A neutralizar
la invasión imperial aprendiendo de las invasiones por Playa Girón y Bengasi
Carlos
E. Lippo
Como es sabido por muchos, Playa Girón y Bengasi son
dos localidades a través de las cuales el imperio se planteó la invasión militar
de Cuba, en abril del año 1961 y la de Libia, en marzo de 2011, con el pretexto
de haber sido llamados a intervenir por unos supuestos gobiernos locales paralelos
que contaban con poder instaurar oportunamente en esas naciones.
Los hechos, ampliamente conocidos, son que en Cuba el
imperio fracasó estrepitosamente al no poder instaurar dicho gobierno mientras
que en Libia, logró conformar y mantener por el tiempo necesario el llamado Consejo
Nacional de Transición con sede en Bengasi, que al ser reconocido por los
gobiernos de las naciones que conforman la OTAN, se apresuró a gestionar la
ansiada intervención militar de su país, con las consecuencias por todos
conocidas. Consideramos que de ambas experiencias aun siendo tan disímiles se
pueden extraer conclusiones válidas y útiles para la tarea de neutralizar la
pretendida invasión de nuestra patria y a explicitar algunas de ellas estará
dedicado este artículo.
Antes de comenzar a tratar este tema en detalle es
necesario señalar, para los que aún no lo tengan suficientemente claro, que en los
actuales momentos es evidente que la contrarrevolución nacional se ha planteado
la conformación de un gobierno paralelo, aunque fuera totalmente ficticio, para
solicitarle al imperio su intervención militar directa, ante la imposibilidad
de ejecutarla por medio de la fuerza multinacional latinoamericana que debía
ser conformada por los países cipayos, bajo los auspicios de la Organización de
Estados Americanos (OEA), que dicho sea de paso nada hizo en su momento para
condenar la frustrada invasión de Playa Girón.
Una prueba contundente de que es en esto en lo que
anda últimamente la contra nos la ofrecen las palabras de Julio Borges, el
terrorista mayor, en una reunión en pleno de la MUD celebrada el pasado 20 de
junio (1), cuando ya
estaba confirmada la derrota de las pretensiones injerencistas del imperio y
sus cipayos, en la 47° Asamblea General de la OEA, para anunciar sus próximas
acciones “pacíficas”, que son del
tenor siguiente: "La Unidad declara
que el actual régimen se ha puesto al margen de la Constitución y en
consecuencia su autoridad y decisiones son inconstitucionales y no pueden ser
reconocidas ni obedecidas por nadie de acuerdo al artículo 350 de la
Constitución. En segundo lugar asumimos el artículo 333 de nuestra Carta Magna
que nos obliga a restituir el orden constitucional y como consecuencia de ello
se impone a toda la sociedad el desconocimiento de la convocatoria del fraude
Constituyente, así como el nombramiento de nuevos poderes públicos …”.
Como complemento, en la misma fecha Freddy Guevara, el
mariscal de campo de la conspiración militar twitter, transmitía desde su
cuenta en esa red social: “El actual
régimen se ha puesto al margen de la Constitución y en consecuencia sus decisiones
no pueden ser obedecidas” y es que “Nombrar
nuevos poderes públicos y conquistar un nuevo gobierno”, es a su juicio
el primero de los objetivos de la lista de acciones considerada por ellos la
fase decisiva de la insurrección terrorista que han venido liderando impunemente
con el descarado apoyo del Ministerio Público (2).
En apoyo de estas pretensiones de la contra de conformar
un gobierno paralelo, aunque éste sea ficticio, se tienen las declaraciones de
Luisa Ortega, una de las muchas fichas con las que está jugando el imperio para
conformarlo, al periodista Nelson “Bocagrande”,
en ocasión de la aprobación por parte del TSJ de un antejuicio de mérito en su
contra, entre las cuales vale la pena destacar las siguientes frases lapidarias:
“Se cierne sobre el país un oscuro
panorama sobre el Estado (…) el Estado puede entenderse como disuelto y que
tristeza da tener que decir eso“ (3), en
lo que constituye una abierta invitación a destruir el estado por parte de un
funcionario que tiene una de las mayores responsabilidades para preservarlo; y no
contenta con esto, apuntó también con extraordinario cinismo: “Venezuela corre el mayor peligro de su
historia republicana actualmente”, cuando se trata de que es
precisamente su actitud venal, en desmedro de sus responsabilidades como fiscal
general, una de las mayores amenazas actuales a la seguridad y a la soberanía
de nuestra patria.
Entraremos ahora en materia con una brevísima
descripción de cómo se desarrollaron las invasiones antes citadas:
- Invasión de Cuba por Playa Girón
Una brigada contrarrevolucionaria mercenaria, armada,
entrenada y transportada por EE.UU., arribó por la Ciénaga de Zapata, al sur de
Matanzas, Cuba, la madrugada del 17 de abril de 1961, escoltada por un
portaaviones de la armada gringa plagado de infantes de Marina en disposición
de desembarcar en el caso de ser llamados por el gobierno paralelo de facto que
se pretendía instaurar. Dicho desembarco fue parte de una operación (Operación
Pluto) planificada con bastante antelación por la CIA.
La escogencia del sitio estuvo basada en su gran dificultad
de acceso por vía terrestre y estuvo precedida de ataques aéreos a las
principales bases aéreas de la revolución ejecutadas por aviones identificados
con insignias de la aviación revolucionaria.
En respuesta a este alevoso ataque, cuyos preparativos
fuero infructuosamente denunciados ante la
Asamblea General de la ONU, todo el pueblo se movilizó, el ejército y las milicias,
dirigidos por Fidel, contraatacando de inmediato. En 60 horas de duros combates
fueron derrotados los mercenarios, que se rindieron en Playa Girón al atardecer
del día 19 de abril. Más de 150 combatientes revolucionarios murieron y varios
civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores. Ante esta clamorosa
victoria de la unidad cívico militar cubana, el imperio desistió de invadir con
sus propios medios en esa ocasión.
- Invasión de Libia por Bengasi
Bengasi, al noreste de Libia es una zona alejada de la
Capital Trípoli y muy cercana a la frontera con Egipto, gran aliado de los
Estados Unidos en la región, que está comprobado que permitió el ingreso de grupos
de paramilitares mercenarios, algunos de ellos de origen colombiano, junto con
armas, provisiones y pertrechos, para dar inicio a una supuesta “insurrección popular” contra el legítimo
gobierno del Coronel Gadafi, quien estaba al frente de la Gran Yamahiriya Árabe
Libia Popular Socialista, que era el nombre oficial de ese hermano país.
Es evidente que el sitio fue escogido fundamentalmente
por ser el asiento de la gran mayoría de las empresas petroleras de capital
extranjero que operaban en ese país, las cuales se paralizaron a las 72 horas
de haberse iniciado unas protestas antigubernamentales encabezadas por la
mayoría de sus empleados y colaboradores libios, dejando al gobierno atado de
pies y manos para manejar un recurso de carácter estratégico en vísperas de un
inminente enfrentamiento con las fuerzas militares de la OTAN.
Fue escogido también porque esta zona era donde
residía la mayor cantidad de simpatizantes del antiguo monarca libio, derrocado
por la revolución de Gadafi, lo que generaba unas condiciones más que propicias para crear una fuerza de oposición.
Así las cosas, por promoción del imperio se creó el 27
de febrero de 2011 una presunta instancia de gobierno que recibió el nombre de
Consejo Nacional de Transición de Libia, conformado en buena medida por
exfuncionarios del gobierno de Gadafi, que recibió el apoyo de una parte
significativa de la guarnición militar de la ciudad.
Gadafi intentó recuperar la ciudad mediante acciones
militares terrestres, absteniéndose de usar la aviación leal por temor a ser
considerado internacionalmente como violador de los derechos humanos; insensata
acción que sin embargo no evitó que la canalla mediática y los gobiernos de la
OTAN lo acusasen falsamente, como quedó plenamente demostrado por observaciones
de satélites rusos y chinos, de masacrar civiles libios con bombardeos aéreos.
El Consejo Nacional de Transición que desde su
creación comenzó a solicitar el reconocimiento de los gobiernos de la OTAN, fue
reconocido como interlocutor válido por la Unión Europea el 13 de marzo, lo
cual obviamente facilitó la aprobación de una Zona de Exclusión Aérea por parte
del Consejo de Seguridad de la ONU, infaustamente no vetada por Rusia y China,
que se tradujo en una pavorosa invasión que habiéndose iniciando el 19 de
marzo, perpetró el terrible asesinato de Gadafi y ha logrado retrotraer a la
edad de piedra, como era el propósito de los gringos, al que era el país más
adelantado del norte de África.
Un somero análisis de ambas situaciones nos ha
permitido establecer las siguientes conclusiones:
- No es posible concluir con estos datos, cuál sería el probable sitio escogido para la invasión. Estructuralmente considero que el sitio más probable sería uno situado en los casi 3.000 km. de nuestras costas marítimas, dotado de puerto y aeropuerto, de ser posible con cercanía a instalaciones estratégicas de nuestra industria petrolera y con cercanía a las bases militares de la OTAN en la islas de Curazao y Aruba, enclaves coloniales holandeses. Coyunturalmente dependería de dónde estén desarrollando cualquiera de sus maniobras navales conjuntas las fuerzas del imperio. Sin embargo, podría también ser seleccionado algún sitio en el estado Táchira, próximo a la frontera con Colombia, o en el estado Bolívar próximo a la frontera con Guyana, dentro del radio de acción de cualquiera de las bases militares de la OTAN establecidas en Colombia y la Guayana Francesa.
- Cualquiera que sea el sitio escogido para establecer el gobierno paralelo llamado a solicitar la invasión, es necesario neutralizarlo al más breve plazo posible, haciendo uso sin complejos de ninguna naturaleza de todos los recursos humanos y materiales disponibles. El no hacerlo significó la derrota de la revolución Libia; por el contrario, el haberlo logrado significó la primera y única, por ahora, derrota militar del imperio en la América Latina.
- Se requiere también desmontar cualquier manifestación de insurrección civil armada, como las actuales acciones terroristas de la contra, cosa que el imperio no pudo promover en la Cuba de 1961, a pesar de haber estado contemplado por la Operación Pluto, pero que no pudieron ser desmontadas por el gobierno de Gadafi en 2011; desde luego que lo mismo vale para cualquier intento de insurrección militar.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!
celippor@gmail.com
Caracas, junio 30 de 2017