La vieja
costumbre del imperio de tratar de impedir las elecciones que le serán adversas
Carlos E. Lippo
“Desde siempre EE.UU. llevó
a cabo operaciones para influir en las elecciones de otros países,
y espero que sigamos
haciéndolo”
Steven L. Hall, exagente de la CIA retirado en
2015
Es
casi una verdad de Perogrullo el decir que los Estados Unidos han estado
interviniendo en los procesos electorales de numerosos países a todo lo largo y
ancho del planeta. Loch K. Johnson, decano en los estudios de inteligencia en
los Estados Unidos, quien empezó su carrera en los años setenta investigando a
la CIA como miembro del Comité Church (formalmente
llamado el “Comité Selecto del Senado de EEUU para el Estudio de las
Operaciones Gubernamentales Respecto a las Actividades de Inteligencia”), ha
dicho que Estados Unidos se ha venido entrometiendo en los comicios de otros
países "desde que la CIA fue fundada
en 1947" (1).
O sea, que como acostumbran decir los
abogados: a confesión de partes relevo de pruebas.
Sin
embargo, al igual que el ladrón que acabando de despojar a un transeúnte de sus
pertenencias, grita a voz en cuello: “¡al
ladrón, al ladrón!”, señalando a otro desprevenido transeúnte mientras
corre en sentido contrario, el FBI, la CIA y la NSA, que son las principales agencias
de seguridad del imperio, llevan ya
varios años acusando falsa e infructuosamente al gobierno de Rusia de haber
interferido en sus elecciones presidenciales de 2016 en favor de Donald Trump,
y como si esto fuera poca cosa, ahora están tratando de fabricar una leyenda
similar en relación a las elecciones legislativas de medio término a celebrarse
durante este 2018.
En
la mayoría de los casos estas intervenciones se realizan para promover a
candidatos que le sean afectos, al mismo tiempo que desprestigian y hasta han llegado
a neutralizar a aquellos que no lo son; en otras ocasiones han llegado a
promover el adelanto de una elección, cuando estiman que de esta forma garantizan
el triunfo deseado. A veces han tratado de impedir la realización de unos
comicios, cuando a pesar de haber invertido cuantiosas cantidades de dinero en
promover sus candidatos o las políticas que estarán en juego en dicha elección,
han llegado al convencimiento de que los resultados les habrán de ser adversos.
Agotaría
todo el espacio que habitualmente dedico a estas notas si me pusiese a señalar
el sinnúmero de intromisiones del imperio en diferentes procesos electorales a
todo lo largo y ancho del planeta, en favor y/o en contra de sus candidatos
preferidos. En un artículo sobre este mismo tema titulado “El imperio está empeñado en impedir las elecciones presidenciales de
Venezuela” (2), dedico unos
párrafos a describir la forma como el
imperio se venido inmiscuyendo en los procesos electorales de nuestro país, no
sólo mediante la escogencia y el financiamiento de candidatos sino mediante el
despliegue de acciones militares y hasta de acciones terroristas tendientes a
modificar los resultados que presumen le habrán de ser adversos o ya lo han sido.
Como
ejemplo típico de que el imperio ha jugado también a adelantar elecciones,
tenemos el caso de unas elecciones legislativas de Serbia, que deberían ser celebradas
a finales del año 2001 y fueron adelantadas para diciembre de 2000, por presión
del imperio, para poder capitalizar políticamente en favor de la oposición
golpista, la defenestración del presidente Slobodan Milosevic ocurrida en
octubre de ese año por acciones de la CIA (3);
siendo necesario apuntar que Milosevic había sido electo legal y legítimamente
en las elecciones del 21 de septiembre de 1997, en las cuales obtuvo también la
mayoría parlamentaria, derrotando además el boicot electoral que intentaron los
partidos pro yanquis (Demócrata y Demócrata de Serbia), con el evidente apoyo
del imperio.
Ocurre
que los gringos también tienen experiencia en eso de evitar la celebración de
elecciones, como aquellas que debiendo celebrarse en 1955 para intentar la
unificación del Vietnam, a la sazón dividido en Vietnam del Norte
(nacionalista) y Vietnam del Sur (pro yanqui), fueron bloqueadas al dar por
descontado que serían ganadas por los vietnamitas del norte (4);
bloqueo al que siguió el envío de tropas a territorio de Vietnam del Sur y
ataques a instalaciones del Vietnam del Norte, generando luego del falso
positivo del golfo de Tonkin aquella terrible guerra de la que salieron
derrotados veinte años después.
Pero
ocurre sin embargo, que los gringos no son infalibles en eso de impedir la
celebración de elecciones cuyos resultados vislumbran que le habrán de ser
adversos, tal como ocurrió con la elección de los miembros de la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC), clamoroso y relevante triunfo de la revolución
bolivariana celebrado el 30 de julio de 2017, poniendo fin a aquella orgía de
terror que entre abril y julio de ese mismo año causase un poco más de 140
víctimas mortales y más de un millar de heridos más o menos graves, a manos de
mercenarios de la contrarrevolución financiados por el imperio, que
paradójicamente decían tener entre una de sus más explícitas consignas, la
exigencia del adelanto de las elecciones presidenciales que debían celebrarse
en este 2018.
Desde
que el imperio sabotease la firma, por parte de la representación de la contrarrevolución,
del documento titulado "Acuerdo de
convivencia democrática por Venezuela en Santo Domingo", una de cuyas
cláusulas contemplaba la celebración de elecciones presidenciales anticipadas
con fecha 22 de abril de 2018, la mayoría de los partidos agrupados en la
llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), pasaron inexplicablemente a
oponerse a ellas en abierta contradicción con la que venía siendo una de sus
exigencias centrales desde hacía más de 16 meses. Digo que inexplicablemente por
lo que tal decisión representa desde el punto de vista de una elemental lógica
política, porque todos sabemos que al oponerse sólo estaban obedeciendo la
orden impartida directamente a Julio Borges, desde Colombia, por el entonces
secretario de estado Rex Tillerson (5).
A
partir de este evento el imperio, a través de múltiples voceros, ha declarado
su oposición a que se realicen las presidenciales adelantadas, como si sus
deseos fuesen órdenes para nosotros, así como su decisión de no reconocer los
resultados cualesquiera que ellos fuesen; lo mismo se aprestaron a hacer genuflexamente
los 12 gobiernos cipayos del inefable Grupo de Lima y más tarde la Unión
Europea así como la OEA de Luis Almagro, aunque inexplicablemente éste último
se retractase de tal posición como se desprende de una declaración que hiciese
desde Praga (6), para luego volver a
contradecirse avalando una decisión del
espurio Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, que intenta inhabilitar a
Maduro para participar en tales comicios (7).
Es
oportuno recordar que no sería ésta la primera vez que el imperio presiona a
sus cipayos para que lo secunden en alguna de sus acciones injerencistas sobre
procesos electorales; así lo demuestra el apoyo brindado por Carlos Andrés
Pérez, a comienzos de su segundo mandato, a las candidaturas de Violeta Barrios
de Chamorro en Nicaragua y Jaime Paz en Bolivia (8);
apoyo que al serles prestado por medio del manejo ilegal por parte de Pérez de
una partida presupuestaria secreta de 250 millones de bolívares (USA $ 17,24
millones), supuso su enjuiciamiento y posterior salida del cargo antes del
término de su mandato.
Regresando
al tema de las presidenciales adelantadas, debo decir que con el propósito de
propiciar la participación de la mayor cantidad posible de organizaciones
opositoras, la Asamblea Nacional Constituyente solicitó al Consejo Nacional
Electoral una nueva fecha para la celebración de las mismas, habiéndose
escogido el 20 de mayo. La convocatoria para esta nueva fecha fue aceptada por algunos
de los partidos de la MUD, que acordaron postular como candidato a Henri Falcón,
exgobernador del estado Lara, derrotado en las elecciones del mes de octubre
pasado; también fue aceptada por otras organizaciones y candidatos
independientes, en número de tres, y con todos ellos el Frente de la Patria,
que postula al presidente Maduro celebró un acuerdo de amplias garantías
electorales (9). A la fecha actual
la oposición mantiene en competencia a cuatro candidatos: Henri Falcón (postulado
por Avanzada Progresista, Mas y COPEI); Reinaldo Quijada (Unidad Política
Popular 89, UPP89); Luis Alejandro Ratti (por iniciativa propia); Javier
Bertucci (Esperanza para el Cambio); y Francisco Visconti Osorio (Frente Amplio
Nacional Bolivariano).
A
medida que ha avanzado la campaña electoral la posición pública tanto de la
extinta MUD, como del nuevo engendro llamado a sustituirla, conocido como el “Frente Amplio Venezuela Libre”,
integrado por casi los mismos partidos más algunas organizaciones de la
sociedad civil opositora junto a individualidades de lo que han dado en llamar “el chavismo disidente”, ha sido llamar
a la abstención, aunque soterradamente se habla de llamar votar, principalmente
en el seno de Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), por lo que
estimo que es más que probable que sectores no desestimables de la contrarrevolución
terminen por votar solapada y vergonzantemente.
No
resulta fácil saber lo que hará en definitiva un grupo tan variopinto y bipolar,
en el verdadero sentido patológico del término, como nuestra contrarrevolución,
profundamente golpeado por las tres últimas derrotas electorales que ha
experimentado desde el mes de julio del pasado año, cuando lo único constante
en ella es su odio a todo lo que pueda parecer chavismo y su obediencia ciega a
los dictados de Washington.
Es
evidente que si tuvieran suficiente apoyo de su base social, fuertemente
escarmentada por los “daños colaterales”
de su última serie de acciones terroristas
abril-julio de 2017, se lanzarían de lleno a impedir por la fuerza la
celebración del evento comicial, tal como intentasen hacer con las elecciones
para miembros de la constituyente; dinero no les falta para acometer semejante aventura
pues el imperio está siendo más que generoso en esta oportunidad. El reciente descubrimiento
de un centro de formación paramilitar, dirigido por un terrorista convicto y
confeso de las guarimbas de 2014, quien además dio la pista para que se
descubriese un importante alijo de armas automáticas y municiones de alto
calibre en una quinta de la urbanización Las Mercedes, sirve para dar fe de lo
anterior.
Mientras
tanto se debaten entre incendiarios llamados a la “protesta pacífica”, como la huelga general convocada por María
Corina Machado para el lunes 14 de mayo o una gran jornada nacional de protesta
convocada por el partido terrorista “Voluntad
Popular”, a través de Juan Andrés Mejía y Sergio Sánchez para el miércoles
16, y un extremadamente anodino programa de protestas anunciado por el Frente
Amplio Venezuela Libre, que en teoría contempla acciones tan variadas como: una
rueda de prensa el día de hoy; unas visitas a las principales representaciones
diplomáticas acreditadas en Venezuela, “en
solicitud de fortalecer la solidaridad con la lucha del pueblo venezolano por
unas elecciones legítimas”, el 14 de mayo; un acto político que han llamado
“Venezuela unida no se rinde, por tu
dignidad y el cambio”, en las principales ciudades del país, el miércoles
16; una oración ecuménica el sábado 19; concentraciones en las iglesias
portando la bandera nacional el día de las elecciones y la tapa del frasco, un “gran cacerolazo nacional” en el momento
que se anuncie los “resultados” (10).
El
único tipo de acciones en el que la contrarrevolución viene siendo constante en
estos días previos a las elecciones es en sus ataques de naturaleza terrorista,
como lo demuestra: una brutal especulación ejecutada por la totalidad del
sector comercial privado que, utilizando como marcador de sus precios el dólar
ilegal, cercano ya a la tasa de un millón de bolívares por dólar (11)
sin ninguna justificación económica, se mantiene como el mejor aliado del
imperio en una guerra económica que sólo está siendo resistida por el inmenso
grado de conciencia política que ha
alcanzado el pueblo chavista; así como el sabotaje de líneas eléctricas
perpetrado en complicidad con elementos del lumpen delincuencial, tal como el
corte de dos líneas eléctricas que dejó sin servicio por casi 24 horas a densos
sectores del suroeste caraqueño, en la noche del día 03 de mayo, previa a una
visita del presidente Maduro en campaña a uno de esos sectores (11);
con el agravante de que algunos de los implicados en esta acción de sabotaje
confesaron a las autoridades que se trataba también de ejecutar un atentado
contra la vida del presidente-candidato.
Siendo
harto conocida nuestra posición de abogar por la realización de unas elecciones
con un formato diferente al de la “democracia
burguesa”, por razones más que obvias, queremos reiterar nuestro llamado a
votar por el presidente Maduro el próximo domingo 20, pero al mismo tiempo llamamos
a mantenernos en estado de alerta máxima ante cualquier intento desestabilizador
de alto impacto que pudiera ser perpetrado por el imperio, bien sea por sus
propias fuerzas o valiéndose de sus vergonzantes tutelados de la
contrarrevolución, en los escasos días que restan para la realización del
evento comicial.
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, mayo 07 de 2018
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