¡A
mirarnos en el espejo de Siria!
Carlos
E. Lippo
Como es sabido por muchos, Siria es un pequeño país
localizado en el Medio Oriente que tiene como límites: Turquía al norte; Iraq
al este; Jordania al sur y el Mar Mediterráneo, Líbano e Israel, al oeste. Siria
advino a su independencia de manos de Francia en 1946, pero no fue sino hasta
1963 que adoptó su actual sistema de gobierno republicano. Su Constitución define su modelo
político como una República Democrática, Popular y Socialista.
Se trata de un país musulmán de cerca de 20 millones
de habitantes entre los cuales predomina la corriente musulmana sunita, la cual
a diferencia de la corriente chiita que predomina en Irán, no postula el
establecimiento de un gobierno teocrático basado en la ley islámica sino un
gobierno secular con clara separación entre la religión y sus instituciones; sin
embargo, una gran parte de sus gobernantes, Bashar Al Assad entre ellos, y muchos
dirigentes militares profesan la corriente musulmana alawita, que es una
especie de sincretismo religioso entre la fe musulmana chiita y la fe cristiana
ortodoxa (1).
Desde la presidencia de Hafez Al Assad, quien dirigió
el país desde 1970 hasta el año 2000, y luego, bajo la presidencia de su hijo
Bashar Al Assad, Estados Unidos ha incluido a Siria dentro de la lista
confeccionada por dicho país como uno de los “ejes del mal”, junto a la República Islámica de Irán y antes, a la
Gran Jamahiriya Árabe Popular Socialista de Libia.
Según Raimundo Kabchi, abogado y analista de origen
libanés residenciado en Venezuela desde hace más de 55 años, asesor de Chávez
para temas del Medio Oriente y todo un referente para abordar al conocimiento
sociopolítico de esa región del mundo, “Siria
es el alma y el cuerpo de la resistencia a los designios del imperialismo, del
sionismo y de la reacción en el mundo árabe”. El mismo analista en una entrevista realizada por Vanessa Davies (2) en septiembre
de 2011, poco después de que el imperio comenzase a promover una de sus falaces
“revoluciones de colores” en ese
país, sostuvo que una vez que murió Gamal Abdel Nasser, de no haber sido “por la posición digna y gallarda de Siria,
la causa árabe hubiera tenido un retardo para triunfar de muchas décadas” y
que la alianza entre Siria, Irán, Hezbolá, Hamás y otras organizaciones en el
mundo árabe “representa un obstáculo para
los designios hegemónicos del imperialismo y del sionismo”; por todo ello, “a Siria le están pasando muchas facturas”.
La voluntad integracionista de Siria se ha puesto de
manifiesto por su iniciativa de haber creado la República Árabe Unida (RAU),
estado conformado por Egipto y Siria, como un primer paso hacia una futura
unidad de todos los estados árabes, creado a raíz del auge arabista y
antiimperialista generado por la flagrante derrota propinada por el ejército
egipcio a los ejércitos conjuntos de Gran Bretaña, Francia e Israel, que
intentaron invadir esa nación en respuesta a la justa nacionalización del Canal
de Suez en 1956. La RAU, que tuvo una muy breve existencia (1958-1961) debido a
las diferencias legislativas entre ambas naciones, las graves diferencias entre
las respectivas clases políticas y la presión de los nacionalismos locales, se
mantuvo hasta el triunfo de un golpe militar en Siria que declaró su separación
el 28 de septiembre de 1961; sin embargo, Egipto siguió usando el nombre de
República Árabe Unida hasta 1971, un año después de la muerte de Nasser. En
cualquier caso Siria sigue siendo el país foco de atracción del panarabismo,
así como Libia antes de ser destruida lo era del panafricanismo.
El proyecto de recolonización del Medio Oriente y el
Norte de África, cínica y eufemísticamente llamado “Primavera Árabe” se inicia en Siria en julio del año 2011, con una
movilización de calle en la que participaron los propios embajadores de estados
Unidos y Francia (3). Curiosamente la manifestación no exigía una mayor
democracia como nos hicieron creer los medios sino la imposición de un gobierno
Islámico. Tras este primer evento numerosas ciudades fueron testigos de las
mayores manifestaciones de apoyo al gobierno sirio en toda la historia del
país; sin embargo, la canalla mediática internacional las hizo aparecer como
manifestaciones de protesta en contra del gobierno de Al Assad.
Seguidamente, mercenarios locales y extranjeros generosamente
financiados por las petromonarquías del golfo, Arabia Saudita y Qatar entre ellas, que aportaron cerca de
2.000 millones de dólares para ese propósito, lograron instaurar un estado de
violencia generalizado que pronto devino en un conflicto armado de alta intensidad,
debido a la tenaz resistencia que debieron oponer las fuerzas militares y
policiales a las cada vez más violentas hordas paramilitares extranjeras
procedentes de Irak y Turquía, presentadas por la canalla mediática
internacional como la legítima oposición siria al gobierno de Al Assad.
Hoy en día ya se sabe a plenitud que esta cruentísima guerra,
no ha sido un conflicto civil entre ciudadanos sirios, sino una guerra de
resistencia a una invasión extranjera promovida por el gobierno estadounidense
y sus gobiernos aliados de la OTAN junto al estado sionista de Israel, que
habiendo accionado en diversas oportunidades con fuerzas propias, de manera
encubierta, tienen a los terribles efectivos mercenarios de Al Qaeda y el EIIL
(Estado Islámico de Irak y El Levante), artificialmente creado por occidente, como
feroces perros de presa en esa atribulada región.
El hecho cierto de que el imperio y sus aliados han
montado un escenario totalmente ficticio para mostrar al Presidente Al Assad
como un despreciable dictador, violador de los más elementales derechos humanos,
con colaboración de varias organizaciones internacionales, supuestas defensoras
de los derechos humanos como Amnistía Internacional, ha quedado totalmente evidenciado
por hechos tales como: la existencia de dos centros de producción de imágenes
falsas, confirmada por la inteligencia rusa; el descubrimiento de que la supuesta
bloguera lesbiana Amina Abdallah, presuntamente secuestrada y torturada, es realmente
un escocés de 40 años (4); la aparición de numerosas personas en las
televisoras sirias que habían sido presentadas como muertas, y lo más
sorprendente de todo, manifestaciones públicas en Rusia que se ha pretendido
hacer pasar por manifestaciones de protesta en Siria.
Considero innecesario repetir las incidencias de estos
casi seis años de cruentas luchas; si considero que es necesario y útil puntualizar
que un país que antes del 2011 contaba con un gobierno democrático, legal y legítimo,
que había sido capaz de mantener una sociedad tolerante y secular, con una
economía centrada en el bienestar social y una política basada en el respeto y
aceptación al diferente, que había logrado mantener un importante crecimiento
económico-social, suficiente para incluir a Siria en el grupo de países con
Índice de Desarrollo Humano (IDH) medio, por encima de Egipto y Marruecos, por
ejemplo, (5), por obra y
gracia de las acciones terroristas del imperio y sus aliados, se encuentra ahora
con una economía totalmente destruida, que según algunos expertos tardaría más
de 30 años en ser reconstruida y lo que es más grave, con más de un cuarto de
millón de víctimas mortales y casi 12 millones de desplazados, más de 4
millones de ellos pujando por hacer vida en la Unión Europea, después de una
travesía adelantada en medio de las condiciones más adversas, riesgosas y
denigrantes que se pueda concebir.
Para finalizar este ya larguísimo preámbulo debo decir
que considero que la hermana República Democrática, Popular y Socialista de
Siria ha logrado mantenerse en pie, gracias a: la acción heroica del pueblo
todo, incluyendo al pueblo opositor (6), que junto a las fuerzas armadas han logrado propinar
importantes derrotas al invasor extranjero; la firmeza revolucionaria del equipo
político dirigente, personificado en el Presidente Bashar Al Assad y el partido
Baaz; y el apoyo diplomático de Rusia y China, materializado en el veto en el
Consejo de Seguridad de la ONU, al establecimiento de una zona de exclusión
aérea sobre Siria, que al igual que en el caso de Libia hubiese servido de
excusa para la invasión militar directa. Es necesario decir además que las
fuerzas revolucionarias sirias no estarían a punto de derrotar totalmente al
invasor extranjero, expulsándolo de su territorio, como confiamos que
finalmente habrá de ocurrir, de no ser por el apoyo militar directo que le ha
venido brindando el gobierno de la Federación de Rusia.
Siendo evidente que existe un paralelismo importante
entre la situación de asedio por parte de la potencia imperial que viene
confrontando Venezuela desde hace varios años y la confrontada por Siria a
comienzos del año 2011 y años subsiguientes, la propuesta de mirarnos en su espejo
tiene como propósito el intentar diseñar una estrategia para combatir al
enemigo común, el imperio estadounidense, tratando de corregir las posibles
deficiencias de la estrategia siria y haciendo esfuerzos para emular todo lo
que de ella sea beneficioso emular.
En este orden de ideas, sin pretender en modo alguno
agotar el tema, hemos considerado oportuna, apropiada y necesaria la
formulación de los siguientes lineamientos destinados a servir de guía para el
diseño de dicha estrategia:
·
Intentar desmontar la
falaz y manida argumentación del secretario Almagro y la contrarrevolución en pleno, en relación a
la supuesta crisis humanitaria que estamos viviendo en el país, haciendo uso de
los más sólidos argumentos de carácter técnico, tales como: los contenidos en
el último informe del “Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo” (PNUD), que nos sitúa entre los países
de Índice de Desarrollo Humano (IDH)
alto, por encima de muchos países de la región como Brasil, Colombia y Perú (7); y los formulados
por Pasqualina Curcio Curcio, en su más reciente artículo, titulado “El informe de Almagro contra el pueblo de
Venezuela” (8).
·
Intentar desmontar la
falaz argumentación de que el Gobierno Revolucionario es un violador contumaz de
los derechos humanos, con base en la calificación recibida en la más reciente evaluación
del “Consejo de Derechos Humanos de la
ONU” (marzo de 2017), en el seno del cual, a decir del embajador Jorge
Valero (9), numerosas
delegaciones felicitaron al Gobierno Bolivariano por su demostración de
seriedad y compromiso con la vigencia de los DDHH y sólo el gobierno de Estados
Unidos y el de uno de sus aliados de la Unión Europea realizaron intervenciones
hostiles en contra de Venezuela.
·
Intentar demostrar la
matriz mediática de que acciones injerencistas del gobierno norteamericano ya
ejecutadas, como la infausta orden ejecutiva de Obama de marzo de 2015 y otras
que eventualmente pudieran ser ejecutadas bajo su fuerte presión, como una eventual
aplicación de la Carta Democrática Interamericana, sólo afectaría a los chavistas,
como tantas veces han vociferado los más conspicuos dirigentes de la contra.
·
Intentar la
incorporación de sectores de oposición a las tareas de defensa de la soberanía
nacional, por más difícil que ello pueda resultar, si tomamos en cuenta que
hasta ahora sólo un dirigente opositor de algún peso, Manuel Rosales, se ha
manifestado en contra de la aplicación de la ignominiosa carta (10).
·
Seguir potenciando el
desempeño de la unión cívico-militar en las tareas de defensa de la soberanía.
·
Estrechar aún más las
relaciones diplomáticas y de cooperación económica y militar con las potencias
amigas: Rusia, China e Irán.
·
Solicitar la ayuda
solidaria de los gobiernos de la región afines al nuestro, agrupados en el
ALBA-TCP y el Acuerdo Petrocaribe, para poder resistir exitosamente el asedio
imperial y alertar al resto de los gobiernos que hoy se muestran reticentes o
francamente hostiles al nuestro, recordándoles que nada impide que ellos también
puedan ser asediados a futuro, por más complacientes que se empeñen en
comportarse, ya que el imperio ha demostrado suficientemente no tener amigos, sino
intereses.
Consideramos que la reunión extraordinaria del Consejo
Permanente de la OEA a celebrarse el próximo lunes 27 por solicitud de nuestro
gobierno (11) es una
oportunidad de oro para el desarrollo exitoso de los dos primeros lineamientos,
así como para comenzar a desarrollar con la premura que el caso amerita el
último de los mismos.
¡No podemos
permitir que nuestro país sea obligado a seguir el mismo camino seguido por
Siria!
¡Prohibido fallarle a la Patria,
prohibido fallarle a la Revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡El presente es de lucha, el
futuro nos pertenece!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas,
marzo 25 de 2017
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