miércoles, 30 de agosto de 2017



¡Alerta, el imperio pretende imponer un bloqueo naval a Venezuela!
Carlos E. Lippo




El notable fracaso experimentado por el imperio con el bloqueo financiero encubierto que había venido imponiendo a Venezuela desde hace por lo menos cuatro años, al no haber logrado doblegar la voluntad de nuestro pueblo pese a la escasez de alimentos, medicinas y artículos de la vida diaria que dicha política había generado, le ha hecho optar por intensificarlo, ahora sin ambages de ningún tipo, por medio de las sanciones contenidas en la orden ejecutiva firmada por Donald Trump el pasado 25 de agosto, según la cual se nos prohíbe, entre otras cosas, “… los tratos en nueva deuda y patrimonio emitidos por el gobierno de Venezuela y su empresa petrolera estatal”, y además “ … las transacciones con ciertos bonos existentes propiedad del sector público venezolano, así como los pagos de dividendos al gobierno de Venezuela” (1), todo lo cual servirá sólo para añadir más penurias al pueblo que cínica e hipócritamente dice defender; siendo oportuno señalar que es más que probable que próximamente intente decretar sanciones aún más severas y no sólo en el ámbito financiero, puesto que aquí en Venezuela no habrá de rendirse nadie.

Es por ello que no estando descartada la llamada “opción militar” según lo han señalado sus máximas autoridades: presidente, vicepresidente, secretario de estado y jefe de seguridad nacional, a pesar de no haber contado con el esperado apoyo de aquellos países latinoamericanos que le son más sumisos, todo estaría apuntando ahora a que el imperio pretenderá imponer un bloqueo naval de nuestras costas.

No sería ésta la primera ocasión en la que nuestras costas se han visto ultrajadas por potencias imperiales, ya que entre finales de 1902 y comienzos de 1903, durante el gobierno nacionalista y bolivariano del General Cipriano Castro, quien con toda justicia se negaba a pagar unas deudas ilegal e intencionalmente abultadas, contraídas con empresas británicas y alemanas por gobiernos anteriores al suyo, buques de guerra de las armadas de los imperios Británico y Alemán y del reino de Italia bloquearon nuestros más importantes puertos marítimos así como las bocas del río Orinoco; todo ello en connivencia con el gobierno estadounidense, que se abstuvo de aplicar la Doctrina Monroe a cambio de lograr hacer de todo el territorio de la América Latina su indiscutida área de influencia, asumiendo un papel de mediador que le permitió promover la firma del Protocolo de Washington, suscrito el 13 de febrero de 1903, para dar fin al conflicto. Siendo oportuno señalar que dicho instrumento jurídico estuvo basado en la Doctrina Drago, formulada en 1902 por el canciller argentino Luis María Drago, según la cual ningún estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera.

La causa fundamental que generó esta agresión de 1902 no fue la aducida falazmente por las potencias imperiales, esto es, el cobro de unas deudas que finalmente fueron pagadas en sus justos montos que sumados alcanzaban apenas a una sexta parte de lo que pretendían cobrar inicialmente; tampoco lo era la natural voracidad de las potencias coloniales; la causa fundamental del conflicto era la necesidad de ponerle la mano a nuestras reservas de petróleo, un recurso que comenzaba a adquirir una gran importancia estratégica a raíz de la ya iniciada sustitución del carbón por derivados del petróleo como combustible de los buques de guerra de la época.

A quienes puedan poner en duda tal aseveración debo decirles que, contrariamente a lo que se nos había hecho creer por mucho tiempo, la “Compañía Minera Petrolia del Táchira”, pionera de la industria petrolera venezolana, que era una empresa íntegramente nacional de capital mixto (60 % privado y 40 % público), no sólo ocurre que no operaba de manera artesanal, como siempre se nos había dicho, sino que con base en tecnología de punta, apropiadamente transferida desde Estados Unidos, ya desde 1883 refinaba kerosén y poco tiempo después pasó a refinar gasolina y gasoil, satisfaciendo la demanda creciente de un mercado que comprendía toda la región andina venezolana así como las provincias colombianas próximas a la frontera. En suma, que cuando se produce el bloqueo la industria petrolera venezolana contaba ya con una veintena de años de operación, sin la intervención de empresa transnacional alguna (2).

Pero no es esta manera falaz de pretender justificar sus desmanes la única semejanza entre la estrategia usada en aquellos días por las potencias imperiales y la estrategia que nos viene aplicando el imperio junto a sus aliados de la OTAN. El caso de la mal llamada “Revolución Libertadora”, encabezada por el banquero Manuel Antonio Matos en 1901, con el propósito de defenestrar al General Cipriano Castro, cuya derrota por las fuerzas del gobierno en noviembre de 1902 provocó que el departamento de estado gringo convocase a los cuerpos diplomáticos europeos para proponer el bloqueo de nuestras costas, servirá para poner en evidencia de manera indubitable estas semejanzas, a partir de los siguientes hechos históricamente comprobados (3):

  • La revuelta fue financiada fundamentalmente por las siguientes empresas extranjeras: la New York & Bermúdez Company (USA) que tenía una concesión próxima a vencerse en el lago de Guanoco, la mayor reserva de asfalto del mundo; la Orinoco Steamship Company (USA) que detentaba una concesión para el transporte sobre el Orinoco; y la Compañía del Cable Francés, dueña del cable telegráfico que nos comunicaba con el resto del mundo y prestadora del servicio nacional de telegrafía con carácter monopólico.

  • Algunas empresas de las potencias europeas comprometidas en la conjura participaron directamente en ella ya que: el buque que repartió las armas a los conjurados, a todo lo largo de la costa, fue adquirido en Inglaterra; el “Ferrocarril Alemán”, que prestaba el servicio entre Caracas y Valencia, se negó a trasladar las tropas del gobierno; y el servicio cablegráfico francés utilizó la concesión para apoyar la logística de los conjurados, además de utilizar a sus agencias de noticias asociadas: Havas (la actual AFP) y Reuters para deformar los hechos noticiosos a favor de los alzados y sus financistas.

  • Una implacable guerra mediática ejecutada desde medios impresos de la época tales como: The New York Times, North America Review, The Forum, The Sun (todos de USA); The Times (Gran Bretaña) y Le Temps (Francia), que impulsaron una campaña de descrédito contra Castro, atribuyéndole actos de corrupción, acompañada de caricaturas ofensivas, donde se le hacía aparecer como insecto, puercoespín, simio y ganso, con una talla inferior a la humana, junto a mensajes que lo ridiculizaban como jefe de Estado y que banalizaban la situación de conflicto con Venezuela. Siendo más que comunes titulares como éstos: “Venezuela en estado de pánico”, “Se impone la barbarie en Venezuela”, “La población totalmente indefensa”, “Se ha perdido la oportunidad para que Venezuela retorne a la democracia”, elaborados como información dirigida por parte de corresponsales extranjeros tarifados por la oligarquía criolla, entre ellos el francés A.J. Jauret. Siendo oportuno señalar el extraordinario parecido con la ofensiva mediática actual.

Volviendo al tema central del artículo después de este extenso rodeo histórico, es necesario decir que ha sido el Presidente Maduro, quien en una reunión con el Alto Mando Militar celebrada el jueves 14  para evaluar los preparativos del “Ejercicio Soberanía Bolivariana 2017”, convocado a raíz de las amenazas de intervención militar proferidas por Donald Trump el pasado 11 de agosto, plantease como probable escenario previo a esta intervención, un bloqueo naval de nuestras costas. Según las propias palabras del Presidente se trata de que: “Buscan, con la locura de los extremistas de los Estados Unidos, decretar un bloqueo naval sobre Venezuela. Que no permita que salga un buque de petróleo, gas, gasolina, que no permitir la entrada de un buque con medicinas o alimentos; esto, combinado con guarimbas, violencia callejera y provocación de eventos para la ocupación militar”.

Estas palabras, pronunciadas el día anterior a la fecha en que fueron emitidas las sanciones de carácter financiero citadas al comienzo de este artículo, podrían resultar ser casi proféticas, ya que uno de los objetivos de dichas sanciones es el inducir el impago (default) de la deuda de PDVSA, un 60 % de la cual se encuentra en poder de tenedores de bonos estadounidenses, que podrían solicitar el embargo de los bienes de la estatal petrolera. De manera que una hipotética situación bloqueo naval les permitiría embargar los buques de PDVSA, que siendo una corporación mercantil distinta al estado venezolano, no estaría protegida por la Doctrina Drago.

Estando casi totalmente fuera de discusión el que habrá de producirse el bloqueo, sólo restaría determinar cuándo habría de producirse y en tal sentido considero que una fecha probable sería la de la celebración de las “Maniobras Navales UNITAS LVIII, Fase del Atlántico”, que como hemos dicho en anteriores artículos deberían celebrarse, según la costumbre, entre finales del mes de noviembre y comienzos del mes de diciembre del presente año.

No he querido terminar estas notas sin antes señalar que la dirigencia de la contrarrevolución no sólo es que no rechaza las sanciones financieras del imperio ni las amenazas de intervención militar, sino que es público y notorio que algunos de sus más conspicuos exponentes (Julio Borges, Luis Florido, Juan Requesens, etc.) han llegado al extremo de solicitar impúdicamente la aplicación de ambos tipos de medidas a las máximas autoridades del imperio.

Lamentablemente algo similar ocurre con buena parte de su base social, que ha llegado al extremo casi risible de pensar que las sanciones financieras sólo afectarían al gobierno revolucionario y que las supuestas “bombas inteligentes” que arrojarían los militares gringos en medio de la intervención serían del tipo “sólo mata chavistas”.

Todos ellos conforman una “Quinta Columna” que es necesario neutralizar y es por ello que la Asamblea Nacional Constituyente, habiéndoles declarado traidores a la patria ha ordenado a los poderes jurisdiccionales, Ministerio Público y Tribunal Supremo de Justicia, la inmediata apertura de procesos de investigación que conduzcan al enjuiciamiento de quienes resulten imputables por este infame delito (4).

Finalmente, debo decir que no tengo dudas de que así como en 1902 el pueblo venezolano logró salir airoso de aquel artero ataque de las potencias imperiales de la época, bajo la conducción del ilustre General Cipriano Castro, sin haber cedido un ápice de soberanía ante el imperio estadounidense, nosotros, pueblo y gobierno revolucionario, con el apoyo de nuestros aliados internacionales, también lograremos no sólo resistir sus ataques, sino además propinarle una derrota histórica de la cual muy difícilmente logrará reponerse.

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!


celippor@gmail.com
Caracas, agosto 30 de 2017

jueves, 24 de agosto de 2017



Google: de espía global encubierto a censor vergonzante en favor del imperio
Carlos E. Lippo
  
Como es sabido por muchos, la empresa Google es una subsidiaria de la multinacional gringa Alphabet Inc., cuya especialización son los productos y servicios relacionados con Internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías. Su principal y más conocido producto es el motor de búsqueda de contenidos en Internet que lleva su mismo nombre, pero ofrece también muchos otros productos y servicios como el correo electrónico llamado Gmail, sus servicios de mapas Google Maps, Google Street View y Google Earth, el sitio web de vídeos YouTube y otras utilidades web como Google Libros o Google Noticias, el navegador web Google Chrome y la red social Google+, todos ellos de carácter gratuito, lo que les garantiza una inmensa cantidad de usuarios a nivel planetario.

Según su propia publicidad cuenta con más de un millón de servidores y centros de datos operativos a todo lo largo y ancho del planeta, lo que le permite ser capaz de procesar más de 1.000 millones de peticiones de búsqueda diarias, haciendo de su motor de búsqueda el sitio web más visitado a nivel mundial; así mismo, desde comienzos del 2016 el correo electrónico Gmail cuenta con más de 1.000 millones de usuarios activos al mes.
Edward Snowden, consultor tecnológico estadounidense que trabajó para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y Julian Assange, periodista y activista de Internet de origen australiano, fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks, quienes después de haber difundido miles de documentos secretos de los Estados Unidos han demostrado saber “algo” de ciberespionaje han declarado en numerosas entrevistas que tanto el correo Gmail, como el buscador de Google son las más importantes fuentes cibernéticas de información utilizadas por las agencias de inteligencia del imperio.

En relación a Gmail ambos han señalado que sobre el mismo opera un nuevo patrón tecnológico de espionaje que permite interceptar todos los mensajes cursados al igual que sus anexos (fotografías, audios, videos, etc.), de un determinado país, para almacenarlos en gigantescas bases de datos, de las que posteriormente se extrae la información cuando es requerida. La interceptación se ve enormemente facilitada por el hecho de que todos los servidores de dicho sistema de correo electrónico están localizados en el territorio de los Estados Unidos.

En relación a Google, el motor de búsqueda más grande del planeta, Julian Assange, en  entrevista con el periodista Jorge Gestoso (1), dijo que cuando uno hace una búsqueda en Google, éste lo registra permanentemente, agregando que “Google te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Google recuerda lo que estuviste buscando hace dos días, hace tres horas. Google sí lo recuerda, te conoce incluso mejor que tu mamá”. Esa información es almacenada por Google, pero también es interceptada por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), al pasar por Estados Unidos, según Assange.  


Según información divulgada por los diarios “The Guardian” (Gran Bretaña) y “The Washington Post” (USA), el acceso de los analistas de las agencias de seguridad a los datos confidenciales de los usuarios de estas aplicaciones de Google, al igual que a las de las otras grandes empresas de Silicon Valley, es posible gracias a un programa secreto de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU., cuyo nombre código es PRISM (2), en el cual han estado trabajando desde el año 2007.

Los mismos diarios dicen haber han tenido acceso a un documento en Power Point que al parecer fue utilizado para entrenar a los agentes de inteligencia sobre las capacidades del programa PRISM. El documento estipula "la recopilación (de la información) directamente desde los servidores" de Google y de los principales proveedores de servicios de Estados Unidos.  El citado programa permite a la agencia acceder a los datos de cualquier usuario de Google, dentro o fuera de EE.UU. Imposible pensar que un programa de tal naturaleza y alcance pueda ser ejecutado sin el conocimiento de Google y más aún, sin su expresa colaboración.

Sin embargo, el gobierno del imperio ha tratado por todos los medios de encubrir a Google, como lo demuestra un fallo de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, Estados Unidos, que apoya la decisión de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de no publicar los documentos que prueben o refuten los vínculos de la Agencia con Google (3).

A pesar de ello, viene a ser un hecho comprobado el que las agencias de inteligencia del imperio tienen libre acceso a los datos de todos los usuarios, a nivel mundial, almacenados en los servidores de Google y de las más importantes corporaciones tecnológicas de los Estados Unidos.

A quienes esta última aseveración pueda parecerles un tema de literatura de ficción, generado por alguna mente Orwelliana, debería bastarles con conocer la defensa de la eficacia del PRISM, hecha en su momento por la Administración Obama, través de James Clapper, su Director Nacional de Inteligencia, el más alto cargo del espionaje en el imperio, quien en un comunicado llegó a afirmar sin pudicia alguna que, conforme a la legislación estadounidense, el sistema sólo es utilizado para obtener información de ciudadanos extranjeros que residan fuera de Estados Unidos (4). Como diría un abogado: a confesión de parte, relevo de pruebas.

Esta última confesión tiene necesariamente que producir una extrema inquietud en nuestra región, más aún si se toma en consideración que según Raúl Zibechi (5), escritor y activista social de origen uruguayo, el 80% del tráfico internacional de datos de América Latina, aún entre países limítrofes, pasa por Estados Unidos, esto es, el doble que Asia y cuatro veces el porcentaje de Europa, así como también que el 99 % del tráfico de Internet desde Sudamérica es controlado desde Washington. En este punto considero necesario llamar la atención sobre la urgencia de evitar que en muchos de nuestros organismos y empresas públicas, aun en aquellos que cuentan con sus propios sistemas de correo, se siga utilizando Gmail para transmitir información sensible sin encriptar, sólo por la comodidad que representa su amplia capacidad de transmisión. ¿Quién podría saber cuánta información estratégica habremos entregado involuntariamente al imperio por esta vía?

Antes de comenzar a tratar en detalle el tema de Google como censor de contenidos de Internet bajo la tutela del imperio, debo decir que Google siempre ha tenido gran vocación por censurar ciertos contenidos que juzga lesivos a sus intereses; en demostración de ello pasaré a relatar los siguientes hechos: durante un tiempo en el que la página www.ensartaos.com.ve tuvo que ser alojada en un servidor de Google, ante la negativa de las empresas que prestan este servicio en el país, era frecuentemente bloqueada sin motivo alguno, con la “excusa” de que difundía contenidos antijudíos y con lenguaje obsceno. En descargo del equipo editor de dicho portal, del cual tengo el orgullo de formar parte, debo decir que sólo atacábamos al “sionismo”, jamás al “judaísmo”, y que lo que Google llama en este caso lenguaje obsceno no es más que el uso de algunos “venezolanismos” de esos que en algunos casos son más descriptivos que 10 palabras. La defensa a ultranza del sionismo se explica por sí solo, sin embargo no deja de sorprender la falsa pudicia de una empresa que a través de su servicio YouTube difunde abiertamente contenidos pornográficos de distinto tipo.

También ha establecido desde siempre cierto tipo de censura en los portales web alternativos de carácter revolucionario existentes en nuestro país, manipulando descaradamente hacia la baja los reportes sobre la cantidad de lecturas de algunos contenidos que juzgan lesivos a sus intereses, por medio de Google Analytics, o manipulando por medio de la herramienta de búsqueda “related:” que sirve para mostrar portales relacionados con uno cualquiera solicitado; en efecto, si con esa herramienta Usted intenta buscar www.laiguana.tv , que es uno de los portales alternativos revolucionarios de más audiencia en el país, no obtendrá ningún resultado, mientras que si los obtendrá con www.lapatilla.com y con www.caraotadigital.net , que son portales de la contrarrevolución venezolana con ubicaciones muy parecidas a aquel según el ranking de Alexa (6).

No obstante, lo que ha convertido a Google en un vergonzante censor cibernético global aplicado activamente a la defensa del imperio, es la implantación de un nuevo algoritmo de búsqueda anunciado a fines del mes de abril (7), con el falso propósito declarado de dificultar que sus usuarios podamos acceder a lo que ha llamado información de “baja calidad”, tales como “teorías de la conspiración” y “noticias falsas”, porque ya sabemos en atención a qué criterios subjetivos determinaría Google cuales contenidos representan una “teoría de la conspiración” y cuáles noticias son falsas, en estos tiempos del imperio de la “posverdad” o de la “posmentira”, como la ha llamado Fernando Buen Abad.

El algoritmo en cuestión logra que aquellos contenidos que expresen puntos de vista políticos que la compañía considera objetables sean desplazados de las primeras páginas de resultados de cada búsqueda, dificultando el acceso a aquellos contenidos que no le convengan, hasta lograr de hecho “desaparecerlos”.

Aquellos que como nosotros somos antimperialistas convencidos y confesos podríamos dar fe de la efectividad del nuevo algoritmo de búsqueda, que nos ha puesto a navegar a través de páginas y páginas de Internet cuando utilizamos los mismos criterios y trucos para la búsqueda que habíamos venido usado desde hace años. Si pone en duda este planteamiento, trate Usted de buscar información sobre las Maniobras Navales UNITAS LVIII, fase del Atlántico, que como es costumbre habrán de celebrarse entre los meses de noviembre y diciembre del presente año y sobre las cuales la armada del cipayo país anfitrión ya debe haber subido infinidad de contenidos, con el rastrero propósito de congraciarse con el amo imperial y hacer alarde de sus relaciones con él.

Una evidencia importante de que Google está aplicando una verdadera censura política es aportada por una denuncia de David North (7), director de la Junta Editorial Internacional del World Socialist Web Site (WSWS), según la cual en los últimos tres meses después de su anuncio de intentar bloquear las “noticias falsas”, ha caído significativamente el posicionamiento global de tráfico de un amplio abanico de organizaciones izquierdistas, progresistas, contrarias a la guerra y a favor de los derechos democráticos.

A pesar de todo lo señalado en estas notas resulta más que evidente que  el ciberespacio sigue siendo aún un campo en disputa en el que actúan con ventaja las fuerzas del imperio y de todas las élites empresariales, políticas, religiosas y militares del mundo aliadas a él, que tratan de controlarlo y moldearlo de acuerdo a sus intereses y visiones mercantiles y militaristas, pero también están presentes  actores  que se oponen al capitalismo depredador proponiendo proyectos alternativos y promoviendo la paz y la democrática popular. Combatir en este auténtico campo minado y lograr quebrar la hegemonía del imperio y sus fuerzas asociadas es tarea inaplazable de todos aquellos que creemos que un mundo mejor es posible.
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¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!



celippor@gmail.com
Caracas, agosto 24 de 2017

viernes, 18 de agosto de 2017

Venezuela-EE.UU: ¿quién es una amenaza para quién?
Carlos E. Lippo




En fecha ya tan remota como el año 2007 un memorándum oficial de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA) incluía a Venezuela entre sus seis “objetivos prioritarios”, siendo China, Rusia, Corea del Norte, Irán e Irak, los otros cinco países señalados en el mismo con igual carácter. Dicho documento fue filtrado en el año 2013 por el ex consultor tecnológico estadounidense, antiguo empleado de la CIA y la NSA, Edward Snowden, al diario británico “The Guardian”, que a su vez lo cedió a “The New York Times” (1). Sin embargo, antes de continuar debo abrir un breve paréntesis para declarar  que considero un verdadero honor el que nuestro país figure al lado de países que siendo tan diferentes al nuestro compartan con nosotros, entre otras muchas cosas positivas, el que sus gobiernos estén absolutamente negados a aceptar los dictados del imperio.

El conocido diario neoyorquino, un miembro conspicuo de la canalla mediática internacional que permanentemente hostiga a Venezuela, en el artículo mediante el cual presentaba este documento señalaba que uno de los objetivos del mismo era “ayudar a los encargados políticos (estadounidenses) a prevenir que Venezuela obtuviese sus objetivos de liderazgo regional y desarrollase políticas que impactasen negativamente los intereses globales de EE.UU", y es que según decía el mismo diario, el gobierno de George W. Bush se veía "en una competición por el liderazgo en Latinoamérica con el líder de Venezuela, Hugo Chávez".

Es razonable  suponer entonces que este objetivo y esta competitividad se hayan ido intensificando en el tiempo a medida que nuestra revolución, de la mano de El Comandante, iba alcanzado cada vez mayores logros a lo interno de nuestro país, al mismo tiempo que se colocaba en posiciones cimeras en la escena internacional, contribuyendo decididamente a importantísimos logros en materia de la integración regional (ALBA, UNASUR, CELAC y Petrocaribe) y de la conformación del actual mundo multipolar que acabó enterrando la desdichada y estúpida tesis del ”fin de la historia”. Todo ello logrado en medio de la más descomunal injerencia de ese inmoral imperio, materializada a través de la inmensa cantidad de acciones ilegales, extremadamente  cruentas algunas de ellas, que éste planificó, promovió y financió, con el mayor desparpajo y el más descarado apoyo de la canalla mediática nacional e internacional, entre los días iniciales de la revolución y la prematura muerte de El comandante, inducida por agentes imperiales en connivencia con traidores locales, como habrá de ser plenamente demostrado, espero que mucho más temprano que tarde.

Considero que las acciones y operaciones sicológicas de naturaleza terrorista ejecutadas por miembros de la oposición vendepatria con el concurso de mercenarios de diferentes nacionalidades, al igual que las frustradas por la oportuna intervención de los organismos de inteligencia y prevención con el apoyo del pueblo revolucionario desde el día siguiente a la elección del Camarada Maduro hasta el pasado 30 de julio, día de la elección de la actual Asamblea Nacional Constituyente, todas ellas planificadas, promovidas, apoyadas y coordinadas por el imperio, aún sin haber materializado su invasión, no tienen precedente en nuestro continente, siendo sólo son comparables, a juicio mío, con algunas de las desarrolladas en contra de la revolución cubana, a lo largo de sus más de cincuenta años de existencia.

Ocurre adicionalmente que, en medio de tan arteros ataques, nuestra revolución no sólo es que ha sobrevivido dignamente, sino que se ha convertido, sólo por la vía del ejemplo y de la excelsa presencia del Comandante Eterno y ahora de su legado, en inspiradora de otros movimientos revolucionarios exitosos a nivel continental conocidos por todos y en un auténtico faro de luz capaz de orientar a los más diversos movimientos revolucionarios a nivel planetario. Por lo que resulta perfectamente explicable entonces que Obama haya emitido aquella infamante “Orden Ejecutiva” del 09 de marzo de 2015, ya que el imperio nos considera una real amenaza, a pesar de estar situados a miles de kilómetros de distancia de su territorio; de que no contamos con armas de alcance estratégico; y de que nunca hemos empleado recursos ni funcionarios para conspirar en contra del orden constitucional estadounidense.

Como quiera que con cada intento fallido de significación a lo largo de todos estos años (golpe de abril de 2002; paro-sabotaje petrolero 2002-03; incursión paramilitar colombiana y “guarimbas” de 2004; “guarimbas estudiantiles” de 2007; acciones armadas de desconocimiento del triunfo de Maduro en mayo de 2013; acciones terroristas de “La Salida”, febrero a mayo de 2014; “Golpe Azul” de febrero 2015; y acciones terroristas de abril a julio del presente año), el imperio ha perdido una cantidad importante de sus operadores locales, y que los que aún le quedan han demostrado ser absolutamente ineficientes, no le ha quedado otra opción que intentar asumir directamente las futuras acciones de la contrarrevolución local, incluyendo una intervención militar directa, tal como lo ha señalado de manera explícita el mismísimo Donald Trump en unas terribles declaraciones ofrecidas la semana pasada, luego de reunirse con su secretario de Estado, Rex Tillerson; su asesor de seguridad nacional, H.R. Mc Master; y su embajadora ante la ONU, Nikki Haley (2).

En relación al alcance real de tales declaraciones consideramos que es necesario poner enteramente en tela de juicio unas declaraciones de Noam Chomsky, ese presunto anarquista estadounidense que con demasiada frecuencia gusta de enmendar la plana al imperio aparentando atacarlo, que pretenden minimizar el impacto de las amenazas de Trump, señalando que son “irresponsables” aunque “típicas” de anteriores presidentes, para luego entrar en flagrante contradicción al decir que "… la mejor esperanza es que algunos de los generales a su alrededor, que presumiblemente entiendan las consecuencias, logren controlarlo" (3).

No puede haber dudas en relación a que el imperio está plenamente determinado a invadirnos militarmente mucho más temprano que tarde, sólo que como ha dicho ese famosísimo periodista australiano llamado John Pilger, que ha actuado como corresponsal de guerra en conflictos tan álgidos como los de Vietnam, Camboya, Egipto, India, Bangladés y Biafra: “… Washington sólo invade países indefensos, y Venezuela no está indefensa…” (3), por lo que a juicio nuestro habrá de intentar hacerlo con el apoyo de aquellos  países latinoamericanos que le son más incondicionales, esto es: Colombia, Perú, Méjico, Honduras, Panamá y Paraguay, entre otros.

Es en procura del apoyo militar de estos países cipayos que el vicepresidente Mike Pence está realizando su actual gira suramericana que lo ha llevado a Colombia, Argentina, Chile y lo llevará a Panamá, durante la cual no sólo es que no ha tratado de atenuar el terrible impacto de las declaraciones de su jefe, ya mencionadas, sino que se ha atrevido a tildar a Venezuela de “estado fallido”, al igual que antes otros funcionarios de igual o mayor nivel lo hicieron en países que luego resultaron invadidos (Afganistán, Irak y Libia, entre ellos), y ello nada más y nada menos que en el “Estado Forajido de Colombia” (4).

Una demostración palpable de que el imperio está tratando de conformar una fuerza militar multinacional para invadir a Venezuela lo constituye la celebración de una serie de ejercicios y maniobras militares conjuntas a lo largo del presente año en territorio suramericano y del caribe, cuando lo usual desde comienzos de los años sesenta era celebrar anualmente sólo las Maniobras Navales UNITAS. A continuación presentamos un listado público, tomado de la página de Google, contentivo de este tipo de maniobras, celebradas y por celebrarse durante el año en curso:

  • Maniobras Navales “Tradewinds 2017” (Vientos Alisios 2017), celebradas en el mar territorial de Barbados, del 06 al 12 de junio y en las aguas territoriales de Trinidad & Tobago, a 600 km. de la costa venezolana, del 13 al 17 de junio, con participación de efectivos militares de países de la región del Caribe (Méjico, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, República Dominicana, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Surinam, San Vicente y las Granadinas y Trinidad & Tobago), junto a las de los siguientes países de la OTAN: EEUU, Canadá, Francia y  el Reino Unido (5).
  • Maniobras aéreas Colombia-Estados Unidos, celebradas durante los días 15, 16 y 17 de julio en el espacio aéreo de la base estadounidense de Palanquero (Colombia), a 300 km. de la línea fronteriza del Táchira (6).
  • Maniobras Navales UNITAS LVIII-Fases del Pacífico y Anfibia, celebradas en las costas del Perú, entre el 13 y el 26 de julio, con participación de efectivos militares de los siguientes países:  Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Indonesia, Italia, México, Panamá, Paraguay, España, y Reino Unido (7).
  • Participación de efectivos de las fuerzas aéreas de Colombia y Brasil en el ejercicio internacional “Mobility Guardian”, celebrado en Seattle, estados Unidos, entre el 29 de julio y el 12 de agosto (8).
  • Ejercicios Militares AmazonLog, a celebrarse en la ciudad brasilera de Tabatinga, en el estado Amazonas, que haciendo frontera con Leticia (Colombia) y Santa Rosa (Perú), dista unos 700 km. de la frontera de Brasil con Venezuela, a celebrarse entre el 6 y el 13 de noviembre próximos, con la participación de las fuerzas armadas de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay, Estados Unidos y Canadá (9).
  • Maniobras Navales UNITAS LVIII-Fase del Atlántico, a celebrarse, como es costumbre, en un país de la costa atlántica suramericana (Argentina, Brasil o Uruguay), durante el último trimestre del año, según detalles que no pudieron ser obtenidos.

Para finalizar sólo me queda por decir que la amenaza militar del imperio sobre Venezuela es absolutamente real y que lamentablemente podría ser materializada en cualquier momento a partir de ahora, mientras que la amenaza que nosotros pudiéramos representar para la hegemonía imperial, nunca de carácter militar, es algo que nos  enorgullece y que al ser reconocida por nuestros aliados, gobiernos y movimientos sociales a nivel mundial, debiera promover su más decidido apoyo a nuestra revolución junto al más contundente rechazo a las bastardas pretensiones del imperio.
Aunque celebro y agradezco aquella frase de Pilger con la que trata de exaltar a la revolución bolivariana hasta el infinito, al señalar que “Si Venezuela cae, la humanidad cae" (3), no la comparto en su totalidad; prefiero decir que si Venezuela cae, toda la América Latina estará en riesgo inminente de volver a ser el “patio trasero” de los Estados Unidos y esto, que es de tan extrema gravedad, no puede ser permitido por nadie en el seno de la comunidad mundial “decente”, ni mucho menos por nuestros aliados del ALBA-TCP, ni por nuestras potencias amigas: Rusia, China e Irán.


¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!




celippor@gmail.com

Caracas, agosto 18 de 2017