Estamos
ganando la guerra en el escenario real; se requiere comenzar a ganarla también
en el escenario mediático
Carlos
E. Lippo
El
Profesor Walter Martínez, ese gran referente de la comunicación ética, rigurosa
y comprometida que tenemos la fortuna de tener entre nosotros, no se cansa
nunca de decir que en toda guerra existen dos escenarios, el teatro real de
operaciones y el teatro paralelo de los medios de comunicación; tampoco se
cansa de señalar que tal aseveración ha adquirido aún mayor exactitud en el
mundo actual, que es un mundo totalmente interconectado vía satélite por
satélites geoestacionarios de comunicaciones que posibilitan la masificación
del mensaje, haciendo que lo local pase a ser internacional. En este mismo
orden de ideas y en el marco de un Seminario sobre la Guerra de IV Generación
celebrado en abril del año 2014, el profesor Martínez enfatizaba: "…
la guerra la están mostrando quienes manejan los medios. Allí se puede
mostrar dos cosas, se puede estar ganando y se muestra en pantalla que no y
viceversa" (1).
La transmisión a nivel planetario realizada por Al
Jazeera (cadena estatal de televisión de Qatar), el domingo 21 de agosto de
2011, presentada como “en vivo y directo”
desde la Plaza Verde de Trípoli, mostrando la algarabía de la toma de la
capital libia por parte de los rebeldes y el posterior festejo en la mencionada
Plaza, que cambió radicalmente el curso de la guerra inclinando la balanza a favor de los mercenarios de la
OTAN, es un clarísimo ejemplo de lo planteado al final del párrafo anterior.
Como muchos podrán recordar hasta ese momento y a
pesar de que ya habían caído sobre territorio libio decenas de miles de misiles
lanzados desde naves y aeronaves de la OTAN y estaban presentes sobre el
terreno las fuerzas de asalto de esa organización terrorista, en flagrante
contravención de la Resolución 1973 de la ONU que autorizaba sólo el
establecimiento de una zona de exclusión aérea, con el infausto saldo de miles
de muertos y heridos libios, tanto militares como civiles, las fuerzas de
Gadafi no sólo tenían un control total de las zonas central y occidental del
país, sino que estaban a punto de recuperar la oriental ciudad de Bengasi,
baluarte de las fuerzas mercenarias invasoras que la propaganda occidental
hacía pasar por rebeldes libios.
Pero también en el frente diplomático, Gadafi, que
tuvo la mala fortuna de concitar el rechazo de la Liga Árabe así como de una
parte no desestimable del movimiento antiimperialista mundial estaba cosechando
triunfos, y es que en esos días el gobierno de Suráfrica, al mismo tiempo que
estaba solicitando ante la Corte Penal Internacional una investigación de la
OTAN por su “actuación” en Libia,
había declarado que existían claros vínculos y una estrecha coordinación entre
los “rebeldes” y la Organización
Terrorista del Atlántico Norte.
Las falsas imágenes difundidas por Al Jazeera, que
recorrieron el mundo antes de ser denunciadas por la prensa no comprometida con
el imperio, provocaron entre otras cosas: una desmoralización de los efectivos
de la Armada de Libia; un estímulo importante para los mercenarios que estaban
resistiendo el cerco del gobierno legítimo en Bengasi; el reconocimiento de los
“rebeldes” por varios gobiernos
extranjeros hasta ese momento neutrales; y cambios de bandera en más de 13 embajadas
libias alrededor del mundo, todo lo cual determinó el inicio de la caída del
gobierno legal y legítimo del Coronel Gadafi.
Que todo se trató de una gran mentira y una gran
manipulación de los medios occidentales y de la cadena qatarí es algo que no
requiere mayores pruebas a partir de unas declaraciones de Mustafá Abdeljalil,
segundo de a bordo de lo que se llamó el CNT de Libia y gran amigo de Nicolás
Sarkozy, quien por muy surrealista que pueda parecer, reconoció en una
entrevista reseñada en (2), que las imágenes transmitidas en directo desde la
Plaza Verde en Trípoli, fueron un engaño inteligente hecho en Qatar y
retransmitido a todo el mundo para desmoralizar a la tropas de Gadafi y subirle
la moral a los Rebeldes, y que gracias a esta operación de montaje, pudieron
ser reconocidos por más de 11 países y recuperar más de 13 embajadas en el
mundo.
Entrando ya en materia debo decir que la semana que
hoy termina ha sido particularmente pródiga en acciones de la contrarrevolución
nacional y extranjera, de carácter mucho más efectista que eficaz, destinadas
sin duda alguna a endurecer la ya de por sí extremadamente ruda guerra
mediática en contra de la revolución bolivariana. Entre tales acciones son
dignas de ser mencionadas las siguientes:
- El fallido intento de condenar por segunda vez a Venezuela aplicándole ilegalmente la inefable carta democrática, por parte del secretario Almagro y de los representantes de 19 de los 34 gobiernos americanos presentes en la reunión del consejo permanente de la organización que doblaron la cerviz y mostraron impúdicamente sus nalgas ante las indebidas presiones del representante del gobierno gringo, el pasado martes 28 (3).
- La descomunal acción injerencista del cipayo Almagro, al señalar desde su cuenta Twitter asociada a la OEA, el pasado jueves 30, que en Venezuela se había producido un auto-golpe de estado a partir de las sentencias dictadas por el TSJ en relación a la Asamblea Nacional en desacato (4); siendo necesario señalar que en la misma oportunidad el inefable Almagro dejó colar la especie de que había convocado una nueva reunión del consejo permanente sobre Venezuela, que todavía no ha sido confirmada oficialmente al momento de escribir estas notas.
- La bufonesca actuación del pseudo-presidente de la asamblea nacional, a las afueras del Capitolio el mismo jueves 30, rompiendo el texto de las sentencias del TSJ a las que hacía referencia Almagro, incitando además al desconocimiento del supremo intérprete de nuestra constitución (5).
- El supremo acto de servilismo al imperio protagonizado por P. P. Kuczynski, presidente del Perú, al retirar “definitivamente” a su embajador en Venezuela, el mismo jueves 30, alegando supuestos insultos proferidos en su contra por el Presidente Maduro (6). Siendo necesario decir que tal hecho fue aprovechado por la canalla mediática internacional para atribuir la medida destemplada del cachorro Kuczynski a una supuesta protesta por las sentencias dictadas por el TSJ, y para especular con la especie de que los también cipayos gobiernos de Colombia, Chile, Guatemala y Méjico, entre otros, estaban próximos a tomar medidas similares (7).
- La espectacular salida del closet de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, transmitida en vivo y directo por Venezolana de Televisión, con la que dicha funcionaria, principal responsable de la impunidad de los terroristas de la contra y de los traidores a la patria que recorren el mundo suplicando la invasión de Venezuela, en actitud que habla muy mal de su capacidad jurídica y de su seriedad institucional, denuncia una supuesta ruptura del hilo constitucional perpetrado por el TSJ, pasándose públicamente con todas sus armas y bagajes al bando de la contrarrevolución, en el que siempre estuvo de manera encubierta como ya lo habíamos sugerido en no menos de tres artículos publicados en este mismo portal (8).
Es indudable que la frecuencia e intensidad de tales
acciones, inscritas todas en el mismo plan de manipulación mediática que
pretende llevarnos a un estado de crispación previo a la instauración de una
situación de violencia generalizada que sirva de pretexto para justificar una
intervención extranjera, se han acelerado en forma exponencial ante la
frustración generada en el seno de la contra por la firme y decidida respuesta
del pueblo y el gobierno revolucionario a los ataques de toda índole
perpetrados en su contra y por el hecho de que a partir del día de hoy y por
los próximos tres meses, no podrán manipular a su antojo al consejo permanente
de la OEA, como lo han venido haciendo en los últimos días, ya que este órgano pasará
a ser dirigido por el valiente representante de Bolivia, el embajador Diego
Pary, quien en unas recientes declaraciones señalase que en los últimos años
los Estados "perdieron el
control" de ese organismo y el secretario general, Luis Almagro, que a
su juicio es "servil a los intereses
de Estados Unidos", toma decisiones para atacar la soberanía de los
países, como es el caso de Venezuela (9).
Considero que podría decirse con toda rigurosidad que
estamos ganando la guerra en el escenario real, por el sólo hecho de que
seguimos siendo ciudadanos libres de un país soberano, a pesar de los
innumerables y sistemáticos ataques de todo tipo de los que hemos venido siendo
objeto desde que en diciembre de 1999, el primero de los traidores a la patria
durante la quinta república, el mofletudo general Raúl Salazar, invitase a la
marina gringa a invadir Venezuela con la excusa de apoyarnos en medio de la
difícil situación generada por el deslave del Guaraira Repano.
Sin embargo, como lo que abunda no sobra, considero
oportuno señalar los siguientes hechos demostrativos de la veracidad del
primero de los señalamientos inmersos en el título de estas notas:
- Las clamorosas victorias alcanzadas por nuestra cancillería en los principales escenarios escogidos por el imperio para atacarnos, como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en donde después de aprobar su examen periódico fuimos felicitados por numerosos gobiernos de todo el mundo y sólo hostilizados por el gobierno de los Estados Unidos y el de uno de sus aliados de la Unión Europea (10) y el Consejo Permanente de la OEA en el que a pesar de las presiones imperiales logramos evitar la oprobiosa sanción que representaría la aplicación de la carta democrática de esas organización (11).
- El rotundo mentís que representa para la matriz mediática de la contra relativa a la existencia de una supuesta crisis humanitaria, el reconocimiento de que el país ha sido objeto por parte del “Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo” (PNUD), que nos sitúa entre los países de Índice de Desarrollo Humano (IDH) alto, por encima de muchos países de la región como Méjico, Brasil, Colombia y Perú, pertenecientes al grupo que más intenta agredirnos (12).
- El hecho cierto de que la contrarrevolución local se encuentra cada vez más debilitada, dividida y carente de apoyo popular, puesto en evidencia por los fallidos intentos de montar guarimbas en Caracas, Mérida, San Cristóbal y en cuanto sitio se lo propusieron durante la semana, así como por el rotundo fracaso de desestabilizar en el centro de Caracas, intentado por un pequeño grupo al término de la extremadamente escuálida manifestación de protesta celebrada en la Plaza Brión de Chacaíto, que alcanzo a ver desde mi ventana cuando escribo estas notas (13).
- El exitoso desempeño de una gran mayoría de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que habiendo superado aun con altibajos la etapa de la distribución de alimentos, comienzan ahora a accionar sobre la producción de alimentos y bienes esenciales. La creciente satanización de la que es víctima esta novísima forma organizativa del chavismo, nos exime de la necesidad de probar esta aseveración.
- La permanente movilización de las masas revolucionarias en apoyo a su liderazgo y en rechazo a las prácticas injerencistas del imperio y sus aliados, que nos hace dueños indiscutibles de las calles de la república y que estando a la vista de todos tampoco necesita demostración.
- El hecho cada vez más frecuente de que las acciones que la dirigencia de la contrarrevolución intenta implementar en contra de la revolución bolivariana, se revierten en su contra, como ha ocurrido con su reiterada solicitud de intervención extranjera, que a mi juicio nos está granjeando no pocos apoyos en el seno de sus antiguos seguidores y la propia acción de la “fiscal de la indignidad”, cuyo señalamiento de que había sido roto el hilo constitucional no ha hecho más que demostrar la vigencia de la separación de poderes y de la más amplia libertad de expresión en el país.
Para finalizar considero oportuno señalar que comenzar
a ganar la guerra en el terreno mediático pasa por continuar desmontando con
los hechos las “ollas podridas” que
intenta montar la canalla mediática a nivel planetario así como por el
despliegue de una auténtica guerrilla comunicacional afianzada en nuestros más
eficientes comunicadores populares (Mario, Carvajalino, “Mango”, Ugas, etc., etc.,
etc.), puesto que la confrontación utilizando sus mismas armas es casi una
pelea de burro contra tigre, dada la inmensa cantidad de recursos de todo tipo
de que ella dispone.
Pero pasa también por no colaborar con la contra
haciéndonos eco de cuanta falacia divulga a través de sus medios y fundamentalmente
sus redes sociales, como ocurrió esta semana con la falsa noticia de que
Almagro había convocado un nuevo consejo permanente con carácter de urgencia,
especie difundida sin base alguna por todos los medios y portales digitales de
la contra y desafortunadamente, en forma por demás ingenua, por algunos de los
nuestros.
Por ello, antes de difundir o actuar en consecuencia
con cualquier material noticioso difundido por los medios de la contra, debemos
chequear sus fuentes y contrastarlas con las nuestras. Recordemos el tristísimo
ejemplo que nos deja la falsificación mediática de los hechos de la Plaza Verde
de Trípoli.
¡Prohibido fallarle a la Patria,
prohibido fallarle a la Revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡El presente es de lucha, el
futuro nos pertenece!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas,
abril 01 de 2017
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