jueves, 14 de diciembre de 2017

2017: un año de terribles ataques pero de clamorosas victorias de la revolución bolivariana
Carlos E. Lippo




A juicio nuestro el 2017, próximo ya a terminar, ha sido un año de fuertes contrastes en lo que respecta a Venezuela y a la revolución bolivariana. Un año en el cual la contrarrevolución venezolana, agrupada en torno a la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), un engendro pitiyanqui que nunca ha sido una instancia válida para celebrar acuerdos políticos ni jamás ha sido democrática, aunque siempre ha estado tutelada y financiada por el imperio, estuvo muy cerca de generar una cruenta guerra civil entre nosotros, que le hubiese servido de excusa para intervenirnos militarmente.

En efecto, desde los inicios del mes de abril y hasta el 30 de julio inclusive, fecha en la cual tuvo lugar la  elección de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), la contrarrevolución toda protagonizó una serie de actos terroristas, apoyada descaradamente por la canalla mediática internacional y fuertemente acicateada por la actitud cómplice y alcahueta de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, actualmente fugitiva de la justicia venezolana, que al mismo tiempo que se abstenía de imputar cualquier tipo de delito aun  a los terroristas apresados en flagrancia por las fuerzas del orden público, hacía una auténtica apología del crimen con frases como ésta: “No se le puede pedir comportamiento pacífico a ciudadanos cuando el Estado toma acciones ilegales” (1), contenidas en unas declaraciones dadas al diario The Wall Street Journal el 03 de mayo de 2017.

Considero innecesario repetir la larga lista de crímenes cometidos por los activistas de la contra, la inmensa mayoría de ellos mercenarios, durante esos casi 120 días de terror. Mencionaré sólo el que nueve compatriotas fueron quemados vivos, falleciendo cinco de ellos (2), así como que fueron atacados centros de salud y centros educativos con gran presencia de niños, todo ello en medio del silencio cómplice de la dirigencia opositora, de la academia, de la alta jerarquía católica y por supuesto de la canalla mediática nacional e internacional que presentaba a los autores materiales de esta auténtica orgía de sangre como “héroes luchadores por la libertad”.

Si el pueblo y el gobierno revolucionario hubiésemos respondido a esta brutal agresión con el mismo grado de violencia, como debo confesar que estuve tentado a proponer en algunos de los momentos más álgidos, es indudable que hubiésemos provocado la intervención armada del imperio y sus aliados en defensa de estos “luchadores por la libertad”, generando un conflicto de alcance regional y presumiblemente también global.

Haber reducido a estos alabarderos del imperio mediante la acción decidida y en algunos casos verdaderamente heroica del pueblo revolucionario, que en número superior a los ocho millones (41,53 %) desafiamos a los violentos para concurrir a elegir a nuestros candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente y con ello lograr instaurar la paz a todo lo largo y ancho del territorio nacional constituye sin duda alguna la victoria revolucionaria más importante del año.

Simultáneamente con esta brutal agresión el imperio siguió desarrollando la guerra económica, que ha continuado intensificando hasta haber logrado darle unas magnitudes de vértigo en nuestros días. El arma principal de esta guerra es una tasa de cambio ilegal difundida diariamente por el portal web llamado “DolarToday”, que ha logrado imponerse como marcador de todos los precios en el seno de nuestra economía al haber creado una demencial avidez por la divisa norteamericana; “el único dólar caro es el que no compras hoy”, es el histérico grito de guerra de nuestros comerciantes inescrupulosos, mientras suben a cada hora y con extrema impudicia el precio de todos los productos que comercializan. El hecho de que la tasa de cambio ilegal haya subido desde 3.200 Bs.xUSD (02/01/2017) hasta 102.276,63 Bs.xUSD al día de hoy, sin ninguna razón econométrica válida para ello, puede dar una idea cabal de por qué decimos que la guerra económica ha adquirido unas dimensiones de vértigo.

El propósito de esta guerra es generar una crisis de carácter humanitario en el país, que al serle atribuida a errores y deficiencias del gobierno revolucionario generase una insurrección popular contra éste, a la vez que serviría para “justificar” una eventual intervención militar del imperio.

En torno a esa pretendida crisis humanitaria, Alfred de Zayas, un experto de la ONU ha declarado lo siguiente en una reciente visita al país: “Coincido con la FAO y Cepal que no existe tal crisis humanitaria en Venezuela, aunque en algunos sectores hay escasez, desabastecimiento, demoras en la distribución, etc. Lo que es importante es conocer las causas y tomar medidas contra el contrabando, monopolios, acaparamiento, corrupción, manipulación de la moneda y dislocaciones de la economía por una guerra económica y financiera que incluye sanciones y presiones…” (3) ¡Más claro imposible!
El gobierno revolucionario con medidas tales como: la regularización del suministro de insumos alimenticios y alimentos terminados a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP); el decreto de cuatro aumentos generales de salarios (08/01, 01/05, 02/07 y 01/11); y el mantenimiento del impulso de las grandes misiones sociales en materia de vivienda, educación y salud; y apoyado en la sabia y estoica actitud del pueblo, ha logrado ir paliando una problemática cuya solución definitiva requiere de medidas estructurales aplicadas a nuestra economía, obviamente de efectos no inmediatos.

Combatir la tasa de cambio ilegal mediante la aprobación de medidas como la propuesta por Pasqualina Curcio, de exigir a las transnacionales que operan en el país que al reportar a sus casas matrices sus ganancias en bolívares deban convertirlas según esa misma tasa ilegal (4), así como la propuesta por Fernando Travieso, de establecer un nuevo impuesto a las transnacionales petroleras que operan en la Faja del Orinoco, indexado al aumento de esa tasa ilegal, con base en un aumento al 40 % del Factor de Recobro de la Faja (5), debe ser tarea inaplazable de la Asamblea Nacional Constituyente.
En todo caso, considero que el no haber sucumbido ante tan despiadada guerra representa para todos nosotros una nada desestimable victoria moral.

Las duras sanciones de carácter financiero impuestas por el imperio y la UE durante el segundo semestre del año, aunadas a acciones ilegales de la empresa Euroclear amparadas en una interpretación amañada del alcance de dichas sanciones, han hecho realidad la profecía auto realizada de Wall Street, de hacer caer al estado venezolano en situación de impagos (default) de su deuda financiera. La situación real es que aunque nuestro país ha visto reducidos sus ingresos en dólares por efecto de las sanciones, tiene bloqueados en la actualidad más de 3.000 millones de dólares en el sistema financiero mundial (6), cantidad más que suficiente para haber pagado los cupones de los bonos Soberanos y de PDVSA que se encuentran en el período de gracia o ya lo han rebasado. En la actualidad el gobierno revolucionario está negociando con sus acreedores una reestructuración de la deuda financiera; ha obtenido un refinanciamiento de su deuda no financiera con Rusia y ha recibido el apoyo del gobierno chino que ha señalado enfáticamente que confía en que Venezuela podrá honrar la totalidad de su deuda financiera (8).

Tales medidas, junto a la decisión de salir de la órbita del Petrodólar, vendiendo nuestro petróleo en divisas distintas de la estadounidense (Euros, Yuanes y Rupias), así como la de lanzar una criptomoneda que habrá de llamarse el Petro, con respaldo en oro, al diversificar ampliamente nuestros medios internacionales de pago, habrán de servir para atenuar en forma significativa los efectos del ilegal bloqueo financiero impuesto por el imperio y sus aliados.

Si tomamos en consideración que el imperio a buen seguro contaba con “ponernos de rodillas” a partir de la imposición de este auténtico bloqueo financiero, entonces tenemos que convenir en que al menos nos estamos anotando una victoria parcial en relación a este aspecto.

El 2017 ha sido también un año pródigo en amenazas de intervención militar por parte del imperio, que se inició con la prórroga por un año más de la Orden Ejecutiva de Obama que nos declara como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los Estados Unidos, por parte del mismo Obama, pocos días antes de entregar el gobierno a Trump; amenaza que fue proferida luego por varios funcionarios del más alto nivel, hasta culminar con la del propio Donald Trump, proferida en el mes de agosto, de manera clara y directa, y refrendada de manera implícita en su intervención ante la Asamblea General de la ONU en el mes de septiembre, en la que calificó al gobierno revolucionario de “inaceptable dictadura socialista”, como paso previo a señalar seguidamente que su país “…está preparado para tomar nuevas acciones” si Venezuela persiste en imponer “su gobierno autoritario”.

Amenazas del imperio son también los ejercicios militares conjuntos realizados en territorio americano en combinación con fuerzas de la OTAN y las de países de la región cuyos gobiernos actuales son fuertes detractores del nuestro, de los cuales se realizaron al menos siete a partir del mes de junio, dos de ellos (“Vientos Alisios 2017” y “América Unida”), en localizaciones extremadamente cercanas a nuestras fronteras marítimas y terrestres (8).

El hecho es que el efecto de tales amenazas ha sido totalmente contrario al esperado por el imperio, al haber servido sólo para elevar el grado de conciencia de nuestro pueblo, ahora más antiimperialista que nunca, y para potenciar aún más la unión cívico-militar bolivariana puesta en evidencia por los “Ejercicios Militares Zamora-200” (9), celebrados en el mes de enero ¡Una auténtica victoria de la revolución bolivariana!

En el ámbito diplomático también recibimos fuertes ataques del imperio. Frescos aún están sus patéticos intentos en la OEA por crear una fuerza militar invasora de carácter multiestatal; en esa tarea se quedaron casi completamente aislados, acompañados sólo de los doce gobiernos más entreguistas de la región. Más patéticos aún han sido aún los esfuerzos frustrados de su representante en el Consejo de Seguridad de la ONU, por hacer que se discuta el “caso Venezuela” y lograr una resolución condenatoria de ese alto organismo. Imagino que al menos debió ser igualmente frustrante para el imperio, la aplastante votación en contra de su propuesta condenatoria en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, así como el hecho de que aprobásemos nuestro segundo Examen Periódico Universal (EPU), con mejores calificaciones que él ¡Una Victoria en toda la línea!
Sin embargo, ha sido el ámbito político electoral el escenario de nuestras más clamorosas victorias durante este 2017, al haber logrado derrotar ampliamente a la contrarrevolución en tres procesos electorales, con unos niveles de participación que ya desearían tener para sus comicios presidenciales el imperio y todos sus aliados, en sólo 133 días: elección de constituyentes, el 30 de julio; elecciones de gobernadores de estado el 15 de octubre, en las que obtuvimos el 80 % de los cargos en disputa; y  elecciones de alcaldes, el pasado 10 de diciembre, en las que obtuvimos casi el 92 % de los cargos en disputa en un proceso en el cual la MUD, desobedeciendo las órdenes del imperio, participó, mayoritariamente de manera encubierta, al mismo tiempo que una parte de ella promovía la abstención, siendo derrotada por una participación que superó el 47 %, una de las mayores de la historia para este tipo de comicios en el país. La obtención de tan formidables resultados en tan poco tiempo es absolutamente congruente con el hecho cierto de que mientras la MUD ha hecho implosión a consecuencia de las importantes contradicciones existentes entre los partidos que la conforman, derivadas de las apetencias personales de sus dirigentes, el chavismo ha logrado recomponerse totalmente desde aquella infausta derrota de diciembre de 2015.

Si nuestro esfuerzo por construir el socialismo en la patria de Bolívar y Chávez chocase sólo contra esta ineficaz oposición podríamos considerar que hemos hecho gran parte de la tarea; sin embargo sabemos que  no es así, ya que nuestro verdadero contendor es el capitalismo internacional personificado por el imperio estadounidense y toda su cohorte de aliados internacionales de distinto pelaje.

Resulta evidente pues que los ataques del imperio habrán de intensificarse en el 2018, con el objetivo central de forzar un resultado favorable a sus alabarderos en las próximas elecciones presidenciales, para las cuales el Presidente Maduro, en caso de lograr mantener el ritmo ascendente de su popularidad, sería imbatible. No es ocioso recordar que un reciente sondeo realizado por una empresa encuestadora reconocidamente opositora muestra que la imagen positiva del camarada Maduro continuaba su tendencia ascendente, ubicándose a finales de noviembre en un nada desestimable 31,1 %, extremadamente por encima de cualquiera de los actuales aspirantes a sucederle (10).

Para finalizar debo decir que tengo la más absoluta convicción de que el venidero año 2018 será aún más pródigo que el actual en ataques del imperio y en prueba de ello pasaré a citar los siguientes hechos de muy reciente ocurrencia:
·         La aprobación por parte de la cámara de representantes del congreso del imperio, de un proyecto de ley con base en el cual se pretende enviar comida y medicamentos a Venezuela, sin autorización de nuestro gobierno, intentando violentar de esta forma la soberanía y el marco legal del país (11), ocurrida en una sesión en la cual también se aprobó recomendar la aplicación de nuevas sanciones.
·         El nombramiento del reconocido halcón Todd D. Robinson, como encargado de negocios de la embajada gringa en Venezuela, en el rol de máximo representante del imperio entre nosotros (12).
·         La contratación directa por parte del Departamento de Estado, de una millonaria asesoría cuyo propósito, a decir de un director del ente contratado, sería proporcionar a la oposición las herramientas necesarias para trabajar de forma más cohesiva como una coalición unida; en pocas palabras, la constitución de una nueva MUD, supuestamente más eficaz y eficiente que la ya fallecida.
 ¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!


Caracas, diciembre 14 de 2017


jueves, 7 de diciembre de 2017



Elecciones tuteladas, la nueva arma del imperio en contra de Venezuela
Carlos E. Lippo




Considero que es un hecho irrefutable el que los Estados Unidos han venido utilizando casi todas las armas de su arsenal intervencionista con el objetivo manifiesto de exterminar a la revolución bolivariana, sin tener para ello la más mínima justificación a la luz de los postulados del derecho internacional. En demostración de esto es posible mencionar, entre muchas otras y sólo a manera de referencia, las siguientes acciones ejecutadas por el imperio en los últimos 18 años con el único y abyecto propósito de acabar con nuestra revolución:

·         La frustrada intervención militar directa de diciembre de 1999, encubierta bajo el manto de una supuesta intervención de carácter humanitario, en ocasión del terrible fenómeno natural conocido como el “el deslave de Vargas”, atribuido por el entonces obispo de Caracas, Cardenal José Ignacio Velasco, a un “castigo del cielo” por pretender aprobar en un referéndum la constitución que actualmente nos rige. Siendo oportuno y necesario señalar que se trató de una intervención “solicitada” de manera inconsulta por el general Raúl Salazar, aquel militar traidor que fuese el primer ministro de la defensa del Comandante Chávez (1).

·         El cruento golpe militar perpetrado en abril de 2002, que mantuvo separado del poder al Comandante Chávez durante 47 horas y causó una importante cantidad de bajas civiles, afectos al gobierno y opositores, que cayeron víctimas de los disparos de unos francotiradores controlados por los golpistas, en ejecución de un falso positivo de inspiración gringa con el cual pretendieron justificar su acción los conspiradores militares (2).

·         El paro sabotaje de la industria petrolera nacional entre los meses de diciembre de 2002 y febrero de 2003, que produjo pérdidas superiores a los 30.000 millones de dólares al haber intervenido el “cerebro” de PDVSA para generar la obstrucción irreversible de numerosos pozos de petróleo liviano en el occidente y oriente del país y provocar la destrucción de valiosos equipos e instalaciones industriales; todo ello planificado y coordinado por SAIC, empresa dependiente de la CIA (3) y socia mayoritaria de PDVSA en su empresa informática INTESA.

·         El magnicidio del Comandante Chávez, presidente de la república y líder máximo de la revolución bolivariana, iniciado al parecer durante el año 2003 y perpetrado de forma progresiva mediante la inoculación de “nanopartículas” generadoras de metástasis, hecho del cual estamos absolutamente convencidos aun no habiendo sido plenamente comprobado científicamente, por ahora (4).

·         La feroz guerra no convencional, en sus principales variantes: económica, financiera, psicológica, cibernética y diplomática, que habiéndose iniciado sobre Venezuela desde que el Comandante Chávez decretase a mediados del año 2004 el carácter antiimperialista de la revolución bolivariana, ha llegado a extremos de terror durante los dos últimos años, traduciéndose en un auténtico bloqueo económico-financiero del país y en un frustrado aislamiento diplomático.
·         La formulación, financiamiento y control de ejecución del llamado “Plan Estratégico Venezolano”, documento presentado por la USAID a la contrarrevolución venezolana representada por Julio Borges, María Corina Machado y Ramón Guillermo Aveledo, en marzo de 2013 (5), que se ha constituido en el guion fundamental para las actividades de sabotaje, terrorismo y desestabilización que viene realizando la contra desde aquellos días.

·         La amenaza de guerra no declarada que representa la Orden Ejecutiva dictada por Barack Obama el 09 de marzo de 2015, que declara a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los Estados Unidos, renovada por el mismo Obama en marzo de 2016 y pocos días antes de dejar la presidencia en enero de 2017, la cual ha servido de fundamento a Donald Trump tanto para que nos amenazase con una intervención militar en agosto del presente año como para que aprobase una serie de sanciones de carácter económico-financiero sin tener que solicitar la aprobación del congreso.

·         El macabro plan intervencionista contenido en el documento del Comando Sur, suscrito por el almirante Tidd, identificado en inglés como: “Venezuela Freedom-2 Operation - Phase preceding - Executive summary. 25.2016, February/Admiral Kurt W. Tidd, Commander U.S. Southern Command (SOUTHCOM)”, ampliamente comentado en un artículo de nuestra autoría titulado “La no tan nueva estrategia del Comando Sur en contra de Venezuela” (6), ampliamente demostrativo del tutelaje, real y sin eufemismos que ejerce el imperio sobre la dirigencia de la contrarrevolución venezolana y la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA).

·         La extremadamente grosera injerencia que ejerciese el imperio durante todo el año 2015, alineando a la canalla mediática internacional en sus tareas de: desprestigiar al gobierno bolivariano; endurecer los elementos de guerra económica generadora de desabastecimiento de bienes y servicios de primera necesidad; atacar de manera directa e injustificada al Consejo Nacional Electoral; y difundir hasta el cansancio las falsas promesas de la oposición venezolana en medio de la campaña para las elecciones legislativas de diciembre de ese año, en las cuales resultó ganadora por un amplio margen.

Al terminar de escribir esta primera cuartilla es necesario decir que tendríamos que escribir quién sabe cuántas más para poder registrar la totalidad de las acciones injerencistas y demás agresiones perpetradas por el imperio en contra nuestra a todo lo largo del desarrollo de nuestra revolución, cosa que no haremos por no ser éste el objetivo de este artículo.

El haber registrado las anteriores agresiones sólo tiene como propósito el apoyar nuestra hipótesis de que no habiendo obtenido el éxito hasta ahora, a pesar de habernos causado profundos daños, el imperio se apresta a extraer una nueva arma de su arsenal intervencionista, desde luego que sin desechar ninguna de las ya utilizadas.

Esta nueva arma consiste en hacer de las próximas elecciones presidenciales venezolanas, previstas para ser celebradas en diciembre de 2018, unas elecciones totalmente tuteladas por el funcionariado cipayo de la OEA y la Unión Europea, tal como lo han hecho con las elecciones en Honduras con las que están propinando un auténtico golpe suave, aunque no tan blando; y esto a pesar de la reconocida calidad de nuestro sistema electoral automatizado, no totalmente invulnerable a la acción de los piratas cibernéticos al igual que cualquier sistema real existente, y de que la legislación electoral venezolana no prevé la figura de “observadores internacionales”, ya que en su lugar contempla la de “acompañantes internacionales”, con atribuciones totalmente distintas de las de aquellos, basadas en el respeto a la soberanía y a la libre determinación de los pueblos.

En apoyo de lo anterior podemos mencionar la altamente contradictoria orden impartida a la dirigencia de la oposición venezolana de no participar en las elecciones locales a celebrarse el próximo domingo, aduciendo su crónica desconfianza en la imparcialidad del CNE, pero si participar en las próximas presidenciales, bajo el mismo CNE, que pretenderían entonces mediatizar como producto de unos eventuales acuerdos de la mesa de diálogo gobierno-oposición recientemente instalada en la República Dominicana.

Unas recientes declaraciones del camarada Jorge Rodríguez, Ministro de Comunicación e Información, quien es además uno de nuestros más conspicuos representantes en la mesa de diálogo, hablan en favor de la validez de la hipótesis que hemos planteado en párrafos anteriores; dichas declaraciones señalan textualmente lo siguiente: "Lo dijimos: Venezuela no va a ir a un evento electoral, ni va a lograr un acuerdo, ni va a firmar ningún acuerdo con la oposición venezolana hasta que se levanten las groseras sanciones que la dirigencia de la derecha venezolana solicitó frente al Departamento del Tesoro, de Donald Trump, y frente a las autoridades españolas, canadienses, o de otra índole" (7).
Para la participación en esas pretendidas “elecciones presidenciales tuteladas” es evidente que el imperio le torcería el brazo a la caterva de precandidatos (Henry Falcón, Henry Ramos Allup, Henrique Capriles Radonsky, María Corina Machado, Julio Borges y Tomas Guanipa, entre otros, sin descartar a Antonio Ledezma, fugitivo de la justicia y Leopoldo López, cumpliendo condena en su casa), que se han autoproclamado hasta ahora, que dicho sea de paso, se odian a muerte entre ellos, para forzar la “candidatura unitaria”, de alguien ajeno a la política partidista activa que bien pudiera ser el acaudalado empresario Lorenzo Mendoza Jiménez, auténtico zar del procesamiento y sobre todo la distribución de alimentos quien no casualmente ha sido uno de los actores más implacables de la guerra económica por medio del desabastecimiento selectivo de los rubros no alcohólicos distribuidos por sus empresas.

En apoyo a esta extemporánea candidatura ya comienzan los áulicos del empresario de la cerveza y la harina pre cocida de maíz a exaltar sus virtudes y hasta una palangrista de medio pelo se ha atrevido a adelantar lo que sería su programa de gobierno, en el cual ofrecería promover justamente todo lo contrario de lo que como empresario felón y activista solapado de la oposición ha promovido, así como dar continuidad a algunas de las políticas gubernamentales que más ha combatido, tales como: ajustar los precios de acuerdo con la Ley Orgánica de Precios Justos y atender el impacto social, es decir, destinar “temporalmente” una parte de la producción de los rubros de primera necesidad para los proyectos sociales, mientras se activan las empresas del estatales (8).

Como hemos señalado en artículos anteriores, el más reciente de ellos publicado pocos días después de las elecciones regionales del 15 de octubre, con el título: “Las elecciones del 15-O deben ser las últimas que hagamos bajo el engañoso formato de la democracia burguesa” (9), proponemos cambiar la naturaleza de nuestros propios procesos electorales, heredados del formato falaz de la democracia burguesa que aún no hemos logrado abatir con estos 18 años de revolución; por ser éste un formato engañoso, según el cual los electores nos vemos compelidos a votar por candidatos que en la mayoría de los casos no conocemos, bajo la fuerte influencia de campañas publicitarias diseñadas bajo las mismas técnicas de mercadeo capitalista aplicables a la promoción y venta de cualquier producto de consumo masivo y que como ningún otro permite la mediatización del electorado con base en la explotación de circunstancias inducidas, sean éstas reales o ficticias.

Si hemos convenido en la realización bajo el mismo formato, de las elecciones de alcaldes convocadas para el próximo domingo, es por la inmensa contradicción que ellas han generado en el seno de la oposición, que ha debido optar entre obedecer las órdenes del amo imperial, no participando en ellas, o participar de manera solapada y encubierta, como lo están haciendo muchísimas organizaciones e individualidades en abierto desafío al dictado imperial. También, porque siendo previsible que las fuerzas opositoras participantes sean pulverizadas por el chavismo, según opina Luis Vicente León que es uno de sus más conspicuos representantes (10), ello contribuiría a aumentar la división, el desaliento y la desmoralización en el seno de sus adherentes.

Sin embargo, a diferencia de lo señalado por el camarada Rodríguez, no creemos que se trate de no convocar a elecciones presidenciales hasta que sean revocadas las sanciones impuestas por el imperio y sus aliados, sino de no convocarlas hasta que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) no haya diseñado y aprobado un nuevo formato comicial que estando en sintonía con el Estado Comunal que deberá ser implantado por esa misma instancia, sea capaz de ofrecer una razonable impunidad ante la fuerte y perniciosa injerencia extranjera, que no habrá de cesar en un futuro previsible, así como contra ofertas electorales engañosas de cualquiera de los participantes.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!


Caracas, diciembre 07 de 2017

sábado, 2 de diciembre de 2017



Diez grandes mentiras sobre Venezuela y su revolución
Carlos E. Lippo




Desde hace muchísimos años tengo la más absoluta convicción de que en lo único en lo que el sistema capitalista ha logrado superar al socialista en estos últimos 100 años transcurridos desde el ascenso al poder de la primera revolución socialista consolidada de la historia, es en el haber desarrollado un formidable aparato propagandístico por medio del cual ha logrado manipular la opinión pública a escala mundial, induciéndole a aceptar y hasta celebrar sus supuestos logros, ocultando totalmente sus errores, fracasos y contradicciones, al mismo tiempo que intentaba hacer lo inverso con todas las sociedades socialistas que han existido y aún existen sobre la faz del planeta.

Un innegable gran logro de las potencias capitalistas, basado en el impúdico uso de dicho aparato propagandístico, ha sido el que casi la mitad de los seres de este planeta identifique su sistema, que es terriblemente injusto, opresor, alienante, inequitativo, depredador, tramposo, xenófobo, misógino, etc., etc., etc.,  con la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia y en general con todos los más altos valores de la especie humana; al mismo tiempo que han logrado atribuir a los gobiernos de ideología socialista todos sus más aberrantes antivalores, a juicio de esa misma mitad de la humanidad.

Como si esto fuera poca cosa, resulta lamentable el hecho de que bajo el influjo de esta propaganda no son pocos los camaradas que aún asumen como ciertas no pocas de las grandes falacias ampliamente divulgadas por el aparato comunicacional capitalista, como lo es aquella de que el proceso erosivo comandado por esos redomados traidores llamados Gorbachov y Yeltsin, que terminase con la disolución de la URSS en 1991, tuvo su origen en un supuesto colapso económico iniciado en sus primeros años de la década de los ochenta, cuando ocurrió precisamente todo lo contrario, pues los niveles de producción más altos se registraron a finales de esa década y fue sólo a la caída de la URSS cuando comenzó a registrarse una disminución de la producción y un descenso de la economía rusa, que cayó en un 45 % entre 1991 y 1998. Aquellos que todavía creen que el comunismo soviético fracasó deben tomar en consideración que Rusia era para 1917 uno de los países más atrasados de Europa; que entre 1917 y 1991 la economía soviética registró un crecimiento continuo y que la producción en términos per cápita se incrementó en un 378 % en ese mismo lapso (1).

Una mentira de más o menos el mismo calibre es la que han propagado los Estados Unidos sobre Corea del Norte durante más de medio siglo, después de haberle asesinado más de 2,5 millones de civiles y haber dejado sin hogar a otros 5 millones durante el conflicto que dio origen a las dos Coreas, según la cual ese valeroso país padecía una hambruna permanente bajo su régimen socialista; mentira que viene siendo demostrada desde el casi el mismo fin de la guerra, pero que no resistiría mayor análisis a partir del hecho de que hace poco días Corea del Norte ha dado por terminado su programa nuclear con el lanzamiento experimental de un potente misil capaz de alcanzar cualquier punto del territorio continental de los Estados Unidos (2).  

En lo que va de siglo hemos sido testigos de grandes falacias urdidas por el imperio y difundidas  ampliamente por la canalla mediática mundial para intentar justificar sus más cruentas invasiones, cada una de las cuales ha sido posteriormente desmentida, aunque después de que un inmenso daño ha sido causado. Tal es el caso de: la presencia en Afganistán de Osama Bin Laden, el supuesto autor intelectual del derribo de las torres gemelas del WTC; la existencia de armas de destrucción masiva de todo tipo en Irak; y el bombardeo aéreo de civiles en Libia por parte de Gadafi, todas ellas mentiras comprobadas.

En nuestro caso ocurre que la Revolución Bolivariana ha sido ampliamente vilipendiada por los medios de la derecha aún antes de su ascenso al poder en 1999; un ejemplo de ello es que su máximo líder, el Comandante Chávez, fue acusado falsamente por Ernesto Samper, a la sazón presidente de Colombia, de estar detrás del infame ataque de la guerrilla colombiana al puesto naval fronterizo venezolano de Cararabo en 1995, sin haber aportado prueba alguna para apoyar tan temeraria acusación que fue ampliamente difundida por los medios de la derecha y sin ejercer ninguna acción, ni en favor ni en contra, cuando el comandante fuese al vecino país a desvirtuar tal infundio (3). Pero la generación de tales falacias por parte de los laboratorios de guerra sucia del imperio así como su amplia difusión por su aparato mediático se hicieron cada vez más profusas, hasta llegar a los niveles estratosféricos de la actualidad, a partir del 16 de mayo de 2004, momento en el cual Chávez decretase el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana.

A continuación, sin más preámbulos, presentamos un listado de 10 de las más grandes mentiras divulgadas en contra de Venezuela y su revolución en el marco de la guerra no convencional que nos vienen aplicando, cada una junto a una brevísima argumentación que a nuestro juicio debería servir para desvirtuarla:

1.    Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de los Estados Unidos, así lo decreta una Orden Ejecutiva suscrita por Barack Obama el 05/03/2015, afirmación absolutamente falaz que él mismo se encargó de desmentir 5 días más tarde, con las siguientes palabras: "No creemos que Venezuela sea una amenaza para Estados Unidos y Estados Unidos no es una amenaza para Venezuela", pronunciadas en una entrevista exclusiva con Efe (4), realizada antes de viajar a Panamá para participar en la VII Cumbre de las Américas, en cuya reunión plenaria las volvió a pronunciar ante la totalidad de los presidentes y jefes de gobierno de todas las naciones miembros de la OEA. A pesar de ello Obama prorrogó la vigencia de dicha Orden por una año, en el 2016 y poco antes de entregar la presidencia, la volvió a renovar a comienzos de enero del presente año.

2.    El gobierno venezolano es una dictadura que viola los derechos humanos, sin embargo, Venezuela, que es miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, aprobó a comienzos de este año y en forma sobresaliente su segundo examen periódico universal (EPU), cuatro años y medio después de haber aprobado el primero (5), superando ampliamente a Estados Unidos que sigue siendo su más pertinaz detractor en ésta y otras muchas materias.

3.    Venezuela es un narcoestado, cuando lo que realmente ocurre es que nuestra situación de vecindad con Colombia, que es el mayor productor/exportador mundial de cocaína, nos ha convertido involuntariamente, al igual que con muchos otros productos de uso legal, en país de tránsito de esta droga hacia EE.UU, que es el mayor consumidor mundial y también hacia Europa. Esta falaz acusación se mantiene a pesar de que la ONU en varias ocasiones nos ha declarado “país libre de cultivos ilícitos”, siendo la más reciente de ellas en agosto de 2016 (6), y de que el gobierno ha aumentado sustancialmente la cantidad de droga incautada a partir de la expulsión del territorio nacional de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA).

4.    Venezuela está aislada en el contexto mundial, algo que es absolutamente contradictorio con el hecho de que Venezuela que recientemente ha llegado a ser miembro temporal del Consejo de Seguridad de la ONU, esté ocupando, hasta el 2019, la presidencia pro témpore del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) (7), en el cual participan más de 120 países que representan más de 55 % de la población mundial; pero sumamente contradictorio además con las clamorosas victorias diplomáticas obtenidas por el país sobre el imperio y sus aliados durante este año en escenarios tan importantes como el Consejo de Seguridad de la ONU, la Asamblea General de ese mismo organismo y el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) (8). Todo ello sin mencionar el apoyo decidido de una multitud de organizaciones populares a nivel planetario.

5.    Venezuela sufre una crisis humanitaria en el sector de la salud, que se trata de una crisis simulada decretada por la Asamblea Nacional en desacato, de amplia mayoría opositora, que obedeciendo las órdenes del Departamento de Estado y del Comando Sur, que ha dicho que sólo intervendría militarmente en el país en caso de que éste estuviese padeciendo una crisis humanitaria, se apresuró a decretarla en fecha ya tan remota como el mes de enero de 2016 (9). No negaremos que estamos padeciendo un desabastecimiento importante de medicamentos e insumos médicos de procedencia extranjera, cuya importación ha debido ser asumida en forma directa por el gobierno revolucionario una vez que las farmacéuticas locales después de haber recibido las divisas necesarias para importarlas a precio preferencial, se negaron a hacerlo; ocurre sin embargo que esta tarea está siendo boicoteada por agentes externos siguiendo las órdenes del imperio, como es el caso del gobierno de Colombia, que hace pocas semanas prohibió la venta al estado venezolano de medicamentos contra la malaria y el paludismo (10) y el reciente caso de la firma financiera Euroclear,  que desde hace 6 semanas no está bloqueando 450 millones de dólares destinados básicamente para la adquisición de medicamentos y alimentos en el exterior (11). Para finalizar el tema es oportuno y necesario señalar que a pesar de la terrible guerra económica que el imperio y sus aliados nos vienen aplicando desde hace años, seguimos siendo uno de los pocos países en el mundo que cuenta con atención médica totalmente gratuita para el pueblo.

6.    Las medidas económicas del gobierno revolucionario han generado una aguda crisis alimentaria, siendo que durante los años de la revolución la producción ha aumentado hasta alcanzar cubrir el 85 % de los alimentos que consumimos. Lo que ocurre es que esta producción está controlada por dos grandes empresas de capital transnacional que siendo monopólicas deciden cuando colocan y cuando sacan del mercado los productos que generan escasez (12). Ocurre también que una gran cantidad de los alimentos que producimos o importamos, expendidos a muy bajo precio por estar subsidiados por el gobierno en beneficio del pueblo, es desviada ilegalmente hacia los países vecinos, como es el caso de Colombia a donde en épocas ha ido a parar hasta el 40 % de nuestros alimentos debido al contrabando de extracción promovido por las fuerzas del narcoparamilitarismo, contando con la complicidad del gobierno colombiano.

7.    Venezuela forma parte del “Eje del Mal”, junto a Rusia, China e Irán, cuando el caso es que Venezuela, en pleno ejercicio de su soberanía, y como firme creyente de la necesidad de contribuir a crear un mundo multipolar, mantiene excelentes relaciones de índole diplomático, comercial, cultural y de cooperación militar con estos países. No olvidemos que en fecha ya tan remota como el año 2007 un memorándum oficial de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA) incluía a Venezuela entre sus seis “objetivos prioritarios”, siendo China, Rusia, Corea del Norte, Irán e Irak, los otros cinco países señalados en el mismo con igual carácter (13).

8.    Venezuela se encuentra en situación de cesación de pagos (default), lo cual habría de ser una auténtica profecía autocumplida de las empresas calificadoras de riego financiero, que desde hace muchísimo tiempo lo vienen sugiriendo al establecer el llamado riesgo país de Venezuela a niveles muy superiores a los que ellas mismas establecían para países del área con economías comparables a la nuestra, como Colombia, pero agobiada por una guerra interna de más de medio siglo y hasta de países con economías mucho más pequeñas, como Jamaica y Panamá, no exportadoras de petróleo ni de ningún otro recurso estratégico, por añadidura. Y todo ello en una época en la cual nuestro país, que se encontraba en absoluta paz, logró que le certificaran las mayores reservas de hidrocarburos del planeta y disfrutaba de unos precios mundiales del petróleo superiores a los 100 dólares por barril. Lo que realmente ocurre es que Venezuela, que durante el gobierno del presidente Maduro ha pagado un poco más de USD 70.000 millones por concepto de deuda financiera, está experimentado serias dificultades para honrar los pagos en dólares, debido a las sanciones gringas que impiden la repatriación de los dividendos de CITGO en esa divisa, lo que le ha obligado a proponer a sus acreedores un refinanciamiento de su deuda financiera. Así mismo, la empresa Euroclear además de retener indebidamente nuestros fondos en la divisa estadounidense mantiene ilegalmente bloqueados unos títulos valores (bonos) emitidos por la república por un monto de USD 1.200 millones (11), motivo por el cual PDVSA ha debido solicitar un período de gracia de 30 días para poder pagar los cupones de los bonos con vencimiento en los meses de noviembre y diciembre del presente año.
9.    El gobierno revolucionario venezolano se niega a llamar a elecciones, enorme mentira que produce profunda hilaridad si se toma en consideración que los gobiernos de Chávez y Maduro tienen que detentar todo un record mundial al haber promovido 23 consultas electorales, la última de ellas a celebrarse el domingo de la próxima semana, en casi 20 años de revolución. Es oportuno señalar que a lo largo de ese período se produjo sólo un aplazamiento de meses de una elección regional por estar organizando el CNE, a petición de la oposición, un referéndum revocatorio del mandato presidencial que no fue posible realizar porque no se cumplieron los requisitos de ley. Tan enorme falacia tiene su origen en el hecho de que el imperio y sus aliados pretenden obligarnos a celebrar unas elecciones presidenciales adelantadas, que por ley deben realizarse en diciembre del año 2018.

10.  La oposición venezolana es mayoría y es democrática, que son dos mentiras insostenibles. La primera de ellas por hechos irrefutables tales como: haber perdido 20 de los 22 procesos comiciales realizados hasta la fecha; haber sido derrotada holgadamente en el más reciente proceso regional en el cual las fuerzas de la revolución obtuvieron 18 de las 23 gobernaciones de estado en disputa; y finalmente porque una reciente encuesta revela que mientras las fuerzas de la revolución agrupadas en el Gran Polo Patriótico suman un 37 % de aceptación, la oposición toda alcanza apenas un 22 % (14). En cuanto a demostrar que se trata de una oposición profundamente antidemocrática bastaría con decir que ha participado en: un golpe de estado exitoso (abril de 2002); un paro sabotaje petrolero (diciembre 2002 – febrero 2003); innumerables intentos fallidos de golpe de estado; tres cruentas jornadas terroristas causantes de innumerables víctimas mortales, en mayo de 2003, de febrero a mayo de 2014, y de abril a julio de 2017, además de que desde el golpe de abril sólo han reconocido la legitimidad de los dos procesos electorales en los que ha ganado.


¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!


Caracas, diciembre 02 de 2017