“Lorenzo el presidenciable”, un mito funesto que hay
que destruir de una buena vez
Carlos E. Lippo
A
finales del año 1.965, cuando apenas alcanzaba a venir a este mundo, el
inefable Lorenzo Alejandro Mendoza Giménez, presidente actual y principal
accionista del conglomerado de Empresas Polar, ya La Cervecería Polar, empresa
fundada por su abuelo Lorenzo Alejandro Mendoza Fleury y su tío Juan Simón
Mendoza Fleury en 1941, pieza
fundamental para la conformación del conglomerado, era una de las mayores
empresas del país, con una producción anual de varios centenares de millones de
litros de esa nada saludable bebida alcohólica.
Dicha
cervecería que viene a ser uno de los escasísimos emprendimientos reales del
conglomerado en toda su historia, acabó en muy poco tiempo con el cuasi
monopolio cervecero de la familia Vollmer (Cervezas Zulia y Caracas) y pasó a
ser el mayor productor del oligopolio cervecero nacional conformado además en
ese entonces por la Cervecería Regional, la más antigua de todas, propiedad de
inversionistas zulianos.
Tan
significativo éxito, más que por la propia calidad de su producto, que en
aquellos días era bastante mayor que la del actual, es explicable en parte por
el desarrollo de un muy eficiente sistema de distribución así como por el
despliegue de una agresiva campaña de publicidad y promoción a través de
brillantes avisos luminosos que teniendo a los dueños de los bares como los principales promotores
del producto, llevó el logotipo del oso a los más apartados rincones de la
geografía nacional. Sin embargo es también explicable en su mayor medida por un férreo
mecanismo de coacción aplicado a los dueños de los establecimientos comerciales
que a cambio de suministrarles las neveras necesarias para mantener fría la
cerveza, les obligaba a no comercializar las cervezas de otros fabricantes.
¡Típica maniobra gansteril propia del capitalismo en todas las épocas!
Seguía
sin haber nacido Lorencito, cuando en 1961 sus antecesores lanzan el otro
producto emblemático y más generador de ingresos del grupo: la harina precocida
de maíz, resultante de procesar un subproducto de la elaboración de las
hojuelas de maíz necesarias para la elaboración de las cervezas, que eran
entonces un insumo importado, haciendo uso de un procedimiento industrial inventado
por el ingeniero venezolano Luis Caballero Mejías, de cuya patente se
apropiaron indebidamente en perjuicio de sus herederos. ¡Miserias del capitalismo que sin
ningún escrúpulo pasa por encima de la ley y de cualquier principio ético o
moral en procura del beneficio económico!
Según
la “Historia de la Polar” (1),
contada por ellos mismos, para 1992 que es el año en el cual el niño Lorenzo asume la presidencia del
conglomerado, ya había sido desarrollada toda la infraestructura industrial necesaria
para la producción de cervezas, para el procesamiento del arroz que
inicialmente se limitaba a la producción de hojuelas para la elaboración de la
cerveza y para la producción de harina precocida de maíz; así mismo ya Polar
elaboraba aceites comestibles, arroz para consumo humano, alimentos
concentrados para animales, helados (por adquisición de Helados EFE) y había
aumentado su nefasto portafolio de especies alcohólicas que tanto daño ha
causado a nuestra población, con la elaboración de varios tipos de vinos mediante
la asociación con la casa Martel de Francia.
Con
arreglo a la misma fuente interna, a la administración de este seudo empresario
son imputables los siguientes “logros” en
materia de producción:
- La adquisición de Golden Cup y posteriormente de Pepsi Cola de Venezuela, al ser ésta dejada a la deriva por sus antiguos concesionarios del Grupo Cisneros.
- Un intento de internacionalización con la creación de una filial de la Cervecería Polar en Colombia, que vendía el producto elaborado en la planta de Maracaibo; siendo oportuno registrar que de esa aventura salió con las tablas en la cabeza, por no poder competir con las marcas nacionales Bavaria y Leona.
- El intento de internacionalización de la Cervecería Polar en el sur de La Florida, donde tampoco ha podido competir aun con su cerveza estrella (Solera) fabricada en Venezuela ante las grandes exigencias de ese mercado.
- La asociación con PepsiCo Internacional, para elaborar no sólo las gaseosas y otras bebidas no alcohólicas sino una caterva de lo que ellos y los gringos llaman “snacks” (chucherías), que contribuyen tan eficazmente a la pésima alimentación de muchos de nuestros nacionales.
- La adquisición de MAVESA, un gigante empresarial del sector de alimentos fundada en 1949 a partir de la elaboración de margarinas, realizada de forma fraudulenta, a partir de una agresivísima oferta pública de acciones (OPA) promovida después de “cuadrarse” de manera inapropiada a un 40 % de los accionistas y haber coaccionado a los accionistas mayoritarios con la amenaza de fundar una nueva empresa elaboradora de margarinas y grasas. De esta manera crearon un auténtico monstruo empresarial de clarísimo perfil monopólico. Así lo confiesa tímidamente la periodista de El Universal que reseñó la noticia en su momento cuando escribe: “Ante la creación de este megagrupo se presume que habría una posición de dominio por el tamaño de las dos compañías” (2). Siendo oportuno señalar que una negociación como ésta no hubiera podido realizarse de haber estado vigente en el año 2001 un instrumento como la actual Ley Antimonopolio, que en su artículo 10 señala: “Se prohíben las concentraciones económicas que produzcan o refuercen una posición de dominio en todo o parte del mercado, o que puedan generar efectos contrarios a la competencia efectiva, la democratización en la producción, distribución y comercialización de bienes y servicios”.
- La introducción de las variedades de “cerveza” ICE y Light, obtenidas mediante la adición de un componente alcohólico no declarado que les permite reducir a 8 horas el proceso de fermentación de la levadura, que en cualquier otra cerveza llevaría un tiempo no menor de ocho días. ¡Cuánta magia la de Lorenzo, que ha logrado elaborar cervezas que no son cervezas!
- La elaboración de Migurt, que es un producto lácteo obtenido por fermentación bacteriana, que es sometido a un proceso de pasteurización UHT, consistente en un calentamiento a 137°C que obviamente le liquida las bacterias, después de la fermentación y previo a ser envasado. De esta manera Lorenzo logra elaborar un yogur que no es yogur, con la particularidad de que este nuevo acto de alquimia no es original, ya que lo hace en asociación con “Leche Pascual” de España.
Pero
Lorenzo ha tenido sus “logros”
también en el área administrativa entre los cuales destacan:
· La
cesión de las emblemáticas marcas “Maltín”
y “PAN” a empresas extranjeras
relacionadas, en operaciones que de lejos huelen a fraude tributario, al
incrementar ilegalmente los costos de elaboración de estos productos en
atención al fraudulento pago por el uso de las licencias correspondientes.
· La
venta de un paquete de acciones de Alimentos Polar C. A., al grupo Credit
Suisse (Suiza) y al Deustche Bank (Alemania), a través de su subsidiaria
Amidala, B.V., los cuales actualmente poseen en conjunto la mayoría accionaria
de dicha empresa (3), que por ello pasa a
ser una empresa extranjera, según la reglamentación de la SIEX.
Este
triste currículo empresarial, que más bien parece un prontuario policial, pone
de manifiesto para quien así lo quiera ver, que el benjamín de la dinastía ha
heredado junto con los bienes materiales, todos los métodos para la aplicación de las tropelías
propias del capitalismo depredador que utilizaban sus ancestros, y hasta los ha
enriquecido; sin embargo no ha logrado heredar un ápice de la cualidad para emprender negocios que en una medida importante
tenían ellos. ¡Y entonces a quién carajos que no sea su pariente o amigo se le puede
ocurrir que esta experiencia gerencial lo acredita justa y ventajosamente para
ser presidente de la república!
Como
si fueran pocos los delitos de carácter económico-financiero asociados a los
manejos empresariales antes descritos resulta que Lorenzo ha sido también un
conspirador contumaz en contra de la Revolución Bolivariana incluso desde antes
de que el Comandante Chávez asumiese la presidencia por primera vez en 1999,
como se demuestra en un artículo nuestro titulado “¡Mosca, que Lorenzo se acaba de meter nuevamente en el clóset!” (4),
en el que entre otras cosas se registra su impúdica confesión a Ricardo Hausmann,
de ser un actor importante de la guerra económica que se nos viene aplicando.
La
enjundiosa defensa que hace de Lorenzo el portal web de la BBC de Londres,
frente a las eventuales consecuencias derivadas de esta confesión, así como la
apología que hace de él, rematada con estas cursilísimas frases: “Para muchos –y en parte gracias a los amplios proyectos de asistencia
social de la empresa– Mendoza encarna el venezolano generoso, emprendedor y
diligente que muchos aspiran ser”, y “No
son pocos los que, por eso, lo tildan de ‘presidenciable’” (5), parece
haber sido el lanzamiento internacional de su candidatura para las
presidenciales del 2018, tal como lo registra un análisis del Director de la
Agencia de Noticias Nodal, Pedro R. Brieger, titulado “De Donald Trump en EEUU a Lorenzo Mendoza en Venezuela” (6).
Como
demostración del evidente interés periodístico que está registrando en la
región una eventual candidatura presidencial de Lorenzo Mendoza podemos señalar
que recientemente el más que centenario diario ecuatoriano “El Telégrafo” ha publicado
un artículo en relación a Lorenzo Mendoza y La Polar (7),
en el cual se desliza, entre otras perlas: que en el año 2015 Polar facturó por
sus actividades comerciales un total de Bs. 136.314.262.251 (USA $ 207 millones
a la tasa DICOM) y sin embargo el impuesto liquidado por ella fue de cero
bolívares; así mismo, que Lorenzo Mendoza, quien declaró a comienzos de 2015
una pérdida patrimonial de Bs. 24.458 millones (USA $ 37 millones), presentó
para fines del mismo año una declaración de rentas con pérdidas de 3.630
millones de bolívares (5,5 millones de dólares).
En
verdad, aunque en muchos de mis artículos anteriores he señalado que el tortuoso
entramado de empresas del conglomerado y sus empresas relacionadas, nacionales
y extranjeras, se presta para inflar ilegalmente los costos de producción,
permitiéndole así realizar una mil millonaria evasión de impuestos, no tengo
pruebas de que lo publicado por este diario sea cierto; creo sin embargo que,
tratándose de un hecho comunicacional de tanta trascendencia, el Ministerio
Público debiese generar una investigación de oficio, capaz de verificar la veracidad
de las cifras y de ser éstas ciertas, conminar al SENIAT para la revisión de
tales declaraciones que resultan ser cuando menos ilógicas, a simple vista.
Recordemos
que como lo demuestra el caso de aquel gánster norteamericano de los años 20
del siglo pasado, de nombre Alfonzo (Al) Capone, a los grandes criminales dotados
de amplias conexiones en los órganos de administración de justicia, vía soborno
e intimidación, se les puede atrapar a través de la justicia impositiva, si se
dispone de un equipo técnico calificado capaz de asumir cabalmente sus
funciones. ¡Sería ésta una brillante oportunidad de acabar con los mitos de La
Polar y de Lorenzo Mendoza Giménez, de una buena vez!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Caracas,
noviembre 28 de 2016