funcionarios del departamento de estado gringo que la tienen intervenida, han
venido siendo lerdos hasta casi la imbecilidad, en el diseño de sus estrategias
de combate a la revolución bolivariana, normalmente sub estimadoras de sus potencialidades
reales, a causa presumiblemente del racismo y la petulancia con la que siempre
acostumbran a actuar. No por ello debemos caer nosotros en una subestimación parecida,
considerando al fulano plebiscito como un error más o como un evento que por
ilegal no podrá generarnos ningún impacto negativo.
Una
primera aproximación de los objetivos que persigue la contra con esta nueva
fase de su accionar terrorista en la cual está inscrito el plebiscito, nos la
aportan unas vergonzosas declaraciones del diputado Juan Requesens, en
el marco de un foro celebrado en una universidad de los Estados Unidos
(5), hace muy pocos días, sorprendentes
por su impudicia y falta de la más elemental ética pública que debe detentar un
funcionario del estado, como lo es él; y es que el mofletudo y vendepatria
diputado de Primero Justicia ha dicho con singular desparpajo: “Para
llegar a una intervención extranjera tenemos que pasar esta etapa…” y seguidamente, en lo que él debió
considerar una ampliación de esta afirmación se atrevió a decir: “… no
se puede llegar al 30 de julio sin que haya una paralización absoluta de la
vida cotidiana de la gente…”, por lo que resulta más que evidente que con
el plebiscito y sus acciones asociadas sólo se pretende intentar una agudización
de la violencia de calle a extremos tales que sirva para intentar justificar la
pretendida intervención militar del imperio.
Más
o menos similares objetivos pueden inferirse de unas extremadamente sosas
declaraciones de Henrique Capriles (6),
según las cuales “… el plebiscito se puede
usar para legitimar la hora cero…”, que según él habrá de llegarle también
a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que; “O están con la Constitución o se van a poner del lado de la cúpula”.
A
juicio nuestro, el objetivo oculto de la consulta puede deducirse de una de las
preguntas que plantearía el plebiscito, aquella que se refiere al nombramiento
de nuevos poderes públicos, junto a las siguientes frases pronunciadas por Julio
Borges (7) en su intervención
de lanzamiento del mismo: “convocamos a este 16 de julio a elegir el futuro del país en este
proceso nacional de decisión soberana y a
partir de ese momento defender el mandato que surja de este proceso activando
una fase superior de lucha”. Y es que no tenemos duda alguna sobre el hecho
de que con el resultado de este engendro comicial se estaría pretendiendo dar “legitimidad”,
a los ojos de la opinión pública internacional de derecha, a ese gobierno
paralelo ficticio, al que tanto nos hemos referido en anteriores artículos, el
cual solicitaría la intervención militar del imperio.
Es
en el marco de esta hipótesis y bajo la consideración de que un escenario más
que probable para servir de sede a ese gobierno paralelo ficticio, es la región
fronteriza del Táchira, en donde estarían esperando contar con el apoyo de
contingentes paramilitares procedentes de ese vecino y mal agradecido país,
como ya lo han tenido en oportunidades anteriores, que nos induce extrema suspicacia
la ejecución de unas maniobras aéreas conjuntas Colombia-Estados Unidos a
celebrarse precisamente durante los días 15, 16 y 17 del mes en curso (8).
Induce
suspicacia el sólo despliegue operativo de la aviación gringa en espacios cercanos
a nuestro espacio aéreo, ya que al menos desde el 2012 se han registrado
despliegues aeronavales de la armada norteamericana, asociadas a las maniobras
navales UNITAS, en las proximidades de nuestro mar territorial, en los días
previos y posteriores a las fechas de realización de todas las elecciones de
alcance nacional o regional convocadas por nuestro CNE, obviamente que a la
caza de cualquier oportunidad para intervenir militarmente.
Pero
necesariamente tiene que llevarnos a plantear el estado de alerta el hecho de
que las citadas maniobras habrán de ser ejecutadas en las inmediaciones de la
Base Aérea Germán Olano (Palanquero) que, de las siete bases que reconoce tener
la OTAN en territorio colombiano, es la más cercana a la frontera tachirense de
la cual dista unos 300 km. en línea recta, esto es, la misma distancia que hay
por vía terrestre entre Caracas y Valencia.
En esta oportunidad,
como siempre, debemos tener presente que estando involucrados el gobierno
colombiano de Santos y Uribe, que ya en años recientes se atrevió a invadir el
territorio de Ecuador y el gobierno de Trump, empeñado como está en legitimarse
ante el ala más fascista del llamado “estado
profundo norteamericano”, cualquier acción bélica ilegal, incluyendo
ataques de falsa bandera, es posible.
Entonces, a actuar en
plena consecuencia con esto.
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
(2) http://notitotal.com/2017/07/07/paises-caricom-acordaron-la-no-injerencia-los-asuntos-venezuela/
(4) http://www.notitarde.com/la-iglesia-catolica-no-sera-sede-del-plebiscito/pais/2017/07/05/1064912/
celippor@gmail.com
Caracas, julio 07 de
2017
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